Nada de esto sale de aquí V

"Aprendo rápido, mi señor." La relación incestuosa va más allá. ¿Lo podrán manejar?

El roce de sus dedos se combinaban con caricias de sus labios, y poco a poco la intensidad subía, en la vida me imagine que el dolor pudiera ser estimulante de una manera.

El placer ya no solo era físico, también mental. Un placer que estaba segura nunca  experimentaría con alguien más que con Alejandro, estaba segura.

Poco a poco sus dedos se hicieron uno mismo con mi cuerpo, estaba segura de que no podría aguantar más.

Un instrumento frio y algo pequeño entro en mi ano, lo que provoco un respingo de mi parte.

-Relájate.

-Señor, ¿qué es eso? Se siente… se siente… bien…

-Y ni siquiera ha empezado.

El consolador empezó a vibrar, y yo a jadear.

El pene de Alejandro entro en mis entrañas,  una sola vez, que me hiso desearlo aún más.

Pude sentir sus manos en mi espalda, subiendo a mis hombros. Una vez ahí bajo por mis brazos y los ato a mi espalda con lo que me pareció una cuerda, pero la cosa no termino ahí. La cuerda sigio hasta mis nalgas, entrando en ellas, y por si fuera poco enterrando más el consolador.

-AHHH.

Entro entre mis labios vaginales, y esta fue la parte que temi… apretó fuerte mente mi clítoris, lo que me hiso aguantar…

  • ¡DIOS! ¡No puedo más! – El me golpeo de nuevo en mis nalgas con la fusta, cortando de nuevo mi orgasmo…

-Ya, putita, no quieres que me enoje contigo…- Tres fuertes golpes me azotaron la carne… quería más de ello.- ¿quieres eso? ¿Qué me enoje contigo?

-Sí, mierda, golpéeme. Castígueme, señor, he sido mala.

-Una puta muy mala. – Una de sus manos me acaricia en done había recibido los golpes, y en eso, el presiono más el consolador.

-He sido una puta muy mala mi señor… ¡castígueme!

-Tú lo has pedido.

Un golpe aún más fuerte que los demás me adormeció, uno tras otro era recibido con grandes jadeos, algo caliente aterrizo en mi piel, era cera.

Se concentró en dar pequeñas gotas de cera en mi piel, la quemadura era súper sensual, caí en toda mi espalda, en mis nalgas, varias veces alterno, hasta que se cansó.

Me dio la vuelta en esa mesa, y fue la primera vez que lo mire a los ojos.

Estaba desnudo, al igual que yo, nunca vi su pene tan grande, eso debía de doler mucho.

Termino pasando la cuerda en mis labios vaginales, llevándola a mi abdomen, atándola a mi cuello.

Me di cuenta de que con eso, yo sola podía darme placer, pero el corto mis intenciones de nuevo. Se montó a arcadas en mí, con la vela encendida justo en mis senos.

Una gota fue a parar en mi pezón, me arque, pero no pare de mirarlo a los ojos, otra gota callo, y un gemido se me escapo, dejo la vela a un lado para prestarme la atención que tanto necesitaba, su boca se ocupó de mi seno derecho, mordiendo con pasión apretando con dominación, una clase de pinza presiono mi otro pezón, dios, estaba a reventar.

-Esto te está gustando,  ¿no es así, mi pequeña puta?

-Me…Me… encant-a-a mi señor.

-Has sido, buena, querida, creo que es hora de tu recompensa.

Eso si no lo esperaba, mis manos seguían atadas a mi espalda, por lo que no era muy cómoda la postura, pero… ¡A QUIEN MIERDAS LE IMPORTABA! Estaba siendo literalmente dominada por mi hermano mayor.

Libero mi cuerpo de la cuerda, todo excepto por mis manos, que las dejo atadas a mi espalda, era tanta la excitación que solo pude ver por un segundo la cabeza de Alejandro entre mis piernas, y me relaje por completo, su lengua abrió paso a mis labios internos, lamiendo todo el jugo que estaba en su camino, su nariz acaricio mi clítoris varias veces, retiro en consolador de mi ano, para remplazarlo con su lengua, me penetro con sus dedos, lamiendo cada vez más a prisa mi ano, su nariz en mi clítoris y yo ya  no podía.

Antes de correrme, se separó de mí y me penetro con fuerza.

-AAAARHG!!

