Nadia, la Diosa

Nadia, la Diosa del amor, cabellera rubia hasta la cintura, medidas soñada de 60-90-61, estatura ideal de 1,75, ni muy muy, ni tan tan, ojos verdes azulados, con una mirada que habla por sí sola, una sonrisa pícara invitadora.

Nadia, la Diosa del amor, cabellera rubia hasta la cintura, medidas soñada de 60-90-61, estatura ideal de 1,75, ni muy muy, ni tan tan, ojos verdes azulados, con una mirada que habla por sí sola, una sonrisa pícara invitadora, estoy como cualquier hombre que estaban allí presente, boquiabierto y desconectado del mundo, totalmente a merced de la Diosa.

Mientras ella hacía su presentación del programa de inversión, por mi mente pasaban pura fantasías entre nosotros, no capté ni una sola palabra de su charla, pero sí pude imaginarme su sexo entre mi boca, sus senos bajos mis manos y sus labios rodeando mi pene, fueron 2 horas de puro sexo virtual, pero tan reales que sentía mi erección tan fuerte que debí esperar que la sala se desocupara para poder levantarme. Pero no fue ni tan malo, ya que eso permitió que me acercara a ella para conocerla más de cerca.

Al acercarme, ella levantó su mirada y me ofreció sus espectaculares ojos verdiazulados, y por su mirada y sonrisa pícara, pude deducir que había notado mi aún levantado bulto mientras caminaba hacia ella. Hola!, muy buena exposición, me gustaría reunirme con usted para afinar algunos detalles.

Sí, cuando Ud. lo desee, sr……?

Wong, Richard Wong.

Un placer Sr. Wong, Soy Nadia De Sousa.

Porqué no vamos a mi oficina?

Una vez allí, pude ver la inmensidad de la misma, tenía hasta una sala de estar con bar y todo. Me sirvió un trago y conversamos sobre algunos puntos sobre inversiones, y luego, ya relajados por los tragos, bromeamos un poco para despejarnos un poco del tema.

Mis miradas se escapaban de vez en cuando hacía su escote, el cual permitía ver la firmeza de sus senos. Ella me capturó un par de veces cambiando rápidamente mi vista, ya a la tercera, le dije con franqueza, perdóname, pero no he podido evitar admirar tu belleza, lo cierto es que me tienes a millón, eres espectac

No me dejó terminar la frase y ya estaba sobre mí besándome. Sus labios eran carnosos y dulces, podía sentir sus grandes senos oprimiendo mi pecho, los pezones estaban erectos, metí mis manos por debajo de su falda y acaricié sus muslos, subí hasta sus firmes nalgas, llevaba un hilo diminuto de seda, tan suave que se confundía con su piel.

Jadeabamos los dos de deseos, ella se incorporó y se quitó la blusa, dejando en rebote sus perfectamente redondeadas senos de silicona, luego se despojó de la falda y quedó en media panty y su hilo de seda, qué vista Dios, qué ejemplar de mujer tenía yo antes mis ojos; me deshice de mi atuendo para estar a la par de ella, mientras terminaba de quitarme el pantalón, ella se avalanzó sobre mi bulto, lo tomó por encima del boxer y apretó ligeramente, su mirada de lujuria y los labios entreabiertos me indicaba que tenía ansía de sexo.

Me empujó sobre el sofá, sacó mi lanza y comenzó a succionar con furia, es como si quisiera que se alargara aún más, para después devorarlo con su vagina. Yo estaba en éxtasis mientras ella se comía mi sexo, acariciaba sus senos, su clítoris, su orificio anal, las imágenes de fantasía que tuve durante la charla, era ahora una realidad.

Al rato, ella se volteó y colocó su sexo sobre mi rostro, así hicimos un fenomenal 69 y acabamos.

Nos relajamos uno al lado del otro, acariciándonos y bebiendo, al rato, ella me ofreció otro oral, pero esta vez, tomó no sé de donde, un frasco pequeño e untó sobre mi lanza un líquido con olor a fruta, seguidamente, se comió su dulce a placer, con lo que me puso nuevamente a millón. La volteé sobre el sofá, rodillas sobre alfombra y abrí su puerta trasera con mis manos, le regalé un beso negro, que sentí que la punta de mi lengua hasta lo más profundo de ella, sus gemidos me indicaba que sentía un placer inmenso. Me incorporé y me dispuse a perforar su sexo con mi pene que ya parecía un tronco petrificado, cuando ella me entregó un juguete de 25 cm x 3,5 de diámetro, junto con un aceite lubricante, me miró con sus ojazos verdiazules y susurró con sus labios de melocotón: quiero doble ocupación, papi.

Obedecí como un sumiso esclavo, apunté su juguete en su orificio anal y empujé suavemente, gracias a mi trabajo bucal, ya la puerta trasera estaba lista para recibir semejante ataque, luego de un gemido de placer, los 25 cm desaparecía poco a poco dentro de ella, a los 5 cm de penetración, comenzó la segunda ocupación, esta en su vagina, ella comenzó a menearse rítmicamente, en forma circular y luego en 8, hasta que ambos invasores llegaron hasta lo más profundo de su cuerpecito de angel, entonces, ella inicio los movimientos hacia delante y atrás, alternando con movimientos circulares, el calor de sus orificios se fueron incrementando con el roce, y eso como que hacía como embullición de mi semen, por lo que no tardó mucho en explotar como un volcán recién despierto de su letargo, ella, a su vez, inundó mi lava con su néctar, como si quisiera apagarla de una vez por toda.

Terminamos exhaustos, saqué con cuidado el juguete de su ano, tomé un hielo y lo pasé por el recién perforado orificio, apaciguando la dilatación del músculo y preparándolo para un próximo ataque. Nos miramos, nos besamos, luego nos aseamos, nos vestimos y pactamos una próxima reunión, pero, esa, no será en su oficina.