Nacida para Coger (5)

Narrativa de mi primera experiencia de sexo incestuosos llevada a cabo con un primo-hermano.

Nacida para Coger V

Mi Primer Incesto

Por Georgina del Carmen

Ya había cumplido los 16 años y para entonces ya me sentía muy autosuficiente para tomar mis determinaciones, para entonces ya había tenido un buen número de novios, nunca me ha gustado prolongar mucho una relación "amorosa", así que algunos de esos novios solo duraban un mes, otros dos meses y unos tan solo una o dos semanas, lo único que tuvieron todos ellos en común fue que con todos hice "cositas sabrosas" y me fornicaron.

Había ido a pasar mis vacaciones a una pequeña ciudad del interior de la república, de donde son originarios mis padres y la mayor parte de mis familiares, me hospedé en la casa de mis tíos, los padres de Irene, la prima que, mientras estudiaba vivía con nosotros en la capital, el padre de ella es hermano de mi padre, Irene tiene varios hermanos entre mujeres y hombres, que vienen siendo mis primos en línea directa, lo que comúnmente llamamos "primos-hermanos", por lo que solo, me referiré a algunos de ellos.

Desde mi llegada al aeropuerto supe que esas vacaciones tendrían una connotación candente, la mirada de mi primo Javier, tres años mayor que yo, me lo indicaba, había ido en compañía de Cristina, su hermana, a esperarme para llevarme a casa, desde el primer momento la mirada de Javier recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, sentía su vista cargada de erotismo y morbosidad, lo que provocó en mí una actitud de coqueteria y provocación, aun sin quererlo contoneaba mi cuerpo mas de acostumbrado llamando la atención de mi primo, al saludar a Cristina con un efusivo abrazo pude ver de reojo que mi primo me miraba las nalgas con descaro creyendo que no me daba cuenta, luego le salude a él, me abrazó con gran vehemencia repegando su miembro viril en mi vientre aunque no se le sentia endurecido si me hizo sentir su presencia, en respuesta le arrimé mis crecidas tetas en su pecho, e intercambiamos besos en la mejilla.

Al abordar el auto Cristina se subió en la parte trasera dejandome al lado de Javier quien conducía y ya con perversas intenciones bajé un poco el cierre de la blusa que llevaba puesta para el viaje a fin de que mi primo pudiera ver un poco de mis senos ayudada por el brassiere de media copa que sostenían mis tetonas, con Javier no era la primera vez que coqueteaba, ya en ocasiones pasadas nos habíamos demostrado mutua atracción e incluso, alguna vez, nos dimos besitos en los labios aunque de manera inocente solo de "piquito", pero esta vez seria diferente.

Al llegar a la casa y luego de saludar a todos e instalarme en una de las recamaras de la amplia casona, mi primo Javier me invitó a dar una vuelta por la ciudad para reconocer el pueblo y enseñarme algunas novedades que existían desde la última vez que había estado ahí, acepté indicándole que me esperara para cambiarme el atuendo que había utilizado para el viaje.

Así que cambié el pantalón de mezclilla por otro de lickra en color blanco de los que se usan para hacer ejercicio y que me quedaban embarrados al cuerpo por ser ajustables, poniendo especial cuidado en que se me marcaran las pantaletas blancas de tipo bikini que portaba, cambié la blusa de cierre por una camiseta escotada que dejaba ver el perfil superior de mis tetonas, de tipo ombliguera y que translucía el brassiere de media copa que hacia juego con las pantaletas y sustituí los sucios tenis por una zapatillas de tacón alto que realzan la figura de cualquier mujer al usarlos. Me vi en el espejo y todo estaba en orden para llamar la atención lúbrica de mi primo.

