Nadie te conoce como tu hija

Horrorizado notó como su polla crecía se endurecía y contactaba con el culo de su hija. Lori lo notó inmediatamente...

-¡Hola papa! –dijo Lori dándole un sonoro beso  en los labios y quitándose el chubasquero húmedo y colgándolo en la silla.

-¿Crees que eso es una ropa adecuada para ir por la calle?

Unos finos leggins negros y un top rosa que dejaba al descubierto el piercing de su ombligo era lo único que llevaba puesto bajo el chubasquero. Dani no pudo evitar echar un vistazo al cuerpo de su hija y asombrarse de lo mucho que se parecía a su madre. Con su cabello castaño, fino y largo, sus ojos verdes, su nariz pequeña y respingona y su cuerpo pequeño y turgente le hizo volver a los primeros años de noviazgo, cuando su amor era tan fuerte que pensó que iba a durar para siempre. Con un callado suspiro intentó alejar aquellos punzantes recuerdos y se concentró en su hija.

-Bueno y  ¿Qué tal la uni? –dijo Dani mientras entraban en la cocina y echaba un último vistazo a los espaguetis.

-Decepcionante, el ambiente es el de un instituto pero más grande. Los profesores aburridos y no paran de advertirnos que cuando acabemos sólo nos espera la cola del paro. Y los hombres decepcionantes, tanto alumnos como profesores lo único que quieren es un polvo rápido y adiós muy buenas.

-¿Estas saliendo con alguien? –dejo caer él como quien no quiere la cosa.

-¡Papa! Bueno, está bien, te lo diré. Estuve saliendo con un compañero un par de meses pero descubrí que me la estaba pegando y cuando se lo eché en cara me dijo de la forma más natural que no podía atarse a nadie, que estaba en la edad de experimentar y todas esas chorradas que decís los hombres para salir del paso cuando os pillan con el carrito del helado.

-Habrás tomado precauciones…

-No me cabrees, que hasta ahora lo estabas haciendo muy bien. –dijo ella frunciendo el ceño.

-Y tu madre ¿Qué tal está? –dijo Dani con el corazón en la boca.

-Ni lo sé, ni me importa. –Respondió Lori –Hasta ahora lo único bueno de la universidad es que estoy a doscientos kilómetros de ella. Me llama de vez en cuando pero nos limitamos a decirnos lo estrictamente necesario.

Lori se sentó a la mesa mientras Dani cogía los platos y servía dos generosas raciones de espaguetis a la carbonara.

-Espaguetis, me encanta comerlos contigo. Me recuerda a cuando era pequeña y venía dos domingos al mes. Siempre me esperabas con los espaguetis listos. Era mi plato favorito.

-Sí siempre los hacía. Tu madre protestaba y decía que debía darte una dieta más variada y me montaba un bronca pero me daba lo mismo, tenía poco tiempo para disfrutar de ti y no pensaba gastarlo intentando obligarte a comer habas.

-¡Agghh! No me lo recuerdes. –dijo ella apretando sus jugosos labios y sorbiendo los  espaguetis con deleite.

Comieron los espaguetis en silencio, disfrutando de su mutua compañía. Cuando terminaron Dani se levantó y sacó un par de yogures de la nevera. Cuando se sentó de nuevo Lori se inclinó con naturalidad para acercarse su yogurt dando a su padre una profunda panorámica de su escote.

-Basta de hablar de mí. ¿Tú qué tal estás?

-¡Oh! –respondió él sorprendido –yo bien, como siempre, sin novedad.

-¿No sales con nadie? –preguntó ella.

-No, no sé. No me quedan muchas ganas. Hace tiempo que no salgo con nadie. Me he cansado de buscar a la mujer adecuada.

-Eso me da mucha pena, pero por otra parte me alegra -dijo ella sentándose en el regazo de su padre –eso significa que soy la única mujer de tu vida.

El contacto del culo de Lori sobre su entrepierna unido a la sequía de hembras que había sufrido últimamente hicieron que su miembro fuese por libre. Horrorizado notó como su polla crecía se endurecía y contactaba con el culo de su hija. Lori lo notó inmediatamente pero para consternación de Dani apoyó las manos en la mesa y sonriendo triunfal, comenzó a mover su culo lentamente. Dani incapaz de reaccionar se quedó quieto mirando el culo de su hija restregándose con lujuria sobre su polla cada vez más dura y caliente.

