Nacida para Coger (15)

La entrega total y la consumación del Incesto con Carlos el menor de mis hermanos.

Nacida para Coger XV

Entrega y consumación total del Incesto con mi Hermano Carlos

Por Georgina del Carmen

Nerviosamente esperamos que el tiempo transcurriera , sería nuestra gran noche, pacientemente vimos como se retiraron a su recamara mis padres y minutos después Gerardo e Irene hicieron lo mismo para seguramente mas tarde volverse a reunir para disfrutar sus cuerpos en sensacional cogida como lo hacían constantemente.

Dejamos pasar un poco de tiempo, en tanto tomamos la pose que ya se había vuelto clásica, yo recostada en su regazo acariciándole la vergota y él manoseándome el trasero y dedeandome la vulva e intentando hacerlo en mi culito. No portaba las pantaletas que aun estaban envolviendo la verga de mi hermano desde media tarde en que me había cogido al final de la escalera, lo que le facilitaba el cachondeo total.

Con impaciencia le saqué la verga de la bragueta para darle unas mamaditas previas al banquete corporal que mutuamente nos daríamos, mi hermano con la mano que le quedaba libre me manoseaba las tetonas con desesperación.

Por fin todo estaba en silencio y a obscuras, le indiqué que había llegado el momento de que me tuviera encueradita como lo deseaba, me incorporé para dirigirme a mi habitación, solo le dije que me alcanzara en diez minutos para darme tiempo a desnudarme.

Con puntualidad inglesa hizo presencia en mi recamara, el "paquete" que se veía en su entrepierna era enorme, su hermosura estaba a todo lo que daba de erección y mi vulva tan húmeda que por momentos me escurría por la parte interna de los muslos los flujos vaginales que brotaban de mi nidito de placer.

Lo esperaba totalmente desnudita tendida en la cama boca arriba, apoyada en mis codos y con las piernas ligeramente separadas, mostrándole con fingida timidez mi velluda vulva, solo conservaba las sandalias de altos tacones como ya se me había hecho costumbre.

Carlos se quedó inmóvil ante mi desnudez, observando detenidamente todo mi cuerpo, tal vez inconscientemente, se frotaba la vergota por encima del pantalón. En un ágil movimiento se sacó la camisa y el pantalón mostrándome su excelente tolete en su máxima extensión moviendo su cadera de lado a lado haciendo que su hermosura se balanceara de forma por demás provocativa y de la que pendían mis translucidos calzoncitos.

  • ¿Te gusta lo que ves? – Le preguntaba con voz temblorosa por la excitación.

  • Me encanta – Me dijo sin despegar su vista de mi desnudo cuerpo.

  • Me gusta que te guste, pues a mí me fascina lo que tienes entre las manos – Refiriéndome a sus suculenta vergota parada al máximo.

Con coquetería le sonreía pasando mi lengua por el contorno de mis labios haciéndole saber el deseo de chuparle su rico miembro y con el dedo índice de una de mis manos le hacia la señal de que se acercara para besuquear esa joya de placer que tiene por verga.

Se colocó al borde de la cama y con las plantas mis pies le sujeté la vergota chaqueteandole con lentitud ya que nunca había hecho tal cosa. Luego de unos minutos me tomó los pies empezando a lamerlos y besarlos, poco a poco fue subiendo a mis tobillos y luego a mis pantorrillas y así con toda la calma del mundo pasó sus labios y lengua por cada micra de mi cuerpo poniendo especial fogosidad en mis zonas erógenas. Me tenia al borde del orgasmo, nadie, hasta entonces, me había lengüeteado el cuerpo con tal esmero como lo hacia mi hermano, primordialmente era el primer hombre que me había chupado los pies.

