Nacida para Coger (16)

Ese día estaba se suerte para el placer, pero no me imagine poder paladear el semen de tres hombres en diferentes momentos y circunstancias y todo en el mismo día.

Nacida para Coger XVI

Por Georgina del Carmen

Pastelito de tres leches

Tal vez habrían pasado un par de meses desde que empecé a coger con mi hermano Carlos, con él todo era aventura, audacia, emoción y placer. Me cogía en los lugares más insólitos de la casa y en los momentos mas inesperados, a todo momento en que teníamos la mas mínima oportunidad me cachondeaba manoseándome todas mis "cositas" y besuqueándome el culito, que es la parte de mi cuerpo que mas le excita, quitándome y poniéndome las pequeñas pantaletas a placer, yo a él le friccionaba su rico camote y le daba mamaditas y besos.

Sin embargo seguía entregando mi cuerpo a mi hermano Gerardo, el mayor, cada fin de semana en que mi cachonda prima Irene se iba a visitar a su familia. Gerardo me cogía por todos lados y terminaba por comerle el esperma, pero de una manera tranquila y discreta de cómo me lo hacia Carlos, aunque no por ello menos excitante.

Así mismo me seguía dejando coger de mi primo Sergio, hermano de Quetzalli, aunque con menor frecuencia que con mis hermanos, pero no desaprovechábamos las oportunidades que se nos presentaban. En ese entonces ninguno de ellos sabía que me estaban cogiendo también los otros y mucho menos lo sabía mi prima Quetzalli. Yo también ignoraba muchas de las interesantes y cachondas "cositas" sexuales de ella.

Aquel día que hoy les confiaré, por la mañana fui a buscar a Quetzalli a su casa ya que habíamos quedado de ir de compras, nuestra amistad se había estrechado mucho a partir de que aquellos chavos nos cogieron a ambas, y que ya les relaté. Al llegar a su casa me encontré con la novedad de que había salido a reparar el auto y me había dejado dicho con la sirvienta que le esperara.

Me instalé en la sala para esperar, casi de inmediato apareció mi primo Sergio, se sentó junto a mí y luego de besarnos en los labios a manera de saludo, colocó una de sus manos en mis muslos que la corta minifalda dejaba a descubierto a mas de la mitad, me los acariciaba mientras con la otra mano palpaba mis chichonas por encima de la playera que llevaba puesta. Yo me resistía un poco temerosa que la chica del servicio nos fuera a descubrir en aquella deliciosa perversión.

Mi cachondez fue mayor que la prudencia y le permitía que me manoseara todas las piernas hasta llegar a las pantaletitas y con la otra mano metida bajo mi blusa y el brassiere masajeaba mis crecidas chiches, por mi parte le agarraba la verga bien parada por encima del pantalón y nos besábamos en la boca chupando mutuamente nuestras lenguas entre jadeos producto de la excitación que ya nos poseía.

Mi primo no conforme con hacerme a un lado las pantaletas para dedearme la vulva me pedía que me las quitara para facilitar el cachondeo, yo ya le había bajado el cierre del pantalón y metía mi mano para agarrarle el falo directamente. Le propuse que fuéramos a su recamara para evitar de la sirvienta nos fuera a descubrir.

Fuimos rumbo a su cuarto y mientras subíamos la escalera ya llevaba metida la mano de Sergio bajo la minifalda manoseándome las nalgas y el culito y yo no sacaba la mano de su bragueta aferrándome a su verga. No llegamos a su habitación, en cuanto estuvimos en la planta alta Sergio se agachó y me bajó los calzoncitos quitándomelos por completo, se sacó la verga para que se la chaqueteara, luego me levantó la blusa y me sacó las tetas de las copas del brassiere besándomelas y mamándolas, su mano acariciaba con la palma mi vello pubico y con la punta de los dedos me sobaba el clítoris y por momentos metía su dedo a mi sexo.

