Nacho, Joaquín y el chico de la playa
Entrenaba con Joaquín en el gimnasio y lo invité a pasar las vacaciones de semana santa en la playa. Allí conocimos a Rubén.
Nacho, Joaquín y el chico de la playa
Hola me llamo Nacho y ya les he hablado de mí en algún relato publicado en esta misma página. Soy alto y de pelo castaño, me gusta el deporte y tener un cuerpo cuidado. Les contaré una historia que me sucedió cuando tenía 21 años.
Solía acudir a un gimnasio cerca de la Facultad en la que estudiaba. El público era mayoritariamente joven y el ambiente agradable. El primer mes que acudí a entrenar dedique gran parte de mis esfuerzos a estar pendiente de los chicos y de coincidir con los que más me gustaban a la hora de cambiarse de ropa o de meterse en la sauna.
El vestuario era una sala pequeña en la que había seis cabinas con duchas y de la que partía una escalera que bajaba a un vestuario mas pequeño, con una sola ducha, en el que estaba la sauna finlandesa y una piscina redonda de hidromasaje. Lo reducido del espacio ayudaba a mi tarea de mirón. Como les contaba el primer mes lo dedique a catalogar los culos y las pollas de mis compañeros. Me lo pasaba muy bien y además me dedicaba a observar a chicos que había visto antes por los pasillos de la Universidad, lo cual me daba más morbo todavía.
Empecé a darme cuenta de que yo no era el único que me dedicaba a estas actividades y de que las miradas furtivas eran frecuentes entre varios de los chicos del gimnasio. Tenía mis dudas sobre la heterosexualidad de alguno de mis compañeros pero también me recordaba a mi mismo, que en un ambiente de culto al cuerpo, podían ser normales ese tipo de miradas y que estas no conllevaban intención sexual necesariamente.
Un día durante mis entrenamientos se me acercó un chico que se llamaba Joaquín. Tenía 20 años y estudiaba en una facultad cercaba a la mía. Era un poco más bajito que yo, rubio con los ojos marrones y cuerpo velludo y fibroso. Me había fijado en el en alguna ocasión en el vestuario. Era un chico que tenía muchos vellos en el pecho, en el abdomen y en sus genitales. Pero curiosamente su culo era blanco y libre se vellos. Tenía una polla y unos huevos de tamaño medio.
Joaquín era uno de los chicos más populares del gimnasio y hablaba con casi todo el mundo. Me propuso entrenar juntos, a lo que yo accedí encantado. Desde aquel día cada vez que coincidíamos entrenábamos juntos, hasta que ya quedamos en vernos siempre a la misma hora. Los entrenamientos con Joaquín limitaban mis posibilidades de observación de los culos y pollas del resto de miembros del gimnasio, pero a cambio fueron mejorando mi forma física de modo considerable. Estaba convencido de la heterosexualidad de Joaquín y no me solía fijar mucho en el cuando nos cambiábamos o nos duchábamos.
Como les decía mi forma física había mejorado y un día Joaquín y yo estábamos desnudos y solos en el vestuario. Me dijo que no fuese a pensar que se estaba volviendo maricón pero que me había estado viendo desnudo y se había dado cuenta de que me estaba poniendo buenorro. Le dije que ya sabía que no era maricón y que yo también creía que el estaba muy bueno. Tras el comentario nos quedamos callados y terminamos de vestirnos.
En el camino a casa no pude quitarme de la cabeza el comentario de Joaquín. Dudaba de que si mi amigo podía ser homosexual, pero casi me excitaba más la idea de haber provocado este comentario a un heterosexual. Al llegar a mi casa me metí en mi cuarto y me hice una paja pensando en lo que había pasado.
Desde entonces empecé a mirar a Joaquín con otros ojos y siempre que podía le echaba un vistazo a su cuerpo cuando estábamos desnudos. Notaba que la proximidad física entre nosotros había aumentado y que nos tocábamos con frecuencia durante los entrenamientos. Me di cuenta también que prolongábamos los entrenamientos hasta que el vestuario estaba vacío y que cada vez estábamos más tiempo desnudos al terminar de ducharnos.
