Nacida para Coger (14)
Mi primera relación sexual con mi hermano Carlos.
Nacida para Coger XIV
La Primera Cogida con mi Hermano Carlos
Por Georgina del Carmen
A la mañana siguiente, ya las cosas con mi hermano Carlos habían cambiado, lo sucedido la noche anterior nos ponían en condiciones de olvidar los escrúpulos entre nosotros, no había nada que fingir, desde temprano que le vi, en el pasillo que lleva a las recamaras, puse de manifiesto el "cambio", como principio llevaba la bata desabrochada vistiendo por dentro solo las mismas pantaletas de la noche anterior y mis crecidas chichonas al desnudo, plenas ante su vista, no intenté cubrirme ante su ya tradicional morbosa mirada, su verga parecía que nunca estuviera flácida y el "bulto" era evidente.
Nos saludamos de beso en la mejilla, cosa que poco hacíamos, pero al estar cerca con toda la palma de su mano acarició una de mis tetonas ante mi complacencia, con el ánimo de no dejar enfriar la naciente relación incestuosa le pasé la mano por encima de la verga a través del pants que vestía, solo sonriéndole con descaro, él intentó manosearme la panocha por encima de las pantaletitas pero le detuve amablemente diciéndole que podrían vernos y seguí mi camino rumbo al baño para ducharme, por supuesto que no cerré por completo la puerta con el propósito de que, como acostumbraba, pudiera verme bañándome.
No era tiempo de "aflojar" en el cachondeo con mi hermano, así que me puse un vestido muy corto y ajustado, de los que solo uso para "ir de antro", debajo no me puse brassiere y solo unas pantaletas transparentes tipo bikini que se marcaban con claridad bajo el vestidito.
Al sentarme frente a él no había que procurar que el minivestido se me subiera, ya que solo lo hacia dejando la totalidad de mis muslos a la vista, ni de abrir los muslos para que pudiera verme la ropa intima y a través de las translúcidas pantaletas mi abundante vellosidad pélvica, si antes de la noche anterior mi hermano me miraba con descaro, ahora lo hacia con toda procacidad acomodándose su hermosura viril que permanecía erecta y tan solo intercambiábamos miradas y sonrisas coquetas ante la presencia de los demás miembros de la familia.
En cada momento que estabamos a solas aprovechábamos para que me manoseara por todos lados y yo le acariciaba la vergota mientras frívola le decía "Me quieres coger ¿verdad?", sin esperar respuesta le provocaba "No te importa que sea tu hermana, ¿me quieres coger?", él sin dejar de pasar sus manos por mi cuerpo me decía "Mas que hermanos somos hombre y mujer y nada me encantaría más que poder disfrutar tu cuerpo". En ese tenor transcurrió el día hasta llegar la noche en que ambos ya estabamos extremadamente cachondos sabedores de los deleites que nos esperaban.
En efecto en cuanto nuestros padres se retiraron a su recamara, así como mi hermano Gerardo y la prima Irene, nos sentamos frente a la televisión "auto engañándonos" que le veíamos, me coloqué en la misma pose que en días anteriores, es decir me recosté en su regazo poniendo mi mejilla justo sobre su endurecida ricura sexual, mi hermano automáticamente llevó su mano a mis nalgonas, que por lo reducido del minivestido estaban descubiertas solo "envueltas" en las pantaletas.
Pronto el manoseo se generalizó, con una mano me frotaba las nalgas y con la otra las chichonas, yo le agarraba la verga sobándola por todo el tronco hasta los güevos, Carlos intentaba meter la mano por debajo de mis calzoncitos en busca de la separación de mis glúteos y en consecuencia de mi vulva y mi culito, yo le detenía sin convicción preguntándole "¿Qué me quieres hacer?". Yo sabía lo que me quería hacer, pero deseaba escuchar de su boca que me quería coger.
No podía aguantarme mas, le bajé el cierre de la bragueta liberando su hermosura que saltó del pantalón pegándome levemente en los labios, ahora con toda la mano me sujeté de su suculento garrote chaqueteándole y casi rozando mis labios con el glande de su vergota. En tanto él continuaba manoseándome el trasero e intentando a cada momento bajarme las pantaletas, metió los dedos por un costado de mis calzoncitos logrando tocar mi vulva y mi ano, todo el cuerpo se me estremecía al contacto de sus dedos en mis partes mas intimas, me tenia en la cachondez máxima, ya no ponía ninguna fingida objeción y permitía que introdujese sus dedos en mi vulva dedeandome abiertamente.
