Nacida para Cogér (1)

Los inicios erótico-sexuales de una chica que se considera nacida para cogér.

NACIDA PARA COGER

Por Georgina del Carmen

Hace ya un par de años soy asidua lectora de esta magnifica pagina de todorelatos.com, sin embargo nunca me había resuelto a escribir algún relato en donde diera a conocer mis experiencias personales de índole sexual. Hasta hoy que he decidido darlos a conocer a toda la comunidad fogosa del mundo, ya que como lo indica el titulo de esta serie de relatos, que hoy inicia, me considero una mujer "Nacida para Coger".

Mi nombre es Georgina del Carmen, actualmente tengo 24 años, estudiante en una universidad privada y por las tardes trabajo como recepcionista y asistente en un consultorio dental.

Vivo con mis padres y un hermano, Carlos, un año mayor que yo, tengo otro hermano, Gerardo, 10 años mayor quien actualmente es casado y vive separadamente con su esposa. Formamos una familia de estatus económico medio-alto, mi padre es funcionario del gobierno federal, empleo que ha desempeñado durante muchos años con diferentes administraciones y mi madre se supone que se dedica al hogar aunque nunca esta en él, mi hermano, el soltero, es también estudiante de la misma universidad que yo.

Mi gusto por el placer sexual dio inicio a temprana edad, a partir de que me fueron suministradas, por prescripción medica, inyecciones de Nandrolona, una hormona masculina que me produjo como reacción secundaria el crecimiento temprano y exuberante de los senos, desde los 12 años me fueron creciendo rápidamente y actualmente soy talla 36-C de brassiere, el crecimiento precoz y abundante del vello pubico y de las axilas, el desarrollo del clítoris, y la estimulación anticipada y constante de la libido.

Así que desde que estaba en sexto grado de la primaria ya me masturbaba acariciando la totalidad de mi cuerpo y frotando mi clítoris, aun cuando aun no me llegaba el orgasmo pleno sentía una deliciosa sensación en mi vulva que se me hizo adicción y lo practicaba a diario por las noches y en ocasiones repetidamente en un solo día.

Esta cachondez constante me llevó al deseo de relacionarme con chicos que me acariciaran el cuerpo y yo a ellos, siendo casi niña ya tenia sexo oral con compañeros de la escuela y algunos vecinos, entregué mi virginidad vaginal a un novio cuando iba a la secundaria, escasamente tenia 14 años, me hice muy noviera y con todos tenia algún tipo de relación sexual, desde el simple manoseo hasta la cogida formal, el sexo anal lo practiqué por primera vez cuando estaba por cumplir 15 años, con un maestro quien, se suponía, me daba clases de ingles en forma particular.

También desde pequeña empecé a cultivan algunas pequeñas perversiones eróticas, como el exhibicionismo, de manera moderada, y el voyerismo, pues espiaba a mis hermanos cuando estaban desnudos y al mayor lo llegué a ver varias veces cogerse a Irene, una prima que vivía con nosotros en ese tiempo mientras estudiaba su carrera profesional.

Me aficioné, y hasta la fecha, a ver películas pornográficas, las primeras fueron las que me invitaba a ver una amiguita de la secundaria y que pertenecían a sus hermanos, en especial se me grabó una cuya trama era el sexo incestuoso, por lo que siempre tuve la tentación de hacerlo con algún familiar.

Por fin se me cumplió el deseo del sexo incestuoso haciéndolo con varios de mis primos y finalmente con mis dos hermanos, llegando a la conclusión de que no hay ninguna relación sexual que supere al placer de hacerlo con un familiar y en especial con un hermano y en mi caso con ambos en lo individual y en ocasiones con ambos a la vez, narraciones pormenorizadas que haré en próximas fechas.

