Nadya, esclava de todos (3)
Tras 3 días en la cruz Nadya muere, pero su muerte trerá insospechados resultados para su amo.
Nadya, esclava de todos (3)
La imagen castigada de Nadya atada a su cruz cautivaba a los que comparecieron a su ejecución, sus brazos completamente estirados sostenían su torso cruzado de marcas, su cara estaba casi oculta por sus grandes pechos ahora atravesados por aquellos anillos de oro que el sol comenzaba a calentar. Su abdomen se inflaba y aplanaba lentamente con cada respiración, el copioso sudor la cubría bajando a chorros hasta escapar de su cuerpo goteando por los vellos de su sexo abierto. Sus piernas fueron atadas flexionadas, sus pies amarrados sobre 2 pequeños pedazos de madera para que pudiera sostenerse y descansar los brazos. Cada vez que se dejaba caer, sus piernas se separaban y los labios de su coño se abrían como llamando como pidiendo una polla dura que la empalara.
Muchos de los presentes se conformaron con sólo mirarla, la observaban de todos los ángulos, hombres viejos y jóvenes y algunas mujeres curiosas. El primero en tocarla fue Claudio, el mismo que había tratado de comprarla 5 años antes. Curioso apretó los pechos palpando su perfecta redondez, bajó sus manos por los costados sintiendo sus manos resbalar por el aceite, los músculos estaban tensos por la posición del cuerpo. Continuó en su viaje hasta llegar a su zonas mas delicadas, allí metió los dedos buscando el clítoris que al ser estimulado hizo a Nadya suspirar levemente a pesar de su agonía. Claudio se lamió los dedos gustoso de probar los jugos de la crucificada y luego los pasó otra vez y llevó su mano a su esposa Livia que también estaba allí, ella saboreó el manjar encantada.
Livia quería más y abriéndose paso se arrodilló frente a Nadya que con las piernas abiertas la esperaba en su trono de dolor. Livia comenzó a chupar los labios el coño mientras que con los dedos tanteaba el túnel abierto y el culo. Nadya jadeaba sin contenerse, sus pezones aún con aquellos aros atravesándolos se endurecieron, disfrutaba de aquel placer culpable. Los que veían no creían la escena; una rica patricia masturbaba de rodillas a una sucia esclava crucificada. Livia continuó estimulando hasta llevar a Nadya a un orgasmo forzado que la dejó con aún menos fuerzas. Livia se tragó todos los fluidos que la esclava depositó en su boca, luego junto a su esposo Claudio se retiró.
Entonces de entre la multitud apareció Brutus, un centurión local. Era un hombre sádico y violento, era conocido por hacer sufrir a los condenados a muerte al máximo sobre todo por que él y 3 soldados mas eran los responsables por las crucifixiones en ésa área. Disfrutaban su trabajo sobretodo si era una mujer la condenada. Nadya al verlo sabía que aprovecharía su posición para aumentar su sufrimiento. Brutus la miró complacido.
No está mal, esos azotes están bien puestos- dijo sonriente- pero deberían clavarla a la madera. Si quieren yo lo haré.
Los esclavos que la vigilaban consultaron a Maximus. Este tras pensarlo autorizó a que le clavaran solo las manos y a que le dieran toda el agua que quisiera para así reponer los fluidos que perdía. Nadya aterrada escuchó la órden y vió a un sirviente entregar a Brutus un martillo y 2 largos clavos. El puso la punta del primero entre las cuerdas que ataban su muñeca derecha. Nadya cerró los ojos y un golpe se escuchó.
Nadya contuvo las ganas de gritar pero el silencio mañanero se rompió por los vítores de aprobación de la gente. Ella no podía comprender a esa gente disfrutando su dolor. Pero para ellos aquello era justicia, se merecía eso y más.
Tras clavar las muñecas de Nadya, Brutus la miraba deseoso de disfrutarla.
¿Cuánto es por follarla?- preguntó a los sirvientes.
10 monedas de oro.
Brutus sacó de su bolsa 10 monedas y las entregó al esclavo. Entonces se desnudó frente a todos y se mostró frente a Nadya. Su polla era enorme y estaba ligeramente arqueada hacia arriba, Nadya no creía poder metérsela completa sin desgarrarle algo. Brutus puso la punta en el coño abierto y agarrándose por el madero la cogió ante la miraba de asombro de los curiosos. Nadya sintió aquel pene como si fuera otro instrumento de tortura. Brutus embestía con fuerza jamaqueando la cruz con cada uno de sus brutales movimientos, con su boca mordía los anillos y los haló hasta ver la sangre manar.
Aquella perra no era como tantas otras que había cogido antes de crucificar.
Esta era diferente, aún entre los gemidos y lágrimas trataba de mantener su dignidad y eso lo enfurecía. Bombeó y bombeó hasta venirse frente a todos, bañándola de leche desde la cintura a las rodillas.
