Nada de esto sale de aquí. Cuarta Parte.

Las cosas entre los hermanos se ponen claras. Odette descubre que esconde su "fragil" hermano.

Odette

No siempre las cosas son como las esperas, no siempre es como lo planeas, es como haces que suceda. Sin haberlas planeado, sin siquiera pensarlas, solo pasan.

Hay veces que los sueños se vuelven realidad, es como si todas las noches antes de dormir, te pusieras a recrear la vida, haciendo posible todo en este mundo, cambiando cosas, incluso personas, relaciones y emociones. Pues hacer lo que desees de tu vida durante unos segundos.

Y a veces, puede hacerse  verdad.

Es como, sí, como un sueño hecho realidad.

Días después.

Por alguna razón el viaje a Cuerna se había extendido. Varios habían dejando la casa de Jake para volver a México, pero ni mi hermano ni yo teníamos muchas ganas de estar en casa con mis padres, sería muy difícil después de llevar una relación como la que tenemos.

Pero en fin, nos quedaremos dos semanas más, así que es un verano de lo mejor.

Entre los días en la piscina, y las noches de fiesta casi no quedaba nada de tiempo para nosotros, un nosotros no muy decente.

Pero mi hermano siempre fue muy astuto para esconderse y hacer de las suyas, sí… aquí no se quedaba atrás.

Fuera cuando fuera, cuando me subía sola a la habitación, temprano mientras me bañaba se metía en la ducha conmigo, y yo sin sentirlo hasta que sus manos se posaban en mi.

Cualquier momento era perfecto para el.

Y para mi estaba bien… solo que yo quería algo más, estar con el, salir en publico de su mano. Saber que el mundo sabe que él es mío.  Y eso era una necesidad.

  • Quiero salir.- Le dije a Alejandro, era un día soleado y acalorado, Figo y Louis jugaban tennis en las canchas, mientras mi hermano y yo nos quedamos en la sala, con Jake, viendo televisión.

El cuerpo de mi hermano sin playera era tan sensual, sus músculos bien torneados, sus brazos duros y fuertes, ese pecho tan rico, no miento, daban ganas de chuparle los músculos…

Yo, por mi parte, tampoco traía playera o algo encima, sólo mi sostén, no soportaba el calor, y lo más lógico sería salirnos, pero el sol estaba tremendo, y dentro el aire acondicionado nos mantenía… bien.

-Sal.- para responderme tan solo se encogió de hombros.

-Anda, llévame por un helado.-

-Linda hermana, NO, entiende, no pienso pararme, lo siento. –Estaba siendo muy rudo, algo verdaderamente extraño, posiblemente el calor, o algo.

-Si quieres te llevo yo, Odette. – Voltee a ver a Jake, el chico lindo con ojos de ángel me sonrió tiernamente y acepte su oferta.

Subí a mi habitación para cambiarme, y una vez arriba me encontré con Mayte, ella estaba frente al espejo en el suelo. Sus manos tapaban su cara pero sus sollozos y la presencia de lágrimas era más que notoria.

Y sabía muy bien a que se debían.

Mi único consuelo era que mi hermano nunca dejaría de amarme. Nunca.

Abrace a mi amiga por la espalda y me devolvió el abrazo con ganas. Lloro en mi hombro, no soy una persona que soporte lágrimas de los demás, pero ella en ese momento necesitaba en consuelo.

Le ofrecí salir con Jake y conmigo y lo acepto con una sonrisa en su rostro.

Me cambie y ella se limpio la cara, los tres salimos hacia Galerías Cuernavaca por un helado, y mientras eso pasaba, Alejandro no dejaba de insistir en el celular, que no me quedo de más que apagarlo. Sabía de sobra que lo que más me molestaba era su arrogancia y el negarme placeres pequeños, cuando yo le di lo más importante para una mujer.

Apague el teléfono y me concentre en mis amigos.

-No puedo creerlo. JAJAJA- estallamos en risa los 3, Dios, ¿cómo es que había gente tan idiota? -¿Qué más te dijo?

-“! Amiga, estas que te caes de… enferma!” JAJAJAJA.

-¿En dónde mierdas estaban? – Alejandro me tomo del brazo y comenzó a sacudirme, - apagaste el celular. ¿Por qué?

-¿qué te sucede? Suéltame.- mi hermano se dio cuenta de lo que estaba haciendo y me soltó inmediatamente.

Lo mire con desprecio e inmediatamente hui a mi habitación, no podíamos hacer una escenita enfrente de esos dos.

Alejandro se percato y fue tras de mi, entre en mi habitación, estuve apunto de cerrar la puerta, pero… ¿si lo hacía que ganaba? Pelear más con el y no arreglar nada.

Pero yo no tenía ganas de discutir, no habíamos tenido intimidad en los últimos y días, y mucho menos momentos para nosotros, para hablar. A veces sentía que desde que todo cambio, no era más para el que un juguete sexual con su misma sangre, sí, mi hermano nunca dejaría de quererme, pues es mi hermano, pero ¿amarme? Es muy distinto y complicado.

-Vete, no tengo ganas. – Alejandro se quedo parado en el marco de la puerta, sin hacer ni decir nada. Quería estar sola, no le pedía más en ese momento. – Por favor vete, Alejandro. – El por fin se movió, pero no para irse, camino hacia mi y cerro la puerta con seguro. Su mirada estaba puesta en mi, sus manos se hacían puños en los costados y sus dientes estaba apretados, el verlo así causo algo terrible en mi. Miedo. El me dio miedo.