Un día habíamos bajado a la habitación de la sauna y yo estaba metido en la piscina. Joaquín deambulaba desnudo por la habitación y se acerco a la piscina para hablarme. Desde mi posición tenía un primer plano de los huevos y de la polla de mi amigo. A duras penas mantenía la mirada en los ojos de Joaquín y la desviaba a sus genitales. Creo que el se daba cuenta y que estaba jugando con la situación. Pille a Joaquín mirándome en varias ocasiónes, pero creo que ni el uno ni el otro nos atrevíamos a dar más pasos.
Era primavera y estaba haciendo muy buen tiempo. Le propuse a Joaquín pasar las vacaciones de Semana Santa en una casa que mis padres tenían en la playa. Estaríamos solos porque mis padres tenían previsto viajar al extranjero. Joaquín acepto encantado y días después cogimos juntos un autobús con destino a una población costera de la zona del Estrecho de Gibraltar. Durante el viaje no hacía mas que darle vueltas a la cabeza y estaba esperanzado en que nuestra salida del ambiente del gimnasio provocase otro tipo de situaciones.
Llegamos a la casa dejamos las cosas en mi habitación y rápidamente nos pusimos los bañadores. Bajamos a la playa y le propuse a Joaquín caminar un rato para buscar una cala solitaria. Le pareció bien y echamos a andar. Había muy poca gente y tras caminar veinte minutos atravesamos varias calas que estaban completamente vacías.
Decidimos parar y extendimos las toallas. Le dije a Joaquín que me iba a quitar el bañador porque quería tomar el sol desnudo. Me contesto que hiciese lo que quisiese. Joaquín se quedó con sus bermudas puestos. Pasó un chico muy joven con su caña de pescar. Llevaba uno camiseta y unos pantalones raídos que dejaban ver algo de su culo. Joaquín y yo lo miramos abiertamente y el chico tampoco se ando con remilgos, sobre todo a la hora de mirar mi polla. Joaquín se percató y me dijo que el chico se había fijado en mi polla y que no le extrañaba porque menudo cacho de nabo que tenía. Nos reímos. Le dije a Joaquín que porque no se quitaba el bañador. Me dijo que estaba muy cansado, que no tenía ganas de moverse y que le ayudara a quitárselo. A lo cual respondí que de acuerdo. Desaté el nudo de sus bermudas y le quite el bañador, aprovechando para rozar mi mano con su polla durante la maniobra. Joaquín la tenía algo morcillona, pero obvie cualquier comentario.
Nos quedamos un rato tumbados hasta que empezamos a sentir calor. Joaquín me propuso un baño y me ayudó a levantarme. Ambos teníamos nuestras pollas medio erectas.
El agua estaba fría y empezamos a jugar a salpicarnos. De ahí pasamos a jugar a perseguirnos y a darnos ahogadillas. Nuestros cuerpos se rozaban sin el más mínimo reparo y mi polla se puso en sus 17,5 Cm. Noté el roce de la polla erecta de Joaquín en varios de nuestros movimientos y puse la mía en su culo un par de ocasiones. Salimos del agua con nuestras pollas como palos y no pudimos evitar reírnos el uno del otro. Nos quedamos de pie en la orilla mirando y comparando nuestras pollas. La de Joaquín media más o menos lo que la mía pero era un poco más delgada. Ensalive mi mano e inicie una leve caricia de su glande. Joaquín me sonrió y alargo su mano hasta agarrarme la polla. Nos besamos por primera vez y estuvimos un buen rato frotando nuestros cuerpos y nuestras pollas.
Nos fuimos a donde habíamos puesto las toallas y nos tumbamos en posición de 69. Comenzamos a mamar nuestras pollas. Me di cuenta de que Joaquín era un experto. Al poco rato le dije a Joaquín que me corría y vacié mi semen en la boca de mi amigo. Joaquín me miraba con cara de satisfacción después de tragarse todos mis fluidos. Joaquín me pidió que me pusiese en pompa. Así lo hice y amigo comenzó a ensalivar mi agujero. Yo gemía del gusto que me estaba dando. Joaquín cogió un bote de crema solar y la derramó abundantemente en mi agujero. Comenzó un masaje de dilatación hasta que logró introducirme tres de sus dedos. Joaquín me ensartó si contemplaciones y yo pegué un grito de dolor. Sacó su polla creyendo que me había hecho daño. Le dije que siguiera pero que entrase algo más despacio. Joaquín me penetró con más suavidad y empezó a follarme. Notaba los huevos de mi amigo chocar contra los míos. Joaquín estuvo un buen rato embistiéndome hasta que se corrió dentro de mi ano. Se quedo tumbado encima mía sin sacar la polla de mi agujero. Al rato le pedí a mi amigo que me dejase girarme, nos abrazamos y nos besamos.
