Nacida para Coger (7)
La noche en que me enteré que en el seno de mi hogar se daba el incesto.
Nacida para Coger VII
Incesto en mi Casa
Por Georgina del Carmen
Pasaba de media noche y dormía placidamente, sin embargo me despertaron las ganas de ir al baño, forzada por tal circunstancia muy a mi pesar tuve que levantarme, una vez satisfecha mi necesidad fisiológica me disponía a regresar a mi recamara y reconciliar el sueño cuando escuché unos ruidos provenientes de la habitación que ocupaba mi prima Irene, por la somnolencia que aun tenía no podía distinguir si eran voces o quejidos, se me ocurrió que mi prima estuviera enferma y por no despertarnos estaría soportando algún dolor o malestar, así que decidí averiguar y sigilosamente me acerqué a su recamara, la tenue luz de la mesilla de noche estaba encendida y la puerta estaba solo emparejada, sin hacer ruido para no asustarla empujé levemente la puerta en cuanto pude ver hacía adentro y vaya sorpresa que me llevé, me quedé momentáneamente paralizada, no daba crédito a lo que mis ojos veían.
Ahí estaba Irene totalmente desnuda al borde de la cama apoyada en sus codos y rodillas en la clásica pose de "perrita" levantando sus pies de la cama y tras ella mi hermano Gerardo, el mayor de los dos, también en total desnudez, inaudito ¡se la estaba cogiendo!.
El ángulo de visión que yo tenia los presentaba de perfil a mí, lo que me imposibilitaba para definir si se la estaba cogiendo por la vagina o por el culo, solo veía la gran verga de mi hermano entrando y saliendo con prontitud del bien formado cuerpo de mi prima, quien movía su cadera al ritmo de las embestidas que Gerardo le daba por entre las nalgas.
El primer impulso que tuve fue irme de inmediato a mi recamara tan sigilosamente como había llegado, sin embargo me era imposible moverme de donde estaba, por el momento no sentía ningún tipo de nerviosismo y si mucha cachondez por la escena que tenia ante mis ojos, no me asustaba la situación ya que yo había hecho lo mismo con dos de los hermanos de Irene y con otros primos, solo me sorprendía saber que ellos eran también capaces de disfrutar el incesto tanto como yo lo hacía y el atrevimiento de coger en la casa a riesgo de ser descubiertos por mis padres, ya que conmigo no habría ningún problema y con Carlos, mi otro hermano, suponía que tampoco.
Ignorando que estaban siendo observados ellos continuaban disfrutando de sus candentes cuerpos, ahora Gerardo se había recostado en la cama e Irene se montaba en él, al momento de colocarse la verga de mi hermano en sus adentros pude ver que el tamaño de la macana de Gerardo era espectacular, tal vez la de mayor dimensión que hasta entonces habría yo visto, Irene se sentó en la hermosura de mi hermano y sin mayor esfuerzo le fue penetrando hasta el nacimiento de tamaño falo, mientras él le chupaba las chiches y con las manos le acariciaba las nalgas, ella se daba sentones en la verga de él y movía su cadera de atrás hacia delante. Aun cuando la noche era fresca, lejos de tener frío, a pesar de que solo vestía el baby-doll y las pantaletas, ambos transparentes, sentía un agradable calor producido por la excitación que me provocaba toda aquella situación y mi minúscula tanga estaba sumamente mojada de los jugos que mi sexo expelía deseosa de ser yo quien estuviera recibiendo esa hermosura que tiene mi hermano por verga.
así duraron por varios minutos, no tengo idea de cuanto tiempo habrían estado cogiendo antes de mi llegada, pero súbitamente Irene se desmontó de mi hermano poniéndose en cuclillas sobre el piso, simultáneamente con gran agilidad Gerardo se incorporó poniéndose de pie y colocando su colosal ricura dentro de la boca de mi prima quien le mamaba con vehemencia, casi de inmediato él empezó a eyacular entre los labios de Irene y algunos chorros de semen que seguramente no alcanzaba a tragar escurrían por su barbilla llegando a sus tetas y otros caían en su rostro, mientras la cara de Gerardo manifestaba el gran placer que estaba experimentando.