En suma se puede decir que he empezado a sumar hombres en mi vida sexual desde los trece años de edad. Cuando iba a la secundaria, un buen día me di cuenta que al subir la escalera había un grupo de muchachos que se apostaba debajo de ellas para mirarle las piernas y calzones a las chicas que subían, en principio me molestó un poco su actitud, pero en el transcurso del día me fui haciendo a la idea que nada perdía y si podía llamar la atención de ellos, pero mas aun al finalizar el día me sentía excitada con la idea de mostrar mis piernas fingiendo no darme cuenta de ello, me puse a pensar como hacer para facilitar el cometido, así que como las faldas del uniforme no eran muy cortas me la enrollaba en la cintura hasta dejarla como mini, cosa que muchas compañeras hacían, ello con el fin de que fácilmente se me vieran las piernas y pantaletas para llamar la atención de algunos de mis compañeros que me gustaban, pero lo disfrutaban todos los que así lo querían.

Se hizo común en mí usar las falditas muy cortas y en ocasiones recibí regaños de las maestras por tal motivo, igualmente no me ponía el suéter escolar y desabrochaba dos de los botones superiores de la blusa, con la finalidad de mostrar mis exuberantes senos, que de por sí llamaban la atención por su tamaño para una chica de mi edad, por los motivos que ya comenté, por supuesto era yo quien tenia las tetas más grandes de todas las chicas del colegio.

Diariamente, con toda premeditación, subía y bajaba la escalera incansablemente con el único fin de exhibirles a mis calientes compañeros mis piernas y pantaletas, eso me ponía muy cachonda y atraía las miradas, y los deseos, de muchos chicos, pero no solo me aficione a "enseñar" en las escaleras, sino también aprovechaba cualquier oportunidad que tuviera ya sea en la cafetería cruzando constantemente y de forma exagerada las piernas para enseñar pantaleta, en los patios o en el mismo salón de clase donde a propósito dejaba que se me subiera la faldita mas de lo normal sin arreglármela, incluso en el menor descuido me la subía mas aun, y así enseñaba mis muslos para deleite de mis morbosos compañeros y algunos de los maestro ya que acostumbraba sentarme el fila de adelante.

A mi edad en esa época usaba pantaletas convencionales en colores "pastel"y solo tenia un par de bikinis que yo misma había comprado, pero no eran lo suficientemente sexy como yo lo deseaba para exhibirlos en la escuela, pero tampoco podía comprarme algo mas atrevido ya que a mi edad hubiera sido mal visto por mi madre, quien se encargaba de meter la ropa a lavar y seguramente los descubriría.

Como lo comenté líneas arriba, en esa temporada viva con nosotros mi prima Irene quien estudiaba en la universidad junto con mi hermano mayor, ella si que usaba lencería de lo más sexy, pantaletas y brassieres, de media copa, pequeñitos llenos de encajes y transparencias, tenia de muchos modelos pero prevalecían las tangas, algunas totalmente transparentes y toda su lencería en colores fuertes y llamativos, tenia baby-dolls súper provocativos y diminutos, batitas cortas y largas hasta los tobillos también transparentes, en fin su lencería era digna de una vedette, usaba en ocasiones, a parte de las pantimedias, liguero con medias cuando las faldas o vestidos no eran muy cortos y siempre con zapatillas de altísimos tacones y sandalias destalonadas de todos estilos, se puede decir que era muy sensual en su vestimenta exterior tanto como interior.

La forma de vestir de mi prima era lo que yo deseaba pero por mi edad me era imposible en esa época, pero el deseo de exhibirme con mis compañeros de escuela y amigos de otros lados me llevaron a hacer algo poco común, en ocasiones excepcionales me ponía la ropa intima de mi prima, en especial sus pantaletas ya que los brassieres me quedaban chicos, pero a veces aun así me los ponía. En repetidas ocasiones al no poder entrar a su recamara para tomar su ropa interior "prestada", recurría a la cesta de la ropa sucia y así sucia me la ponía, me acostumbre tanto que después me parecía mas cachondo ponérmela sucia y prefería hacerlo así con su aroma intimo, independientemente que corría menos riesgo de ser recubierta por ella tomándola de su closet.