Estabamos en el paroxismo de la cachondez, - Cógeme primo...Cógeme rico -. Atinaba a decirle con voz temblorosa, Sergio obediente me puso empinada contra la pared apoyándome con las manos, me separó las piernas y poco a poco metió su endurecida verga en mi mojada vulva hasta que su vientre contactaba con mis nalgas. La tenia bien metida y el mete y saca dio inicio mientras él se asía de mis chiches y yo movía la cadera siguiendo el ritmo de las embestidas de su camote en mi sexo.

Así estuvimos durante varios minutos, me vino el orgasmo entre jadeos y ahogados gritos de placer, bañando la verga de mi primo con mis flujos vaginales, éste considero que era oportuno meterme la verga por el culito, sacó su falo de mi sexo y lo encaminó a mi conducto excretor, apenas habría penetrado la cabeza de su macana en mi ano cuando sintió que se venia, me lo hizo saber pidiéndome que me dejara bañar las chiches con su semen.

Dí medio giro arrodillándome ante mi primo dispuesta a recibir su leche en mis tetas, sin embargo metí su camote entre mis labios para darle las ultimas mamadas, Sergio no resistió más y empezó a eyacular dentro de mi boca, ya no pude sacarlo y chupaba tragando su esperma que brotaba a borbotones, saboreé hasta la última gota de leche.

Nos incorporamos poniéndome las pantaletas y arreglando nuestras ropas. Justo a tiempo, en ese momento Quetzalli estaba entrando a la casa. Sergio se fue a su recamara y yo bajé la escalera como si nada hubiera pasado, fingiendo que había ido al baño de arriba. Aun con el agradable sabor del semen de mi primo nos fuimos al centro comercial como lo teníamos planeado. Mis pantaletas estaban empapadas con mis jugos íntimos y ni como decirle a mi prima que me prestara unas secas, nos hubiera descubierto de inmediato dada su experiencia en esas lides.

Ese día era sábado, me tocaba ser cogida por mi hermano Gerardo, la noche anterior ya lo había hecho después de dejar a la cachonda Irene en el aeropuerto, como siempre, esperamos a que nuestros padres se fueran a dormir, Carlos se había ido, como todos los fines de semana, con su novia a algún antro u hotel, llegaría de madrugada y teníamos toda la noche para disfrutar de nuestros cuerpos en intenso placer incestuoso.

Cuando todo estuvo obscuro y en total silencio, salí de mi habitación con dirección a la de mi hermano mayor, iba ataviada con un conjunto de lencería que él mismo me había regalado y que me pidió que me pusiera para esa noche. Consistía en un Baby-doll rojo transparente que solo tenia la base del sostén para levantar los senos y dejaba prácticamente al descubierto mis tetonas y cubría solo la pelvis y por atrás las nalgas, las pantaletitas tipo tanga que le hacían juego que se metían entre mis glúteos y que por el frente solo se obscurecían con el manchón negro de mi abundante vellosidad pélvica, calzaba las sandalias destalonadas con tacón alto de plástico transparente que mi mismo hermano me habría obsequiado.

Cuando entré a su recamara tenía la luz al mas bajo nivel de intensidad lo que le daba un toque intimo a la habitación, Gerardo estaba totalmente desnudo tendido en la cama y su colosal macana estaba como un asta sin bandera, era una ricura de verga que de tan solo vérsela así me humedecía la vulva mojando levemente los calzoncitos.

Sin levantarse de la cama me pidió que modelara para él el sensual conjunto de lencería que me había obsequiado. Así lo hice exhibiéndome dando giros en todos sentidos para que me pudiera disfrutar en todos los ángulos y en las poses mas candentes que se me ocurrían y las que mi hermano me indicaba mostrándole mis "rinconcitos" mas íntimos, como si estuviera bailando en un table dance.

