Nadie como el (3 - Final)

Una historia de sexo y un amor que durará por siempre. solo para aquellos que en verdad se han enamorado asi. Tercera y última parte.

Nadie como el (tercera parte, el final)

Mucho tiempo antes de descubrir un terrible secreto en el correo electrónico de mi novio, recordé la temporada que estuvimos juntos tres días en su casa, me vino a la mente aquella melancólica música de enya que Israel ponía todas las mañanas, que provenía de su sala al lado de la cocina, donde me preparaba el desayuno cada mañana, y yo bajaba por las escaleras pensando en lo maravilloso que había sido dormir en su brazos la noche anterior.

Esa melodía ¡Tan triste! ¡Tan misteriosamente alegre a la vez!, esperanzadora, llena de vida, la misma vida que parecía escaparse de las manos de mi joven amante.

  • ¿ te he dicho que me gusta tu nariz? Le pregunte animado al ver su reacción casi infantil al sonrojarse por mi pregunta-

  • ¡también me gustan tus pompis! Puedes poner un lápiz ahí y se sostiene en medio solito reímos de la ocurrencia de mi comentario, y seguimos desayunando mirándonos a los ojos.

Pero este no era un momento feliz ni esperanzador, el aire me empezó a faltar y recuerdo que leí ese correo 5 o 6 veces para asegurarme de que lo que leía fuera verdad, Israel se estaba muriendo.

Le llamé inmediatamente a su casa y estaba comiendo muy tranquilamente, me dijo que ya se iba al trabajo y que no tenía mucho tiempo de hablar que le llamara al trabajo, pero yo no podía esperar -¿Israel? ¡tenemos que hablar!- quedamos de vernos en la misma plaza donde nos habíamos conocido casi medio año atrás, para platicar de mi "descubrimiento".

El reloj marcaba las 11 de la noche, la plaza estaba vacía y oscura, varias parejas deambulaban por ahí besándose protegidos por el escondite de las sombras, algo que seguramente yo ya no podría hacer...¡se nos estaba acabando el tiempo!

Apareció de repente con su mochila de trabajo en el hombro y con una cara larga, tal vez sospechando que yo me había enterado de algo muy grave.

-he visto tu correo, y sé porque estas tan alejado de mi, ¿quieres explicarme que pasa mi amor? Le dije conteniendo las ganas de llorar. El se enfureció por la intromisión y le dije que ya eso no importaba sino lo que leí en uno de sus correos, enviados a una clínica de la ciudad.

Era un tipo extraño de leucemia, el que estaba carcomiendo sus energías sus fuerzas y sus ganas de vivir -¡ pero... porque no me lo dijiste antes! ¿desde cuando? ¡Mírame a los ojos cuando te hablo!!- no supe como reaccionar a la hora de hacer estas preguntas, esta era la ultima de toda clase de omisiones, mentiras, y desdichas en nuestra corta pero intensa relación.

  • no quise hacerte sufrir, se que me amas y yo a ti, por eso quiero luchar contra esto yo solo y no puedo permitir que esto te afecte, así que vengo decidido a dejar que te vayas y que te alejes de mi para siempre.- ¡no podía creer lo que estaba oyendo! ¿es así como termina cada historia de amor de pareja entre dos personas del mismo sexo?? ¿así será de ahora en adelante? Estas preguntas invadían mi cabeza una tras otra como un frenético tren en marcha.

Obviamente le dije que yo estaría con el siempre, que no me alejara así de su vida, pero el ya estaba decidido, no podía hacerlo cambiar de opinión, y al mismo tiempo me decía cosas como –siempre te amaré, si salgo de esta buscare una esposa que tenga tus bellos ojos, verdes intenso, para seguir recordándote siempre!-

Ya no quise luchar contra el destino esta vez, siempre supe que cuando las cosas no salen bien a la primera, jamás saldrán bien, así que le tomé una mejilla le dí un beso en la otra y le susurré un débil te amo, esta vez yo me quedé ahí sentado en la banca de ese parque viéndolo desaparecer de mi vida.

Mi vida cambió por completo, me sumí en una trágica depresión, día a día luchaba en contra del deseo de abandonarlo todo y ya no seguir más, si el amor de mi vida iba a morir, yo quería irme con él. Era horrible como me sentía, ¡no podía estar ni afuera ni adentro! Todo me recordaba a Israel, su dolor y el mío, pero no me quedo de otra que respetar su decisión esta vez.

El tiempo pasó tan lentamente y a pesar de que mis días eran iguales, se llegó a cumplir un año de nuestra despedida.