Cuando empecé a usar las pantaletas de Irene, los chicos del colegio se volvían locos, ya que al usar las tangas de mi prima, mis nalgas quedaban al descubierto y cuando me veían subir o bajar la escalera me podían ver todas las nalgas en directo, ellos se ponían bien calientes y yo muy cachonda, me fascinaba, y aun, enseñar mis "cositas" simulando no darme cuenta, según me enteré yo era la única de las chicas que usaba tangas e incluso transparentes, en poco tiempo me hice desear de casi todos, mi fama de caliente empezó a tomar fuerza, ya tenia un pequeño ejercito de calientes esperándome bajo la escalera.

Pronto me sobraban pretendientes, a todos les decía que sí, pero no cuando, solo a los chicos más guapos les daba mi número de teléfono y salía con ellos, sin hablar de noviazgo ni nada por el estilo me besuqueaba con ellos y les dejaba que me tocaran el cuerpo por encima de la ropa, en especial les atraían mi busto, ya que para una niña como era en ese entonces, mis senos eran enormes y les llamaban mucho la atención, a mí me excitaba mucho que me los acariciaran.

Pero pronto la excitación que sentía cuando cachondeaba con los chicos fue subiendo de tono, ahora permitía que me acariciaran el cuerpo por debajo de la ropa exterior, las caricias eran sobre el brassiere y las pantaletas, pronto la barrera de la ropa interior fue rebasada y constantemente me era desabrochado el sostén y bajadas las pantaletas para facilitarles la obscena tarea, por mi parte de acariciarles el pene por encima del pantalón pase rápidamente a sacárselos de la bragueta y frotarlos directamente hasta hacerlos eyacular, luego la frotación no era solo con mis manos sino con mis muslos e incluso con mis nalgas colocándome la verga entre ellas, sin penetrar, restregándola contra mi culito hasta llegar al éxtasis dejandome las nalgas llenas de semen.

Todo ello lo hacia, por lo general en un jardín cercano a la escuela para lo que nos íbamos al fondo de éste donde, al mediodía, casi no pasaba gente y elegíamos alguna banca o en especial un grueso árbol que fue testigo de las muchas cachondeadas que bajo su sombra me dieron, ahí mismo besé y chupé las primeras vergas y donde por fin, a los 14 años de edad, entregué mi virginidad vaginal con un novio que en ese entonces tenía.

El chico se llama Francisco, era de los más guapos de la secundaria y nos hicimos novios, no obstante que yo sabía que solo andaba conmigo para gozar de mi cuerpo y en especial de mis senos que le encantaba besármelos y chupármelos, ese día fuimos como ya era costumbre a cachondearnos, me había desabrochado el sostén para tocarme y chuparme las tetas y me había bajado las pantaletas a medio muslo para dedearme el clítoris, yo ya le había sacado la verga del pantalón y se la masajeaba a manera de masturbación, como ya muchas veces lo habíamos hecho, me incliné para chupárselo mientras él me dedeaba por entre las nalgas, casi siempre así se lo hacia hasta que eyaculaba en mi boca, pero esta vez me interrumpió haciendo que me incorporara y procedió a sacarme completamente los calzoncitos, que como casi siempre eran de mi prima Irene, luego hizo que levantara una de mis piernas y llevó su pene a mis labios vaginales colocándolo entre ellos en actitud de metérmelo, yo le decía sin convicción que no lo hiciera pero tampoco hacia nada por evitarlo, la extrema excitación que en esos momentos tenia me inducía a dejarme coger por primera vez y sentir dentro de mí aquel hermoso instrumento de placer.

Estaba poseída por la lujuria y solo me importaba en esos momentos disfrutar de mi sexualidad, no interesaba si alguien nos estaba viendo o los riesgos de que me cogiera sin protección alguna solo quería sentir el placer de ser poseída por un hombre, mi vagina estaba derramando su jugo debido a la intensa cachondez en que me encontraba, francisco empujó un poco su verga hacia adentro de mi sexo, logró penetrar la cabeza de su falo, por la buena lubricación que daban mis fluidos vaginales su verga iba penetrando cada vez mas, incluso yo misma empujaba mi cadera para ayudar a la penetración de la riquisima verga de mi novio, en un momento dado su verga encontró a su paso un obstáculo que le impedía penetrar más, creí que ya me lo habría metido por completo pero al comprobarlo con mi mano, aun no entraba ni la mitad de su verga, sin meditar lo que estaba sucediendo le animé diciéndole "Cógeme, métemelo todo", Francisco empujó con vigor y yo hice lo mismo con mi cadera, sentí un poco de dolor al que no le di importancia y entonces la verga de mi novio continuo su camino a mis entrañas.

