Nacida para Coger (12)

Conclusión de la Narración del proceso que tuve que llevar a cabo para seducir a mi hermano mayor, Gerardo para llegar al incesto con él.

Nacida para coger XII

La consumación del incesto con mi hermano mayor

Por Georgina del Carmen

Estaba un poco decepcionada por no haber podido lograr que Gerardo me cogiera, pero era indudable que los avances obtenidos eran gigantescos, solo me quedaba ese domingo para coger con mi hermano antes de la llegada de la prima Irene y es que podía mi hermano arrepentirse al reanudar las fornicaciones con ella, y no lo podía permitir, porque habiéndome cogido por vez primera seguro se repetiría tarde o temprano, aunque siempre tenia en mente que si por alguna razón Gerardo no me cogía, estaba mi hermano Carlos quien no disimulaba las ganas que me tenia.

Por la mañana nuevamente me le hice la aparecida en total desnudez mencionándole que iba a bañarme y la puerta estaría abierta por si quería acompañarme, desechó la invitación alegando que tenía que salir, pero aun así dejé la puerta entre abierta para que entonces fuera Carlos quien me viera desnudita para mantenerlo caliente deseando cogerme, por si acaso se requería que apagara el fuego interno que Gerardo había encendido.

Efectivamente pude darme cuenta de que Carlos me espió al bañarme pero fiel a mi propósito fingí que no me daba cuenta, aunque la verdad sea dicha me excitaba saber que mi hermano me estaba mirando encueradita y tarde o temprano me cogería.

Continué con la táctica de mantener caliente a Gerardo y tomando muy en cuenta a Carlos, aunque con el mayor era de manera descarada y con el menor simulando no darme cuenta, pero siendo generosa en la exhibición de mis atributos físicos que lo mantuvieran deseando disfrutar de mi candente cuerpo.

Para tales fines no me puse ropa interior, solo un top que apenas cubría mis tetonas y un ajustado mini-short de lickra que dejaba a la vista la parte baja de mis nalgonas y sobre unas sandalias destalonadas de altos tacones. Ambos me devoraban con la mirada, en especial Carlos, mi caminar era cachondo, provocativo, pretendía fuera excitante para ellos y creo que lo estaba logrando. Así estuve durante toda la mañana.

Por la tarde había que variar el panorama que les estaba ofreciendo, además de que saldría con mi novio a pasear y cachondear, no era mi idea coger con éste ya que me reservaría lo suficientemente cachonda para entregarme mas fácilmente a Gerardo, esta vez me cogiera.

Me puse otra de las pantaletas transparentes que me había regalado Jorge, ya que por algún motivo las consideraba "de la suerte", no me puse sostén ni pantimedias, me cubrí con un minivestido azul, ajustado y muy cortito, me tapaba las nalgas y algunos centímetros de mis muslos y las inseparables zapatillas de tacón alto.

El exhibicionismo familiar continuó por la tarde con magníficos resultados mostrándoles mi vulva forrada en las traslúcidas pantaletas a través de las cuales se podía ver con claridad mis labios vaginales y la vellosidad que les rodea. Mas tarde me fui a cachondear con mi novio y regresé tan deseosa de verga que parecía que el reloj no caminaba para que se fueran a acostar y poder visitar a mi hermano mayor en su recamara y de plano hacer que me cogiera de una vez por todas.

Por fin se fueron a acostar todos, en mi recamara me desnudé dejándome solo las pantaletas y me cubrí con la bata corta del día anterior, pensaba con que pretexto iría a la habitación de Gerardo, en eso estaba cuando sonó mi teléfono celular, era nada menos que Gerardo, "¿No quieres venir a hacerme compañía un ratito?", me dijo, encantada le dije que sí. No cabe duda que el exhibicionismo del día había dado resultados, un tanto nerviosa me dirigí a su recamara.

Cuando entré me quedé agradablemente sorprendida, mi hermano estaba tendido sobre la cama por encima del edredón, totalmente desnudo y con su hermosura sexual en completa erección, se le veía divina su vergota invitándome a comérmela a besos y chupetes, en cuanto cerré la puerta y admiré tan exquisito espectáculo me despojé de la bata dejándola caer al suelo y solo en pantaletas avancé hacía él lentamente luciendo mi casi desnudes, me miraba de pies a cabeza y su verga se movía llamando poderosamente mi atención sin poder despegar la vista de tamaña hermosura.

Cuando estuve junto a mi hermano me senté en la orilla de la cama e instintivamente mi mano se apoderó de su ricura frotándola de arriba abajo, Gerardo me manoseaba las chiches, lo único que se ocurrió decir fue, "Vergudo, la tienes hermosa", acerqué mi pecho a su rostro para que me chupara las tetonas, cosa que hizo de inmediato mordiendo suavemente los pezones, en tanto continuaba chaqueteándole la colosal verga que ya babeaba su cristalino liquido lubricante.

