Nacida para Coger (11)

Narración del proceso que tuve que llevar a cabo para seducir a mi hermano mayor, Gerardo para llegar al incesto con él.

Nacida para Coger XI

La Seducción de mi hermano mayor

Por Georgina del Carmen

Los deseos de tener sexo con Gerardo, mi hermano mayor, se me habían convertido en obsesión que cada noche se renovaba y acrecentaba cuando sabia que mi hermano se estaba cogiendo a la prima Irene, varias ocasiones había tenido la oportunidad de verlos coger cuando ellos creían que todos dormíamos, ello me animaba cada día mas y se fomentaba con las muestras que mi hermano daba de que mi cuerpo no le era indiferente, como cuando con pequeños trucos hacia que mi hermano entrara a mi recamara y yo fingiendo dormir en poses que dejaban al descubierto mis "encantos" y hacia que se le enderezara la verga o bien cuando me le exhibía dejandome ver en "paños menores".

En varias ocasiones con toda premeditación salía de mi recamara solo en brassiere y pantaletas simulando que era casual, justo en el momento en que él salía de su habitación y aparentaba sorpresa diciendo que creía que ya se había ido y que estaba sola, era evidente su mirada recorriendo mi cuerpo de pies a cabeza y en ocasiones se notaba el bulto que hacía su verga al erectarsele y por supuesto me retiraba muy lentamente contoneando mi cuerpo provocativamente a manera de invitación a hacer "travesuritas" de índole sexual.

Pero un buen día decidí jugarme el todo por el todo, era un fin de semana en los que mi prima Irene acostumbraba irse a su lugar de origen a visitar a sus padres y a su novio, ya era noche y los demás integrantes de la familia estaban en su respectiva habitación, tomé valor y con el pretexto de pedirle un encendedor entré a su recamara, vestía solo una bata larga que no llevaba abrochada y debajo el brassiere de media copa y unas pantaletas de corte tradicional en color azul cielo, que por cierto hacía apenas unos días me regaló mi primo Jorge en su visita a casa, totalmente transparentes que no ocultaban en nada lo que había debajo y sí lo resaltaba.

Con toda firmeza entré sin tocar la puerta, deseaba encontrarlo masturbándose, viendo una película porno o algo por el estilo que me facilitara la seducción pretendida, pero no fue así, estaba recostado en su cama leyendo un libro, se sorprendió al verme entrar de súbito, sin embargo desde que entré fijó su mirada en el manchón negro que hacía mi abundante vellosidad bajo las translúcidas pantaletas, un inesperado nerviosismo se apoderó de mí y tímidamente le pedí el encendedor para prender el cigarrillo que llevaba en las manos como pretexto, lo que hizo que Gerardo se pusiera de pie.

El temblor de mis manos me evidenciaba al acercar el cigarro para que él me lo prendiera, sin embargo mientras lo encendía su vista estaba en mis crecidas chichonas y mis ojos en su entrepierna viendo como le crecía el bulto de su verga al írsele parando, retrocedí unos pasos para facilitarle el verme de cuerpo entero con solo dirigir su mirada a mi humanidad.

Sus ojos recorrían mi cuerpo de pies a cabeza mientras intentaba decirme que trataba el libro que leía y del que le había preguntado solo para permanecer en su recamara e iniciar cualquier platica que me permitiera exhibirle mi ser.

La protuberancia que hacia su verga bajo el pantalón de su pijama era enorme, lo que me indicaba que una vez mas había logrado excitarlo, estaba decidida a lanzarme a fondo para conseguir tener sexo con Gerardo, mi hermano mayor, así que cuando lo tenia embelesado mirándome pretexté que el brassiere me apretaba y lo desabroché por el frente dejando que mis tetonas saltaran a su vista, no hice ningún intento de cerrar la bata, su mirada estaba fija en mis crecidas chiches, con coquetería le pregunté "Están muy grandotas, ¿verdad?", al tiempo que recogía hacia los costados la bata exhibiéndole mis tetas con total descaro, mi hermano solo asintió con la cabeza sin despegar su mirada de mis senos.