Con una señal de su dedo me acerqué a él, con una mano le tomé la vergota friccionándosela mientras me inclinaba para besarnos en la boca, sus manos recorrían mis muslos, una mano fue subiendo por mi entrepierna hasta llegar a mi vulva que acariciaba sobre la delgada tela de las minúsculas pantaletas y con la otra me manoseaba las nalgonas hurgando entre ellas en busca de mi apretado culito.

Dejamos de besarnos solo para que yo acercara mi rostro a su ricura sexual y colmarla de besos y chupetes en la cabeza e írsela lamiendo desde los güevotes hasta el glande y mamarle poco a poco, ahora la mano que tenia en mi vulva pasó a mis tetonas y la otra continuaba en mis nalgas y entre ellas. Ya le mamaba abiertamente metiendo lo mas que podía su enormidad en mi boca y garganta y él mojando su dedo en mi vulva para lubricarlo lo empezada a meter en mi culito dedeando mi chiquito sin dejar de frotarme las chiches.

A los pocos minutos me pidió que me montara en él de manera inversa para poder gozarme con su boca, así lo hice, solo me hizo a un lado las pantaletitas y me chupaba la raja, el culo y las nalgas, se notaba como tragaba mi flujo vaginal que escurría de mi candente hendidura sexual en tanto yo seguía mamándole su sabroso caramelote.

Poco después me hizo desmontar solo para quitarme las pantaletas, me puso de espaldas a la cama, con ambas manos me separó las piernas levantándomelas y puso su enormidad en mis labios vaginales y lentamente me fue penetrando hasta alojar todo su vergón en mi sexo e iniciar el vaivén de su mástil en mi "cosita" mientras yo movía mi cadera y frotaba mis senos. Puso mis piernas en sus hombros y se echó sobre mí sin dejar de bombear mi papaya con su vergota y masajear mis tetonas.

  • Que rico me coges Gerardo... Cógeme mas... soy tuya... ¡Cógeme! -, No cesaba de repetirle mientras me venia un orgasmo tras otro bañando mis nalgas y culo con el néctar que me brotaba del sexo. Así pasaron los minutos sin poder calcular cuantos. En esa misma pose sacó su vergota de mi raja y la puso en mi culito empujando levemente, mi ano se empezó a abrir para dar paso a su delicia sexual que pronto estuvo alojada en mi recto e intestino y no cesaba de entrar y salir de mi chiquito que forzadamente se ajustaba a la perfección al tremendo grosor de su colosal y deliciosa vergota que sin piedad metía en mi culito.

Tiempo después cambiamos de pose una y otra vez, en todas ellas me metía la verga en mi culito, seguramente había decidido que ese día exclusivamente me encularia y yo encantada disfrutaba de la tremenda y deliciosa enculada que me estaba dando mi hermano mayor.

Cuando estaba de "perrita", me tomó por los muslos y me levantó en vilo, sin desencularme me llevó ante el espejo para que viera como entraba y salía su vergota de mi culito, en ocasiones la sacaba de mi ano y podía ver como tenia descomunalmente abierto mi culo y podía ver hacia adentro la obscuridad de mis entrañas, para luego volver a meterla enculandome de un solo golpe con la totalidad de su ricura y solo quedaban fuera sus enorme güevotes, llevándome al orgasmo que disfrutaba tanto como el primero.

El tiempo había pasado sin sentirlo y Gerardo estaba a punto de eyacular, pensé que lo haría dentro de mi culo, pero decidió darme su esperma en la boca, me depositó en la cama sentada en la orilla y él parado frente a mí, metió su caramelote entre mis labios para que se lo mamara, con sus manos me masajeaba las chiches, en breve mi boca se vio inundada por enorme chorros de semen que brotaban del sabroso falo de mi hermano mayor, yo los tragaba a riesgo de ahogarme por la cantidad de leche que le estaba saliendo de su rico garrote.

Tragué hasta la última gota de esperma y le seguí chupando hasta que su enormidad empezó a ponerse flácida. Mi hermano se recostó en la cama y nos besamos en la boca a manera de despedida. Tomé el baby-doll y las pantaletitas y me fui a mi recamara llevándolas en la mano.