-Hay que hablar. Ahora.

-No quiero. ¿Por qué no entiendes? – sus hombros se aflojaron, sus manos se abrieron y su mirada se calmo.

Alejandro se acercó a mi, se sentó en la cama a mi lado,  mirándome como si de verdad me quisiera… Con tanta ternura, que me relaje.

-¿Qué?

-no vengo a pelear, mi amor, en verdad.

-¿Entonces a qué? ¿A regañarme por qué salí? Recuerda que solo eres mi hermano, un puto cabrón que usa de su hermana como un juguete sexual.

-Cállate.

-¿Es lo que soy para ti, verdad? Nada más que una puta…- Al decir eso, mi hermano perdió sus estribos con evidencia, y sin más arremetió contra mí,  tomo mis muñecas, las apretó con fuerza y mi inmovilizo en la cama.

-Dije que te callaras.

-¿Es verdad no es así?- Tal vez no debí de atacarlo de esa manera, pero qué más podría hacer.

-No. – Reí a carcajadas, pero mi hermano me apretó las muñecas con más fuerza. – Eres mucho más que eso.

-Oh, ya sé. Tú hermana, la puta.

-No vuelvas a decir eso. ¿Qué no lo ves? Jake es un idiota, un patán, ¿porqué no lo ves?

-Él es un patán. ¿Y tu qué eres?

  • No lo soy, y lo sabes. Nunca te he faltado al respeto. NUNCA, Odette.

Su actitud me dolía, pero más la mía, presionarlo no era la manera. Así que me di por vencida. Cerré mis ojos, cedi con la fuerza que imponían mis manos y me calme.

-Es cierto. – suspire. –Vete. Déjame sola.

-No. No lo haré. ¿Y sabes porque? – Negué con la cabeza. – Porque Yo te amo, Odette. Te amo.  Y nunca amaré a nadie como lo hago contigo. No puedo soportar el que Jake te vea como mujer, si lo hubieras visto. – La verdad que es no escuche más después del “Te amo”

-Repítelo. – Sus manos solaron mis muñecas, se quito, así nos pudimos enderezar. Una leve sonrisa se levantaba.

-Te amo. – tomo mi cara, nos miramos a los ojos y me beso. – Te amo. – Sus labios encerraron los míos en una promesa.

-Te necesito, Alejandro. Te necesito ahora.

-No, hermosa. Ahora no. Espera un momento. Te daré una sorpresa.


Mi hermano regreso un tiempo después, yo estaba medio adormilada. Así que me

tomo en sus brazos y la verdad no estoy muy segura de en donde termine.

Solo sentí algo frio en mis manos… Abrí los ojos de golpe,  no pude ver nada. Mis manos estaban atadas, y

mis piernas igual. Y estaba casi desnuda.

-¿Alejandro? – Eso me ponía de nervios. ¿Qué estaba pasando?

-Sorpresa. – Alejandro salió de no se donde, pero lo sentí conmigo, estaba ya a

mi lado.

-¿Por qué estoy así?

  • Mira, princesa. Esto te va a encantar, pero si pones resistencia no será

lindo. Así que cállate, y has lo que te diga, cuando lo haga. Y dime Señor

.

-¿Qué mierdas dices? – Acaricio mi pierna con suavidad varias veces, muy dulce…

de pronto un golpe estremecedor me partió la piel. Solté un grito.

-Mira, Odette, lo hemos hecho ya a tu forma, ahora será a la mía, - Me tomo de

las caderas y me rodo, quede boca abajo. La superficie estaba muy fría, como

metal. Acaricio mis nalgas, y las separo, poco a poco su dedo índice entro en

mi, haciéndome jadear. – Te gusta, princesa. – Me acaricio con verdadero

dominio y control, como nunca lo había hecho.- Si te portas bien tendrás esto

que tanto te gusta, pero si no, no será grato el resultado.

-¿Qué… qué pasa, Alejandro?

-oh, la princesa no entiende. Tendremos que castigarla.

Una vez terminada la frase su atención se movió a mis nalgas, casi no las toco,

solo me hacia cosquillas, y en una parte de mi sabia que no me haría daño,

pero… en otra, sabia que le gustaba duro.

Varios golpes me aturdieron, sentía mi trasero arder.

-¡NO¡… Por favor… Se…ñor.

-No te escucho.

-Señor, dije señor. – se noto un cambio inmediato en sus caricias, ahora, no me

dolían sus pequeños golpes, ahora los encontraba estimulantes.

Separo mis nalgas estrujándolas, poco tiempo después pude sentir la punta de mi

lengua desde mi ano, hasta mi vagina, un dedo comenzó a deslizarse por mi vagina, acariciando mis labios

vaginales con suavidad poco a poco introdujo el dedo en mi, moviendo lo en círculos.

Entraron dos… el ritmo de su mano aumento, y su lengua continua con las

caricias, frotando mi ano, lamiendo mis fluidos… estaba a no más poder, quería correrme,

lo necesitaba.

-Voy… a correr… - PABF! Se separo de mí inmediatamente, cortando mi orgasmo.

-¿dije que te corrieras? NO. Si no lo digo, no lo haces. Ahora… seguiré con mi

trabajo y tu no te moverás ni un centímetro, mi pequeña puta...