Nada bueno pasa después de las 2 am

Tomó un trapo y lo metió en mi boca y continuó castigando mi culo. Yo no podía con tanto dolor, me retorcía y lloraba pero a él parecía no importarle. Luego de un rato sacó de golpe aquel palo y se colocó detrás de mí...

Yo apenas era un polluelo, cuando lo conocí por primera vez, nunca antes había visto un chico de mi edad con ese cuerpo, tan alto, tan fuerte y tan lleno de vello. Debo admitir que en primera instancia llamó mi atención, pero nada de lo que yo llegue siquiera a imaginar, justificaría lo que él me hizo a mí.

En esas épocas yo apenas comenzaba a ir a las famosas tardeadas, mis padres eran muy conservadores y ellos ni siquiera tomaban alcohol ni para celebrar algún cumpleaños, es más muchas veces ni los llegaban a celebrar. Sin embargo no quisieron truncar mi vida con sus costumbres y comenzaron a dejarme asistir a fiestas con mis amigos de la secundaria.

Aquella noche horrorosa, era la tardeada por inicio de clases, yo ya iba en tercero, sin embargo de todo el grupito era el más tranquilo por obvias razones. Aquel día decidí erróneamente llevarme unos shorts caquis de tela, con unas botas de montaña y calcetas bajas, acompañas de una playera equis de alguna de mis bandas de rock favorita. Vivo en un lugar caluroso por lo que aquella vestimenta no era algo fuera de lo común.

Sin embargo lo que si era fuera de lo común, al menos para la gente en general era que a mi edad careciera de vello en prácticamente todo el cuerpo, nada de manzana de Adán, ni voz gruesa a pesar de que era de la última generación de la secundaria.

Pasaron algunas horas y todos estábamos divirtiéndonos tranquilamente, jugábamos a la botella, algunos ya se habían besado, pero nada había pasado de un faje por encima de la ropa.

Sin embargo pasadas las 11 de la noche (hora a la que se suponía yo debía estar en casa) los chicos de cobach arribaron a la fiesta, la mayoría bebidos, solo uno marihuano y sobra decirlo pero eso sí, todos muy cachondos.

Llegaron con un ambiente tal que la fiesta se encendió al más puro estilo de un proyecto x, las chicas de inmediato nos votaron todos los chicos de secundaria y comenzaron a bailar con los chavos de preparatoria.

En ese entonces yo no sentía atracción alguna hacia las vergas y su delicioso jugo, es más me parecía incomprensible que un hombre se sintiera atraído a otro cuando había tantas mujeres a nuestra disposición y todas estaban muy cachondas, solo debas saber qué cosas decirles.

Me quedé ahí sentado asintiendo con la cabeza al ritmo de la música, con un vaso desechable color rojo, que solo contenía refresco de toronja y un par de hielos. Él se acercó a mí, con una botella de wiski en la mano, e intentó servirme. Yo, con mi mano intenté tapar el vaso y el wiski se derramó. Al parecer todos lo vieron y como el wiski era caro, hicieron el clásico ruido que incita a un hombre pelear con otro: “uuuuuuuu”

Yo me quedé quieto, le pedí disculpas.

Él lentamente giró su cabeza hacia mí, dándome la más aterradora de las miradas.

  • Ya empezamos mal cabroncito.

Me tomó del cuello y a jalones me sacó de la fiesta. Nadie salió a mi auxilio. Gritaba cosas de que era muy caro, que nadie lo despreciaba y menos un pendejo de secundaria nerd. Yo seguía disculpándome como podía. Pero él no soltaba mi cuello, me empujaba hacia abajo haciéndome trastabillar hasta que me fui de cara cayendo sobre mi nariz.

Me tiró del pelo para pararme y continuó como si nada pasara, pero mi cara estaba llena de sangre por el impacto contra el suelo que acababa de darme. Llegamos hacia una pick up y me arrojó hacia dentro después de abrir la puerta, yo no tenía idea de que era lo que deseaba y estaba muy asustado. En el movimiento, debí pisar mal y al recibir el empujón resbalé haciendo que mi cabeza impactara contra el marco de la puerta desmayándome en el acto.

Desperté algunos minutos después con un dolor de cabeza terrible y un dolor sordo en la espalda, luego el dolor incrementó e intenté pararme pero un golpe duro impactó contra mis costillas en el costado derecho, mi hígado dolió horrores y el aire salió casi por completo de mis pulmones.

-Ya era hora hijo de puta, no pensé que alguien aguantara tanto dolor tanto tiempo desmayado.

Entonces sentí por fin el origen del dolor en mi espalda, no era tan arriba, el dolor provenía de mi culo, yo estaba atado a un árbol de rodillas sobre el piso y él me penetraba arduamente la cola con un enorme palo insalubre que sacó quien sabe de dónde.