Sin esperar a que tal vez se echaran un segundo "palo" me fui presurosa a mi recamara sin hacer el menor ruido, fue entonces cuando me puse muy nerviosa y sentía como todo mi ser temblaba de emoción y excitación, no pude conciliar el sueño y mientras me masturbaba frotándome el clítoris recordaba algunos detalles de ellos en que me había fijado tiempo atrás sin darles mayor importancia y que ahora se aclaraban por lo que seguramente ya tenían tiempo de estar cogiendo.
Por ejemplo un día claramente advertí como mi hermano, la subir las escaleras en compañía de Irene, le agarraba las nalgas; en otra ocasión en el hall de la televisión estando ellos, pude ver como mi prima tenia la falda muy subida y en cuanto me vieron ella se bajo la falda y él hizo un rápido movimiento que no alcancé a ver que había sido, pero seguramente la estaba cachondeando, también en otra ocasión entré a la recamara de Gerardo buscando un diccionario y junto a su cama, tiradas en la alfombra un tanto escondidas bajo la cama, estaban una pantaletas de Irene que en su momento pensé que por error las hubieran dejado caer al llevar la ropa limpia de él, tal vez muy ingenuamente pero es que no imaginaba que fueran capaces de tener relaciones sexuales entre ellos, así mismo en otra ocasión que estaba yo en la recamara de mi hermano Carlos y que da a la calle les vi llegar en el auto, creí ver como ella tenia la falda casi en la cintura y él tenia metida su mano entre las piernas de ella, igualmente me había fijado que cuando Irene se iba en la mañana llevaba las pantimedias puesta y cuando regresaba en compañía de mi hermano ya no traía medias, a lo que no le daba importancia y así varios detalles mas que no eran nada concluyentes pero ahora se aclaraban por completo.
Aunque ya había pasado mas de una hora no salía de mi sorpresa de saber que mi hermano se estaba cogiendo a Irene, en mi mente no cesaba de repetirse la imagen de cuando Gerardo le sacó la verga del cuerpo para eyacular en su boca, era una verga enorme, sabrosa, de la que pendían unos güevotes colosales dignos de ser besados y lamidos, recordar su hermosura en toda su erección me ponía sumamente cachonda y la vulva secretaba mi jugo intimo mojando la pequeña tanga que portaba, hasta que me quedé dormida pensando en la ricura de mi hermano deseando podérsela mamar y tenerla dentro de mi ser.
Al día siguiente al ver a Gerardo de inmediato sentí como una agradable sensación me subía desde mi vulva hasta la boca del estomago y mi vagina empezó a secretar el néctar de mi sexo humedeciendo mis pantaletas, lo mismo experimentaba al ver a Irene y recordar como mi hermano se la estaba cogiendo, pero también sentía una especie de celos al pensar que ella podía gozar de la hermosura de mi hermano y yo no, igualmente me asaltaba la curiosidad de saber desde cuando se la estaría cogiendo y si siempre era en la casa o la llevaría también a algún hotel.
Durante todo el día estuve pensando en ello y luego de mucho reflexionar tomé la decisión de que si mi hermano era capaz de cogerse a nuestra prima, porqué a mí no, así que desde ese momento me dedicaría a tratar de seducirlo hasta conseguir que me cogiera como lo hacia con Irene y de inmediato me puse en acción lo primero debería ser exhibírmele para antojarle de mi cuerpo y ser amable y coqueta con él.
Por la tarde me puse una minifalda que apenas me cubría las nalgas, de las que ya no uso para salir a la calle por quedarme excesivamente cortas, la idea era que cuando él llegara me sentaría frente a él para mostrarle mis muslos y las pantaletas e incluso dándole la espalda agacharme con cualquier pretexto para enseñarle mis nalgas y de alguna forma interesarle sexualmente, todo ello aparentando no darme cuenta de lo que estaba haciendo. En cuanto llegó mi hermano en compañía de Irene hice lo planeado, Gerardo sin duda me había visto pero no demostraba, por el momento, ningún interés ni hacía ningún tipo de comentario.