El deseo de ser cogida por mi propio hermano era mayúsculo, sin darme cuenta en que momento había metido su verga en mi boca le mamaba su hermosura succionando el cristalino liquido que le brotaba y con una mano le frotaba los güevos, Carlos empezó a bajarme los calzoncitos a lo que ahora no me opuse, los dejó casi en mis rodillas, para volver a manosearme la raja y el culito, yo solo sacaba su vergota de entre mis labios para decirle lo cachonda que estaba.
Quizá temiendo que le provocaría la eyaculación, retiró mi cabeza de su regazo haciéndome enderezarme, al tiempo que me decía "Recuéstate para el otro lado", era evidente que mis nalgas quedarían hacia en donde él estaba y lo mas probable era que me quisiera meter la verga en esa pose, "No Carlos, qué me quieres hacer", le cuestionaba débilmente mientras movía lentamente mi cuerpo hacia donde me había indicado, repitiéndole una y otra vez "Carlos, ¿qué me quieres hacer?".
Me recosté en sentido contrario a mi hermano, él se echó sobre mi espalda acercando su vergota a mis nalgas, la colocó entre ellas y me dijo, "Te voy a hacer lo que seguramente estas deseando tanto como yo", la cabeza de su ricura sexual se colocó en mis labios vaginales al tiempo que mi hermano decía con contundencia "¡Te voy a coger!", haciéndome la "sufrida" le decía "¿Me vas a coger aunque sea tu hermana?", acomodé mis nalgas de tal modo que la penetración se facilitara, "No pienses en que somos hermanos, solo disfruta de los placeres del sexo" me decía convencido de que me cogería.
Sentí como su verga se abría camino entre mis labios vaginales, "Dios mío, me esta metiendo la verga" decía en forma dramática y en voz baja, Carlos seguía presionando haciendo que mi vulva tragara su enormidad casi hasta la mitad, me descaré "Que rico siento tu vergota dentro de mi cuerpo" empezando a mover mi cadera que facilitar la penetración, "Carlos la tienes enorme", "¿Te gusta tener mi falo en tu rajita?" decía con voz agitada por la excitación que le producía estarse cogiendo a su hermana, "Me encanta, siento muy rico, cógeme mas... métemela toda... quiero sentir toda tu vergota dentro de mi cuerpecito", al poco sentía como su vientre chocaba contra mis nalgas lo que me indicaba que ya tenia toda su ricura dentro de mi vagina.
"Así cógeme sabroso, que deliciosa siento toda tu hermosura dentro de mi rajita... Cógeme más... Cógeme toda", mi cadera se movía con toda la experiencia que podía tener y su verga entraba y salía de mi vulva aceleradamente incontables veces. Carlos se desvivía alabando mi cuerpo mientras me cogía, "Que sabrosas nalgas tienes Gina, tus tetas me encantan, que rico coges hermanita... Déjame verte encueradita" me repetía cosas por el estilo en forma constante y yo correspondía diciéndole lo rico que me estaba cogiendo.
Pasaron varios minutos de vaivén de su verga en mi vagina hasta que me dijo que estaba por venirse, "No te vengas dentro de mí" le advertí, en ese instante me sacó de un solo golpe la verga y empezó a eyacular sobre mis nalgonas bañándolas con su esperma, me puse en pie subiéndome las pantaletas y acomodándome la ropa exterior, mi hermano se quedó recostado en el sillón y yo me retiré a mi recamara sintiendo como la leche de Carlos escurría por mis nalgas mojando mis muslos.
Al día siguiente amanecí pensando en que el incesto con mi hermano, el menor, se había consumado aunque aun no como ambos lo queríamos, pero para ser el principio era bastante bueno, me excitaba volverlo a ver y estaba dispuesta a continuar el cachondeo y entregarme nuevamente a él pero ahora en forma integral.
Al levantarme solo me puse encima una bata hasta las rodillas que utilizo para meterme al baño, por esta ocasión conservaba las pantaletas del día anterior, salí en busca de Carlos con el fin de no dejar enfriar el "asunto", sino para aumentar la cachondez entre nosotros.
