Nada es lo que parece ( Versión de Julia)

Versión según Julia

Nada es lo que parece ( Versión de Julia)

Entramos en el pub Sara, Patricia, María y yo. Sonaba música de los 80’s y todas las mesas estaban casi todas ocupadas pero al fondo había una libre.

  • ¡Este local es fenomenal!- dijo María dando saltos y palmas.

  • ¡Tranquila niña, que pareces preescolar!- dijo Sara

  • No se como me habéis convencido para venir.

  • ¡Jo Julia! Hace tiempo que no sales. ¿Así como vas a encontrar a algún Don Juan que te conquiste?- me interrumpió María.

La verdad es que desde que dejé a Luis no había tenido ni ganas, ni fuerzas de empezar otra relación. Me encontraba bien así. El tiempo cura todo pero mi herida debía ser muy honda porque no levantaba cabeza.

Tras una pequeña depresión que sané gracias al psicólogo y a la compañía de Sara, empezaba a ser yo otra vez.

La noche empezó a animarse, las copas y el lugar invitaban a ello.

En un momento dado, un hombre de nuestra edad se acercó para intentar ligar.

  • Hola chicas, me llamo Ángel, pero puedo ser vuestro demonio.

  • ¿De verdad eso te funciona para empezar a ligar?- saltó Sara.

  • Bueno, en verdad no, pero me gusta decirlo. Os pido disculpas- el hombre parecía sobrepasado- veréis mis amigos y yo estamos ahí sentados y nos gustaría saber si podemos juntar las mesas.

En ese momento la cara de Sara se tornó seria y me miró asustada.

  • ¿Podrías dejarnos solas?- le dijo Sara a Ángel.

  • Claro. Disculpad si os he molestado.

Nada mas irse el chico, Sara se acercó a nosotras y nos habló en bajo.

  • Chicas, en ese grupo está Luis.

  • ¡No fastidies!- dijo María- vamos a sentarnos con ellos, a ver que dice Luis.

  • Eso lo tendrá que decidir Julia.- dijo Patricia.

  • No hace buena cara él tampoco. Julia, ¿quieres que hable con Luis primero?- me preguntó Sara.

  • Por favor.

Empecé a recordar esos extraños meses mientras Sara se alejaba.

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“Todo empezó inocentemente con la aplicación del móvil. Mauro me vió jugar en un descanso y se lo descargó para jugar contra mí. Desde ese día empezó un flirteo sutil pero perceptible que a mí me incomodaba bastante pero, al tiempo, me acostumbré a su manera de adularme y ya me sentía cómoda con él.

Llevaba poco tiempo trabajando y junto a mí entró otra compañera. Se rumoreaba que solamente una de las dos se quedaría en la empresa y, dado que mi jefe intentaba un acercamiento, decidí aprovecharlo. Lo que no sabia es que ese acercamiento traería consecuencias personales. Durante la cena de empresa Mauro se preocupó mucho para que yo estuviera con él todo el rato. Decía que así me sociabilizaría con los demás departamentos. En todo momento estuve controlando a Luis. Sabía que era incómodo para él estar allí sin nadie con quien hablar, pero yo le había explicado varias veces cual era mi estrategia.

Vi como salía a tomar el aire y María tras él. No me gustó pero entendí que así se distraería. María tenía fama de sueltecita pero a mi me parecía una niña en cuerpo de mujer. No veía maldad en ella.

Me preocupé cuando llevaba un rato fuera y fui a buscarlo encontrándomelo justo cuando iba a salir a buscarlo. Luis me dijo que no le gustaba mi actitud, que estaba solo, y yo le volví a recriminar su actitud. Por ese motivo cuando ví que bailaba con Sara me enfadé. Luis estaba tratando de darme celos, retándome para que le hiciera caso. Para no montar el espectáculo en el salón, preferí abandonar la fiesta y marcharnos a casa.

Desde ese día las conversaciones con Mauro, los cafés y las quedadas fueron a más. Me encontraba muy cómoda con él. Era la novedad y me hablaba con mucho cariño siempre.

El día que Luis fue a casa de María a mirar lo que tenía que hacer quedé con Mauro a tomar un café en un centro comercial. Allí Mauro me dijo que quería algo más que una simple amistad, pero yo tenía claro que mi amor era entero para Luis e intenté sortear la propuesta sin buscar conflicto ya que, al fin y al cabo era mi jefe.