Por un momento trató de quitarme la vista de encima, pero no pudo y nuevamente la llevó al manchón negro de mi vellosidad claramente expuesto bajo las transparentes pantaletas, en un acto temerario me despojé de la bata al tiempo que le preguntaba con un combinado toque de ingenuidad y morbo, "Crees que tengo buen cuerpo?", sin dejarlo contestar empecé a girar lentamente para que pudiera verme en todos ángulos, cuando le daba la espalda sacaba la cadera para realzar mis nalgas y al volver a ponerme de frente colocaba mis manos en mis chiches acariciándolas discretamente como una velada invitación a que él lo hiciera, con pasos lentos avancé hacia Gerardo que mudo de la impresión solo veía con sorpresa como me le exhibía.

Sin permitir que saliera de su sorpresa le dije, "¿Cuánto crees que me midan?, haciendo referencia a mis tetonas, "No están flácidas... tócalas" agregué sin hacer pausa, me acerqué aun mas, mi hermano como autómata levantó su mano dirigiéndola con indecisión a mis senos, antes de que se fuera a arrepentir le tomé la mano y la puse en una de mis tetas, al contacto de sus mano con mi chiche sentí una agradable sensación que se generaba en mi vulva subiendo hasta el pecho y un irrefrenable jadeo escapó de mi boca de inmediato sentí como mi vulva excreto un borbotón de flujo vaginal mojando mis pantaletas.

Poco a poco su inicialmente inerte mano fue tomando movimiento para acariciarme las chiches, "¿Te gustan mis tetas?", le pregunté insistente con voz apagada por la excitación que me producían sus caricias, "Agárramelas bien" complementé, obediente Gerardo ahora las acariciaba a placer, con ambas manos, yo mantenía las manos abajo en los costados de mi cuerpo esperando la oportunidad de tocarle su hermosura sexual que tantas veces había soñado que me daba placer con ella, como lo hacia con la prima Irene.

Súbitamente me di media vuelta y volví a colocar yo misma sus manos en mis senos, pero ahora repegaba mis nalgonas en el bulto de su hinchada verga ayudada por las zapatillas de tacón alto para igualar la estatura de él, Mi hermano seguía acariciándome las chiches y no rehuía los frotamientos que con mis nalgas hacia en su verga, así duramos unos minutos sin articular palabra, solo disfrutando el candente momento, yo jadeaba presa de la cachondez y mi hermano respiraba agitadamente y su verga en mis nalgas indicaba que estaba tan excitado como yo y hacia movimientos pélvicos frotándose contra mi trasero.

Era el momento de avanzar más en la temeraria acción, sin decir nada tomé de nueva cuenta una de sus manos y lentamente la fui bajando a mi abdomen, vientre y bajo vientre colocándola en mi abultado monte de Venus, en donde mi hermano la dejó una vez que solté su mano y acariciaba tímidamente con la palma de su mano mi vellosidad pélvica por encima de las pantaletas, mis movimientos de cadera contra su falo no cesaban e instintivamente de mi boca brotó la expresión "Que rico siento... que rico me tocas sigue así", Gerardo seguía en silencio sin dejar de agasajarse con mi ardiente cuerpo.

Gerardo se notaba un tanto "lento" en su accionar, yo lo atribuía a que aun no salía de la sorpresa de estar cachondeándose a su propia hermana, así que nuevamente con mi mano llevé la suya por debajo de las pantaletas para que me acariciara la panocha en forma directa, mi hermano dócilmente se dejaba dirigir, separé un poco las piernas para darle comodidad de meter su mano en medio de mis ingles y buscara mi mojada hendidura sexual por entre mi abundante vellosidad pubica, lo que consiguió fácilmente con la punta de sus dedos, "¿Estoy muy velluda, Jerry?, le cuestioné involuntariamente, "Así me gustan las mujeres?, afirmó, por fin había hablado para decirme tácitamente que le gustaba.

"¿Quieres verme encueradita?... Quítame las pantaletas", obediente como hasta el momento procedió a tirar con ambas manos de mis calzoncitos hacia abajo hasta quitármelos por completo, ya en plena desnudez di algunos pasos hacia atrás para que pudiera disfrutar de mi cuerpo desnudo, posaba para él en todo tipo de posiciones con desbordada cachondez en todos los ángulos posibles mostrándole mis "encantos íntimos" al desnudo.