Estaba consciente de que no sería fácil pero tenía la suficiente paciencia para lograr el objetivo, en tanto todas las noches estaba pendiente de cuando ellos estuvieran cogiendo, en algunas no se notaba nada extraño y en otras estaba segura que lo estaban haciendo pero no había modo de ver nada ya que estaban a puerta cerrada y tan solo alcanzaba a escuchar leves jadeos o pequeños quejidos de mi prima que seguramente se estaba derritiendo de placer con la tremenda hermosura viril de mi hermano.
Continuaba dándole todas las facilidades a Gerardo para que me viera las piernas y "algo más", aunque me consta que él se fijaba en mi cuerpo de ahí no pasaba y quien aprovechaba al máximo estas exhibiciones era mi hermano Carlos quien no perdía detalle de lo que les enseñaba y a él si se le notaba que se le "abultaba" el pantalón a la altura de la entrepierna, pero mi objetivo era Gerardo quien no tenía ojos mas que para Irene.
Una tarde cuando Gerardo fue a comer a casa, intencionalmente y ante su vista, tomé las llaves de su auto como si estuviera jugando y al termino de la comida me fui a mi recamara llevando conmigo las llaves, me tendí de costado sobre la cama levantándome la falda casi hasta la cintura dando la espalda hacia la puerta y fingí estar dormida, sabia que en poco tiempo mi hermano iría a buscar las llaves ya que tenía que ir al trabajo y tendría la oportunidad de verme las nalgas por completo ya que llevaba puestas unas pantaletas tipo tanga que se incrustaban entre mis glúteos y disfrutaría mi trasero a plenitud.
Unos minutos después, tal como lo había calculado, Gerardo llegó a mi habitación en busca de las llaves del auto, mismas que había dejado en la mesilla de noche, al llegar a mi habitación me llamaba por mi nombre, pero al ver que estaba "dormida" guardo silencio, se detuvo frente a mi trasero mirando atentamente mis nalgonas, yo atisbaba sus movimientos a través del gran espejo de cuerpo completo que esta colocado en una de las paredes del cuarto, me observaba atentamente las nalgonas tocándose su hermosura que se notaba se estaba hinchando formando un gran bulto bajo su vestuario, yo me puse sumamente cachonda al comprobar que mis asentaderas le excitaban, simulé que estando aun dormida daba un medio giro quedando boca abajo, ello para brindarle un mejor panorama de mis nalgas a mi hermano, él en silencio continuaba acariciando su ricura que ahora se notaba en total erección.
Unos minutos mas tarde decidió que era suficiente lo que había visto y se dirigió directamente a donde estaban las llaves que seguramente había localizado desde que entró a mi habitación y se retiró no sin antes dar un último vistazo desde la puerta a mis paradas nalgonas y darse un pase final de mano por su vergota. Para entonces ya tenia mis calzoncitos muy mojados de la secreción que salía de mi sexo por lo cachonda que me había puesto la exhibición que le brindé a mi deseado hermano.
Me sentía satisfecha de saber que sí era capaz de excitar a Gerardo, que seguramente ahora cada que me viera volverían a su mente las imágenes de mis nalgas desnudas ante su mirada y tal vez su verga se le entiesara nuevamente ante los excitantes recuerdos de esa tarde, por lo que toca a mí era indudable que me excitaría cada que le viera recordando que logré que se le parara la verga ante la desnudez de mis nalgonas y que tal vez estuviera deseando disfrutarlas.
Al día siguiente me puse un pantalón blanco super ajustado y a la cadera, se trataba de lucir mis nalgas ante mi hermano para tratar de que no olvidara lo que había visto la tarde anterior, debajo una tanga del mismo color que se marcaba con claridad como se perdía entre mis nalgas y la parte superior de ella asomaba por la parte superior del pantalón, ello para resaltar la forma de mis nalgas y traer a su mente lo sucedido e irlo incitando a que en breve se animara a disfrutar de mi cuerpo como lo hacia con el de Irene y diera señales de querer hacerlo ya que por mi parte estaba mas que dispuesta.