Al tiempo que me chupaba las tetas su mano acariciaba mis muslos subiendo a mi vulva por encima de las pantaletas, me moría de ganas de chuparle el miembro, me despegué por un momento solo para quitarme las pantaletas y montarme sobre Gerardo de manera inversa, tal como lo habíamos hecho el día anterior, como si fuera una continuación de donde nos habíamos quedado, empezamos a mamarnos mutuamente, él a mí las nalgas, la vulva y el culito, yo me concentraba especialmente en su delicioso "caramelote" y en sus sabrosos güevos.

Minutos mas tarde ya bien calientes ambos, me animé y sin decir nada giré sobre él para quedar cara a cara, le acerqué mis tetonas a su rostro y acomodé su verga entre mis labios vaginales, lentamente fui bajando mi cadera haciendo una leve presión sobre la cabeza de su estupendo "caramelo", sin mayor dificultad el glande de su macana fue entrando en mi sexo, centímetro a centímetro del tronco de su sabrosa "cosota" fue siendo devorado por mi hendidura sexual hasta tenerla toda adentro, el incesto directo con mi hermano estaba mas que consumado, pero apenas era el principio del máximo placer aun no conocido.

Una vez que su mástil estuvo dentro de mi ser empecé a mover mi cadera en forma circular y de arriba hacía abajo haciendo que su verga entrara y saliera de mi vulva acompasadamente, Gerardo me chupaba las tetonas y con ambas manos se asía de mis nalgas ayudándome en el vaivén de su vergota en mi vagina, nunca me había sentido tan cachonda como en esa ocasión, no era para menos tenia metida en mi sexo la vergota nada menos que de mi propio hermano. El placer era inenarrable solo acataba a repetir "Que rico, cógeme, cógeme mucho, que rica tu verga dentro de mi cuerpo", "¿Dime si te gusta estarte cogiendo a tu hermanita menor?", le repetía con extrema cachondez, mi hermano asentía todo lo que le decía, se notaba que lo estaba disfrutando tanto como yo.

Minutos después, nos pusimos de lado y él por detrás de mí volvió a ensartarme con su hermosura sexual por mi vagina, ahora era Gerardo quien hacia los movimientos y yo gozaba la cogida que me estaba dando, nuestros jadeos eran continuos y ruidosos, no tardé mucho en tener el primer orgasmo de la noche bañando con mis jugos su falo que no cesaba de entrar y salir de mi sexo.

Al poco tiempo sacó momentáneamente su hermosura de mi sexo solo para ponerse entre mis piernas, pensé que me cogería en la tradicional pose del "misionero", pero me levantó las piernas abriéndomelas y colocándolas en sus hombros, nuevamente penetró mi sexo con su enorme ricura reanudando el formidable placer que me estaba proporcionando e incansablemente su vergota entraba y salía de mi ardiente vulva, el placer que me daba era tal que nuevamente me llevó a un orgasmo más entre frases cachondas con las que le manifestaba lo feliz que me hacia con su poderoso miembro viril.

Entre mas me "venia" más caliente me sentía, la miel que escurría de mi sexo había bañado mi culito por la pose que guardábamos, totalmente entregada a la lujuria quería todo el placer que mi hermano me podía proporcionar en esa misma noche, pensando que al regreso de la prima Irene nos sería difícil repetir entre semana lo hecho en esos días, así que había que disfrutar al máximo el intenso placer del incesto.

Sin dudarlo un solo instante metí mi mano entre mis piernas y tomé la verga de Gerardo, la saqué de mi vulva y la puse en la entrada de mi ano, empujando mi cadera para que me ensartara por el culo, "Métemela por aquí Jerry, quiero sentir tu ricura en mi colita" le decía con verdadera ansiedad, mi hermano complaciente empujaba su rígido miembro contra mi ano que poco a poco se abría para dar paso lentamente al extraordinario visitante, no sin algunas dificultades su vergota empezó a entrar en mi culito, no obstante que para entonces ya varias vergas habían estado dentro de mi conducto excretor la de mi hermano se dificultaba en razón de su colosal tamaño, era la vergota mas grande que hubiera entrado en mi "chiquito".

