Nada de esto sale de aquí. II
Lo vuelvo a subir, algo paso. >
Salí de la pileta para encontrarme con mi hermano, sus ojos se abrieron en par, pero después se calmaron y vi en ellos algo que nunca había visto en los ojos de mi querido hermano.
Lujuria.
Lujuria pura.
Eso me éxito mucho más, y a el también por que mis ojos lograron ver. Su polla había crecido más de 7cm midiendo en total 28cm.
Dios, era tan grande, rosa y apetitosa. Lo único que quería era meterla en mi boca y hacer que explotara en mis tetas y cara.
¿Qué cómo lo haría?
Lo tomaría de la base, sujetándolo con firmeza. Comenzaría a masturbarlo lento, dándole besitos a sus huevos. Para después estrujarlos con fuerza, pero no la suficiente como para lastimarlo.
Besaría su punta, haciéndole cosquillas. Lo metería con fuerza, y hasta el final, sin importar sensaciones feas.
Me lo follaría con la boca.
Volví a la vida real, y ahí seguía su enorme miembro. Y no pude resistirme.
Lo tome con una mano, mi mirada siempre figa en la suya, su respiración se estaba acelerando poco a poco, así como mi mano.
La sentí tan suave, pero al mismo tiempo tan dura…
-¿Qué hacemos?- Me pregunto.
-lo que siempre he querido.- Al decir esto ninguno se pudo contener. Me tomo en sus brazos con fuerza y me llevo a la casa de huéspedes, el conocía muy bien la casa, era de los tíos de Jake su mejor amigo.
Me bajo al suelo, pero no me soltó. Me tomo incluso con más fuerza, mis caderas contra las suyas, mi pelvis contra el suyo…el único impedimento; mi bikini.
Sus labios se unieron a los míos en un beso sin precedentes, Alejandro acaricio mi lengua con la suya varias veces, tentándome esperando mi reacción. Yo no hacía nada más que gemir.
Una de sus manos subió a mi espalda alta, acaricio mis omoplatos con delicadeza, para después subir a mi nuca y desabrochar mi sostén.
Lo deslizo con lentitud, y al ver mis senos se perdió en sus deseos.
Los sujeto con firmeza, su boca de poso en una de mis tetas, tomando mi pezón entre sus dientes, dando pequeños mordiscos, su lengua jugaba con la puntita de mi pezón, lento, rápido, más rápido e intenso.
No lo vi venir, me tomo nuevamente de las caderas y me lanzo contra la cama, se coloco sobre mi, tomo mis muñecas y las puso en mi cabeza dejándome inmóvil, ya que sus piernas encerraban las mías.
-Se acabó. ¿Lo sabes verdad? Después de esto eres mía.
No podía hablar, además, ¿a qué mierdas se refería? Sólo tenia 17 años y aún era virgen y con una lista no muy grande de novios, ya que no me considero una chica demasiado sociable, haciendo referencia a salir a fiestas llamémosle “Salvajes” Sí, tomaba y fumaba, pero no en exceso, gracias a una mala experiencia.
-Ale…Alejandro. - Sólo mire a mi hermano, y no pude decir más. Estaba tan excitada, que yo misma tuve que empujar mis caderas a su pelvis para que reaccionara.
Soltó un pequeño gemido.
-¿Tan desesperada estas, pequeña? Veamos que tan puta eres.
Él NUNCA me había hablado así, no tenia cabeza para preocuparme, o molestarme, tome sus insultos muy estimulantes.
Su boca tomo posesión de la mía, su lengua se abría poco a poco paso entre mis labios, hasta que lo logro, succiono mi lengua, provocándome, mordió mi labio inferior, pero no sentí dolor, al contrario. Nuestras lenguas se juntaron en un baile erótico, lleno de lujuria, pasión, y deseo contenido.
Su boca se deslizo a mi cuello, haciendo pequeños círculos, trazando figuras y de vez en cuando mordisqueándolo.
Así mismo sucedió con el resto de mi cuerpo, sus labios y su lengua se movían ágilmente sobre mi cuerpo, una vez que llego a mi abdomen me miro, sabia lo que haría, pero por que había parado. Cuando pensé que él había terminado, sus manos me sorprendieron. Tomo mi bikini y lo bajo con rudeza, dejando ver mi virgen coñito.
Debo de admitir que lo cuido demasiado, incluso siendo virgen lo recortaba, el vello solo se encontraba en mi monte venus, y sí, lo tenia perfilado.
