Nadia, Jov y yo (2)

Segunda parte del relato. Mi inquietante incursión en la coprofilia de la mano de Nadia.

Me sorprendía mucho lo actitud de Nadia. En contraste a Jov, parecía casi ansiosa por empezar una sesión de sexo.  Es importante que pienses en el aspecto angelical de la chica: rubita casi plata, pelo corto, pecho pequeño y turgente, alta, espigada, mirada inocente, ojos azules… por eso me pareció increíble cuando, sin  haber pactado nada sobre el dinero ni las condiciones del asunto, empezó a desabrochar los pantalones del azorado Jov, y se los bajó hasta las rodillas. Luego le deslizó el calzoncillo hasta debajo de los huevos. La verdad es que la polla del chaval estaba absolutamente flácida, pero aún así no bajaba de los 18 cmts…   Nadia se arrodilla frente a la cama en la que yo estaba sentado, y se apoya el glande de Jov sobre una mejilla.

-         ¿Qué? ¿Hay trato o no? Mira, esto es muy claro: si me das cien euros, yo hago lo que quieras con mi novio y después te hago una paja. –Se metió la polla en la boca un momento, mirándome fijamente, y sacándola continuó:- Por doscientos, tú también me puedes follar, o correrte en mi boca.  Por quinientos, absolutamente todo, incluídas las peores perversiones que se te ocurran.

-         Nadia –conteste mientras mi erección empezaba a ser insoportable-, yo no he cruzado nunca el límite de las cosas muy perversas, y no creo que tú lo sepas hacer, con esa cara de angelito.

Jov no sabía a donde mirar, su polla se iba endureciendo muy lentamente y adquiriendo unas proporciones bestiales.

Nadia me miró fijamente y con un gesto rápido, le bajó totalmente el calzoncillo a Jov y lo inclinó sobre la cama. El chaval se quedó en esa posición junto a mi, con el culo expuesto y su enorme polla sobresaliendo por debajo entre las piernas.

-         Llevamos cinco días sin lavarnos, pero su culito sigue siendo una delicia, no crees? Mmm! – Dijo abriendo con una mano las nalgas del chaval y acariciando el ano con un dedo de la otra mano

-         Nadia, no seas guarra, este chaval se ha de lavar antes –Realmente, en el culo se intuía algún trozo de papel y restos incrustados de no se qué

-         Tu no sabes apreciar los buenos sabores… ¿Vamos a por los 500 euros?

Nadia, ante mi asombro, se metió el dedo anular con el que había estado jugando en el ano de Jov y lo chupó completamente. Inmediatamente se lo metió por el culo hasta el final… Jov estaba muy quieto con la cabeza sobre las sábanas.  La chica removió profusamente el dedo dentro del ano de su novio mientras me miraba sonriente. Cuando lo sacó, estaba manchado y el olor era más fuerte, aunque no tan desagradable como yo hubiera imaginado.  Acercó el dedo sucio hacia mi cara, y sorprendentemente, no hice ningún amago de apartarme

-         Ves como no es tan terrible?

Y, dejándome patidifuso, lo pasó frente a mi nariz y se lo metió en la boca, relamiéndolo con placer.

Yo no sabía que hacer, entre la excitación y el asco por lo que acaba de presenciar. De pronto Nadia se acercó a mi y empezó a desabrocharme el pantalón.  Me daba mucho corte la situación, pero al ver su lengua con la bolita metálica relamiendo los labios, la excitación superó todo. Me levante, y yo mismo me saqué los zapatos, calcetines, pantalones y los calzoncillos. Cuando estaba con la pierna levantada sacándome un calcetín noté que entre mis piernas, por detrás del escroto la boquita de Nadie me iba dando unos besitos embriagadores. No se cómo fue, pero de pronto yo estaba de pié mirando hacia la ventana, y Nadia detrás de mí, obligándome a agacharme un poco y metiendo su carita entre mis nalgas.   Jov me miraba con cara inexpresiva, girado de espaldas sobre la cama y con una enorme erección.

No sé que extraño instinto se puso en marcha, yo nunca he hecho sexo con hombres, ni tenía intención de hacerlo, pero de pronto, me deje caer de rodillas sobre la moqueta, dejando mi culo a disposición de la voraz Nadia, cuya lengua estaba repasando los más recónditos espacios. Al mismo tiempo giré las piernas de Jov horizontalmente sobre la cama, y me metí toda su enorme polla en la boca.

Me enloquecía una situación tan extravagante. La lengua de Nadia era una serpiente de placer en mis entrañas y su mano, tenía agarrado mi sexo y lo masajeaba con dulzura. Estaba a punto de correrme, cuando Nadia subió sobre la cama, y sacándome la polla de su novio de la boca, dijo

-         Eh! Que esto es mío! Si quieres me has de pedir permiso… Serán 50 euros más

Yo la miraba embobado mientras ella subía y bajaba la piel sobre la polla de Jov.  Si previo aviso, la polla del muchacho empezó a soltar chorros y chorros de leche.  ¡El primero manchó el techo de la habitación! ¡Lo juro! Nadia abrió la boca y los cinco siguientes fueron a parar a su lengua… cuando enfocó la polla a mi cara, ya sólo salió un chorrito que ella alcanzó en el aire con mano diestra y, suavemente, me lo acercó a los labios

Me sonreía con su boquita abierta y llena de semen. De pronto acepté encantado y lamí de sus dedos la leche del muchacho… Ella río y se acercó a mi besándome en la boca y llenándomela de semen, con una explosión de sabor amargo y cálido que me sorprendió.