Apenas abrían pasado cinco minutos y luego de limpiarme me disponía a acostarme, cuando la puerta de mi habitación se abrió, me sorprendí, no sabia si Gerardo quería darme una segunda cogida. Pero no, era Carlos, mi hermano menor, que había regresado antes de lo previsto y evidentemente muy caliente y dispuesto a cogerme. Estuvo a punto de descubrir que Gerardo me estaba cogiendo también, aunque no tardaría mucho en descubrirlo, pero eso lo platicaré por separado.

Solo estaba sobre las sandalias, tal como había regresado de la habitación de Gerardo, sin mas tramite empezó a manosearme las piernas, la vulva y las chiches y me besaba en la boca, que aun me sabia al esperma de Gerardo, yo me dejaba cachondear complaciente sin salir aun de la sorpresa, me puso la mano en su camote que estaba bien endurecido y me decía – Chaquetéamelo -, obediente se lo saqué del pantalón y empecé a frotárselo y él continuaba manoseándome por todas partes, - Te voy a coger -, me decía repetidamente sin interrumpir el cachondeo que por todo mi cuerpo me daba, parecía increíble que después de la gran enculada que me había dado Gerardo, Sergio me quisiera coger.

Mi hermano se notaba extremadamente caliente, seguramente su novia lo había dejado cachondo y buscaba urgentemente desahogarse conmigo, me chupaba las tetonas con desesperación y yo seguía frotándole la vergota, me hinqué frente a él para chuparle su macana, se la besuqueé y le pasaba mi lengua por todo el tronco y los güevos para luego meterla en mi boca mamándosela.

Acercó su ricura a mis chiches y colocó su vergota entre ellas, yo, con mis manos, las apretaba por los costados para aprisionar su falo entre ellas, mi hermano hacía movimientos de vaivén entre mis chiches en lo que comúnmente se llama una "Chaqueta Hawaiana". Agaché el rostro para que en cada embate de la verga de Carlos su glande entrara en mi boca dándole un chupete.

Mi hermano estaba frenético y así duramos entre 10 y 15 minutos, creí que en cualquier momento me pediría que cambiara de pose para cogerme, pero inesperadamente ceso el vaivén dejando su mástil en mi boca, lo que aproveché para meterla aun mas, para mi sorpresa grandes chorros de esperma brotaban del camote de mi hermano bañando mi garganta y la totalidad de mi boca, apenas podía tragar su leche cuando ya la tenia llena nuevamente, no deje escapar ni una gota de esperma hasta que la gran eyaculación cesó.

La verga de Gerardo era mas gruesa que la de Carlos, pero éste eyaculaba fácilmente el doble que nuestro hermano mayor. Ya satisfecho me puso en pie y besándome en la boca me agradeció que le hubiera ayudado con la gran cachondez que su novia le había dejado y se disculpó por no haberme hecho gozar a mí, me vi comprensiva, pero la verdad es que ya estaba satisfecha por esa noche con la gran enculada que me había dado apenas hacía unos minutos nuestro hermano Gerardo.

A la mañana siguiente cuando me levanté, fui a la cocina a prepararme un café, me sorprendí al encontrar ahí a mi primo Sergio que se iría con mi hermano Carlos y estaba también Gerardo, los saludé a todos como si nada hubiera pasado el día anterior, con cada uno de ellos me sonreía coqueta como queriendo decirles "¿Te acuerdas de ayer?". Me daba cierta cachondez verlos a los tres juntos y recodar que en un mismo día les había comido el esperma a cada un de ellos, me sentía como un pastelito de tres leches.

Georgina del Carmen

A quienes me han hecho saber su duda, les aclaro que solo los relatos que llevan por titulo "Nacida para Coger" son experiencias personales mias. Todos los demás son propuestos por amigos de la red o fantasías creadas por mí.