Al finalizar me hizo poner de pie y posar para él dejándole ver mi cuerpo desnudo en todos ángulos exhibiéndole descaradamente mis "rinconcitos" más íntimos, mientras él sentado en la orilla de la cama se frotaba la vergota sin despegar la mirada de "los encantos" de mi cuerpo desnudito y dándome instrucciones de cómo quería verme. Me pidió que empinándome me separara las nalgonas para verme el culito y caminando hacia atrás me acercara para besármelo nuevamente.

  • No sabes como me gusta besarte las nalgas y lengüetearte el culito – Me dijo antes de poner manos a la obra, o en este caso la lengua en mi trasero.

Hundió su rostro entre mis nalgonas besando y chupeteándome el culito que se fruncía de placer a cada lengüetazo, asimismo extendió los brazos asiéndose de mis tetonas estrujándomelas con suavidad, entre ayes de placer me entregué al gozo incestuoso que mi hermano Carlos me proporcionaba con su boca en mi conducto excretor.

  • Que rico me besuqueas el culito – Le decía con voz entrecortada.

Minutos después era mi turno de "comerme" su exquisito caramelote, me dí media vuelta empujando a mi hermano para que se recostara en la cama y poniéndome en cuclillas llevé mi boca a su vergota plantándole repetidos besos estentóreos en la cabeza de su enorme y rico falo, pasé a los chupetes y enseguida la mamada se generalizo metiendo su verga lo mas que podía en mi boca alojando parte de ella en mi garganta.

Solo interrumpí la felación para subirme a la cama montándome sobre el cuerpo de mi hermano de manera inversa para seguir chupándole la vergota y él me pudiera mamar la vulva y el culo. En pocos minutos me llegó el primer orgasmo, previamente se lo advertí, pero él prefirió seguir chupándome la vulva y tragando la miel que escurría de mi raja.

Era tiempo de pasar a "mayores", simplemente me dí media vuelta sin desmontarme de mi hermano y coloqué su verga entre mis labios vaginales para irme sentando en su ricura, poquito a poco hasta que mis nalgas hicieron contacto con su vientre, su colosal hermosura estaba totalmente metida en mi sexo, empecé a mover mi cadera de arriba abajo y en forma circular sintiendo con placer como su vergota salía y entraba por completo de mi vulva, en tanto Carlos me chupeteaba las chiches y acompasadamente me ayudaba a meter y sacar su vergota de mi sexo.

A poco empezamos los cambios de pose en las que nos cogíamos por unos minutos para cambiar nuevamente, en cada cambio aprovechaba para chuparle el falo empapado en mis propios jugos que degustaba con deleite. Por fin llegamos a mi pose favorita, de "perrita", mientras mi hermano me cogía por la vagina con el dedo pulgar me dedeaba el culo distensando mi esfínter anal y provocándome el enorme deseo de ser enculada por mi consanguíneo, a sabiendas de que seria un tanto doloroso ser penetrada por tan formidable vergota en mi chiquito, sin embargo deseaba consumar en su totalidad el incesto y que mejor que tener tamaño caramelote incrustado entre mis nalgas.

Mi excitación era tal que ya no podía esperar mas para tener su excelente vergota metida entre las nalgas y sin pensarlo mucho le dije:

  • Métemela por el culito – Quizá un tanto sorprendido de mi decisión me fue sacando lentamente la verga de mi sexo y encaminándola a mi colita, en cuanto hizo contacto la cabeza de su falo en mi ano fui empujando mi cadera contra su verga para facilitarle la enculación.

Lubricada con mis jugos íntimos, fácilmente entró su glande en mi culo e inició el camino a mi recto que ajustaba como un guante a su gruesa macana que a poco se fue metiendo en mi conducto excretor hasta que su vientre chocaba con mis nalgonas, lo que indicaba que estaba totalmente enculada por mi hermano.

Con su verga metida en mi culo empecé a mover frenéticamente mi cadera en forma circular y de dentro hacia fuera, Carlos hacia lo propio acompasando los embates de su tolete en mi culito, aun cuando me faltaba tragarme su semen ya podía considerar que el incesto estaba plenamente consumado.