Le encontré en la cocina, fingí buscar un vaso con agua para tomar una pastilla, en cuanto estuve frente a él su mirada recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, sentí su vista como si mi bata no existiera y estuviera viéndome desnuda. Eché un vistazo a su vientre y ya tenia formado el bulto que hacia su erguido "paquete", me le acerqué con el deliberado propósito de provocarlo, sus manos enseguida fueron a mis muslos por encima de la bata mientras me decía "¿Me vuelves loco, sabías?" mostrándome cínicamente el bulto de su verga bajo el pantalón.
No hice ningún movimiento elusivo dejandome manosear dócilmente, ante tal actitud Carlos empezó a desabotonarme la bata por el extremo inferior, el primer botón dejó al descubierto mis rodillas y unos centímetros de mis piernas, el segundo exponía mas de la mitad de mis muslos, el siguiente ya dejaba ver la parte baja de mi vulva envuelta en la fina tela de las pantaletas mostrando mi vellosidad por los costados de los estrechos calzoncitos.
Cuando estaba a punto de desabrochar el botón de la cintura se lo impedí poniendo mi mano éste, "No sea mala Gina déjame verte desnudita" me decía suplicante, yo solo le sonreía coqueta sin quitar mi mano de encima del botón, mi hermano aprovechaba la situación para pasar sus manos en mis piernas por dentro de la bata, hasta llegar a mi vulva por donde solo le permitía que pasaran sus dedos.
"Eres un cachondo... ¿Me quieres coger verdad?", le dije mientras le agarraba la vergota por encima de la ropa señalándole que ya me había dado cuenta de su excitación, "Solo quiero verte encueradita, no seas mala mira como me pones" , la verdad yo ya también estaba muy caliente y sentía como mi raja estaba muy húmeda. "Solo te voy a dejar que me quites las pantaletas, ¿ok?" dije y sin darme respuesta subió sus manos asiéndose de mis calzoncitos y tirando de ellos hacía abajo hasta quitármelos por completo, en cuanto los tuvo en sus manos me di media vuelta y me fui al baño para ducharme.
Había que lucir provocativa, así que por arriba solo me puse un top sin llevar sostén, abajo una falda tableada que correspondía a un uniforme escolar y que con anterioridad había recortado hasta dejarla super mini, abajo una pantaletitas tanga negras que por cierto le había robado a prima margarita el día de su boda y eran muy sensuales, en las piernas unas calcetas también del uniforme escolar y unas sandalias destalonadas de altos tacones, según yo lucía muy sensual entre atrevida y colegiala.
Seguramente así lo consideraba también Carlos quien no me quitaba los ojos de encima el muy cachondo y a decir verdad eso me ponía muy cachonda a mí también y procuraba acercarme a él con el determinado propósito de que a la menor oportunidad que tuviéramos me manoseara metiendo sus manos por debajo de la faldita o del top para acariciarme las tetas o las piernas, las nalgas y la vulva e intentara de manera recurrente quitarme las pantaletas. Por supuesto yo aprovechaba para tocarle la verga por encima de su ropa.
Así transcurrió la mañana. Un poco antes de la hora de comer, como lo había hecho repetidamente durante el día, subí la escalera lentamente estando mi hermano debajo para mirarme todo lo que podía, me detuve en la mitad preguntándole no sé que cosa para darle tiempo de que me admirara, pero él se lanzó rápidamente dando alcance, enseguida metió su mano por debajo de la faldita posesionándose de mis nalgas, yo le pedía tibiamente que no lo hiciera por temor a ser descubiertos, pero él, afortunadamente para mi deleite, no entendía razones.
"Déjame besarte las ricas nalgonas que tienes" decía con desesperación, yo me hacia del rogar deseando que continuara con su propósito ya realmente anhelaba sentir sus labios en mi candente trasero, "Solo unos besitos" me rogaba, instintivamente mi mano ya estaba en su "paquete" frotándole presa de excitación que me provocaba. Lentamente fui subiendo los escalones para quitarnos de la posible vista de mi madre o de la chica del servicio domestico que en cualquier momento podrían aparecer y descubrirnos.