Nos fuimos hacia el auto y noté que Javier, con cualquier pretexto, me dejaba caminar delante de él, su intención era evidente, así que cuando lo hacia yo caminaba más voluptuosa que de costumbre para que pudiera verme a plenitud las nalgas, seguro se estaba fijando en como se me marcaban las pantaletas bajo el ajustado pantalón deportivo y yo me daba vuelo moviendo la cadera en forma descarada, ya en el auto Javier me clavaba la mirada en el escote de la camiseta mirando mis senos, me arrepentí de no haberme quitado el brassiere, pero hubiera sido exageradamente evidente dejar mis chichonas en libertad, cuando menos por ese mi primer día de visita, luego de recorrer en el auto casi todo el poblado me invitó un helado, al platicar conmigo no me miraba a ojos sino casi siempre estaba su vista en mis chiches, yo fingía no darme cuenta pero meneaba mi busto cada que podía para antojarlo mas de lo que estaba. Por ese día solo se dedicó a recorrer mi cuerpo con su morbosa mirada y seguramente deseándome.

Era verano, días calorosos que se prestaban a las mil maravillas para la ropa sexy y breve, al siguiente día luego de bañarme use unas pantaletitas negras tipo tanga que tenían un corazón bordado en encaje por el frente cubriendo el área de la panocha, transparentes en los costados y en el pequeño triángulo que formaba la parte trasera, adivinaron, eran de mi prima Irene pero me las llevé "prestadas", encima unos shorts azul cielo de lickra también de los que se usan para hacer ejercicio que me quedaban dibujados al cuerpo dejando al descubierto la totalidad de mis muslos y solo una blusita frontal de satín, es decir de las que no tienen parte posterior y solo se ajustan con dos tiras por la espalda, esta vez no me puse sostén, por último me calcé con unas sandalias de tacón alto destalonadas.

Me miré al espejo y vaya que me veía sexy, la tanga se me marcaba como si el short fuera transparente, en mi abultada pelvis se notaba con extrema claridad el corazón bordado en las pantaletitas y el contorno de mis labios vaginales, por atrás era mas que evidente como mis nalgas se devoraban los diminutos calzoncitos, mis tetas se balanceaban a cada paso que daba evidenciando la falta de brassiere y los pezones se marcaban bajo la blusa dejando ver su tamaño.

Causé admiración entre mis primas algunas me decían que me veía muy bien, otras solo me miraban sin hacer comentarios, a mis primos se le caía la baba mirándome de pies a cabeza, sin duda les despertaba sus bajos instintos y tal vez a algunos de ellos les provoqué la erección de su verga, por donde me vieran había algo "interesante" que mirar, me sentía acechada por sus impúdicas miradas deseándome, eso me puso muy caliente, ya que como he establecido me encanta el exhibicionismo, sentía mi hendidura sexual algo húmeda, el que mas se notaba excitado mirándome era Javier, o cuando menos era el que mas lo manifestaba agarrándome la mano y haciendo una leve presión en la misma, a la que yo correspondía de la misma manera, sin motivo aparente procuraba abrazarme y claro yo me dejaba, en una de esa ocasiones me abrazó por la espalda repegando su pene contra mis nalgas, enseguida registré su erección, sin embargo hice como si no hubiera sentido nada dejando que siguiera friccionando su verga en mis glúteos por largo rato.

Después del desayuno mi primo me invitó a "dar la vuelta", pues, dijo, quería lucirme con sus amigos, acepté de buena gana ya que de alguna manera quería estar a solas con él y porqué no?, exhibirme con sus amigos, así lo hicimos y en el auto paseamos por el pueblo y cada que nos encontrábamos a algún conocido de él nos bajábamos del auto a saludar y a que, sin mencionarlo, pudieran verme de cuerpo completo, yo complacida me dejaba admirar adoptando poses de mujer fatal o de caliente ramera de la calle, ellos se deleitaban viéndome las chiches, las pantaletitas, mi abultado Monte de Venus, el dibujo de mis labios vaginales, mis nalgas, etc., se notaba que me disfrutaban y yo sinceramente gozaba exhibiéndome a grado tal que sentía cada vez mas mojadas las pantaletas y temía que la humedad de mi sexo traspasara el short y me evidenciara lo cachonda que estaba para entonces.

