Nalgas Locas (3)

El castigo de nalgas locas. Un duro día de trabajo....

Nalgas locas Part. 3

Aquella mañana me levanté temprano para esperarla. Estaba impaciente por que entrase por la puerta ya que tenía grandes planes para ella aquel día. Realmente me estaba empezando a obsesionar con ese gran culo gordo.... No pasaba un solo minuto del día sin que pensase que nuevas maldades podría hacer con el.... Ya llevaba bastante tiempo disfrutando de su ojete a mi antojo, pero no me cansaba de el para nada.

Era tan temprano que mis padres se acababan de levantar y aun faltaban algunas horas para que se fuesen a trabajar. Me senté en la mesa de la cocina junto a ellos para desayunar y esperar su llegada. Mientras saboreaba mi café y mi tostada estuve charlando con mis padres de varias cosas, los estudios, sus trabajos etc... en un momento dado, mi padre dijo:

  • Shadiya cada día llega mas tarde a trabajar....
  • No seas así, es buena trabajadora y tampoco es tan tarde (replicó mi madre) además, con esta casa tan grande tiene mucho trabajo para ella sola. Debe salir agotada todos los días.

“No sabes la razón que tienes mamá. Se va agotada, aunque no por lo que crees” pensé para mis adentros con malicia.

Aunque era verdad que estos últimos días estaba llegando cada vez mas tarde. Supongo que era de entender, para ella esta casa se estaba convirtiendo en un purgatorio debido a mis continuos caprichos anales y bucales.

Pero eso no era excusa, ella era mi mascota y por lo que a mi respecta, solo estaba en el mundo para complacerme a mi, su amo, y se lo haría entender como fuese. Pensaba castigarla por sus continuos retrasos, y por ello le tenía preparada una sorpresa ese día...

Cuando estábamos acabando de desayunar sonó el timbre, debía ser ella.

  • Yo abriré. (Dije a mis padres y me dirigí hacia la puerta de entrada intentando no parecer demasiado ansioso).

Miré por la mirilla y me la encontré ahí esperando a que le abriesen. Abrí la puerta despacio, escondiéndome tras ella para que no me viese. Ella entro con temor, despacio, y dijo “ Holaa ” con un nervioso tonito musical agudizando su incomoda voz de pito. Cerré la puerta tras ella intentando no hacer demasiado ruido y me abalancé sobre ella. La abracé de frente y pegué con fuerza su cuerpo contra el mio agarrándola por la espalda. Fui bajando lentamente mis manos por sus lumbares hasta llegar al objeto de mi deseo. Desnudé su culo (solo su culo) y lo magreé y apreté con ansia por todas partes. Apreté con todas mis fuerzas una de sus nalgas con una mano, y de la otra le introduje tres dedos de golpe por su ojete. Abrió los ojos al máximo y puso claros gestos de dolor ante esto. Era maravilloso sentir como casi toda mi mano se hundía entre sus voluminosas nalgas. Yo solo esperaba que no viniesen mis padres y se encontrasen aquella situación, debía ser rápido.

Pegué mi boca a su oreja, y mientras le metía y sacaba muy muy rápidamente los tres dedos bombeando su culo le susurré:

  • Hoooola nalgas locas. (Le dije burlándome de su musical saludo). Cada día estas llegando mas tarde eh? Te estas volviendo perezosa.

Ella empezó a balbucear excusas de toda clase, a lo que yo respondí metiendo con dificultad un cuarto dedo y aumentando la velocidad de bombeo de mi mano en su castigado ano, obligándola a callar. Debía dolerle mucho, ya que hasta a mi me dolía la mano de tan forzado que puse su esfínter.

  • No me pongas excusas cerdita. No vas a librarte de tu castigo. Te tengo preparada una sorpresita para hoy que hará que te lo pienses dos veces antes de llegar tarde al trabajo. No puedo esperar para darte tu merecido, pero antes tenemos que estar solos.

Saque mi lengua todo lo que pude y le di un obsceno y húmedo lametón en su mejilla. Debía soltarla ya y dejarla pasar, no fuera a ser que mis padres se oliesen algo y viniesen a ver que pasaba. Saque mi mano de su culo, que se relajó por fin, y ella puso cara de alivio. Subí su pantalón y volví a bajar su vestido, vistiendo de nuevo su maravilloso culo (solo de momento).

