Nacida para Coger (13)
Los primeros cachondeos de manera abierta con mi hermano Carlos, el menor.
Nacida para Coger XIII
Los Cachondeos con mi Hermano Carlos
Por Georgina del Carmen
El que solo los fines de semana mi hermano Gerardo, el mayor, me diera placer por todos lados, no satisfacía el deseo irresistible de que mi cuerpo fuera disfrutado por algún familiar. Con mi primo Sergio cogía algunas veces pero el incesto directo era más placentero, así que incrementé los cachondeos con mi hermano el menor, Carlos, para acelerar el entregarme a él y que me cogiera como lo hacia Gerardo, pero sin tener días definidos y poder hacerlo a diario si fuera preciso.
Un día por la mañana me dirigí al cuarto de lavado con el propósito de lavar mi ropa, al poner a funcionar la lavadora me percaté de que las pantaletas que me acababa de quitar minutos antes estaban llenas de esperma, especialmente en el "puente" es decir la parte que justamente cubre la vulva, no había duda de quien era, en casa solo estabamos mi hermano Carlos y yo, no me sorprendió que mi hermano se masturbara con mis pantaletas sucias.
No pude resistir la tentación de olfatearlo, súbitamente me puse caliente, instintivamente lo toqué, aun estaba tibio y espeso era evidente que se acababa de masturbar con mis calzoncitos, con la punta de la lengua lo toqué para probarlo, me gustó y sin pensarlo tomé una buena porción con mis labios para paladearlo y luego tragarlo, me puse inconteniblemente cachonda pasando mi lengua y labios por toda las pantaletas comiendo el semen de mi hermano, no conforme me quité las pantaletas que llevaba puestas y me coloqué las que estaba mojadas con la leche de Carlos, la sensación de tener su esperma en mi vulva y culo era sensacional, super excitante, decidí dejármelas puestas por un rato, que se prolongo por horas, para sentir el agradable contacto de mi sexo con la leche de mi hermano.
Vino a mi mente el recuerdo de cuando me subí las pantaletas llenas del esperma de mi primo y cómo me escurría su leche por la parte interna de mis muslos el día en que me cogió bajo la escalera mientras esperábamos a que Carlos bajara de su habitación, eché la ropa a lavar excepto las pantaletas sucia que ahora traía puestas empapadas con el jugo de mi hermano y decidí que seria excitante estar junto a él llevando entre mis piernas su elixir genital.
Desde que hice presencia ante mi hermano éste recorrió mi cuerpo, como ya era costumbre, de pies a cabeza sin disimular las ganas que tenia de cogerme, caminaba frente a él contoneando mi cuerpo presa de la extrema excitación que me producía la humedad de su esperma en mis partes intimas y aun conservaba en mi boca el provocativo sabor de su esperma, la humedad de los residuos de su semen en mis pantaletas ya se confundían con mis propios jugos que brotaban de mi sexo deseando ser cogida por Carlos.
Aprovechando la minifalda de corte amplio que lucia, me agachaba, sin doblar las rodillas, frente a él, dándole la espalda, fingiendo recoger "algo" del suelo para que pudiera verme las nalgas y tal vez las pantaletas con las que acababa de masturbarse, así mismo me asomaba por la ventana empinándome lo mas posible con los mismos fines, ignoro si reconocía las pantaletas o podría ver que entre mis piernas estaba su esperma. Lo cierto es que sentía su morbosa mirada en mi trasero lo que me excitaba mas y el bulto que hacia su "paquete" era evidente.
Durante todo el día le estuve permitiendo ver mis "encantos" bajo la faldita cambiándome constantemente las pantaletas, cada vez lo hacia con mas descaro y él no se preocupaba por ocultar la protuberancia de su erección la que yo constantemente volteaba a ver sin disimulo.
Mis devaneos se fueron haciendo más intensos en los días siguientes, contoneaba mi cuerpo delante de él de forma exagerada y entre broma y broma me sentaba en su verga moviendo discretamente mis nalgas sobre su erecto falo.
