Nacida para Coger (17)
Tener sexo con alnguno de mis hermanos era extremadamente excitante, pero hacerlo con los dos al mismo tiempo es...
Nacida para Coger 17
Por Georgina del Carmen
La Doble Penetración de mis Hermanos
Quizá apenas habrían pasado un par de meses de que mi hermano Carlos me había empezado a coger, lo hacía casi a diario y en algunas ocasiones mas de una vez por día, los cachondeos eran constantes todos los días a cualquier hora y en cualquier lugar, ya fuera en casa o en el auto o cualquier lugar que hubiera oportunidad. Se puede decir que de la noche a la mañana mi hermano se había convertido en "mi camote".
Le excita mucho que me exhiba y a mí me fascina, salíamos en el auto a dar la vuelta con el único propósito de dejarme ver por quien fuera, con la faldita levantada hasta la cintura y con las pantaletitas bajadas a mitad de los muslos, mostrando la vellosidad de mi panocha. En otros momentos con las tetonas de fuera. Masturbándole y mamándole su vergota mientras ponía la vista de los transeúntes mis nalgonas desnudas y entre ellas el dedo de mi hermano entrando y saliendo de mi culito o de mi papaya.
En fin todo lo que se nos ocurría, al grado de ir totalmente desnuda en el auto, solo cubierta con un abrigo que me abría en el momento oportuno y de noche me lo quitaba por completo para que se deleitaran con mi cuerpo quien quisiera verme, al más puro estilo de mi prima Cristina, quizá la recuerden en uno de mis anteriores relatos, cuando fui de vacaciones al pueblo de mis padres.
Era tal nuestro mutuo deseo sexual que ya nada nos asustaba y aceptábamos, uno del otro, todo lo que nos proporcionara ese indescriptible placer del sexo incestuoso. Sin embargo Carlos aun no sabía que también me estaba cogiendo Gerardo, ni éste que me cogía aquél. Siempre supe que cualquier día sería descubierta, pero no me amedrentaba pues los dos me hacían lo mismo, solo que Carlos con permanente constancia. En efecto una noche Carlos descubrió que también Gerardo estaba disfrutando mi cuerpo.
Fue un viernes por la noche, luego de haber llevado a Irene al aeropuerto para ir a visitar a sus padres y novio, Gerardo regresó a casa y como ya era costumbre le esperaba ansiosa para entregar nuestros cuerpos al placer carnal entre hermanos. Yo le esperaba en su recamara totalmente encueradita solo sobre una sandalias de altos tacones, mi novio ya se había ido y me había dejado cachondisima, Carlos no me preocupaba ya que los fines de semana, se trasnochaba con sus amigos o con su novia, mis padres dormidos desde temprano, así que me entregaba por completo con Gerardo.
Omito los detalles de la gran cogida que como siempre me dio mi hermano mayor esa noche, por la boca, la papaya y mi culito, y como siempre le chupé su enorme y delicioso camote hasta que me dio a comer su sabrosa leche.
Ya era de madrugada cuando me dispuse a retirarme a mi habitación, totalmente desnudita como había llegado, cuando al cerrar la puerta de la recamara de Gerardo ya estaba frente a mí, al final del corredor, Carlos viendo como salía de la recamara de nuestro hermano mayor. Me apresuré a hacerle una señal con el dedo en mis labios pidiéndole que no hiciera ruido o dijese algo. Le indiqué que entrara a mi cuarto, me puse nerviosa pero aparenté fortaleza, y con sonrisa cínica, luciendo mi desnudez, le dije que sabía que tarde o temprano me habría de descubrir, en descargo le dije que estaba a punto de decírselo solo que estaba esperando el momento oportuno. No me creyó, pero tampoco se puso difícil y me preguntó si Gerardo sabia que también estaba cogiendo con él, le dije que no.
Carlos lo tomó con naturalidad y sin darle importancia se lanzó sobre mi cuerpo manoseándome toda, - Guardaste algo para mí -, Me decía mientras pasaba sus manos por todo mi cuerpo y me besaba los labios, llevando una de mis manos al bulto que hacía su vergota bajo el pantalón y que se sentía hermosa bien parada. - Todo lo que estas agarrando es para ti - Le conteste entre beso y beso en tanto le bajaba el cierre del pantalón para sacarle su ricura y "chaquetearle". Me tumbó en la cama y pasó sus labios y su lengua por cada milímetro de mi ser, poniendo como siempre especial énfasis en mi culito, yo estaba tan ardiente como en un principio, no obstante la gran cogida que me acababan de dar.