Sólo habían pasado unas 3 horas, era mediodía y faltaban bastantes clientes que habían pagado por adelantado. Le dieron un descanso de una hora y le dieron agua, el sol la quemaba lenta pero seguramente. Se preguntaba si no debía haber muerto ya.
En la tarde un comerciante se acercó, nunca había disfrutado de los placeres que la carne de una esclava podía proporcionar. Pagó para tocarla, no le importaba que ya ella estuviera cubierta del sémen de otros. Sus tetas eran para él la parte más deliciosa. Ninguna de sus esposas las habían tenido así. Sólo una diosa tendría estas formas y esta diosa esta abierta para él. La acarició goloso chupando y lamiendo los pechos sin ninguna restricción. Eran una delicia, escupía saliva sobre ellos y luego la regaba con su lengua desde las axilas al esternón, apretaba y masajeaba las masas como un niño juega con barro. Tras un tiempo se sintió satisfecho y se fue.
Ese primer día la cogieron 3 más. Al atardecer los sirvientes cerraron los portones y dijeron a los demás que regresaran en la mañana. Por esas próximas 12 horas Nadya colgaría sin ser molestada, 2 guardias se quedarían con ella.
Estaba muy débil por la pérdida de sangre, ya no sentía las manos ni los clavos que traspasaban sus muñecas. No podía mirar debajo de ella pero se imaginaba un charco de sangre, sudor y sémen. La brisa del día había traído suciedad y polvo que se pegaron a toda su piel por el aceite. Maximus mandó a 2 esclavas a limpiarla para que estuviera presentable a los clientes del próximo día. Estas sollozaban al ver el maltratado cuerpo de su compañera. Poco a poco la fueron aseando dentro de las circunstancias. Su sexo lucía amoratado de tantas cogidas al igual que sus pechos que mostraban innumerables mordidas. Depilaron su coño por órden de Maximus para que se viera más atractivo, luego vendaron con trapos bajo los amarres de sus brazos para contener la sangre que de otro modo bajaría por los costados y tetas. Nadya durmió esa noche esperando no despertar, pero el sol la trajo nuevamente a su triste realidad.
El primer cliente fue un senador que trajo a su hijo para iniciarlo en los placeres carnales. El muchacho sintió asco al ver el sexo violado aún goteando así que prefirió darle por el culo que todavía no había sido usado. Se colocó bajo ella y tanteando encontró el agujero, con un poco de trabajo entró. Nadya trataba de no mirarlo, él tomó su cara y comenzó a besarla. En muy poco tiempo el muchacho se vino. Se limpió el pene con la mano y después la pasó por los labios de ella dejándolos blancuzcos de la descarga seminal.
Luego apareció Brutus de nuevo, esta ves con 2 de sus subordinados que de inmediato pagaron por cogerla. Fueron tan brutales como su jefe, su búsqueda de placer era una violenta y al terminar Nadya sangraba de la boca y nariz por las bofetadas recibidas.
Los sirvientes la limpiaron un poco, no era bueno que sangrara sobre los invitados y manchara sus ropas.
La mayoría de la gente se conformó con ir a verla unos pocos a tocarla. No la cogieron otra vez ese día. Ya Nadya estaba inconsciente la mayoría del día, su cuerpo entumecido, el sol ya había tostado su piel y aunque la despertaban para darle agua a los pocos minutos volvía a desmayarse. Maximus no podía quejarse, ya tenía ganadas en 2 días, 162 monedas de oro, mucho más que lo que gastó al comprarla.
Era el tercer día de Nadya en la cruz. Ese día no vino mucha gente, ya los efectos del castigo eran obvios, la hermosura de su cuerpo se había ido con cada vejación y follada. Ahora sólo era un cuerpo maltratado colgando de clavos y sogas. Maximus sabía que moriría pronto y dio órdenes a los que la vigilaban que cuando muriera le cortaran la garganta para estar seguros, luego bajarían el cuerpo y lo quemarían.
En la tarde casi poniéndose el sol, llegaron un hombre y una mujer, serían los últimos en usarla ese día. Se acercaron silenciosamente.
Nadya, Nadya, ¿Me escuchas?- le preguntó la mujer.
Nadya abrió sus ojos para ver un rostro que no veía hace 5 años. Era Svana la chica que subastaron antes que ella. Las habían capturado juntas y pasaron casi un mes conociéndose antes de aquel día.
¿Svana?- pronunció débilmente- Ahora sé que por fín estoy muriendo, estoy alucinando.
No, no estas alucinando- le dijo el hombre- estamos aquí para ayudarte.
Era Flavio, hijo de un tribuno enemigo de Maximus. El fue quien compró a Svana quien ahora era su esposa.
¿Cómo van a ayudarme? Los matarán si intentan bajarme.
Flavio sacó un pequeño frasco de entre su ropa.
Bebe esto, es veneno. Será rápido y no te dolerá.