Tiempo después me invitó a tomar un refresco, pero al llegar al estacionamiento en donde dejaríamos el auto, al bajarnos se me acercó y de frente me abrazó pasando sus manos por mi cintura y yo deposité las mías en su pecho, lentamente fue acercando sus labios a los míos como esperando alguna reacción negativa de mi parte, pero no fue así, por fin sus labios hicieron contacto con los míos y nos besamos levemente solo en los labios, no dijimos nada solo sonreímos descarados y tomados de la mano entramos a la nevería a tomar el refresco, al entrar sentí como los presentes me desnudaban con la mirada lo que acrecentaba mi calentura, ahí entre la platica me preguntó si recordaba la vez en que nos habíamos dado aquellos inocentes "piquitos", coqueta le dije que sí lo recordaba con agrado, se acercó nuevamente a mi rostro y ahora nos besamos un poco mas formalmente entreabriendo los labios mojándolos mutuamente con la saliva del otro, sentía como me "latía" la vulva, definitivamente estaba bien cachonda, repetimos los besitos discretos varias veces hasta que decidimos irnos.

Llegamos al estacionamiento y al abrir la puerta del auto me volvió a abrazar, pero ahora yo le pasé mis brazos por el cuello y él por mi cintura, los besos eran descarados a boca abierta chupándonos mutuamente nuestras lenguas, mis tetonas estaban embarradas en su pecho y su erección se restregaba contra mi pelvis, un solo beso duró tal vez unos cinco minutos, sus manos amagaban con bajar a mis nalgas, cosa que yo no hubiera impedido ya que lo deseaba.

Abordamos el auto y aun sin salir del estacionamiento ya nos estabamos besando nuevamente, con una de sus manos acariciaba mis muslos ante mi complacencia, su mano fue subiendo por el costado hasta llegar a una de mis tetas, era ineludible que quisiera agarrármelas, en esa época eran de llamar la atención tamañas chichotas para una chavita como era entonces, dejé que me las acariciara mientras seguíamos intercambiando saliva, estaba muy cachonda para impedírselo, su mano brincaba de una chiche a la otra y yo generosa dejaba que me manoseara mis "toronjas" por encima de la delgada blusa, cuando intentó meter la mano por debajo de la blusa le dije que era mejor irnos de ahí.

Obediente dio marcha al auto y mientras circulaba por las calles sin un rumbo fijo su mano seguía acariciándome las piernas hasta llegar a la pelvis por encima del short, yo tenia muchas ganas de agarrarle la verga que se le veía estaba hinchada por el bulto que hacia abajo su pantalón, pero me contenía por un cierto chispazo de pudor, raro en mí, las pequeñas pantaletas que portaba estaban empapadas de mis jugos íntimos y el short se estaba mojando también.

Por fin se detuvo en un lugar arbolado dentro de la ciudad pero no había casas ni gente, nuevamente nos entregamos al besuqueo, sus manos recorrían descaradamente mi cuerpo por encima de la breve ropa que me cubría, pronto sus manos buscaron por debajo de la blusa hasta tocar mis chiches en directo acariciándomelas delicadamente, con la otra mano me frotaba las nalgas encima del short, yo me dejaba presa de la calentura que en esos momento experimentaba, con el codo de uno de mis brazos rozaba el bulto de su endurecida verga, él tomó mi mano que estaba en su pecho y la bajo poniéndola encima de su pene que dócilmente empecé a acariciarle, el besuqueo era ininterrumpido, ya con mi mano frotando su verga, Javier intentaba meter la mano por abajo del short para acariciarme las nalgas, el tipo ajustable del pantaloncillo le dificultaba enormidades pero lo consiguió, metió su mano tocándome las nalgas en directo, las pantaletitas no le estorbaban mucho ya que las tenia incrustadas entre mis glúteos y solo acariciaba mis nalgas sin pretender aun meter los dedos entre ellas en busca de mi culito o de mi raja, pretendía quitarme el short ahí mismo pero le detuve diciéndole que lo dejáramos para mas tarde.