Por segunda vez en esa noche me estaban dando una soberbia cogida fraterna, Carlos me metía su colosal camote por la boca, por el culo, en mi papaya y volvía a mi culo y de nuevo a mi boca, los cambios de pose eran constantes y los enculamientos y envergadas se repetían una y otra vez, no sé decir cuantos orgasmos me sacó pero estaba feliz disfrutando el camote de mi hermano como lo había hecho minutos antes con mi otro consanguíneo. Por fin decidió venirse dentro de mi boca haciéndome tragar su semen que en grandes chorros depositaba en mi garganta y dificultosamente tragaba por la gran cantidad de leche que Carlos suele eyacular.
Habíamos terminado por esa noche, pero no se fue, volvió a tocar el tema de Gerardo, pero solo para proponerme que sería muy excitante que me cogieran entre los dos, acepté de inmediato, había que pensar como hacerle para que Gerardo también lo aceptara. Le conté lo que sucedía entre él e Irene, me dijo que ya lo sabía, incluso me dejó entrever que él también se había cogido a Irene, le conté brevemente como había empezado a coger con nuestro hermano mayor y cada cuando lo hacíamos. En menos de un minuto lo resolvimos. Simplemente nos pondríamos de acuerdo para el día siguiente y a la hora prevista en que me estuviera cogiendo Gerardo, Carlos se haría el aparecido y no le quedaría mas remedio que aceptar que ambos disfrutaran de mi cuerpo y yo gozar por partida doble aquellos excelentes y sabrosos camotes filiales que tanto me encanta tener dentro de mi candente cuerpecito.
Casi no pude dormir esa noche por la extrema excitación que me producía saber que al día siguiente seguramente sería cogida por mis dos hermanos al mismo tiempo en lo que juzgaba sería la doble penetración más excitante de mi vida.
Desde temprano que me levanté y durante todo el día fui constantemente cachondeada por mi hermano Carlos, que en cada oportunidad que tuvimos manoseaba mis "encantos", me colmaba de besos las nalgas y el culito, me chupaba las tetonas y me dedeaba la papayita, así mismo me daba el camote para que se lo besuqueara y le diera mamaditas en la cabeza de su hermosura erecta en todo momento, me quitaba y ponía las diminutas pantaletas a su capricho y me daba pequeños piquetes con su camote en mi humedecida papayita sin llegar a penetrarme, estabamos muy cachondos esperando la noche para que me cogieran entre los dos.
Por fin llegó la noche, Gerardo se fue a su recamara temprano, sabia que en cuanto se fueran mis padres a dormir yo iría a su habitación para que disfrutara de mi cuerpo. Carlos no salió esa noche y tan ansioso como yo esperaba a que nuestros progenitores se retiraran a su recamara. Por fin nuestros padres se fueron dejándonos solos frente a la televisión que fingíamos ver con atención. Por fin se fueron.
Diez segundos después, estaba sentada sobre el camote de Carlos, que se había sacado del pantalón, él mismo me había quitado las pantaletitas y mis nalgas hacían contacto con su vergota, una de sus manos me estrujaba la papaya y la otra las tetonas que besaba y chupeteaba a placer, yo me dejaba querer gozando su lascivo "ataque" cachondo, no obstante lo mejor estaba por venir.
Silenciosamente nos fuimos a la recamara y Carlos me desnudo por completo besuqueándome todo el cuerpo, atiborrándome de besos las nalgas y mi colita, y dándome a mamar su ricura sexual, luego me ayudó a ponerme las pantaletas que llevaría con Gerardo como único atuendo, era un boxer femenino, también conocidos como "cacheteras", en color rojo totalmente transparentes y las sandalias de tacón alto de plástico transparente. Por último nos recordamos mutuamente que Carlos esperaría 15 minutos antes de entrar a la habitación de Gerardo para encontrarnos en "acción" para dar inicio al candente y pecaminoso triángulo consanguíneo.
Salí de la recamara con toda decisión e hirviendo de cachonda, no podía perder tiempo en 15 minutos debería tener la verga de Gerardo dentro de mi papaya, mi culo o cuando menos en mi boca.
Entré a la habitación de mi hermano mayor, éste estaba tendido en la cama totalmente desnudo con la vergota bien parada como si fuera una estaca, sin pausa me dejé ver como a él le gusta posando con lascivia para que admirara "Todo eso que se iba a comer", con lentitud me despojé de las pantaletas arrojándoselas a la cara, sin dejar que él lo hiciera como acostumbraba, no había tiempo que perder, me lancé sobre su colosal camote y sin mas se lo empecé a chupetear, besar y darle pequeñas mamaditas sin dejar de friccionárselo, en tanto él me manoseaba las chiches diciéndome lo mucho que le gustaban.