Ya con todo descaro le dije "Muéstrame que tanto te gusto" clavando mi mirada en el bulto que hacía su verga, mi hermano entendió a la perfección el mensaje y se bajó el pantalón de la pijama dejando ante mi vista su magnifico miembro viril, por fin tenia ante mis ojos su hermosura sexual en todo su esplendor motivada por mi ardiente cuerpecito, con lentitud y contoneando mi cuerpo, sin despegar la mirada de su suculenta vergota, me fui acercando nuevamente a Gerardo que lucia orgulloso su enorme falo, que circundado exhibía su apetitoso glande enrojecido y goteando el cristalino liquido que le fluía, al final de su poderoso tronco sus formidables güevotes colgaban majestuosos e imaginaba estarían llenos del semen que anhelaba tener en mis adentros y en mi paladar.

Me junté a él tomando entre mis manos su exquisita vergota acariciándola a todo lo largo y rematando en sus güevos, en tanto yo hacia eso, él volvió a apoderarse de mis tetonas acariciándolas, me acomodé un poco de costado de tal manera que una de sus manos por fin se posó en mis nalgonas tocándolas suavemente, "Te gusta mi trasero, por que a mí me encanta tu miembro" le dije con voz entrecortada por la excitación, pero con el mayor de los cinismos aparentando decisión, sin dejar de frotarle la vergota, mi mano parecía mas pequeña de lo que realmente es, por el efecto de tener sujeto el colosal pene de mi hermano.

Gerardo se dejaba acariciar y correspondía friccionándome las chiches y las nalgas y cuando pasaba la mano por la separación de éstas intentaba tímidamente meter su dedo medio por entre ellas seguramente buscando mi culito, en tanto yo sacaba la cadera y arqueaba un poco el cuerpo deseando que mis nalgas se abrieran para facilitarle lo que intentaba ya que yo moría de ganas de sentir sus dedos en mi ano, así que me empiné un poco mas tomando su hermosura con ambas manos sin dejar de "chaquetearle" y mañosamente acercaba mi rostro a su vergota que ya estaba en sus máximo esplendor de rigidez.

Cuando me di cuenta ya estaba totalmente empinada "chaqueteándole" con una mano y con la otra le acariciaba sus enormes güevotes, y mi hermano ya descaradamente me acariciaba el culo pasando sus dedos por el rededor del ano amenazando con penetrarlo, alternadamente pasaba su mano a mi hendidura sexual y ahí si metía sus dedos mojándolos con la gran cantidad de fluido vaginal que estaba excretando para embarrar mi culito con la perversa pero deliciosa intensión de dedearme el ano.

Cualquier intensión de dedearme el culo o yo de chuparle la verga se vio truncada cuando inesperadamente mi hermano empezó a eyacular bañando mis tetonas con la enorme cantidad de esperma que a borbotones salía de la cabeza de su hermoso falo, intencionalmente le apuntaba a mis labios pero solo un pequeño chorro cayó dentro de mi boca solo para antojarme más a saborear su exquisito semen y ponerme aun más caliente de lo que de por sí estaba. Pero todo había acabado por esa noche, que viéndolo positivamente había sido mucho, de la nada a una sabrosa cachondiza con mi propio hermano era bastante bueno, aunque el incesto directo no se hubiera consumado, pero se dieron considerables avances para el día siguiente.

Al día siguiente era sábado, todos nos levantamos tarde y al ir rumbo al baño para ducharme salió mi hermano Gerardo de su habitación, se le veía con algún arrepentimiento de lo que había pasado la noche anterior, pero pronto disipé sus remordimientos, me desabroché la bata que era lo único que llevaba encima, dejándole ver mis tetonas y mi velluda pelvis, sus ojos recorrían maravillados mi cuerpo y la protuberancia en su entrepierna se empezaba a formar, con coquetería y un poco de cinismo le dije "Me voy a bañar, dejaré la puerta abierta por si quieres acompañarme", estiré mi mano tocándole su ya endurecida verga y seguí mi camino al baño contoneando mi cuerpo con marcado erotismo y con lentitud.