Regresamos a casa super excitados, enseguida fui a cambiarme el short que ya estaba mojado con mis fluidos vaginales, por una extraña razón lúbrica conserve las pantaletas aun cuando estaban empapadas, me puse una minifalda no muy corta pero dejaba al descubierto la mitad de mis muslos, el cachondeo duró toda la tarde ahí mismo en la casa, aprovechábamos cualquier descuido para besuquearnos y meterme mano por debajo de la faldita tocando mis nalgas y la panocha por encima de las pantaletas, pero al tratar de tocar mi sexo aun sobre los calzoncitos él constantemente sacaba la mano mojada de mis jugos y pasar su lengua por sus humedecidos dedos, ello me excitaba sobremanera ya que entendía que era capaz de chuparme la panocha sin tapujos, yo solo le acariciaba la verga por encima del pantalón dejandome manosear a placer.

Al día siguiente había la boda de una prima de ellos, hija de una hermana de su madre, por lo que no era familiar mía, pero me trataban como tal por el simple hecho de ser prima de sus primas, así que aunque no estaba invitada de inicio seria bien recibida en la ceremonia y posteriormente en la fiesta respectiva.

Como no sabia de la boda no fui preparada con vestimenta adecuada para tal celebración, así que mi prima Yolanda, hermana de todos ellos y quien es mas o menos de mi talla me ofreció prestarme un vestido largo para asistir al evento, acepté gustosa pues si era capaz de ponerme las pantaletas sucias de Irene porqué no me pondría un vestido de Yolanda, era un vestido precioso, en color rojo con diminutos destellos plateados de acuerdo como le reflejara la luz, tenia un escote posterior que dejaba la espalda totalmente descubierta hasta la cadera y solo se sujetaba con dos tiras en el cuello, había dos pequeños inconvenientes que a mí en lo personal me agradaron sobremanera, uno que Yolanda era un poco mas delgada que yo por lo que el vestido me quedaba muy ajustado a mi cuerpo y el segundo que ella era un poco mas alta por lo que con zapatillas muy altas evitaba que arrastrara en el piso pero el escote bajaba mas de lo normal, es decir justo apenas me tapaba la separación de las nalgas lo que se me hacia de lo mas cachondo.

Dadas las condiciones del vestido, era imposible que me pusiera brassiere y pantaletas, así que solo cubriría mi cuerpo con el vestido y mi perfume, me va mal decir que me veía divina, o cuando menos así me sentía, podía lucir mi cuerpo, mis tetonas libres hacían llamar la atención y ese escote tan excitante hacían lucir mucho mis nalgas, seguro despertaría los deseos sexuales de todos los hombres que me viesen, en fin que aun no salíamos de la casa y yo ya me sentía cachonda, recibí piropos de toda la familia, en especial de los hombres y de entre ellos de Javier, con quien desde muy temprano había continuado el cachondeo con largos y apasionados besos en la boca y sus manos inquietas recorriendo mi cuerpo por debajo de mis ropas, ese día por la mañana ya le había dejado chupar mis chiches mientras me manoseaba, por mi parte solo le había seguido acariciando el falo por encima de la ropa.

Paso la ceremonia religiosa y nos dirigimos a la casa de la fiesta, si la casa de mi tío es grandisima, la de ellos es enorme, varias veces más grande, al llegar dejamos nuestros abrigos, también me lo prestaron, en una de las amplias recamaras que más tarde supe era la de Margarita, la novia, y pasamos al patio acondicionado como salón de fiesta con orquesta en vivo y dos conjuntos mas, la fiesta era en grande, licor de sobra y comida hasta hartarse, todo sensacional.

Como lo había presentido, con aquel vestido mi cuerpo llamaba mucho la atención, sentía las miradas libidinosas sobre mi voluptuosa humanidad, ya sea en mis grandes tetonas, en mi abultado Monte de Venus que sin pantaletas mi abundante vellosidad lo hacia resaltar aun más o en mis nalgonas, me daba gusto contoneando mi cuerpo lo más sensual que podía sin caer en la vulgaridad de zorra de barrio, tenia una larga fila de sujetos que querían bailar conmigo especialmente las piezas tranquilas donde repegaban su pecho contra mis chichotas y aprovechaban para tocar mi cadera y también repegarme sus candentes vergas en mi vientre, yo me dejaba hacer todo ello fingiendo no darme cuenta y por supuesto disfrutando el discreto manoseo de que era objeto.