Le pregunté que cuando se había dado cuenta de que entendía. Me dijo que me había pillado varias veces mirando a otros chicos pero que no lo tenía claro del todo, porque en el gimnasio miraba mucha gente. Le dije que a mi me había pasado más o menos lo mismo pero que llevaba tiempo deseando que esto sucediera. Me dijo que el día del hidromasaje había notado mis nervios cuando me acercó su polla a mi cara. Le contesté que aquel día me había puesto malo.
Joaquín empezó a acariciar mi polla de nuevo y acabó metiéndosela en la boca. Cuando me hubo provocado una nueva erección embadurno mi miembro con crema y lo mismo hizo con su culo. Yo estaba tumbado boca arriba y Joaquín se sentó introduciéndose mi verga. Tras acomodarse mi polla Joaquín empezó a botar sobre esta. Podía ver la cara de salido de mi amigo y como su verga se iba tensando de nuevo. Joaquín no paraba de gemir ni de meterse mi nabo. La polla de Joaquín comenzó a derramar semen de modo abundante por todo mi abdomen. Poco después yo me vine en las entrañas de mi amigo.
Nos quedamos abrazados y pringados de semen. Estábamos morreando cuando escuchamos unos gemidos. Nos miramos sorprendidos. Nos levantamos y miramos a nuestro alrededor. No había nadie en la playa pero detrás de unas rocas que estaban a nuestro lado, descubrimos al joven pescador con los pantalones bajados y machacándose una verga de por lo menos 22 centímetros.
Nos acercamos a el cuando justo cuando se acababa de correr. Le dije a Joaquín que habíamos tenido un espectador. El chico nos miro asustado y nos dijo que lo sentía. Joaquín le dijo que no se preocupara, que nos podría haber avisado y lo habría pasado mejor. Nos presentamos y nos dijo que se llamaba Rubén. Le invitamos a sentarse con nosotros y le pedimos que se desnudara del todo.
El chico se quitó la camiseta y el pantalón delante de nosotros. Rubén, nuestro nuevo amigo, tenía 18 años y vivía en el pueblo. A parte de su gran polla, Rubén tenía un cuerpo bien formado y fuertote. Su pelo era negro y sus ojos verdes. Tenía todo el cuerpo broceado y un culo potente en el que te podías agarrar. Nos contó que en el pueblo había muy pocas oportunidades para los gays y que tan solo ligaba cuando llegaba el verano.
Como los tres estábamos pringados de semen propuse que nos diéramos un baño. Tras jugar un rato a cogernos las vergas en el agua nos salimos y nos secamos. Le propuse a Rubén que se viniese a nuestra casa a comer. El chico nos miro pícaramente. Nos vestimos y abandonamos la playa.
Al llegar a la casa nos desnudamos y nos duchamos en la caseta del jardín. Pasamos a la casa envueltos en toallas, que cayeron nada más atravesar la puerta. Joaquín dijo que iba a calentar unas pizzas y yo le pedí a Rubén que me ayudara a mover un colchón. Subimos las escaleras. Le pedí al chico que subiera primero para poder ver bien sus nalgas en movimiento. No pude reprimir pegarle algún cachete en su culo. Al llegar arriba me fije en la polla de Rubén. Aún sin estar en erección el chico tenía una verga y unos huevos enormes. Abrace al chico y empezamos a besarnos. Oímos a Joaquín que nos llamaba. Tuve que contenerme y en pocos minutos habíamos bajado el colchón, dejando la sala preparada para la sobremesa. Comimos en la cocina, desnudos y metiéndonos mano.