Al estarme bañando vi como la puerta se entreabrió pero nadie entró, suponía que era Gerardo que solo me observaba desnuda como me bañaba, mas tarde supe que Gerardo se había ido de inmediato y quien me espiaba era mi hermano Carlos, no había problema, se puede decir que había matado dos pájaros de un tiro, ya que mis intenciones con Carlos eran que también me cogiera pero aun no era el momento, primero había que culminar con Gerardo y luego habría tiempo de ofrecer mi cuerpo al menor de mis hermanos con la seguridad de que éste me cogería sin ningún tramite.

Al medio día que regresó Gerardo continúe con mi labor de seducción, me había puesto la minifalda mas pequeña que tenia y que solo alcanzaba a taparme las nalgas, esto con el propósito de ir calentando a Gerardo para por la noche visitarlo nuevamente buscando que ahora si me cogiera. Me le estuve exhibiendo con descaro y él correspondía a mis coqueteos mostrándome su hermosura muy erecta bajo el pantalón, pero no era el único que estaba gozando mi "espectáculo", Carlos no perdía detalle de lo que estaba enseñando y se mostraba muy excitado, aunque con él fingía no darme cuenta pues aun no era su turno.

Por fin llegó la noche y cuando ya todos estaban en su recamara me desnude dejandome solo las pantaletas iguales a las del día anterior solo que de diferente color, de las que me había regalado mi primo Jorge en su reciente visita, parecía que esas pantaletas me habían traído buena suerte, me calcé con las sandalias de la noche anterior y solo me puse otra bata, ésta corta que me llegaba a medio muslo, tomé valor y sin ningún pretexto fui a la recamara de Gerardo.

Todo mi cuerpo temblaba por dentro, pero estaba decidida a disfrutar los placeres prohibidos, ya con la bata desabrochada entré sin tocar, mi hermano estaba sentado sobre el buró fumando un cigarrillo, pareciera que me estaba esperando, estaba desnudo del toso y solo portaba los pantalones de unos pants. Al entrar y cerrar la puerta, nos quedamos viendo mutuamente nuestros cuerpos, él podía verme las tetonas y mi abundante vello pubico cubriendo mi panocha a través de las translucidas pantaletas, así como las piernas por completo, yo solo le veía su ejercitado torso y el bulto que de inmediato se formo con la erección de su ricura sexual.

"Te vengo a hacer compañía", fue lo único que se me ocurrió decir, "Pasa ponte cómoda" me dijo haciendo gala del bulto que se había formado en su entrepierna, enseguida dejé caer la bata al piso y quedé solo en las pantaletas transparentes en color amarillo claro que no tapaban nada de mis encantos y sí los destacaban sobremanera. Me acerqué lentamente contoneando cachonda mi humanidad y haciendo que mis tetonas se columpiaran invitantes al placer, mi hermano no me quitaba la vista de encima recorriendo cada palmo de mi candente cuerpecito e instintivamente acariciaba su falo.

Antes de llegar a él dí un par de giros con extremada lentitud para que pudiera verme las nalgonas forradas en las translúcidas pantaletas, una vez que estuve a su alcance no hubo las indecisiones de la noche anterior y enseguida sus manos se posaron en mi cuerpo, una en mis tetonas y la otra en mis nalgas, por mi parte de inmediato me aferré de su falo por encima de los pants acariciándoselo a todo lo largo incluyendo los güevos, no hablábamos solo disfrutábamos el momento con la respiración agitada.

La mano de mi hermano que me frotaba las tetas bajo a mi vientre acariciándome la vulva por encima de las pantaletas y en un momento dado la metió por debajo de éstas, aproveché para decirle con voz temblorosa, "Quítame las pantaletas", Gerardo obediente tiró de ellas despojándome de las mismas para dejarme encueradita solo sobre las sandalias, sus manos recorrían libremente mi cuerpo por todos lados, yo le bajé los pants poniendo en libertad su hermosura sexual que estaba a todo lo que daba de erección frotándoselo a manera de masturbación y pasando las yemas de mis dedos por su mojada cabeza.