Javier iba con su novia así que no me atendía como lo hubiésemos querido ambos, sin embargo de vez en cuando me sacaba a bailar, él si que me repegaba descaradamente su verga erecta y yo mi pelvis en ella, después de unos tragos en pleno baile metía la punta de sus dedos por debajo del escote tocando la separación de mis nalgas y yo le embarraba mis crecidos senos en su pecho, al oído me decía que me deseaba, que quería cogerme, yo solo sonreía provocativa pidiéndole se controlara para que no nos fueran a descubrir, que ya tendríamos tiempo de todo.

El tiempo había pasado volando y ya era de madrugada, la novia de Javier ya tenia que irse, yo ya me sentía un poco cansada y algo borracha, ya estaba derrochando sensualidad de mas y antes de quedar en ridículo quise irme, aproveche para que Javier me llevara y así se los hice saber, no hubo objeción, así que fui por mi abrigo y al entrar a la recamara de Margarita observé que estaba un cajón de la cómoda entreabierto, era donde Margarita guardaba su lencería, no sé por que pero me dieron ganas de ver su ropa interior y animada con los tragos ni lo pensé, abrí el cajón y empecé a verla, tenia unas piezas en verdad exquisitas, las pantaletas todas tipo tanga minúsculas transparentes y llenas de encajes en colores fuertes, provocativos, no me pude resistir y me robe 3 que se veían en muy buen estado, roja, negra y anaranjada, no entiendo porque tengo esa mala costumbre, no era la primera vez que me robaba unas pantaletas para usarlas, ya que las de Irene solo las tomaba prestadas por un día o como ahora solo por el viaje pero las regresaría.

Las metí en las bolsas del abrigo y salí un tanto nerviosa, no me preocupaba mucho ya que en esa recamara había entrado mucha gente, además Margarita ya se había ido de viaje de bodas y para cuando regresara y tal vez se diera cuenta, yo ya estaría de regreso en mi casa.

Cuando le dije a Javier que me llevara a casa, fue sin un plan premeditado, pero cuando íbamos en el auto reflexione lo que podía pasar, en cambio Javier pensó que era deliberado, le dije que primero me dejara a mí y luego a su novia, pero él insistió argumentando que ya estarían esperando a la chica en su casa, además que quería ir a la nuestra para sacar unas cosas que le habían pedido sus hermanas y las llevaría la fiesta.

Cuando su novia se bajo del auto Javier me indicó que me pasara al asiento delantero mientras él llevaba a la chica, así lo hice, en cuanto regresó apenas había recorrido media calle y su mano se fue a mis piernas por encima del vestido tratando de levantármelo sin lograrlo por lo ajustado que me quedaba, detuvo el auto y nos empezamos a besar en la boca chupando mutuamente nuestras lenguas, una mano la metió por el escote y enseguida la tenia en mis nalgas acariciándolas ardientemente, la otra la ubicó en mis chiches, no esperé a que me sugiriera nada y le frotaba el erecto pene por encima del pantalón, por un costado del vestido metió la mano para agarrarme las chiches en directo, yo me dejaba presa de la lujuria y el placer que me daba, tomé iniciativa y le bajé el cierre de la bragueta sacándole la verga, agradable sorpresa cuando vi que estaba de muy buen tamaño y muy endurecida, se la frotaba de arriba abajo a manera de masturbación.

Aunque ya estaba acostumbrada a cachondear en un auto en plena vía publica, esta vez me dio temor por encontrarme en "terreno ajeno", así que le sugerí que fuéramos a casa que estaría sola, así lo entendió y sin sacar su mano de mis nalgas, ni yo dejando de frotarle el falo, se encaminó a casa, al llegar fue a revisar que no hubiera nadie en ella y me alcanzaría en la recamara.

Pensé en quitarme el vestido para cuando llegara me encontrara desnudita, pero quise esperar a ver que hacia o sugería ya que yo aun no sabia si efectivamente no había nadie en casa, en cuanto entró en la recamara nos fundimos en un largo y desenfrenado beso en la boca, mis tetas se incrustaban en su pecho, su verga fuera del pantalón repegada en mi vientre y sus manos, una en mis nalgas y la otra en mis "toronjas", temí que fuera a dañar el vestido y mejor le dije que lo desabrochara de mi nuca, así lo hizo y la parte frontal cayó dejando a su vista mis chichotas desnudas, las acariciaba a placer ante mi candente complacencia, no tardó en empezármelas a besar, chupar y lamer, mi vulva palpitaba aceleradamente excretando gran cantidad de jugo intimo.