Ella se limpió la saliva de la cara y fue caminando hacia la cocina para saludar a mis padres, yo la acompañé magreándole las nalgas todo el camino, justo hasta el ultimo momento, lo imprescindible para que mis padres no lo viesen.

  • Buenos días

(Dijo al entrar en la habitación). + Hombre! La señora marquesa (contesto mi padre irónico). Se digna por fin a honrarnos con su presencia?

Ella, aunque no entendió del todo sus palabras ya que solo dominaba el vocabulario mas básico, si se dio cuenta del tono de sus palabras y comprendió que era por haber llegado tarde un día mas. Ella intentó poner excusas diciendo que la habían hecho esperar en la frontera o algo así pero yo la interrumpí y sin dejarla hablar dije:

  • Tranquilo papá, ya le he dado una pequeña reprimenda, por eso hemos tardado en venir.
  • Bueno, espero que no se repita ¿De acuerdo?. (Dijo mi padre)
  • Vale...

(Contesto ella sumisa y tímidamente). + Está bien, pues ve empezando, que ya vas con retraso y hay mucho que hacer.

Ella fue hacia dentro de la casa para cambiarse y empezar a trabajar. Una vez estuvo fuera de la habitación, mi madre dijo en voz baja:

  • Creo que os habéis pasado un poco con ella. La mujer apenas a llegado media hora tarde y ya sabéis que no se va hasta que termina todo.
  • Que no mujer, que no. Ella debe saber que es una empleada y que debe cumplir su horario de trabajo. Somos quienes le pagamos y debe saber quien manda aquí. (dijo mi padre)
  • Bien dicho papa (contesté). Pero no te preocupes que lo va a comprender, yo que soy el que mas tiempo pasa en casa me encargaré de ello.
  • Muy bien hijo, la dejo en tus manos (dijo mi padre, sin saber realmente hasta que punto la tenia realmente en mis manos...)

A mis padres aun les quedaba como una hora antes de irse a trabajar así que estuvieron haciendo tiempo. Mi padre leía el periódico y mi madre adelantaba trabajo en su portátil. Mientras tanto, a mi se me ocurrió que podía aplicarle el primer castigo sin necesidad de estar solos. Simplemente tenía que ser silencioso y silenciarla a ella.

Para disimular, dije que iba a darme una ducha, encendí el calentador y deje a mis padres en la cocina absortos en sus cosas. Fui entonces a mi cuarto a sacar el primero de los “regalitos” que había comprado para shadiya, perdón, nalgas locas.

Se trataba de un consolador que compré la tarde anterior, monstruosamente largo y ancho, de un color fucsia brillante. Mi plan, como supondréis, consistía en ensartarlo en su recto, lo cual seria trabajoso por su gran tamaño, pero me da que a ella le iba a tocar la peor parte del trabajo...

Para facilitar la tarea, embadurné completamente el consolador en una mezcla de vaselina y aceite. Fui hacia el cuarto de baño (había dicho que me pensaba dar una ducha) y deje el humedecido consolador sobre una mesita.

A continuación, fui a buscar a shadiya. En ese momento se encontraba tendiendo la ropa por la ventana de la habitación de mis padres, que daba a los tendederos instalados bajo el marco de la ventana. Tenia el torso fuera de la ventana y quedaba con el culo en pompa. Esa imagen me fascinó. Me acerque a ella sin hacer ruido y posé mi paquete sobre su fascinante trasero. Ella no se lo esperaba, por lo que aunque me pegué a ella con suavidad, se sobresalto e intento incorporarse rápidamente, tanto que se golpeo en la nuca con la persiana que estaba a medio subir. Me hizo bastante gracia y me burlé de ella mientras restregaba mi bulto con violencia contra cada centímetro de su culo.

  • ¿Te has asustado nalgas locas?- Le dije al oído mientras me seguía restregando y lamía su oreja.

  • Tengo un regalito para ti... Está en el cuarto de baño, ven conmigo te lo voy a enseñar.