Con extremada delicia sentía como cada centímetro de su sabroso falo iba entrando en mi, hasta entonces, virginal vagina, nuevamente el avance se detuvo, pero esta vez ya solo sus güevos estaban fuera de mi candente hendidura sexual, sentí la gloria al tener aquel suculento cuerpo extraño dentro de mi ser, los movimientos de vaivén se generalizaron por parte de él y yo movía la cadera en círculos como lo había visto en las películas porno que en ocasiones acostumbraba mirar cuando me masturbaba, era lo mas rico que me había pasado en cuanto a satisfacción sexual, por primera vez tuve un orgasmo provocado por la penetración del miembro viril de un hombre, Francisco no aguantó mucho y cuando se iba a "venir" sacó su verga de mi vulva derramando su esperma sobre mi vellosidad pubica y mis muslos, entonces volvimos a la realidad de donde estabamos y presurosos nos arreglamos la ropa, yo me puse las pantaletitas sin limpiarme la leche de mi novio y me abroché el sostén, él se metió la verga a la bragueta del pantalón y nos fuimos de ahí casi huyendo, temerosos ahora de que alguien nos hubiese visto.

Al caminar sentía como me escurría el esperma de Francisco y mis jugos vaginales por entre mis muslos y mi velluda panocha totalmente empapada de leche masculina, pero también sentía un pequeño ardor dentro de mis órganos genitales sin poder definir exactamente en donde, nos despedimos y camino a mi casa al ardorcillo se sumó un poco de dolor a cada paso que daba.

Llegando a casa lo primero que hice fue ir al baño a ver que sucedía y a lavarme, me asusté cuando al quitarme las pantaletas las vi con unas manchas de sangre y no estaba cerca mi periodo menstrual, me metí a bañar y a tratar de lavar la tanguita para poder devolverla al cajón de la ropa intima de mi prima, pero las manchas no desaparecieron y opté por quedármelas como recuerdo de mi desvirgación y aun las conservo.

El dolor en mi vulva se acrecentó un poco, principalmente cuando me sentaba o caminaba, me fingí enferma para estarme en cama, al día siguiente no asistí a la escuela, en donde ya varios sabían que había sido cogida por Francisco aunque nadie creería que había sido la primera vez, ya que mi fama de cachonda llevaba implícita la suposición de haberlo hecho mucho antes. Luego me enteré que la sangre se debía a la ruptura del himen, membrana que separa los labios internos de la vagina del útero y la matriz protegiendo a éstos del exterior y la inmaculidad de ella es lo que determina la virginidad de la mujer ya que no es regenerable.

Francisco fue el primero que me cogió en ese lugar, ya que después de él hubo varios mas que gozaron mi cuerpo al pie del "famoso" árbol, incluso ya había quienes me espiaban cuando iba con algún chico a besuquearme y algo mas en ese jardín, yo lo sabia pero me excitaba saber que nos observaban cachondear y simulaba no darme cuenta, así que cuando no quería que se supiera que cachondeaba o "aflojaba mis nalguitas" con alguien iba a cualquier lado menos a ese lugar.

Junto a aquel árbol recibí las primeras caricias eróticas de un hombre, el primer sexo oral, mi desvirgación y múltiples veces me cogieron en ese lugar, no tengo memoria exacta de cuantos chicos disfrutaron de mi cuerpo en ese sitio pero estoy segura que no menos de 20 galanes, la mayoría de la escuela y otros del vecindario o amigos, actualmente de vez en cuando aun voy a coger ahí solo como atrevida aventura para recordar los viejos tiempos de adolescente cachonda.

Pero lo relatado solo fueron mis principios en esta excitante y placentera vorágine sexual en la vivo y disfrutó a mas no poder, en los subsecuentes capítulos de esta, espero, larga serie conocerán mis mas excitantes experiencias que anhelo sean de su agrado.

GINA