Temí manchar el vestido y opté por que me lo quitara, presuroso tiró de él hacia abajo dejándolo en el suelo, ahí estaba frente a mi primo completamente desnuda solo conservando las zapatillas de altos tacones sujetas a mi tobillo por una delgada correa, Javier había quedado de rodillas ante mí, se notó la expresión de sorpresa en su rostro cuando vio la gran cantidad de vello pubico que tengo, un instante de inmovilidad y reanudó la acción acariciando mi vellosidad con la palma de la mano y enseguida con sus mejillas, mientras con la otra mano acariciaba mis nalgas hurgando entre ellas en busca de mi culito, tomó aire y metió su rostro entre mis piernas buscando entre los vellitos mi rajita con su lengua, le encontró rápidamente y metía su lengua lamiendo mi clítoris, separaré las piernas para facilitar su morbosa tarea, chupaba mi raja sorbiendo mi flujo vaginal con lo que se mojaban sus labios con mi néctar intimo, estaba al borde del orgasmo.

Era mi turno, me senté en la cama e hice que se parara delante de mí, le chaqueteaba la verga mientras le veía a los ojos y le sonreía con total cinismo, puse mis labios en pose de "trompita" y le asesté el primer beso tan sonoro que retumbo en la amplia recamara, le repetí la dosis cuatro o cinco veces, entonces saqué mi lengua y con toda su extensión le lamía la cabeza de su hinchada verga, le fui lamiendo el tronco hacia abajo hasta llegar a sus güevos, los chupeteé y trataba de darle mordisquitos, lamiéndolos en cada intento, los besé con vehemencia, e inicié la lamida en sentido contrario hacia la cabeza de su macana, al llegar al glande lo besé estridentemente de nuevo, luego con mis labios chupaba la puntita y poco a poco la fui introduciendo entre ellos hasta tener la cabeza de su verga dentro de mi boca, empecé a succionar lentamente al tiempo que la metía un poco mas cada vez.

Javier no decía nada solo jadeaba y su respiración al igual que la mía era acelerada, ya tenia dentro de mi boca la mitad de su falo que se iba alojando en mi garganta, yo hacia movimientos de mete y saca como si me estuviera cogiendo por la boca, luego fue él quien hacia el movimiento y yo me preocupaba por succionarle su ricura y meterla por completo en mi garganta, pronto sus vellos tocaban mis labios indicándome que toda su verga esta dentro de mi boca y garganta, el vaivén se aceleraba, sacaba la mitad de su hermosura para volverla a meter, en mis ojos escurrían algunas lagrimas, cosa que me sucede cada que me meten toda la verga en la garganta, y no es que me duela o me irrite, no sé porqué sucede, Javier tal vez sintió que se vendría y aun no lo quería, ni yo tampoco, sacó su sabrosura de mi boca y se arrodillo ante mí, que permanecía sentada en la cama, solo abrí lo mas que pude mis piernas brindándole mi mojada hendidura sexual.

Mi primo metió su rostro entre mis muslos perdiendo sus labios entre mi rajita de placer chupando todo lo que encontraba y tragando mi fluido vaginal, la cachondez que tenia me hizo llegar pronto al primer orgasmo, entre jadeos y ayes de placer me vine en la boca de mi primo quien tragaba el néctar de mi sexo, su lengua incansable entraba y salía de mi raja dándome mas placer, no podía aguantar mas y casi a gritos le pedía que me cogiera, que quería sentir su ricura bien adentro de mi ser, Javier seguía chupando mi sexo mientras con su dedo medio de una de sus manos me dedeaba el culito metiéndolo y sacándolo a ritmo acompasado pero con mesura para no lastimarme.