La agarré de la mano y la guié hasta el cuarto de baño. Ella me seguía temerosa de lo que se encontraría allí, haría muchas cavilaciones por el camino, pero a juzgar por la expresión de su cara cuando vio el enorme falo fucsia sobre la mesa chorreando de lubricante, le pillo totalmente por sorpresa.

Entro en shock durante unos segundos en los que no dijo nada y solo miraba el consolador fijamente con los ojos muy abiertos, pero de pronto el pánico se apoderó de su cuerpo e intentó salir corriendo. Yo se lo impedí situando mi cuerpo entre ella y la puerta, pero ella luchaba por salir y lloriqueaba. Le tapé la boca con una de mis grandes manos y le dije al oído que se callara, que no hiciese ningún ruido o le arruinaría la vida en un segundo. Ante mi amenaza, ella se calmó un poco y dejo de hacer fuerza para escapar. La muy estúpida estaba convencida de que no podía hacer nada, que de verdad yo podría destrozarle la vida. Aun me río al pensarlo...

Apoyó su cabeza contra mi pecho llorando desconsoladamente y la abrace, acariciándole la cabeza sobre su pañuelo.

  • Por favo, no. Por favo no me hagas eso, me va a hacer mucho daño..
  • Shh

.

Tranquila cerdita, tranquila cerda. Tu eres nalgas locas, ese culazo puede aguantar lo que sea, o al menos, eso vamos a comprobar ahora. Le dije mientras desnudaba su culo, bajando el pantalón por debajo de sus nalgotas y enrollando su vestido en su cintura. Ella solo seguía sollozando y moqueando.

Entonces le di la vuelta y apoyé su vientre sobre la repisa del lavabo, dejándola con el culo totalmente expuesto. Aun tenia el ano dilatado de la incursión que mis dedos habían tenido en el al entrar en casa. Eso facilitaría el trabajo. Ella seguía llorando y pidiendo por favor que no lo hiciera. Encendí la ducha, para mantener mi coartada y disimular el ruido que iba a haber y me puse manos a la obra.

  • Muy bien cerdita, no te voy a mentir, esto te va a doler bastante. Pero tienes que aguantar como una campeona y no hacer ruido, no vaya a ser que te escuchen mis padres y nos estropeen la fiestecita, te aseguro que eso seria horrible para ti...
  • Por favo, por favo, por favo...

(Seguía repitiendo sus suplicas esperando que se me ablandase el corazón). + Eres una llorona, y estoy seguro de que cuando te ensarte con esto vas a llorar y hacer mas ruido que un cerdo en el matadero, así que toma, muerde esto para ahogar tus gritos.

Le hice morder una pastilla de jabón, y puso mucha cara de asco al metérselo en la boca. Con la boca llena de jabón, aun seguía diciendo por favor de forma casi inteligible. Le acaricié desde la nuca hasta el culo, separé sus nalgas con una mano y dirigí el consolador hacia su ano con la otra. Cuando lo sintió en las puertas de su culo dio un respingo y empezaron a caer lágrimas por sus mejillas, podía ver su cara a través del espejo que teníamos enfrente. Me excito verla sometida, llorando con la pastilla de jabón en la boca.

Empecé la inserción...

Lo hice muy bruscamente, en parte por que quería hacerle daño, ya que esto era un castigo, y en parte por acabar rápido, ya que no quería que nos pillasen. Agarraba el consolador por una base plana que tenía, como la parte de abajo de una copa, y hice presión con todas mis fuerzas viendo como se hundía centímetro a centímetro en su culo. era delicioso...

Ella continuaba llorando y arrugaba la cara por el dolor. Me excitaba ver sus reacciones en el espejo. El consolador era tan largo, que quedando aun unos 3 centímetros por hundir, dejo de entrar, por mas presión que hiciese no entraba mas. Entonces puse mi cabeza en su hombro, y mirándola a la cara por el espejo, le dije:

  • Cerdita, esto te va a doler.

Y le di un fuerte rodillazo con el que terminé de hundir el enorme falo en sus intestinos. Ella abrió los ojos al máximo, pego un grito, lloró aun mas fuerte y apretó los dientes tan fuerte que partió la pastilla de jabón, esta calló al suelo y se quedo con un buen trozo dentro de la boca, que escupió en el lavabo. Entonces se me ocurrió una de mis malévolas ideas. Cogí el trozo de jabón que había escupido, se lo metí bruscamente en la boca y se la tape con la mano. Mi mano es grande y tapé también su nariz, impidiéndole respirar.