Una vez en la planta alta y fuera del ángulo visual de quien pudiera estar abajo, le permití que me cachondeara a placer manoseando todo mi cuerpo, había liberado mis tetas del top y me las chupeteaba y acariciaba mis nalgas, mi hermano insistía en besarme las nalgonas, así que me bajó las pantaletas con mi complacencia. Me apoyé en el barandal de la escalera y permití que me subiera la faldita a la cintura, se arrodilló tras de mí quitándome por completo las pantaletas y sin mas tramite empezó a besuquearme los glúteos.
Sentía que me iba al cielo de lo cachonda que me ponía sentir los labios de mi hermano en mis nalgonas y la rajita expelía sus jugos con intensidad. Pero Carlos no se conformó con besar mi trasero, metía su lengua en la separación de mis nalgas buscando mi culito y lengüeteando mis fluidos vaginales proporcinandome placer extremo, ante mi aceptación a sus morbosas caricias orales mi hermano me separó las nalgas hundiendo su rostro entre ellas para besuquearme y lamerme el culito que se me fruncía de gozo a cada lengüetazo y beso poniéndome al borde del orgasmo.
Sin duda Carlos había descubierto la llave que libera mi lujuria, me pone como loca de cachonda que me besen el culo, no llevo cuenta de los muchos hombres que me han besado el culito pero todos ellos han terminado por cogerme ya que siento una excitación extrema con ese tipo de caricia lasciva.
Mi hermano se incorporó y sin esperar nada me agaché sacándole la verga del pantalón y metiéndola en mi boca para mamársela metiendo gran parte de ella en mi garganta, besarle los güevos y lamerle el tronco al tiempo que le decía lo cachonda que me había puesto en tanto él me masajeaba las tetonas.
El también esta enloquecido de placer y me decía suplicante "Quiero cogerte Gina, déjame meterte la verga", minutos mas tarde y sin decir nada me incorporé apoyándome nuevamente en el barandal de la escalera e inclinándome le dije con voz temblorosa por la excitación "Cógeme hermanito, quiero sentir tu vergota dentro de mi sexo, disfruta mi cuerpo y dame placer con tu ricura".
Sin dilación mi hermano enfilo su mástil entre mis labios vaginales penetrándome por completo, nuevamente tenia su fraterna verga dentro de mi sexo en una pose mas cómoda, mis movimientos de cadera tomaron velocidad así como el vaivén de su hermosura en mi rajita, mientras que con una mano friccionaba mis tetas con la otra me estimulaba el clítoris, haciendo que me llegara el orgasmo muy rápidamente "Me estoy viniendo, cógeme mas, quiero mas de tu vergota, sígueme cogiendo hasta que me hagas venir nuevamente" le pedía con desesperación sin dejar de mover la cadera.
Prontamente me llegó el segundo orgasmo y mi hermano ya no podía contener mas su eyaculación, así me lo hizo saber y le pedí que no se fuera a venir dentro de mí, sugiriéndole que mejor lo hiciera en mi boca. Casi de inmediato me sacó de un solo golpe la verga de mi nido de placer para indicarme que estaba por venirse, rápidamente me puse en cuclillas delante de él metiéndome su ricura en la boca al tiempo que recibía su abundante descarga seminal que tragaba a grandes sorbos sintiendo que me ahogaba la gran cantidad de semen que salía de la vergota de mi hermano.
Cuando la derrama termino me puse de pie arreglándome la ropa, parecía que mi hermano no tenia llene con aquello de los placeres e insistía en que me quería ver encueradita, colocó mis pantaletas en su falo envolviéndolo con ellas y guardándose la verga en la bragueta de su pantalón diciéndome que mas tarde él mismo me las pondría, me pareció algo excitante y acepté, lo mismo que le dije que en la noche le cumpliría su deseo de tenerme desnudita a condición de que me diera una cogida "suprema".
Aunque ya me había cogido aun no sentía que el incesto con el menor de mis hermanos se hubiera consumado como yo lo quería, así que esa noche me entregaría a él completamente, es decir dejaría que me cogiera también por mi culito y por todas partes que se le antojara.
Pero ello, lo narraré en un próximo relato ya que amerita dar a conocer los detalles de aquella entrega total al máximo de los placeres, el placer incestuoso.
Georgina del Carmen