Por fin se puso de pie y se bajo el pantalón, me levantó las piernas lo mas que se pudo y fue acercando su babeante verga a mi mojada hendidura de sibaritismo, pronto ya tenia la cabeza de su hermosura dentro de mi sexo y avanzaba lentamente, sentía con gran disfrute como su ricura erecta entraba en mis entrañas volviéndome loca de placer, tan solo en la ensartada ya me estaba viniendo nuevamente en un alocado orgasmo pero no por ello menos placentero. Mientras me estaba "viniendo" su vergota seguía avanzando dentro de mi vagina, cuando me di cuenta ya su vientre pegaba contra mi vulva en cada embate, me tenía totalmente ensartada con su ricura, que entraba y salía de mi sexo incontables veces, se hincó sobre la cama poniendo mis piernas en sus hombros sin dejar de meter y sacar su ricura de mis entrañas, en tanto yo movía mi cadera en círculos tratando de brindarle el mismo placer que mi primo me estaba dando a mí.

Me pidió que me pusiera hincada sobre la cama en la tradicional pose de "perrita", él parado tras de mí se disponía ensartarme con su hermosura sexual, pero súbitamente con ambas manos separó mis nalgas y se agachó para besarme el culo, sentía delicioso como su lengua pasaba una y otra vez por ese diminuto agujerito ubicado entre mis nalgas y que todos los hombres desean, me lo besaba sonoramente y no cesaba de lamerlo, me puso al borde de un orgasmo más, sin poder contener mi lujuria le dije con voz entrecortada por la tremenda excitación que sentía, "Métemelo por el ano", sacó la cara de entre mis nalgas y acercó la cabeza de su delicia hacia mi "chiquitín" haciendo contacto con él, me relajé lo mas que la situación lo permitía, a fin de que la penetración por mi culito fuese lo menos dolorosa posible, no obstante que para entonces ya varias ricuras erectas habían visitado mi templo de Sodoma.

El glande de la hermosura de mi primo estaba en mi culito haciendo cierta presión para abrirse paso rumbo a mi recto, yo colaboraba empujando mi cadera contra la verga de Javier y sentí como mi colita cedía ante el empuje de la ricura de mi primo y cómo la cabecita de su falo empezaba a penetrar en mi ano, como es natural me dolía un poco, pero era mas la excitación que tenia por lo que le animaba a seguir enculandome con frases como "Cógeme por culo primo... Enculame", "Méteme tu hermosura por mi culito" y cosas por el estilo que la lujuria del momento me hacia decir y sentir.

Poco a poco fui sintiendo como la cabeza del pene rebasaba mi ano y empezaba a llenar de verga mi recto, de la sabrosa verga de mi propio primo-hermano, claramente sentí como su ricura paso mi recto y se alojaba en mi intestino, pronto el vientre de Javier chocaba contra mis nalgas, me tenía completamente enculada, el vaivén de su hermosura entrando y saliendo de mi culito se inició tomando velocidad en cada embate, yo movía mis nalgas circularmente acompasado con los movimientos de mi primo, el músculo anal estaba totalmente distensado y con gran facilidad la hermosura de mi primo salía casi por completo y volvía a entrar en mi culo, él estaba asido con una mano de mis chiches y con la otra friccionaba mi clítoris brindándome un placer inenarrable y él articulaba palabras o frases ahogadas por jadeos que evidenciaban lo rico que estaba sintiendo al encularme.

No sé cuanto tiempo me estuvo dando placer por el culo pero me vine dos veces, cuando Javier sintió que su eyaculación estaba por llegar me lo hizo saber, le dije que se viniera donde él quisiera, un momento después me sacó la verga del culo y me pidió que me volteara, creí que se quería venir en mi rostro o en mi boca, pero me pidió que juntara mis chichonas y ahí empezó a eyacular grandes chorros de esperma, el primero de ellos me cayó justo en los labios pudiendo probar el sabor de su semen, los siguientes los derramó en mis tetonas, cuando los chorros cesaron de intensidad abrí la boca para chuparle su hermosura y tragar los residuos de esperma que aun había en los conductos internos de su vergota saboreando su leche con cinismo y desfachatez y sonriéndole desvergonzada. El incesto estaba consumado. Mi primer incesto.

GINA

Continua...