Un día desesperado por saber de el, me conecte a internet y volví a agregarlo a mis contactos, esa tarde se conectó y me mando un mensaje –hola bebe- el tiempo ni las desgracias habían borrado el efecto que esas simples dos palabras me hacían sentir. Me dijo que estaba mejor, que aunque no estaba fuera de peligro, si se sentía mas animado, que la había pasado muy mal, y que sobre todo el dolor fue mas fuerte al pensar si tal vez yo me había olvidado de el.

No se como se volvieron a dar las cosas, retomamos las viejas bromas, los viejos halagos, las noches en que me llamaba en la madrugada a mi casa y me describía que estaba desnudo sentado en el sofá masturbándose y acariciando su pene y testículos pensando en mi.

Así pasó otro mes, hasta que quise volver a verlo, me dijo que si y que pasaría a mi casa a las 7:00 de la noche, yo lo espere a espaldas de mi casa donde se encuentra una plaza muy pequeña.

Esperaba verlo venir en la vieja camioneta de su papa, pero llego en una motocicleta nueva muy padre, enfundado en un pantalón de mezclilla, una playera negra y un paliacate en la cabeza. A pesar de su enfermedad se veía más guapo que nunca y su pelo rapado le daban un toque super varonil, sexy y tremendamente atrayente. ¡Mi corazón latía con tanta felicidad! Es increíble como una persona pueda cambiar ya sea para mal o para bien, y si se está enamorado, nada importa, nada más que amarle y ya.

Nos dirigimos en su moto a un río cercano de la ciudad, y nos sentamos en el pasto, estaba algo demacrado pero su cara denotaba felicidad tan solo de verme, me dijo que nunca me olvidó, que se arrepintió terriblemente de echarme de su vida y que esta era una señal de que no quería separarse de mi jamás,- hasta que la muerte nos separe- pensé turbado.

Pasamos unos días increíbles en su motocicleta, yo agarrado de su cintura abrazándolo por la espalda, me sentía el ser más feliz de la tierra....otra vez.

Íbamos por la ciudad en su moto, cantando, riendo, disfrutándonos uno al otro, haciéndonos bromas, acariciando su pecho, besando mis manos y yo su nuca, un lugar que me hacía sentir tan mágicamente unido a él.

Ya habían pasado dos meses de nuestro reencuentro, y aunque nuestro sueño siempre había sido el viajar a la playa juntos, no contábamos con el suficiente dinero, así que nos decidimos viajar a una zona a 4 horas de nuestra ciudad, con balnearios y manantiales naturales.

Todo el viaje me presumía sus axilas peludas, ya que llevaba una playera sin mangas, y yo no hacía mas que acariciar ese vello y de vez en cuando meter mi mano a su pantalón y sentir su masculinidad fuerte, erecta y vibrante.

Llegamos a nuestro hotel en su moto, ya que había viajado con nosotros en la parte de abajo para maletas del autobús. Fuimos al balneario, nadamos juntos, y en las noches cuando la gente comenzaba a irse, nos acariciábamos y besábamos, mientras nuestras manos recorrían todo nuestro cuerpo debajo del agua.

Una tarde estando en esa ciudad recorrimos varios kilómetros buscando un restaurante donde comer, ya que era una ciudad pequeña y no había mucho de donde escoger, por lo que debíamos viajar cerca de 40 minutos para alcanzar el siguiente poblado.

Recuerdo viajando en su moto como íbamos turnándonos para cantarle al otro una canción romántica al oído hasta que los dos entonamos al mismo tiempo "como quien pierde una estrella" de Alejandro Fernández, sintiéndonos sumamente felices de estar viviendo ese tiempo juntos y enamorados como si nada hubiera pasado.

Esa noche fue 15 de septiembre por lo que nos escabullimos a la única plaza del lugar a celebrar el mes patrio, y admirar los destellos mágicos de los fuegos pirotécnicos, llevaba una cámara digital por lo que me tomó muchas fotos y una persona nos tomó varias juntos, yo nunca vería esas fotos, así que solo puedo imaginar como serían nuestros rostros al estar juntos y felices, quisiera tenerlas conmigo.

Hicimos el amor por más de una hora esa madrugada, al tiempo que comenzaba a caer una suave lluvia, que levantaba hasta nuestra cama el increíble aroma a tierra mojada. Nos dormimos abrazados, sintiendo la fresca brisa de una noche después de la lluvia.

Cuando llegamos a nuestra ciudad, se ofreció a llevarme a mi casa en su motocicleta, casi llegando a mi casa el tema de la enfermedad volvió a tocar sus labios, esas noches que dormí con el, lo vi tomándose su medicina estrictamente a la hora que le tocaba así que pensé que si seguía de ese modo pronto estaría bien, pero las cosas eran muy diferentes.