Svana sollozaba al ver el cuerpo violado de su amiga, no podía creer que la suerte de una y otra hubiera sido tan diferente. Nadya se negó a beber el veneno de manos de Flavio, solo lo tomaría si venía de Svana.
Tómalo amiga, no sufras más por favor.
Nadya bebió el contenido de un sabor amargo y aceitoso. Miró a Svana y le dijo:
Gracias amiga. Pero no te preocupes, mañana yo estare muerta y Maximus también.
¿De qué hablas?
Todo esto estaba planeado, créeme. Mañana los esclavos de ésta casa serán libres de éste monstruo. Vete, sé feliz. Gracias por apiadarte de mí.
Flavio es Svana se fueron preguntándose que significaban las palabras de Nadya.
Unos minutos después Nadya colgaba muerta. Tal y como se le ordenó el esclavo que montaba guardia le cortó la garganta. Bajó el cuerpo, lo envolvió en una sábana y lo puso en una zanja en el patio. Entonces fue a avisar a Maximus.
Señor, Nadya está muerta, todo se ha hecho según ordenó.
¿Te aseguraste?
Sí señor, aquí está el cuchillo con su sangre.
Ponlo aquí- le dijo señalando a una mesa pequeña junto a el- lo guardaré como recuerdo de esa perra.
El esclavo avanzó y vió la mano de Maximus sobre la mesa, llevaba el anillo con el sello de su casa. Apuntó bien y de un golpe le cortó el dedo.
¡Aaaaaaggghhhhh!¡ Maldito animal!- gritaba Maximus incrédulo- ¿Qué haces?
¡Lo que alguien debió hacer hace mucho!- respondió con odio.
A los gritos varios criados entraron armados, Maximus pensaba que venían a protegerlo.
¡Ahora verás mal nacido, te cortarán en pedazos!
Pero tan pronto entraron se colocaron detrás de Maximus y empezaron a acuchillarle las piernas. Maximus gritó al sentir su carne cortada una y otra vez hasta que lo hicieron caer. Ahora tendría que arrastrarse pidiendo piedad.
¡No, no por favor! ¡No me maten, tomen lo que quieran!
¡Lo que queremos es tu vida! dijo el criado antes de que de un golpe le cortara la oreja izquierda a su hasta entonces amo.
Maximus lleno de rencor sentenció: ¡Todos morirán por esta traición aún si me matan no serán libres los torturaran y crucificaran a todos! ¡Sé que Brutus se encargara de eso!
¡Esto no es un asesinato, es un suicidio!
¿De qué demonios hablas?
El esclavo sacó un pergamino y lo leyó en voz alta.
"Yo, Maximus Decimus he decidido terminar con mi vida tras entender que fue un error monumental el atroz castigo y muerte de la esclava Nadya. Deseo que mi cuerpo sea quemado junto al de ella y que compartamos la misma tumba. Dejo a mis esclavos todas mis posesiones en compensación a sus servicios"
Entre dientes Maximus dejó salir una carcajada dolorosa ..
¡Ja, Ja, Jaaaaaaa! ¿Quién va a creer eso imbécil! preguntaba desafiante.
Lo creerán señor- dijo recogiendo el dedo cercenado de la mesa-si viene con su sello y su sangre. Y diciendo esto marcó el pergamino con el sello en el anillo.
Ahora pensaran que tanto fue su pesar que decidió suicidarse. ¿Recuerda lo que dijo antes de crucificar a Nadya? Que lo hacía con gran pesar. Nadie dudaría de su palabra señor, nadie cuestionaría su decisión
Maximus no podía creerlo, justo cuando pensó que lo tenía todo, incluso el de torturar hasta matar a alguien ahora lo perdería todo, incluso su vida. Comenzó a arrastrarse tratando de escapar pero los esclavos lo atraparon, lo ataron, lo amordazaron y lo envolvieron en una larga sábana. Lo llevarían a donde esperaba el cuerpo de Nadya.
Lo quemarían vivo.
Maximus forcejeaba en vano, nadie lo ayudaría. Poco a poco caminaron hasta la zanja donde pusieron a Nadya.
Todo esto fue idea de ella señor- le dijeron señalando el cuerpo inerte- ella sabía que usted se enteraría. El esclavo estaba muy enfermo, le hizo un favor. Ella sabía que moriría pero quiso llevárselo a usted.
Diciendo esto lo tiraron en la zanja y la llenaron de aceite. Podían oír los enmudecidos gritos de Maximus tratando de escapar. Uno de ellos trajo una antorcha y encendió el aceite. Las llamas arderían por días consumiendo el aceite y los cuerpos, nada quedaría.
Los esclavos fueron a limpiar la sangre y prepararlo todo. Luego fueron a la zanja ardiente ha despedirse de su amiga.
- Gracias por tu sacrificio Nadya, por ti somos libres.