Gerardo estaba desinhibido y muy caliente, sin pedírselo me estaba besando y chupando las chichonas, sus manos no paraban de acariciarme las nalgas y la vulva tocándome el culo y el clítoris, dejé que se diera gusto gozando mis crecidas tetonas sin parar de "chaquetearle" la rica vergota. Una vez que dejó de mamarme los senos, sin meditarlo me empiné plantándole sonoros besos en el glande de su ricura, sin esperar alguna reacción de parte de mi hermano inicié chupándole la cabecita de su falo y poco a poco iba introduciendo en mi boca un poco más de su hermosura ante la complacencia de él quien como respuesta me dedeaba la vagina por entre las nalgas y con la otra mano me sostenía por la nuca, pude meter mas de la mitad de su vergota en mi boca mamándosela francamente.

En un momento que sacó sus dedos de mi vulva me puse en cuclillas para mamarle mas cómodamente, sacaba su verga de entre mis labios y me daba pequeños golpes en mi boca con su verga mientras le miraba a los ojos y le sonreía cínicamente mojando mis labios con el cristalino liquido que le brotaba, mi hermano correspondía y entrecerraba los ojos demostrándome lo sabroso que estaba sintiendo al chuparle su ricura sexual.

Tal vez sintió que podría "venirse" antes de tiempo, como la noche anterior, así que me hizo ponerme en pie y tomada de la mano me llevó al pie de la cama, me puso de espaldas a él e hincándose comenzó a besuquearme las nalgas metiendo su lengua por la separación de éstas en busca de mi culito, me sentía en la gloria, así ayudándolo en sus morbosos propósitos me separé las nalgonas con ambas manos para brindarle mi candente culo que besaba, chupaba y lamía tratando de meter su lengua en mi conducto excretor. No lo pude evitar y empecé a "venirme" en placentero orgasmo mientras movía mi cadera en pequeños círculos y sin disimular cada contracción de placer que me daba aquel celestial orgasmo.

Me hizo girar y sentarme en la orilla de la cama, me abrió las piernas e incrusto su rostro en mi vulva chupando lo fluidos vaginales que brotaban de mi sexo, me chupaba el clítoris con notable experiencia, en menos de 5 minutos me estaba "viniendo" nuevamente en ruidoso y exquisito orgasmo.

Yo también quería seguir mamándole su hermosura, así que le propuse un 69, mi hermano aceptó y se tendió sobre la cama, yo me le monté en sentido opuesto de tal manera que su verga quedó en mi boca y mis nalgas y vulva en su rostro, nos estabamos devorando mutuamente, yo su vergota que por mas esfuerzos que hacia no me la podía meter toda a la boca y garganta, pero le chupeteaba todo el tronco y los güevotes, y volvía a mamársela y un nuevo intento por alojarla totalmente en mi garganta, mi hermano se daba un banquete con mis nalgas lamiéndolas palmo a palmo chupando y besando mi culo y mi babeante vulva, así como la parte interna de mis muslos.

Estabamos en el paroxismo de la lujuria, experimentaba un placer nunca conocido y que solo se puede alcanzar cuando se hace sexo con un familiar directo, es decir en incesto. Me vino un tercer orgasmo aun más placentero que los anteriores, estaba dispuesta a llegar a la cópula en ese momento, pero Gerardo no pudo aguantar mas mis chupetes en su hermosura y sin mas empezó a "venirse" dentro de mi boca, tragaba su esperma con extremo deleite sin permitir que una sola gota saliera de mis labios, vaya manera de eyacular, sin duda sus hermosos güevotes producían grandes cantidades de leche misma que tragué por completo.

Aunque todo el semen sabe igual, éste por ser de mi hermano sabia a gloria. El festín sexual había terminado por esa noche y nuevamente me había quedado con las ganas de que mi hermano me cogiera, pero aun me quedaba una noche antes de que regresara la prima Irene quien seguramente lo acapararía, así que el plan era determinante para la noche venidera.

Continúa...

Georgina del Carmen

Para efectos de no hacer fastidioso el relato por lo extenso, lo he dividido en dos partes que trataré se publiquen simultáneamente.