Me monté en su cara para que me mamara la papaya y el culo y yo me daba gusto con su vergota que metía en mi boca lo más que podía, ya estabamos en "acción", Carlos podía entrar en cualquier momento que quisiera. Preferí que nos encontrara cogiendo, así que me dí media vuelta y yo misma me puse su tolete en los labios de mi papayita y me fui sentando poco a poco hasta tenerlo todo dentro y solo quedaban fuera sus majestuosos güevotes, iniciando una serie de incontables sentones que me daba en su ricura sexual, en tanto mi hermano me chupaba las tetas y me metía el dedo medio de una de sus manos en mi culito.
En eso estabamos cuando súbitamente se abrió la puerta de la recamara, era Carlos que puntualmente se hacía el aparecido para completar nuestro erótico y cachondo plan.
Gerardo se sorprendió mucho y por unos momentos se quedó inmóvil sin saber que hacer, yo fingí sorpresa pero no me quité de encima de nuestro hermano mayor y continué con su vergota metida en mi papayita. Carlos se acercó con la determinación que le daba el saber que todo lo que hiciera sería aceptado por mí, le puse la mano sobre el bulto que hacía su verga erecta bajo el pants que portaba mientras me agarraba las chiches y reinicié el movimiento de mi cadera haciendo entrar y salir el camote de Gerardo que se había puesto un poco flácido por la impresión recibida.
Pronto Gerardo se recuperó del sobresalto y su vergota tomó la dureza acostumbrada, en tanto Carlos se sacó de los pants el falo tan erecto como nunca y lo acercó a mi rostro, lo tomé con una mano y le colmé de besos en la cabecita, sentía la mirada de Gerardo que me observaba como le chupeteaba el camote a nuestro hermano, no sé que pensaría, pero no dejaba de meter y sacar de mi papaya su enormidad sexual. La mamada para Carlos se generalizo metiéndome en la boca y garganta lo más que podía de su rico tolete acariciándole los suculentos güevotes.
No había que temer, ambos disfrutaban mi cuerpo sin hacer preguntas. Carlos se desnudó velozmente, tomó vaselina del pomo que tenia Gerardo en el buró, precisamente para lubricar mi culito, y con su dedo metió parte del lubricante en mi culito y embarró su camote con el resto. Era evidente, me iba a encular mientras Gerardo me tenía envergada por mi raja sexual. Sí, la doble penetración filial con la que tanto había fantaseado estaba a punto de hacerse realidad.
Se colocó tras de mí y me besuqueo por varios minutos las nalgonas y el ano, luego se hincó con las piernas abiertas y dirigió su camote a mi chiquito, en breve la hinchada cabeza de su verga estaba trasponiendo la redondez de mi ano y pasando por el recto para alojarse en mi intestino, tenia ya toda su sabrosa vergota metida en mi culito, se asió de mis tetonas y empezó el vaivén de su cetro sexual en mi conducto excretor, acoplándose con las embestidas que me daba Gerardo con su colosal camote en mi papaya. Por fin estaba envergada y enculada por mis hermanos, los tres disfrutábamos de aquel pecaminoso agasajo que nos proporcionábamos unos a otros, presos de la lujuria y el pecado.
- Que rico me están cogiendo hermanitos... Denme más camote... Disfruten el cuerpo de esta cachonda que tienen por hermana... Soy suya... Me gustan sus vergotas en mi papaya y en mi culito al mismo tiempo... Disfruten mi ardiente cuerpecito -. Les repetía gozando cada embate de sus sabrosos camotes en mis rinconcitos más íntimos y ellos me respondían alabando mi cuerpo y mi cachondez.
Minutos más tarde Gerardo casi exigía cogerme por el culo. Carlos se desmontó de mí, giré a media vuelta sin sacar de mi papaya la verga de Gerardo, me levanté un poco y con mi mano saqué la vergota de este solo para ponerla en mi culito y sentarme en ella hasta que mis nalgonas asentaron en su vientre, ahora era él quien me enculaba con su enorme ricura sexual, Carlos se echó sobre de mí penetrando mi papaya con su delicia viril, ahí estaba nuevamente enculada y envergada, solo habían cambiado de hoyo mis hermanos. Comencé a venirme en acallados orgasmos que a dos vergas me sacaban mis hermanos.