Una mañana decidí meterme a la alberca, para lo cual me puse una tanga blanca muy reducida, con premeditación no me depile la vellosidad pubica que salía por los costados del pequeño traje de baño, los reducidos triángulos que formaban el sostén no cubrían ni la tercera parte de mis crecidas chichonas haciendolas ver aun más grandes, le invité a que fuéramos a nadar juntos, cosa que de inmediato aceptó.
Antes de meternos a la alberca ya su traje de baño evidenciaba su completa erección, sin disimulo clave mi vista en su "bulto" pero sin hacer comentario alguno. Ya dentro de la poza mi hermano no perdía oportunidad de hacerme sentir su vergota en mis nalgas abrazándome por la espalda y como si fuera accidental me tocaba los senos muy a menudo, yo me dejaba complaciente ya que estaba tan excitada que cualquier cosa hubiera aceptado y restregaba mis nalgonas contra su verga, así mismo yo también "sin darme cuenta" con los brazos le rozaba el endurecido camote para satisfacción de ambos.
Aprovechando los juegos de alberca que inventábamos me manoseaba las nalgas y las tetas con descaro, lo que yo no evitaba sino que provocaba para que lo hiciera y metía mi muslo entre sus piernas para frotarle el pene, ambos estabamos hirviendo de cachondos, pero ninguno de los dos se atrevía a pasar a "mayores".
Una noche después de intenso exhibicionismo de mi parte, estabamos viendo la televisión, en cuanto mis padres se fueron a su recamara, yo me recosté sobre su regazo, mi hermano puso su mano en mi cadera, del exhibicionismo con que le regalaba a diario y a toda hora deberíamos pasar al contacto físico y poco a poco me empezó a frotar por un costado, enseguida sentí como su verga se estaba hinchando, la tenia casi en mi mejilla, la sensación de tener tan cerca su falo me empezó a excitar, independientemente que sus caricias en mi cuerpo se incrementaban. Poco a poco su mano se fue enfilando hacia mis nalgas, en esa ocasión vestía un pantalón a la cadera, pronto su mano estaba en la parte alta de mis nalgas y como yo no protestaba Carlos comenzó a bajar su mano a mis glúteos.
Ante mi aparente pasividad mi hermano ya palpaba descaradamente mis nalgas e intentaba meter la mano por dentro la pretina del pantalón y de las pantaletas para manosearme en "directo", debí de haberme dejado de una buena vez, pero me incorporé apoyando mi mano precisamente sobre su verga, "Que estas haciendo Carlos, no seas caliente, soy tu hermana" le dije pero no con severidad sino mas bien con coquetería y esbozando una perversa y sugerente sonrisa.
Mi hermano solo sonrió y sacó la mano de debajo de mi pantalón, pero la volvió a poner en mis nalgas por encima de la ropa, yo aproveché que ya tenia su verga en mi mano y ahí la dejé sin intentar frotársela, era mas que evidente que mi hermano registraba mi mano en su tieso miembro y que yo me daba cuenta exacta de la ricura que estaba agarrando.
Continuó tentándome las nalgas y con su dedo medio recorría la separación de mi trasero hasta llegar a la vulva donde hacia mayor presión, yo también empecé a presionar levemente su camote mientras él me manoseaba a placer ambos lo hacíamos por encima de la vestimenta.
La situación continuaba en ebullición entre nosotros, una mañana Carlos se preparaba para meterse a nadar, me invitó y le pretexté que me daba flojera subir a ponerme el traje de baño, él con simpleza pero con perversas intenciones me propuso que solo me quitara el vestido y me metiera en ropa interior, en ese momento me acordé que las pantaletas y el brassiere que traía puestos eran solo de lickra no transparente y a la distancia bien podían pasar como ropa de alberca.
Acepté sabedora de que me esperaba una buena cachondiza que Carlos me daría, fácilmente me despojé del minivestido y en ropa intima me metí a la alberca junto con mi hermano, quien sin perder el tiempo me puso las manos encima, entre juegos me acariciaba las piernas y me rozaba las tetonas, por fin llegó a su parte favorita, mis nalgas, en principio me acariciaba levemente, con discreción, pero al ver mi aceptación sus caricias se hicieron mas descaradas hasta palparme con desvergüenza el trasero, la cachondez me invadía y yo también con discreción procuraba tocarle su endurecido falo comprobando una vez mas el enorme tamaño de su "garrote" lo que me excitaba aun más, lo abracé por el cuello repegando en su pecho mis tetonas y en su pene mi vientre, mientras mi hermano con ambas manos me frotaba las nalgonas sin el menor recato e intentaba bajarme las pantaletas.