-Sabes papá –dijo soltando un leve suspiro –estoy harta de niñatos salidos y de viejos sobones, sólo contigo me siento protegida. Sólo te deseo a ti.

Dani era un hombre paralizado por la indecisión. Le asustaba tanto como deseaba lo que estaba a punto de ocurrir. Lori se dio la vuelta y se quitó los leggins mostrándole su pubis cuidadosamente afeitado.

-Me lo he arreglado para ti. –dijo ella cogiendo la mano de su padre y pasándosela por su sexo  con un gemido de placer.

Dani suspiró  y notó como sus dedos resbalaban en la humedad del coño de su hija. Hizo un débil intento por resistirse, pero Lori se sentó rápidamente sobre él y se quitó el top. Sus pechos juveniles bailaron y se estremecieron ante el brusco movimiento rompiendo toda resistencia. La visión de las tetas de su hija redondas y enhiestas balanceándose al ritmo de los movimientos de su hija le cegaron y cogiéndolas con la mano se metió los pezones en la boca. Lori gimió y comenzó a moverse más rápido golpeando con su  pubis el pene duro de Dani aún enfundado en los pantalones.

-Te quiero dentro de mí –dijo ella con todo su cuerpo arqueado por el placer.

Lori se levantó para quitarle los pantalones, su cuerpo joven y rotundo con los pechos grandes y tiesos y los pezones duros y oscuros provocaron un escalofrío en su padre. Al percibirlo Lori se puso de puntillas y cogiendo su melena y sujetándola en alto  hizo una pirueta. Todo su cuerpo brillante y depilado vibró y se estremeció.

-Te quiero papá –dijo ella mientras se sentaba a horcajadas y se metía su miembro poco a poco y profundamente en su coño.

El calor y la humedad de la vagina de Lori cubriendo su polla le provocaron un estremecimiento que recorrió todo su cuerpo. Lori se agarró al cuello de su padre y comenzó a subir y bajar por la polla de su padre dándole suaves besos y frotando sus pechos contra su tronco velludo.  Tomando por fin la iniciativa  la levantó en volandas y la puso sobre la mesa agarrándola por las caderas y penetrándola con fuerza. Los gemidos de la joven se hicieron más intensos y los besos se volvieron más húmedos y codiciosos.

A punto de correrse se separó y la guio hasta el dormitorio. Lori se tumbó de espaldas a él  y abriendo las piernas comenzó a acariciarse. Su padre le apartó la mano y comenzó a comerle el sexo.

-¡Sí, así papa! ¡Nadie me lo hace tan bien!

Cuando le metió de nuevo su polla, su cuerpo entero se estremeció.

-Dame fuerte papa, -dijo ella entre gemidos girando la cabeza para mírale a los ojos –he sido una niña muy mala…

-Tú nunca has sido mala cariño –dijo el empujando en el interior de su hija con toda la fuerza que le daba el deseo y la lujuria.

Cegado por el placer tiró de su melena para incorporarla y sin dejar de follarla le volteó la cara para poder mirarla a los ojos mientras la penetraba.

La mirada de adoración y lujuria que destilaba la joven le excito y envolviendo su cintura con un brazo para sujetarla le dio varios empujones rápidos y salvajes hasta que se corrió. El orgasmo paralizó todo el cuerpo de la joven que incluso durante unos segundos dejo de gritar. Solo su coño se movía estremecido y soltaba fluidos espesos y calientes.

Cuando Lori se recuperó  se sacó la polla  y agachándose la metió entre sus pechos y comenzó a acariciarla. El calor y la suavidad del busto de la joven no tardaron en provocar una generosa eyaculación. La polla de Dani largo tiempo dormida, escupió fuertes chorreones de semen empapando los pechos y el cuello de Lori que jadeó excitada al sentir aquellos chorros calientes y espesos golpear contra ella.

Se tumbaron desnudos el uno junto al otro sobre la cama mientras se recuperaban jadeantes.

-¿Te sientes culpable? –dijo ella poniéndose de lado y apoyando el brazo en la cama.

-Debería, y probablemente lo esté más adelante,  pero ahora solo puedo ver a una mujer joven hermosa y que me conoce como nadie satisfecha y jadeante  exhibiendo sin pudor la leche que he derramado sobre su pecho, dijo él metiendo la mano de nuevo entre sus piernas.