Por fin la cabeza de su mástil fue devorada por mi colita y sentía con claridad como cada milímetro de su enorme tronco iba penetrando mi recto y alojándose en mi intestino, permanecíamos inmóviles mientras me enculaba, sin embargo cuando un poco mas de la mitad de su hermosura estaba en mi ano empecé a mover mi cadera en círculos para facilitar la enculada, me dolía el culo como cuando aquel maestro particular me cogió por primera vez por el culito, tal pareciera que me estaban desculando por primera vez, sin embargo superaba el dolor que sentía con el inmenso placer de saber que era mi propio hermano quien me metía su vergota por mi "pequeño".

"Enculame toda, méteme la verga rico, la quiero sentir toda en mi culito", le repetía a manera de aliento para que no tuviera piedad y metiera su enormidad en mi delicado agujerito, mi hermano obediente seguía metiendo su hermosura sexual en mi conducto excretor llenándolo no solo de verga sino de un inmenso placer nunca antes sentido, por fin todo su caramelo estaba dentro de mi ser, solo sus preciosos güevotes estaban fuera de mi culito.

El vaivén de su falo dentro mi orificio anal dio inicio lentamente, a cada momento el mete y saca iba tomando velocidad, de tal modo que en un momento dado su verga salía por completo de mi colita para volver a entrar de un solo golpe en su totalidad, los movimientos de mi cadera en forma circular eran continuos y los jadeos de ambos se intensificaban, así con ese inmenso placer que mi hermano me proporcionaba por mi colita fueron pasando los minutos, tuve dos orgasmos mas, sin embargo no quería que aquel deleite terminara aun cuando sabía que al día siguiente pagaría las consecuencias del disfrute del momento.

El deleite era intenso y Gerardo me alertó que estaba próximo a "venirse", no supe momentáneamente en donde quería su esperma, si por ser la primera vez que me enculaba lo quería en mi intestino o bien disfrutar nuevamente su sabor en mi boca. Sin mucho tiempo para decidir me incliné por que eyaculara en mi boca y gozar el excitante sabor de su semen en mi boca, así que cuando estuvo a punto me sacó la verga del culito y velozmente me acomodé metiendo su falo entre mis labios succionando su hermosura sexual, en instantes mi boca estaba inundada con su exquisita leche que tragaba sin desperdiciar una sola gota de esperma, seguí chupando su caramelo hasta que éste empezó a perder la erección.

El incesto directo estaba mas que consumado y yo feliz de haberlo hecho y él muy satisfecho de nuestro fraterno encuentro sexual. Me pidió que en presencia de Irene fuéramos muy discretos, mi hermano no se imaginaba que yo sabía que se estaba cogiendo a la prima Irene, por el momento no le dije nada y acepté que cuando ella estuviera seriamos cautelosos.

Al día siguiente me levanté muy complacida de mis fechorías, pero muy cachonda queriendo repetir lo hecho la noche anterior, no obstante el dolor que sentía en mi culito como la primera vez que me enculó aquel profesor hacía un poco mas de un año. Tan solo de pensar que debería esperar hasta el fin de semana para poder volver a ser cogida por mi hermano se me hacía eterno. Por ello me puse a pensar muy seriamente que no tenía por que esperar tanto estando mi hermano Carlos mas que dispuesto a disfrutar mi cuerpo y darme el inmenso placer sexual del incesto entre hermanos y que no se consigue con ningún otro hombre ajeno a la familia, así que decidida empezaría a ofrecérmele a Carlos aunque de manera no descarada sino haciéndolo sentir que él me habría seducido.

Recurrí a las minifaldas antiguas que ahora me quedaban sumamente cortas, prácticamente solo me tapaban las nalgas, y dejando que Carlos me viera "todo" fingiendo no darme cuenta, con ello también conseguía que Gerardo me viera y me le antojara para repetir el placer que ya habíamos probado y no podríamos dejar.

Carlos no disimulaba las ganas que tenia de disfrutar mi cuerpo y me lo hacía patente dejandome ver el bulto que le formaba bajo el pantalón su verga bien parada y yo contoneando mi cuerpecito muy cachondamente cuando estaba frente a él provocando aun más sus evidentes deseos sexuales por mí.

Pero pensaba que no sería tan fácil para él como abrir las piernas y decirle "Cógeme", no, tendría que "trabajar" como yo lo había hecho con Gerardo, me daría a desear hasta que Carlos lograra "conquistarme". Aunque estaba muy deseosa de que me cogiera, me excitaba mucho solo provocarlo, ponerlo muy cachondo y convertirme en la "reina" de sus fantasías eróticas, que se masturbara pensando en mí o que cuando estuviera cogiendo con su novia o con alguna zorrita de las que acostumbraba se imaginara que era yo a quien se fornicaba, tal como yo lo hice con mi hermano mayor.

Pero todos esos innumerables y cachondos detalles los narraré en un próximo relato.

Georgina del Carmen