Cuando estaba ante mi hermano por cualquier pretexto me ponía de espalda a él para que pudiera verme el trasero y efectivamente sentía su mirada en mis nalgas y discretamente le veía la entrepierna como se le formaba el bulto de su inquieta hermosura seguramente queriendo meterse en mi candente cuerpo, al menos eso era lo que yo imaginaba.
Era mi día de suerte, esa noche tuve la ventura de ver nuevamente como Gerardo se cogía a Irene, habían llegado juntos como casi todas las noches, no obstante que se suponía que él venia del trabajo y ella de la universidad, durante la cena, le estuve enseñando mis muslos y las minúsculas pantaletas que portaba desde en la mañana, ayudada por la minifalda que para esos fines me había puesto, situación que simultáneamente disfrutaba mi hermano Carlos, aunque de momento fuera dirigida a Gerardo no me molestaba que mi otro hermano lo gozara también. Más tarde nos retiramos cada cual a su habitación con el propósito de dormir, eran ya casi las 11 de la noche.
Por algún motivo presentía que ese sería el día de revalidar las escenas de hace algunos días en que Gerardo se cogía a Irene, dos veces salí de mi recamara con la intensión de saber si estaban cogiendo esa noche, pero ambos permanecían en su respectivo dormitorio, hice un tercer intento con la convicción de que si no tenía resultado positivo en esa ocasión me dormiría de inmediato.
En ese último intento me percaté de que la puerta de la habitación de Irene estaba abierta y ella no estaba ni ahí ni en el baño de donde yo venía, así que me acerqué con sigilo a la puerta de la recamara de Gerardo, vaya fortuna estaba entreabierta, ignoro si le dejaban así para oír si alguien se acercaba o para no hacer ruido con la chapa al cerrar o simplemente era un descuido, lo cierto es que era una gran fortuna para mí, silenciosamente me asomé por la ranura que quedaba y vaya espectáculo, apenas estaban empezando.
Mi prima estaba en una bata transparente que le llegaba a los tobillos en color lila, de las que ella acostumbra usar, a través de ésta se le veían las pantaletitas negras tipo tanga, no llevaba sostén y sus chiches aunque pequeñas estaban rígidas interrumpiendo la caída de la bata sobre su cuerpo, calzaba unas sandalias destalonadas de plástico transparente. Mi hermano solo estaba en boxear y era evidente que su enorme báculo estaba tan erecto como una macana de policía, estaban abrazados, ella lo tomaba por la nuca y él la asía de las nalgas que frotaba con ambas manos mientras se besaban en la boca.
Mi hermano le quitó la bata dejando a mi prima solo en pantaletas e inclinándose un poco le besaba las chiches, en tanto ella metía su mano por dentro del bóxer de él para agarrarle el falo, luego simultáneamente ambos tiraron de la ropa intima del otro, el bóxer de Gerardo cayó al piso y la tanga de ella se quedó a medio muslo, el espectáculo era impresionante, la tremenda verga de mi hermano estaba a todo lo que daba de erección, estaba divina, enorme, circundada, la roja cabeza de su macana sobresalía del grosor del tronco de su hermoso vergón, era un poema erótico su ricura y me derretía de ganas de mamársela, Irene lo tomó con una de sus manos frotándole, su mano se veía pequeña ante el tamaño del mástil de Gerardo, él le manoseaba la panocha con una mano y con la otra las nalgas sin dejar de chupetearle las chichitas, vaya agasajo que se daban el par de cachondos y yo muerta de envidia.
Intercambiaron algunas palabras y enseguida mi prima se puso en cuclillas tomando con ambas manos el falo de mi hermano dándole besos en el glande de aquella hermosura, poco a poco le fue chupeteando hasta meterse toda la cabeza entre sus labios mamándole, a medida que le chupaba lo iba introduciendo mas en su boca, vaya que mi caliente prima era una buena mamadora, en pocos segundos ya tenía mas de la mitad del tremendo leño de mi hermano dentro de su boca, mi hermano hacia movimientos de mete y saca como cogiéndosela por la boca y su macana se perdía en la garganta de mi prima cada vez más hasta que sus labios tocaban la vellosidad pubica de él, la tenia totalmente metida en su garganta y por momentos la sacaba casi en su totalidad para enseguida volverla a devorar, me sorprendía sobremanera que tamaña ricura de macana le cupiera completa en la boca.