Así, que rico me coges por el culito – le repetía a cada momento sin dejar de bambolear mi cuerpo disfrutando cada metida de verga que me daba entre ayes de placer indescriptible.

Te gusta encular a tu propia hermana?... por que a mí me fascina estar con tu camote dentro de mi culo, ¡qué rico me estas cogiendo! Enculame mas, así, rico, que rico siento en mi culito, dame mas camote en mi culo – le preguntaba llena de excitación sin darle tiempo a contestar, mientras él asido de mis tetonas con una mano y con la otra friccionaba mi clítoris, sin dejar de bombear mi culo con su tremendo camote.

Que apretado y sabroso tienes el culito hermanita – Decía con gran entusiasmo que patentaba con los embates de su verga en mi trasero.

Los cambios de pose no se hicieron esperar, adoptamos tantas poses como nuestra imaginación nos dictaba en ese momento sin sacar su vergota por completo de mi colita y los orgasmos que me provocaba se sucedían unos a otros, pues como ya quedó establecido, soy multiorgasmica desde adolescente.

No estoy cierta de cuanto tiempo habría estado bien enculada pero Carlos me alertó que estaba a punto de eyacular, le pedí que no lo hiciera dentro de mi culo, que mejor lo quería en mi boca para comer su esperma ya que me había gustado el sabor de su lechita. De hecho me fascina el sabor del semen y siendo el de mi hermano me gustaba más.

Cuando sentí que sacó su vergota de mi culito de un solo golpe, giré con prontitud metiéndome su basto entre los labios y chupeteándoselo, al tiempo que entre chupete y chupete le decía:

Vente en mi boca... Dame toda tu leche... Lléname la garganta de semen... Quiero saborear y tragar tu esperma – Mi voz era temblorosa y agitada por la tremenda excitación que aun sentía no obstante la cantidad de orgasmos que ya había tenido.

Segundos mas tarde torrentes de semen inundaron mi boca, algunos chorros de leche salían de mi boca bañando mi barbilla, mejillas y escurrían por el pecho a mis tetonas, sin embargo no dejaba de chupar su vergota masturbándole con una mano y con la otra dándole masaje en los güevos. Él estaba asido con ambas manos de mis tetas como si estuviera pegado a ellas.

Por fin dejó de salirle la leche, a la que ahora soy adicta, yo aun seguía chupándole hasta la última gota de esperma y prodigándole sonoros besos en su aun endurecido camote agradeciéndole el intenso placer que me había dado. Nos derrumbamos en la cama permaneciendo callados por algunos minutos, reponiendo las fuerzas luego de aquel portentoso encuentro carnal incestuoso. Ahora sí consideraba que el incesto estaba consumado.

Momentos después se puso en pie y tomando mis pantaletitas me limpió con ellas la mojada vulva y se las llevó consigo diciéndome que las conservaría como recuerdo de esa memorable cogida que me había dado por todos los orificios posibles, boca, vagina y culito.

Por esa noche o madrugada fue todo, pero a la mañana siguiente continuamos el cachondeo con todo descaro, aprovechábamos cualquier instante en que tuviéramos la mínima oportunidad de exhibirnos mutuamente, manosearnos, masturbarnos, chupar nuestras partes íntimas e incluso coger en "palitos" rápidos. Por las noches era casi religioso esperar a que los demás se metieran a su recamara para reunirnos y darnos sensacionales cogidas por todas las partes posibles, excepto los fines de semana que entregaba mi cuerpo a Gerardo, mi hermano mayor, sin que aun Carlos lo supiera.

Aquella noche era solo el principio de una larga cadena de placer que aun disfrutamos, pero no solo con él sino también con mi otro hermano, Gerardo, en lo individual y tiempo después entre los dos, haciendo un excitante trío incestuoso, y de los encuentros incestuosos con mi prima Quetzalli y su hermano Sergio en conjunto conmigo y mis hermanos, pero todo ello lo narraré en próximos relatos.

Georgina del Carmen