Es lo único que pude decir. Sentir su polla así de dura en mí, embistiendo con una fuerza y rapidez increíble era tan sensacional que me provoco un nuevo e intenso orgasmo, así, consiguiendo el suyo.

Alejandro callo encima de mí, me hubiera gustado acariciar lo… pero no me fue posible.


-¿Ya te tomaste la pastilla?

-sí, dios, relájate, cariño-

-Yo… ah, lo siento estoy muy nervioso. Ni siquiera pensé en el condon… Lo…- Corte a mi hermano con un gran y dulce beso en los labios.

-Fue sensacional. – Le susurre en los labios.

Y vaya que lo había sido, nunca nadie me había hecho sentir así, ni siquiera Luis, con su falsa dominación en la mesa.

-Pensé que no te gustaría, en verdad. Tenía miedo, la verdad.

JAJAJA, Él tenía miedo? Lo que yo sentí fue mucho peor.

Estábamos en la cama, en su habitación, el recostado en la almudada y yo en su pecho.

Cuando dijo eso, me enderece.

  • Alex, en la vida pensé que pudieras hacer algo así, al principio la sensación fue… frustrante. Pero… Dios, que bueno eres. En serio. – Me beso en la mejilla, y seguido en la frente.

  • Odette, dime, ¿cómo diablos aprendiste eso? Cualquiera hubiera seguido llamándome por mi nombre, pero tu… fuiste una esclava sensacional, nunca me había topado con nadie así.

Por un momento sentí una ola de celos en mi interior, ¿con cuantas exactamente se había acostado? ¿A cuántas les había hecho sentir lo que a mí?  NO quería ni pensarlo, con esas habilidades, cuerpo y cara, estaba seguro de que tenía una gran fila detrás de mí.

Suspire y me pare de la cama.

-no lo sé.

-¿Adónde vas?

  • A ver si encuentro unas de las que te has topado en la sala, te diste a Anna, ¿no es así? Ah, y creo que también a la novia de Alan, creo que tu vida sexual es aún más activa de lo que yo crei.

  • ¡Odette! ¡Vamos! Para ya,-  Alejandro me siguió escaleras abajo, en donde estaban mis amigos en el comedor, conversando y picando botanas. – Alguien dígale que pare.

  • Es tu hermana, amigo. Tu problema. – dijo Jake.  Fui a la cocina para tomar un par de cervezas. Le di una a mi hermano en cuanto entro en la cocina.

-Olvídalo.

-No, no lo voy a olvidar. Dime que pasa.

  • No tengo nada que decir, si me permites… - Se interpuso entre mí y la puerta, está la cerro, para darnos intimidad.

  • ¿Qué diablos fue eso?- camine a la encimera y me subí en ella. Tome mi cerveza lentamente, intentando emborracharme rápido. Me sentía tan mal al saber que su pasado fuera de cama en cama, o posiblemente ni siquiera llegaba a la cama!

-Nada.

-Háblame. Quiero fortalecer lo que tenemos… pero si tu no me dejas, no voy a poder, - tomo mi mano y la beso. Es sus ojos se reflejaba la preocupación que sentía por mí, por nosotros.

-¿Cuántas fueron?

-¿Qué?

-Dijiste que querías saber, ahora responde, ¿Cuántas fueron? ¿A cantas les hiciste lo mismo que a mí? ¿Con cuantas dormiste?

-Odette, no tenemos que hacer esto, en verdad. -

Acerque su cara a la mía, y le bese los labios, un tierno y dulce beso.

  • Sí, sí tenemos. – Me empine la cerveza en un débil intento de acabar con el nudo en la garganta.

  • fueron… 32, con las que me he acostado. Y apenas 5 a las que domine.

Sus resultados fueron inesperados, eso me rompió el corazón, pero… era pasado. No importaba realmente… ¿o sí?

  • Y por cuantas sentiste algo

  • Sólo por 3, si no te cuento a ti. –Termine mi cerveza, y le quite a él la suya.

-Te amo tanto, Alejandro. –Las lágrimas resbalaron en mi cara y el me consoló. Terminado por un beso, con  muchas promesas… sí, eso hubiera sido, si Anna y Jake no hubieran entrado en la cocina.

Se quedaron perplejos… pero nos dieron tiempo de hablar.

Era hora de decirles a nuestros amigos que era en verdad lo que nos pasaba, ya no me escondería más.