No le permití que me quitara los calzoncitos, pero mi rechazo era tibio dándole margen para que lo intentara en diversas ocasiones, logrando en algunas bajármelos hasta la mitad de mis glúteos tocándome la parte superior de las nalgas en forma directa, yo le pellizcaba la verga para que me soltara, procurando no lastimarlo y si acariciarle su ricura sexual.
También sus manos subieron a mis senos y sumergiéndome en el agua hasta el cuello le permitía que me manoseara las tetonas por encima del brassiere, de plano me apoderé de su rabo oprimiéndolo con toda la mano, una de sus manos pasó nuevamente a mis nalgas metiéndola por debajo de las pantaletas para acariciar con vehemencia mis posaderas, ya no podía negarme, me estaba encantando sentir sus manos en mi trasero. Así estuvimos por cuando menos una hora poniéndome constantemente al borde del orgasmo y seguramente él a punto de eyacular sino es que lo hizo.
Para esa tarde con toda premeditación me puse una minifalda amplia, por principio para que mi hermano me pudiera ver a plenitud cuando subía las escaleras y el se colocaba debajo llamando mi atención con cualquier pretexto, me detenía a mitad de la escalera dejándole verme por debajo de la corta faldita mis nalgonas que tragaban las reducidas pantaletas y mi vellosidad a través de éstas al ser translúcidas. Pero la verdadera intención era que por la noche, al "ver" la televisión luego de que nuestros familiares se retiraran a su habitación, me pudiera manosear con toda comodidad para ambos.
Así fue, en cuanto mis padres se retiraron me recosté sobre su regazo como lo habíamos hecho desde hacia algunos días, sin mayor tramite Carlos me empezó a acariciar la cadera y pronto su mano estaba en mis nalgas bajando por mis muslos para volverla a subir por debajo de la faldita y posarla en mis nalgonas, dócilmente me dejaba manosear en tanto yo colocaba mi mano sobre el montículo que hacia su enormidad sexual frotándole discretamente.
Sus dedos se perdían entre la separación de mis glúteos buscando mi culito y mi húmeda vulva, tratando de hacer a un lado las pantaletitas cosa que coquetamente le impedía sin severidad solo para que minutos después lo volviese a intentar, por ahora solo me dejaba manosear por encima de los calzoncitos aunque era como si no trajese nada dado los sutil de éstos y lo único que impedían era que me dedeara mis hoyitos. Mis frotaciones en su falo ya eran tan descaradas como sus morbosas caricias en mi trasero solo que yo no intentaba sacárselo de la bragueta, aunque ganas no me faltaban.
Noche tras noche las cosas iban en progreso, cada día sucedía algo más atrevido y con mayor cinismo de parte de los dos. Ya le permitía bajarme las pantaletas a mitad de los muslos para manosearme en directo tanto las nalgas como mi culito y vulva, así como mi vellosidad pélvica, las tetas ni se diga fue la primera parte por donde le permití hacerlo directamente por debajo del brassiere y en las ultimas noches ya ni me ponía sostén para facilitarnos las cosas y llegábamos ambos al éxtasis en candentes orgasmos que empapaban mi vulva con mis fluidos vaginales y él mojaba sus calzoncillos y pantalón con su esperma.
Por las mañanas y tardes mi exhibicionismo lubrico era casi total, no había un momento en que tuviéramos oportunidad en que no le estuviera dejando ver mis "encantos" por debajo de mi vestimenta exterior, y cuando había la mas mínima oportunidad, con descaro me subía la minifalda mostrándole las nalgas o mi vientre así como mis tetonas, él solo me mostraba el bulto de su ricura "a toda asta", durante ese lapso dejé de usar pantalón para mostrarme con comodidad, incluso cuando iba con mi madre y estaba mi hermano, yo caminaba detrás de mamá y me levantaba la mini para mostrarle las nalgonas, me excitaba hacerlo corriendo el riesgo de ser descubierta por nuestra progenitora.