Minutos mas tarde ella se puso en pie y fue mi hermano quien procedió a besar y lamer el cuerpo de ella, le quitó las pantaletitas por completo besándole la vellosidad y la entrepierna, mi hermano de rodillas la hizo girar para darse un agasajo con sus nalgas y metiendo su cara entre ellas supongo le lamía el culo, ella se notaba que lo estaba gozando al máximo cerrando los ojos y frotándose a si misma los senos mientras permanecía con las piernas separadas firmemente apoyadas en las sensuales sandalias que calzaba.
Continuaron cuando ella se sentó en la orilla de la cama separando las piernas y levantándolas por completo dejando expuesta su babeante vulva ante la boca de mi hermano quien se pegó a ella mamándole su candente hendidura sexual en tanto ella sostenía sus muslos con ambas manos, luego de un tiempo Gerardo se incorporó y enfiló su tremenda tranca hacia la vagina de Irene quien estoicamente recibía aquel enorme pedazo de dura carne que poco a poco iba penetrando su sexo hasta que solo quedaban fuera los hermosos güevotes de mi hermano, éste inicio el vaivén de su magnifica estaca entrando y saliendo casi por completo de la vulva de Irene, quien no podía contener su calentura y dejaba escapar marcados jadeos que yo alcanzaba a oír.
Mis calzoncitos estaban totalmente empapados de mi jugo intimo ante tales escenas y sin perder detalle de lo que sucedía, con una mano me frotaba las chichonas y con la otra me masajeaba el clítoris, sentía que las piernas me temblaban de la emoción y excitación que en esos momentos sentía deseando cada vez mas ser cogida por mi hermano y poder tener dentro de mí esa sensacional vergota hermosa que ahora disfrutaba mi prima, ganas no me faltaban para entrar a la recamara y pedirles que me invitaran a un trío, pero hubiera sido una imprudencia, prefería esperar segura de que esa hermosura viril tenia que estar incrustada en mi cuerpo tarde o temprano.
Hubo un nuevo cambio de pose, ahora mi hermano se recostó en la cama e Irene se montó en él, ella misma se incrustó el tremendo garrote de Gerardo sentándose sobre esa ricura, poco a poco los sentones fueron tomando velocidad haciendo que el falo de Gerardo entrara y saliera incontables veces de su cuerpo, el ángulo en que habían quedado ante mi vista era de perfil por lo que no podría definir si se la estaba cogiendo por el culo o seguía por la vagina, varios minutos después ella se desmontó rápidamente metiéndose el colosal camote de mi hermano entre sus labios, en lo que imagino era la eyaculación de él, sin embargo ni una sola gota de esperma salió de la boca de mi prima por lo que intuí que había tragado toda la leche de él.
Antes de dar oportunidad a ser descubierta me fui silenciosa y con rapidez a mi recamara, había quedado cachondisima, nunca como en ese momento deseaba ser cogida, mi flujo intimo escurría por mi entrepierna casi llegando a mis rodillas y mis pantaletitas quedaron totalmente empapadas con el elixir de mi sexo, irremediablemente tuve que masturbarme pensando en el gran falo de mi hermano y jurándome a mí misma que le tendría dentro de mi ser en el menor tiempo posible, sin precipitar los acontecimientos.
Por supuesto continué con mi estrategia de seducción, que sin planearlo estaba dando resultados más rápidos y efectivos con mi hermano Carlos quien también gozaba de ello, ya que era imposible sustraerlo de las exhibiciones que le ofrecía a Gerardo a quien iban dirigidos mis devaneos, pero eso les seguiré narrando próximamente en un nuevo relato.
Georgina del Carmen
Nota.- A los amigos lectores de los relatos de mi autoría les reitero que mi nuevo E-mail es georginadelcarmen1980@hotmail.com en donde gustosa recibiré sus comentarios y sugerencias.