Esa noche discutimos, ya que a mi me faltaba solo un año para recibirme y le comenté que sería bueno que el retomara sus estudios, el me contestó que sentía que iba a morir muy pronto y que no valía la pena hacer nada de eso ya, que no tocara ese tema y que lo dejara vivir lo mucho o poco que le quedaba en paz, y disfrutar esos pocos y fugaces momentos de dicha.

Yo me enfurecí por el hecho de que no podía ser posible que pensara así! ¡el no iba a morir! ¡no en mucho tiempo! A lo mejor y yo me moría primero que el, uno nunca sabe.

No puedo creer que por esa y otro tipo de tonterías hiciéramos un pleito tan grande, al llegar a mi casa me dijo que deberíamos olvidarnos de esto definitivamente, que no estaba bien, que yo no le podía dar hijos y que muy probablemente no le quedaba mucho tiempo para encontrar una buena mujer que lo amara y le cumpliera su sueño de ser padre.

Esta vez no haría a un lado esos comentarios suyos, por lo que yo terminé con el, ¡me sentía confundido al recordar tiempos pasados, sintiéndolo mío y amoroso y ahora esto! Volví a decirle que a pesar de tantas y tantas cosas en nuestro pasado lo seguía amando con una fuerza casi destructiva, pero que no estaba dispuesto a continuar con alguien que ya no se sentía tan cómodo con su propia sexualidad, le deseé lo mejor con lágrimas de coraje retenidas en mis ojos, subió a su motocicleta, y se fue, llevaba puesto un conjunto deportivo color naranja con blanco y no me imaginaba que esa sería la ultima vez que lo vería en mi vida.

En los días siguientes un sentimiento de venganza y enojo nació en mi en contra de el, no podía creer que me había enamorado de un cobarde, siempre lo fue y siempre lo serás –pensé enfurecido- pasé semanas tratando de olvidarlo en compañía de muchas personas, pero ellos solo buscaban sexo de mí y la verdad eso era algo que ya me causaba aburrimiento, me enfurecía mas al pensar que con ninguno de ellos sería lo mismo, eso que viví con aquel que todavía era el amor de mi vida.

Una noche fría de diciembre de ese mismo año me fui a un café internet y lo vi conectado, me habló diciéndome que la había pasado muy mal que su situación había empeorado y que deseó que fuéramos por lo menos amigos para haber estado a su lado y darle ánimos, pero yo ya estaba muy decepcionado de el, de su falta de compromiso conmigo, de sus constantes cambios de humor y de pensar con respecto a nosotros, así que le dejé saber que esperaba que se recuperara, y que encontrara a la mujer de sus sueños, ésa que lo haría feliz, mas de lo que yo nunca pude hacerlo.

Aun estaba furioso, y si bien me dolía en el alma que estuviera delicado de salud, no le perdonaba las palabras que me destrozaron el corazón, por segunda vez.

Lo que me dijo a continuación no podré olvidarlo jamás: -bebé se que te hice mucho daño, pero te juro que esa nunca fue mi intención, me dio miedo la primera vez que descubrí que estaba enamorado de otro hombre, y por eso siempre viví en una constante lucha por aceptar mi sexualidad, por eso me emborrachaba por ti, te amo mi niño, ¡mi bebé! ¡Quiero que seas un excelente profesionista, un buen hijo, un buen amigo, y que siempre me recuerdes con cariño por favor! ¡No me odies!, no podría estar tranquilo sabiendo esto, eres lo mejor que me pasó en esta vida, gracias por eso, gracias por todo.-

Con tristeza solo pude escribir simplemente: adiós mi amor, se feliz, te amo.... y me desconecté.

No volví a saber de el sino hasta algunos años atrás donde mientras cenando con mi familia en un restaurante, descubrí su esquela en un diario del primer aniversario de su muerte, en ese momento fui al baño ahogado en lágrimas y sintiendo ganas de vomitar.

Mi amado Israel murió a tan solo 2 meses de cumplir los 30 años, es triste saber que no conservo una sola fotografía de el, o alguna de las muchas cartas que me regaló, el único objeto que conservo de él fue un pantalón que me obsequió, porque se dio cuenta cuando lo vi en la tienda, como me había enamorado de esa prenda, ahora el vive solamente en mi memoria.

Hace unos meses vi el video de Gwen Stefani, de la canción llamada "cool" que describe a la perfección los inolvidables momentos que viví con el, la felicidad que me inundaba cuando viajaba abrazado a su espalda en su motocicleta, cantando, riendo y añorando una vida perfecta, juntos para siempre.

Este relato esta dedicado a todos los lectores que han vivido en carne propia, el amor desesperado y la pasión furiosa que desencadena el desamor, para aquellos que han amado incondicionalmente y sin reservas a ese ser especial, destinado a acompañarnos en esta vida.

Y para ti Israel, que harán falta mas de 100 vidas para olvidarte.....estés donde estés.....

BABYBOY.