Se volvió común que le enseñara las pantaletas que traía puestas, luego iba al baño y me las quitaba dejándolas encima de la cesta de la ropa sucia y volvía frente a él para mostrarle que ahora no las traía dejándole verme la vulva, enseguida mi caliente hermano iba al baño y con ellas se masturbaba dejando gran parte de su esperma en mis calzoncitos, al regreso de él, me dirigía nuevamente al baño y probaba su semen y volvía a ponerme las pantaletitas empapadas en su leche solo para exhibirle que ya las traía puestas mojando mis partes intimas y escurriéndome su jugo viril por entre mis muslos.
Ya era un descaro total entre nosotros, los cachondeos era cosa de todo el día en cualquier lugar y momento que podíamos. La noche previa en que me cogería por primera vez, la cachondeada pasó a mayores, parándome frente a él permití que me quitara las pantaletas, me senté como ya era costumbre recostándome en su regazo, como siempre me empezó a manosear las nalgonas dedeándome mis "hoyitos", en tanto yo le agarraba el "bulto", pero Carlos se desabrochó el pantalón y bajó el cierre de la bragueta y yo en un impulso lúbrico sin pensarlo le saqué la verga, vaya efecto tan agradable.
Su hermosura era riquisima, del mismo tamaño que la de nuestro hermano Gerardo pero un poco más gruesa lo que la hacía ver mas impresionante, la sujeté con toda la mano, sin alcanzar a rodearla por completo, moviendo su exquisito falo de arriba a abajo, la tenia a no mas de un centímetro de mi boca, le saqué los güevotes que eran enormes, más aun que los de Gerardo, no me di cuenta en que momento pero me daba leves golpecitos en los labios con la cabeza de tan colosal macana mojándome con el cristalino liquido que le brotaba del ojete del glande.
"Dame un besito" me decía mi hermano, por un impulso irrefrenable le planté un sonoro beso en la punta de la cabeza y luego otro y otro, "No quieres darle una chupadita", me decía Carlos con voz temblorosa por la excitación, yo no le contestaba, estaba extasiada ante la hermosura de pene que tenia mi caliente "hermanito", sin mas le empecé a lengüetear la cabecita probando el liquido que le brotaba sin dejar de chaquetearle en tanto con la otra mano le acariciaba los güevos, Carlos seguía dedeandome la vulva y en ocasiones el culito, mientras con la otra mano me masajeaba las tetonas.
Estaba tan excitada al poder poner mis labios en tan maravilloso instrumento sexual que muy pronto me llevó al orgasmo más placentero de los últimos días, me entregué por completo a mamarle la verga ya sin inhibiciones metiendo en mi boca y garganta lo mas que podía del colosal camote lamiendo todo su tronco hasta los güevos que le besuqueaba para volver a subir hasta el glande y reiniciar la mamada.
Pocos minutos mas tarde mi hermano estaba eyaculando dentro de mi boca, la gran cantidad de semen que arrojaba su ricura me ahogaba y mucha de su leche salía de mi boca sin poder tragarlo, su venida era extraordinaria trayendo a mi mente el recuerdo de un artista porno, que tal vez los lectores recuerden, llamado Peter Noth quien en sus tiempos hacía pareja con Nina Hartley, con no menos de diez contracciones y en cada una un gran chorro de esperma, era impresionante la cantidad de leche que puede almacenar en sus poderosos güevotes.
Tragué la leche que pude y el resto, la mayoría, baño mi rostro y tetas, así como cayó en el vientre y verga de mi hermano, con mis pantaletas me limpié la cara y el falo de Carlos, ya empapadas de esperma me las puse y sin decir nada me fui a mi recamara.
Al día siguiente por la noche repetimos casi exactamente lo mismo, solo que esta vez le pedí que se viniera sobre mis nalgas y entre ellas para ponerme las pantaletas, que solo me había bajado a mitad de los muslos, bien empapadas de esperma y luego solo succioné su verga para tragar los residuos de leche que le quedaron en los conductos internos de su falo.
Sería solo el principio de la más excitante relación sexual que haya tenido, no lo sabía aun pero era el día precedente a que mi hermano Carlos me cogiera por primera vez. Pero eso lo narraré en mi próximo relato.
Georgina del Carmen