Nadie me dijo que los músicos saben tocar tan bien

¡Benditas redes sociales! Hace unas semanas conocí a un tipo que me hizo gozar como pocos lo han hecho en la vida; es cantante y todo comenzó una noche aburrida en mi Facebook cuando vi una de sus publicaciones buscando novia a la que yo comenté un "hola" y él, respondió de inmediato en un inbox

Me llamo Clementina y soy toda una putita deseosa; todos los días tengo ganas de sexo pero gracias a esta estúpida cuarentena he tenido poca acción por lo que cuando la tengo, procuro elegir bien a mis amantes para pasarla increíble. Como leyeron en el resumen, todo comenzó una noche aburrida en Facebook cuando conocí a ese cantante que ahora me hace mojar apenas lo pienso; en este relato lo llamaremos Diego pues me temo que luego lo reconocerían.

Tengo contacto con la farándula y los artistas gracias a mi trabajo como periodista de espectáculos y por ello mis redes sociales están invadidas de muñecos y chicas hermosas a quienes frecuento por cuestiones laborales pero aquel día andaba muy caliente y tras un par de inbox noté que Diego tiene el mismo apetito sexual que yo; un "Hola ¿Cómo estás?" y a los cinco minutos hablábamos de lo rico que sería oír mis nalgas chocar con sus piernas si me daba de perrito. La verdad desde que lo vi en la red me llamó la atención, nos teníamos agregados para una entrevista que jamás se platicó pero esto fue mucho mejor. Al charlar quedamos en vernos un viernes para un encuentro sexual pero eran tantas nuestras ganas que lo adelantamos al martes y quedamos de vernos en un punto céntrico de la ciudad.

Cuando lo vi me encantó: espalda ancha, ni gordo ni delgado, cabello largo atado en uno de esos peinados de moda y un estilo casual pero elegante que a pocos les queda bien. Yo no soy nada fea, tengo una carita preciosa y ojos cafés que han derretido a más de uno, estoy algo llenita y mis pechos no son grandes pero tengo unas piernas de infarto que me hacen resaltar las nalgas. Él me vió y saludó como si nada. Tras unos pendientes a los que lo acompañé, tomamos un taxi a su casa y en el auto me pidió un beso que le di aún nerviosa; al bajarme y acompañarlo a la entrada me dio una nalgada que igualmente me hizo sonrojar y subimos a su piso. Apenas entre a la habitación y me dijo: "Ponte de perrito", ansiosa obedecí.

Aquella tarde llevaba jeans y una blusa blanca de tirantes, solo tuve que bajar mi pantalón para sentir su miembro entrar dificultuosamente por mi estrecha vagina pues, aunque ya tengo un laaaaargo recorrido con los hombres (y una que otra chica en toqueteos), en realidad me caracterizo por ser muy estrechita y sé que eso les encanta a mis amantes. Diego comenzó a penetrarme suave, después duro y cuando notó que comenzaba a moojarme más alcanzó un vibrador de su mesita de noche y me lo pasó. Dios, jamás había usado uno así que no supe qué hacer, él lo encendió por mi y dirigió mi mano hacia mi clítoris para colocarlo. Sentí la pequeña máquina trabajar a todo lo que daba y mientras él me cogía estaba yo babeando sus sábanas de tanto placer que antes no conocía por mi ignorancia a los juguetes.

Tras un largo rato me cansé de la posición y le pedí que se me montara encima, así lo hizo y siguió con su trabajo (muy bien  hecho, por cierto) mientras también me daba placer haciendo círculos en mi clítoris con ese maravilloso artefacto. Los labios de Diego rozaban los míos y nos robábamos uno que otro beso inocente, volvimos a ponernos de perrito y esta vez el juguetito ese me hizo venirme como pocas veces he podido a tal grado que sentí el líquido salir de mi vagina y él se percató de mi orgasmo.

  • Dime que soy tu putita - Le pedía jadeante sin querer quitar el juguete de mi zona íntima y rogando por que él me diera más y más duro

  • Así es, eres mi puta, ese es tu lugar - Respondió con un tono autoritario que me derritió; sinceramente me encantan esas palabras en la cama.

  • Sí, Sí, soy tu putita y sólo tuya - Grité alcanzando otro orgasmo delicioso.

  • Ponte abajo otra vez - Ordenó y se subió - Me voy a venir adentro - Dijo firme y tras unas embestidas más me llenó de su leche caliente que sentí delicioso en mi vientre repleto ahora de él.

Paramos un rato, fumamos unos cuantos cigarrillos y hablamos de la vida pero me cogió tan rico en el segundo round que le di a probar una de mis mamadas que, no es por nada, pero dicen siempre que soy la mejor en ello. Me penetró salvaje, luego tierno, me dijo que yo era una perra y él mi amo, me hizo venirme más y más veces hasta que las piernas me dolieron y no pude más.

Diego... Oh mi querido Diego, has sido el mejor sexo que he tenido después de mucho, mucho tiempo.

Y claro que repetimos, pero muero por volver a ser su putita y que él me haga decir que es mi amo... ¿Acaso me meterá en un juego de dominación? Sería interesante, nunca lo he intentado.

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