  • Tragatelo... Hasta que no te lo tragues no pienso quitar la mano. Tragatelo o te asfixiaras.

Ella me decía que no con la cabeza, pero después de pasar unos segundos sin oxigeno, se dio cuenta que no le quedaba otra opción y tragó. Se trago el trozo de jabón sonoramente. Me encantó...

Entonces quité la mano dejándola respirar de nuevo. Disfrutó del oxigeno que yo le permitía disfrutar. Se sentía totalmente humillada y yo me sentía equivalentemente poderoso. Me aparté de ella y la dejé recuperarse. Pude ver la ancha base del consolador asomando por su culo. Me agaché y pegue mi cara escasos centímetros de su culo para tener una buena vista de su esfínter forzado al máximo. Le agarré ambas nalgas y se las lamí con ansia. Las agarraba con fuerza y las movía a un lado y a otro. Debía acabar ya, cuanto mas tardase mas probabilidades habría de que alguien nos echase en falta. Entonces le dije que se volviese a vestir y saliese a seguir trabajando, pero que ni se le ocurra sacarse el consolador, debía llevarlo puesto. Ella me suplicó pero no le hice caso, me metí a ducharme y la ignoré.

Ella se subió a duras penas el pantalón y se volvió a colocar el vestido. Cuando la vi me reí en su cara. El falo era tan grande, ¡Que era incapaz de erguirse! Tenia que caminar echando el culo hacia atrás.

  • Jejje. Pareces un pato nalgas locas, con esa postura.
  • Me duele mucho. Deja quitar por favo
  • De eso nada cerdita, ya sabes mis ordenes. Ven aquí.

Se acercó a la ducha donde yo estaba, andando a duras penas, y le morreé salvajemente. Le di un intenso y sexual beso del que ella no era partícipe. Hundí mi lengua en su boca y la restregué por todo su interior, hasta por sus muelas.

  • Puaj, que asco, sabes a jabón nalgas locas. (dije con sorna). Anda, lavate esas lágrimas de la cara y largate de aquí. Disfruta de mi regalo mientras tiendes mi ropa y limpias mi casa. ¡Y mas te vale que quede impecable!

Ella bajo la mirada y obedeció. Me gusto mucho ver como salia de la habitación caminando muy despacio y con el culo echado hacia atrás. Cuando estaba saliendo, le dije guiñándole un ojo:

  • Nalgas locas, procura no cruzarte con mis padres. Se extrañarán si te ven caminando como un pato.

Asintió con la cabeza y se marchó.

Estaba disfrutando de esta situación como de nada en mi vida. La tenia a mi absoluta merced, era una propiedad mía como mi móvil o mis llaves y podía hacer con ella todo lo que me apeteciese. Me encantaba...

Terminé de darme la ducha tranquilamente disfrutando del agua caliente y salí del baño tan solo con una toalla anudada a la cintura. Cuando llegué a la cocina, mis padres ya estaban a punto de salir.

  • Nos vamos hijo. Volveremos a la noche como siempre. En esa hoya hay carne en salsa para que comáis shadiya y tu. Cuando tengas hambre dile que te la sirva.
  • Vale papa. Hasta luego a los dos.

Ambos se despidieron y salieron por la puerta. N

-------------------------------------------Continuará----------------------------------------------

algas locas escuchó como la puerta de casa se cerraba y se estremeció, ya que el tiempo que no estábamos solos era como una tregua para ella. Sabía que ahora empezaba mi diversión y su tortura...

Yo estaba muy caliente por lo acontecido en el baño hace un rato, y necesitaba descargarme antes que nada. El segundo castigo podía esperar, al fin y al cabo, teníamos todo el día para jugar...

Apenas se cerró la puerta tras mis padres yo fui directo a buscar a mi mascota. En ese momento estaba pasando la escoba por el salón. Haciéndose la distraída y con la espalda arqueada y el culo empinado hacia atrás por la presión del consolador que la atravesaba. Cuando me vio aparecer caminando directo hacia ella y la lujuria en mi mirada se descompuso su cara y se aferró fuerte a la escoba. Me paré ante ella, le arranque bruscamente el pañuelo de la cabeza y le tiré la escoba. Entonces solté el nudo que sostenía la toalla en mi cintura y esta calló al suelo, dejándome completamente desnudo.