Jov se había quedado rendido sobre la cama. Ella le dijo algo y obedientemente se arrodilló frente a la cama y se puso a lamerme los testículos.

Ella seguía morreándome, con los labios y la barbilla pegajosas de leche. Lentamente fue deslizándose hasta colocarse sobre mi y meterse mi polla en su coño. Yo no podía más, estaba a punto de correrme, cuando ella se levanta, agarra la cabeza de Jov que había continuado lamiendo mis huevos y hace que me chupe a fondo la polla

Inmediatamente  se acerca de espaldas, y ayudada por su novio empieza a meterse mi polla en el culo, apretado y voraz.

Ahí ya no pude mas y empecé a bombear leche en su culo hasta la extenuación. Por sus gritos, creo que ella también se corrió.

Sentada de espaldas a mi, con mi polla aún en su culo, le dije que era momento de ir al baño a lavarnos

-         ¿Estás loco? Jov me mataría, ahora tengo lo mejor para él.

Yo solo veía la espalda de Nadia ensartada en mi polla, y la verdad es que me asusté al pensar en qué nueva perversión podría maquinar. Dijo algo en ruso a su chico, que cesó de lamerme los huevos y supongo que el culo de su novia, y fue al baño a buscar una toalla… La extendió en la moqueta y se tumbo con la cabeza en ella mirando hacia arriba. Con mucha precaución, Nadia se fue sacando mi polla del coño, presionando los labios para que no se derramara nada.

-         Llevo tres días sin cagar… -Me sóltó, mirándome a los ojos con una sonrisita como de colegiala que no ha hecho los deberes

Yo me quedé helado. Jov tenía en la cara una expresión de excitación como no le había visto. Su miembro volvía a lucir una erección gigantesca. En lugar de la normal repugnancia que lo que se intuía que iba a pasar me debía producir, una excitación enfermiza se volvió a apoderar de mi, y comencé a sentir los efectos de una nueva erección… ¡Esa niña era el diablo!

Nadia, suavemente, con la elegancia de una bailarina de clásico, se colocó sobre su cara, una pierna a cada lado, en cuclillas.  Jov abría la boca todo lo que le permitían sus mandíbulas

Empezó por orinar suavemente, aunque por la posición le caía sobre el pecho y resbalaba a la toalla.  De pronto, una leve ventosidad, y un chorro grande y espeso de semen blancuzco y caliente llenó la boca del muchacho

-         Bebe! Le gusta!! Le gusta el aperitivo, pero desea mucho el plato principal… - Decía Nadia mientras ponía carita de apretar como si estuviera sentada en el wc del colegio

De pronto, otro sonido agudo, y empezó a salir de su ano un trozo largo, uniforme y oscuro que quedó dentro de la boca de Jov y que él empezó a masticar y tragar con voracidad. Cuando casi lo estaba acabando, otro más blando pero mucho mas cuantioso le llenó la boca completamente.  El chico esbozó alguna arcada pero siguió comiendo con entusiasmo sin permitir que nada cayera fuera. El final fue una explosión casi líquida que le volvió a llenar la boca, salpicándole toda la cara. El chico empezó a jadear y sin tocársela de ninguna manera, su polla empezó a escupir otra vez una cascada de leche.

Nadia, cansada, se derrumbó sobre la sucia cara de Jov, restregando sus nalgas por sus mejillas. Yo me lancé hacia el pene del muchacho para recoger en la boca su néctar, que me pareció más caliente y salado que la otra vez.  Con la boca llena de esperma, me acerqué a la niña, a la que me uní en un beso cálido y pegajoso, mientras su novio balbuceaba de placer bajo las nalgas de Nadia sentada sobre su boca, y con una expresión indefinible en la cara.

-         ¿Qué edad tienes, Nadia? –Fue lo que se me ocurrió preguntarle en ese momento

Nadia me miró con su expresión más infantil, y me contestó

-         ¿Qué hora es, Nacho?

Miré el reloj, marcaba las seis y cuarto de la mañana. Nadia estaba sentada sobre el rostro empapado de su novio, con los labios y el pelo pegajosos de su leche y una mirada de “pero, si no pasa nada… no he roto nada”

Tras las cortinas, se intuía la luz del amanecer, y la habitación tenía un olor indescriptible, pero no directamente asqueroso.  Nadia olía bien, y lo que su cuerpo creaba, también… yo pensaba esas cosas alucinado por la experiencia. Mi boca también pegajosa de semen, mi polla nuevamente erecta, y la toalla sucísima en el suelo…  Pensé en cómo ocultarla al servicio de habitaciones

-         ¿Qué edad tienes, Nadia? –Volví a preguntar.  Ella me tomó la muñeca y consultó la hora

-         ¿A qué hora tienes que trabajar?

-         A las cuatro de la tarde

-         ¡Bien!  -Sonrió alegremente y meneó con gracia el trasero sobre el rostro de su novio- Aún tenemos casi diez horas por delante…  ¿Te he contado lo que puedo hacer por 750 euros, Nacho?

-         ¿Qué edad tienes, Nadia? –Volví a preguntar.

-         Cumplo 20 el mes que viene, y él cumplió 18 hace dos meses……  ¿De verdad que no quieres que te diga lo que puedo hacer por 750 euros?

Noté que Jov se removía bajo su novia… no se si inquieto, asustado o excitado, aunque su polla volvía a ser un mástil entusiasta.

-         ¿Quieres? – Insistió Nadia

-         ¿Cómo sabes que me llamo Nacho? – Pregunté sorprendido

(continuará)