-Para, para por favor. Que haces me duele mucho.

-Cállate perro. – Volvió a golpearme estabas una patada en las cotillas que me hacían perder el control de mi cuerpo,   lastimándome más el interior con aquel enorme palo. – Que bonitas piernas tienes, quien diría que aguantarían tanto.

Tomó un trapo y lo metió en mi boca y continuó castigando mi culo. Yo no podía con tanto dolor, me retorcía y lloraba pero a él parecía no importarle. Luego de un rato sacó de golpe aquel palo y se colocó detrás de mí, yo sabía de qué se trataba todo aquello. Pero después de varios intentos fallidos, no logró penetrarme con su flácida verga que no lograba mantener una erección.

Eso le enfadó aún más y tomando el palo de antes me dio unos leñazos que me hicieron retorcerme, luego con sus fuertes brazos tomó mu cola y volvió a meter el palo, esta vez procurando ir tan dentro de mí como pudo. Yo gritaba del dolor pero no había nadie cerca que pudiera escucharme.

Después de una tortura que debió durar cerca de media hora, el tipo se aburrió de mí y conectándome una patada esta vez en la boca del estómago,  me dejó allí atado, desnudo, con un palo en el culo y amordazado de la boca.

Intenté ponerme en pie y liberarme pero fue inútil. Esa noche la pasé atado en un baldío a las afueras de mi ciudad. Y solo porque un pepenador que pasaba por allí le llamó la atención un bulto a la mañana siguiente, fue que pude ser rescatado. El dio aviso a las autoridades pues creía que se trataba de una chica muerta, llegaron los peritos, y al darse cuenta de que aún estaba con vida, hicieron llegar a los paramédicos.

Pasé varias semanas en el hospital, recuperándome de varias costillas rotas, una cirugía de prolapso rectal, un esguince en mi muñeca izquierda y un derrame en el ojo. Al tipo lo atraparon de inmediato y le dieron 5 años de cárcel. Sin embargo algo dentro de mí cambió.

Todo lo que antes me gustaba dejó de hacerlo, la masturbación que era mi deporte favorito, desapareció de mi vida. Solo me limitaba a ver películas de comedia pues eran las únicas que no me hacían recordar aquella tragedia. Hasta que un día vi una película que me hizo ver las cosas diferentes.

Its a boys girl thing. Donde por azahares del destino un chico y una chica intercambiaban cuerpos y tenían que vivir uno en el género del otro. Me pregunté si algo así me pasara, que era lo que yo haría. Después de todo mi cuerpo no había madurado como el del resto de los chicos, ¿no habría algo dentro de mí que estuviera mal?

Y fue entonces que ocurrió, durante toda la película sentí como estaba mojado de allá abajo, pero no quise moverme ni hacer nada hasta no terminar pues la estaba disfrutando mucho. Nada más terminar la peli, me disparé ala ordenador que aun usaba Windows 98, para buscar info al respecto, disculpen ustedes mi infantilismo pero así de ingenua era yo entonces.

No encontré nada al respecto, sin embargo luego de horas de búsqueda me topé con un término que llamó por demás mi atención, pues era una categoría completamente dedicada al respecto: TRANSEXUAL, hermosas chicas (y algunas no tanto) con tetas en el pecho y poderosas vergas entre las piernas. Esa noche luego de más de un año y medio por fin cenó pancho.

Me corrí abundantemente como no lo había hecho desde la primera vez que me la jalé. A duras penas pude contener mis gemidos y durante las semanas siguientes investigué entre pornografía, fotos, e información veraz, la situación tan atractiva de aquellas chicas.

Eran mujeres que habían nacido en el cuerpo de chicos pero que habían decidido por medio de cirujas plásticas reconstruir sus cuerpos para hacerlos coincidir con lo que había en sus mentes.

Me armé de valor e imprimí algunas páginas con información y unas fotos de las chicas que más me habían gustado y me dirigí a mis padres durante la cena.

-“Papá, mamá, creo que soy mujer y quiero ser una chica transexual”

Ellos ni siquiera reaccionaron ante lo que yo decía, pues no terminaban de entender lo que les acababa de decir. Luego de varias horas de charla, por fin lo hicieron y a regañadientes mi padre aceptó por lo menos una visita al psicólogo para corroborar que lo que yo decía era posible.

Así comencé mi vida de lo que actualmente soy, con una terrible agresión que me hizo cuestionarme mi verdadera identidad. Si les gusta mi relato, les iré contando poco a poco mi viaje de vida. Agradezco sus valoraciones, mensajes y comentarios por adelantado. Les amo. Besos.