  • Tragatela. Le dije señalando a mi pene.

Ella puso cara de desesperación pero procedió sumisamente. Se puso en cuclillas ante mi y agarro mi polla.

  • No. las manos en la espalda, usa solo tu boca.

-------------------------------------------Continuará----------------------------------------------

Me obedeció y coloco las manos a la espalda entrelazadas. Era una posición muy sumisa. Entonces engulló mi polla que aun no estaba totalmente erecta, pero que tras un par de mamazos se endureció totalmente dentro de su boca. Ella seguía chupando esperando que esto acabase lo antes posible. Agarré su cabeza y guié el ritmo de la mamada, mientras observaba nuestro reflejo de perfil en el espejo de cuerpo entero que había en el salón se me ocurrió algo. La giré quedando yo de frente al espejo y ella de espaldas aun con mi polla en la boca.

  • No flexiones las piernas, levanta ese culazo.

Ella lo hizo sin dejar en ningún momento de subir y bajar por el tronco de mi pene el anillo que sus labios formaban en torno a este. Estiré mis brazos, desnudé su culo y separe sus nalgas con ambas manos. Me excitó muchísimo el reflejo de su culo empalado por el enorme consolador.. y en ese momento empecé a llevar yo la iniciativa. Aquello dejó de ser una mamada y se convirtió en una follada bucal en toda regla. Magreaba con fuerza sus imponentes nalgas desnudas mientras montaba su boca salvajemente. Empecé a azotar sus nalgas mientras le bombeaba la boca. Ambas a la vez una con cada mano haciendo mucho ruido y enrojeciéndolas. No apartaba la vista del consolador en su ojete....

Pasé un buen rato así follándole la boca y azotándola frente al espejo. También metía y sacaba el consolador de su culo a veces, aunque con cierto trabajo, estaba bastante encajonado en su culo. En un momento dado me parecía que perdía la noción de la realidad, aquello era un placer inmenso. Entonces la agarre con fuerza de sus nalgas, hundí mi polla hasta el fondo de su garganta (con algunas arcadas por su parte) y me corrí a mares dentro de su boca rebuznando y con los ojos en blanco.

  • Traga cerdita... tragate mi leche sin sacar mi polla de tu boca, quiero sentir en mi pene como tragas. - y si que pude sentirlo...

Me quedé un buen rato recuperándome, con la polla ya blanda en su boca y acariciando con suavidad su culo. Ella permanecía inmóvil. Era como una muñequita...

Tras un momento solté su culo y di unos pasos hacia atrás, sacando mi rabo de su boca y quedando un hilo de saliva entre ambos. Ella procedió a erguirse (al menos tanto como el consolador en su culo le permitía) y volver a vestir su culo, cosa que yo le impedí agarrándole las manos.

  • No cerdita. Hoy vas a pasar todo el día con el culo al aire para mi.

Ella no dijo nada. Desde luego tampoco era necesaria su aprobación.

  • Vale nalgas locas. Ahora ya podemos empezar la segunda parte de tu castigo por tu repetida tardanza de estos días.
  • MAS?? -

dijo ella desesperada. + Si pequeña, tienes que aprender cual es tu sitio. Voy a ir a por tu otro regalo, espera aquí. Y no se te ocurra tapar tu culo, ya te lo he avisado.

Salí en dirección a mi cuarto y la dejé esperando allí. Tardé bastante en volver deliberadamente, quería que la desquiciasen la espera y el temor por saber cual iba a ser mi otro regalo. A juzgar por el primero, lo que era evidente es que no le iba a gustar...

Al cabo de unos, para ella largos y soporíferos minutos, aparecí por la puerta del salón en el que ella se encontraba. Me miró contrariada y dudosa cuando observó que yo portaba en una mano una raqueta de padel con la que me daba golpecitos en la palma de la otra mano.

Ahora empieza la segunda parte de tu castigo Nalgas Locas.

Me voy a divertir...

-------------------------------------------Continuará----------------------------------------------