- Que rico me cogen... Que rico siento... Cójanme más... Quiero más verga -. Casi les suplicaba que me cogieran sin piedad por mis dos agujeros más ocultos y delicados. Los orgasmos se sucedían uno a otro y el jugo de mi papaya bañaba la parte interna de mis muslos y las vergas de mis hermanos. Pero estaba insaciable y les seguía pidiendo mas camote cuan golosa cachonda que soy para eso de entregar mi cuerpo al placer y siendo incestuoso más aún y ahora por partida doble me volvía loca de lascivia.
Hubo múltiples cambios de pose en las que se turnaban para meterme la verga por el culo mientras el otro lo hacía por mi papaya o mi boca, sin dejar de manosearme todo el cuerpo, en cada cambio de posición me daban a mamarles el camote probando mis propios jugos íntimos y el sabor de mi colita, así como esa babilla que les sale del pito a manera de lubricante natural, ellos me chupaban a dos bocas la papaya y el culo así como las chiches, para luego volverme a encular y envergar la papayita.
Ya era de madrugada, el tiempo había pasado sin sentir gracias a la lujuria que nos poseía, mis hermanos ya no podían aguantar más la eyaculación y ambos se prepararon para tal fin, les propuse que lo hicieran en mi boca para poder decir que me comí una campechana filial, aceptaron de inmediato. Me hinqué frente a ellos mamándoles el rico camote alternadamente a ambos y les "chaqueteaba" su respectiva ricura una en cada mano. Me alertaron que la venida estaba por llegar, abrí desmesuradamente la boca y la leche de mis hermanos empezó a caer en mi boca tragando todo el esperma que podía, algunos chorros me bañaban el rostro y escurría hasta mis tetonas y mi vientre, mojando mi vellosidad púbica.
Cuando los chorros de semen cesaron les chupeteé el falo sacándoles hasta la última gota de esperma y les colmé de besos las vergotas como agradecida por el enorme placer incestuoso que me habían dado.
Me retiré encueradita a mi recamara y les dejé seguramente hablando de lo sucedido.
Al día siguiente, domingo, todo había cambiado entre nosotros, solo cubierta por una bata fui a la cocina en busca de una café que me ayudara a despertar, ahí encontré a mis hermanos, mis padres se habían ido a misa. Al vernos nos sonreímos con picardía seguramente acordándonos de lo que habíamos hecho la noche anterior, sin mas tramite Carlos se hizo sentar en sus piernas desabrochándome la bata exponiendo mi cuerpo desnudo ante la mirada morbosa de Gerardo, ya no había nada de que "cuidarnos".
Ambos se lanzaron sobre mí, manoseándome todo el cuerpo a cuatro manos y dos bocas, no quedó una sola micra de mi cuerpo por donde no pasaran las manos, la boca y la lengua de mis hermanos, así mismo le mamé la verga a ambos hasta saciarnos, solo sexo oral esa mañana, reafirmé lo que ya sabia, a Gerardo le atraen más mis tetonas y mi papaya y a Carlos mis nalgonas y mi culito, a mí ambas vergotas me parecen suculentas. Eso desayunamos, ellos jugo de papaya y yo leche viril.
Por la noche me volvieron a hacer suya, me metieron sus deliciosos camotes por todos los orificios de mi cuerpo y en las poses mas variadas, ya con mas confianza y descaro, me dieron una tremenda cogida en doble penetración en todas sus acepciones, boca-papaya, culito-boca, papaya-culito y en su momento ambos tuvieron su exquisito camote en cada uno de mis hoyos íntimos, para terminar, como la noche anterior, comiéndome su esperma.
El lunes siguiente volvimos a lo de costumbre, Gerardo se "hizo cargo" de Irene y Carlos de mí, con mas intensidad y sin desaprovechar cada instante que teníamos oportunidad de disfrutarnos mutuamente. Los fines de semana ambos volvían a disfrutar mi cuerpo entre los dos.
Pero lo mejor estaba por venir con la intervención de mis primos Sergio y Quetzalli, pero eso lo narraré en un relato próximo.
Georgina del Carmen
Aclaro a los lectores que me han preguntado, los relatos que llevan el titulo "Nacida para Coger", son experiencias personales y los demás son relatos que solo redacto con datos que me envían amigos de la red que aseguran son verídicos, pero prefieren que yo los narre en su nombre. Algunos otros son solo fantasías mías, pero siempre así lo hago saber.