En casa Luis me recriminó la tardanza y me cuestionó las horas que había estado fuera. Por primera vez en mi vida mentí a mi marido. No podía decirle la verdad, prefería terminar yo con el problema.

Esa noche Mauro me invitó a un pub que conocía y a mi me pareció la ocasión perfecta para aclarar las cosas. No podía alargarlo más.

Al llegar al local estaba muy nerviosa y decidí tomar algo para tranquilizarme. A la primera copa le siguieron dos más y yo estaba un poco mareada. Mauro empezó a bailar conmigo y aproveché para decirle que yo no tendría nada con él pero parecía que no se daba por vencido. La noche se estaba complicando ya que Luis estaba otra vez tonteando con Sara. Los celos y el alcohol no son buena mezcla y decidí seguirle el juego a Luis. Y Mauro encantado.

Sentí que el juego se me iba de las manos cuando Mauro trató de tocarme el culo y lo único que hice fue recriminárselo y dejarle que la pusiera en la parte baja de la espalda.

A Luis no debió gustarle esta acción o quizás fuera mi mirada chulesca. Se acercó a mí y me dijo que nos fuéramos. Yo, sintiéndome vencedora, quise tensar la cuerda y me negué a marcharme. Lo que no me imaginaba era que Luis me dejara allí y se fuera a casa.

Al irse Luis vino Sara y me dio la ostia mas grande que nadie me ha dado nunca. Me reprobó mi comportamiento y me explico que Luis estaba muy disgustado conmigo. Y lloré, mucho.

Al volver a casa quería disculparme con Luis y contarle toda la verdad. Lógicamente , estaba durmiendo.

Cuando desperté estaba sola en casa. Recordé lo sucedido y me sentí ridícula y tonta. Me arreglé y me fui a casa de María para comer.

Al ver a Luis estaba avergonzada y él muy enfadado.

Nunca encontré el momento ni el valor de explicarme con mi marido y poco a poco la relación se enfrió.

Me refugié en Sara y la amistad que me brindó. Ella quiso hablar con Luis para encauzar un diálogo entre él y yo.

El día que quedaron para hablar yo esperaba en casa para seguir con la conversación que dejara Sara.

Al sonar mi teléfono creí que Sara me informaba de su encuentro pero me encontré con un video que mató mi relación.

Pasé más de un año sin poder mirar a ningún hombre, los odiaba a todos. Luis me había sido infiel y Mauro cada vez me acosaba más.

Tuve un enfrentamiento muy grave con Mauro y sentí que tenía que cambiar de aires. Por suerte, pronto me salió otro trabajo y me alejé de ese ambiente tóxico.

Los hombres no son una prioridad en mi vida, he tenido pocas citas y todas han sido horribles.

Tras la terapia descubrí que aún amaba a Luis pero su infidelidad no se podía perdonar.”


Sara habló un rato con Luis. Cuando regresó nos contó que a Luis no le importaba si nos acercábamos y mi curiosidad por verlo otra vez me envalentonó.

Nos sentamos por parejas y María se sentó al lado de mi ex. Ella no paraba de tontear con él pero Luis no estaba cómodo con María.

Yo hablaba con otro chico pero la vista se me iba a Luis, había mejorado mucho físicamente y seguía teniendo ese atractivo que tanto me gustaba en él. En un momento dado, María le preguntó si tenía novia y todas nos quedamos esperando la respuesta. Lo que dijeron sus amigos me hizo sonreír como una tonta, no había encontrado otra a mi altura.

María seguía con su acoso y derribo y Luis le contestó de mala manera y de levantó.

En ese momento me acordé de las advertencias de Luis por María. Él me dijo que le había intentado seducir y yo no le creí. Ahí recordé la foto y se me ocurrió una idea. Salí detrás de Luis para hablar con él.

-¡Luis espera!. ¿Era ella verdad? La del video que me mandaron.

  • Si. Era María. Lo que no se vió en el video es como le rechazo cuando pude reaccionar- dijo Luis

  • Tenemos que hablar.

Y el resto de la historia ya la sabéis…..

Luis y yo nos perdonamos por nada y por todo.

En este tiempo que estamos juntos me he dado cuenta que Luis era , es y será el amor de mi vida. Mi luz y mi guía. Nunca me perdonaré la forma en que casi pierdo al hombre más puro y bueno que jamás encontraré.

Por cierto, no me preguntéis mas por María. Seguimos quedando las cuatro chicas de vez en cuando pero, aunque ella trata de reconciliarse, yo no dejo de pensar que trató de pescar en zona prohibida.

FIN