Eso a él le éxito más.
- Mira nada más… ¡QUÉ PUTITA ME SALIO LA PRINCESA!- Y se puso salvaje.
Su boca atrapo directamente mi clítoris, pero lo hiso torpe mente, unos segundos después separo mis labios mayores, ahora sí, dejando mi clítoris libre para el.
Su lengua se aventuro lentamente, asiendo pequeños cirulos sobre mi clítoris, al principio sentí dolor, y una sensación que me invitaba a alejarme de él, ya que mi clítoris estaba muy sensible, ya que nunca alguien me había tocado, pero un poco después esa sensación se evaporo.
Gemidos emergieron de mi boca, pequeños, pero reflejando mí placer.
Su lengua ya no solo hacia círculos, también líneas, fuertes y rápidas, poco a poco sus dedos empezaron a acariciarme, muy despacio se deslizo a mi vagina, metiendo apenas la punta de su dedo, me estremecí.
-Esto te va a gustar, cariño.
Se separo de mi lentamente, se movió con agilidad y se coloco entre mis piernas…
-se suave. – Le susurre.
Pude sentir su glande entrando, lento y suave, cerré mis ojos, por que sabía que me dolería.
Poco a poco entro, no puedo decir que con dificultad, yo estaba verdaderamente lubricada, pero muy apretada.
Abrí un poco mis ojos, y pude ver su cara, sus ojos estaban cerrados, su boca abierta habiendo pequeños ruidos que reflejaba que estaba disfrutando verdaderamente.
Y fue cuando lo sentí, una pequeña punzada de dolor atravesó mi cuerpo.
Y no lo puede evitar, grite. Las manos de mi hermano tomaron mi cara, abrí poco a poco mis ojos.
En los suyo no pude ver más lujuria, deseo, o cualquier otra cosa que no fuera preocupación y amor.
-¿Por qué? ¿Por qué, Odette? Dios, princesa. – Sus manos me acariciaban la cara, despacio y lindo. –Te trate tal cual puta, perdóname, princesa. – Y se soltó a llorar en mi hombro, Yo solo le acaricie la espalda, unos minutos después, se levanto, dispuesto a abandonarme, cuando lo note lo atrape con mis piernas.
- Por favor…termina. No hay nada mejor que tu seas mi primera vez.
Afloje mis piernas, y su miembro salió despacio de mi vagina, solo para volver a entrar. Esa fue una sensación extraña, pero no desagradable, se volvió a acomodar, pero esta vez de una manera distinta. Se puso de rodillas en la cama, y me tomo de mis caderas y me coloco en sus piernas, su pene entro en mí de golpe, solté un grito, uno de placer y sorpresa.
Me ayudo con sus manos a moverme encima de él, de mi hermano.
Nuestros ojos se juntaron y no se volvieron a separar. El ya no tuvo que sostenerme, con mis brazos alrededor de su cuello yo sola comencé a moverme encima, haciendo círculos que me mataban de placer, saltando para volver a caer.
Yo llevaba el control, lo que a él no le agradada, así que tomo de nuevo el control.
Me recostó, y comenzó a llevar el ritmo, con unas fuertes pero placenteras estocadas. El la vida había sentido algo así. Pronto acompañe sus movimientos.
Su cuerpo se movía provocándome el placer más grande del mundo, el cuarto se lleno de olor a sexo y gemidos y gritos de placer. Sus estocadas cada vez eran más rápidas e intensas. Sus ojos seguían fijos e mí, una de sus manos tomo mi pezón derecho y lo aprisiono entre el dedo índice y el pulgar.
-Odette… me corro…
-Dentro…- No me preocupaba NADA. Sólo el sentirlo.
Su velocidad aumento considerable mente, y su auto dominio se evaporo.
Grite, gritamos.
Y tuve mi primer orgasmo al mismo tiempo que él.
Mi hermano se paro de la cama.
-¿qué haces?
-Espera ahí, cariño.
Mi hermano entro al baño, y salió con una toalla mojada.
-Yo te ensucio, yo te limpio. – Lentamente me limpio las piernas, que tenían mezcla de semen y sangre.
-Princesa, quiero que sepas, que esto fue premeditado, yo… sí, te veía como mujer ya desde hace tiempo, pero nunca como ahora…Yo… Yo te quiero, cariño.
-Y yo a ti, Alejandro.- Nos besamos con dulzura, pero ambos sabíamos que aún no terminaba.