Pasamos a la sala completamente empalmados y nos arrodillamos en el colchón. Empezamos a cogernos nuestras vergas y a mezclar nuestras salivas. Formamos un triángulo que nos permitía mamar y ser mamados. En un primer momento a mi me tocó mamársela a Rubén, mientras sentía la boca experta de Joaquín ocupándose de mi polla, de mis huevos y de mi agujero. No me cabía entera la polla de Rubén. A parte de larga, también era muy gruesa. El chico lubricaba desde el primer momento y yo no paraba ni de chupar ni de sobar sus pelotas. Poco a poco empecé a hurgar en el culo del chico. Tenía un agujero limpio y sonrosado y mi lengua comenzó su labor. Mientras me ocupaba de Rubén, oía los gemidos de Joaquín, que estaba recibiendo lo suyo y se había corrido en la boca de nuestro nuevo amigo. Cambiamos las posiciones para que Joaquín pudiese tragarse la polla de Rubén y este pudiese probar la mía. El chico se metía mi polla hasta el fondo y con una mano apretaba mis pelotas y con la otra jugaba con mi agujero. No tarde en eyacular y en notar como Rubén se lo tragaba todo sin dejar desperdicio.
Rubén había recibido ya dos raciones de semen y Joaquín y yo no habíamos probado ni gota. Le pedimos a Rubén que se pusiese de pié y Joaquín y yo nos arrodillamos con nuestras bocas pegadas a su verga. Rubén empezó a masturbarse agarrando su polla con ambas manos y moviéndolas con fuerza. Joaquín y yo esperábamos con nuestras bocas abiertas. El chico tardó un poco en soltar su leche pero no nos defraudó. Hubo suficiente para Joaquín y para mí. Cuando el chico hubo terminado, su polla recibió las atenciones necesarias, tanto por parte de mi compañero como mías, hasta que la dejamos limpia y reluciente.
Nos revolcamos en el colchón y nos morreamos por turnos. Nos quedamos un rato abrazados, hasta que Joaquín pidió ser follado. Sugerí empezar yo primero para preparar el culo de Joaquín para la polla de Rubén. Ambos estuvieron de acuerdo. Rubén vertió un poco de crema lubricante en mi mano y yo alce las piernas de Joaquín y me dediqué a explorar su ano. El culo de mi amigo estaba bastante abierto por la follada matinal y no me resultó difícil introducirle mis dedos. Mientras tanto Rubén me estaba embadurnando mi polla y poniéndola a tono. Cuando estuve preparado introduje mi verga en el agujero de Joaquín bajo la atenta mirada de Rubén. Mi polla penetró con facilidad y Joaquín empezó a gozar con mis embestidas. Rubén golpeaba mi culo para que fuese más rápido y lo conseguía. La polla de Joaquín se había puesto otra vez dura y su culo estaba suficientemente dilatado. Rubén me pidió que me apartase y cogió a Joaquín por las piernas. Situó su verga a la entrada de Joaquín y con suavidad la fue introduciendo. Joaquín se quejo del dolor pero Rubén no paro. Yo besé a mi amigo para calmarlo. Rubén introdujo completamente sus 22 centímetros en el ano de mi compañero de entrenamiento y comenzó a mover sus caderas con energía. Joaquín seguía quejándose por el dolor hasta que le enchufé mi polla en su boca y se quedo calladito.
Las embestidas de Rubén provocaron que Joaquín eyaculara, poco antes de que el joven pescador se corriera en sus entrañas. Rubén estaba sudoroso y cuando acabó beso a mi amigo y lamió el semen que Joaquín había derramado sobre su abdomen.
Joaquín se quedó tumbado y yo le pedí a Rubén que se pusiese en pompa. Agarré el culo del chico y se lo deje bien abierto. Me dedique un buen rato a comerme el agujero de Rubén hasta que logré introducirle mi lengua. El chico me pidió que me dejase de lamidas y que me lo follase. Le metí mi polla de un solo golpe sin escuchar la más mínima queja de Rubén. Al contrario, me pidió que le diese fuerte, que después me iba a enterar yo. Agarré las nalgas del chico mientras le metía y le sacaba mi polla con todas las fuerzas que me quedaban. El chico gemía y me decía que siguiese dándole más. Yo tenía una erección tremenda y llegué a pensar que mi polla había crecido. El agujero del chico estaba completamente dilatado y mi polla no tenía dificultad para entrar y salir. El chico movía sus caderas intentando que la follada fuese más profunda. Agarré la polla de Rubén y pude comprobar que lubricaba con abundancia y que estaba como un palo. Avisé a Rubén de que me corría y vacíe mi polla en las nalgas del chico. Hice resbalar con mi polla el semen vertido hacía el agujero del chico y se la volvía a meter. Rubén volvió su cara con expresión de satisfacción y me dio las gracias por la follada. Le sonreí y nos besamos.
Rubén y yo estábamos abrazados, con nuestras pollas pegadas y las piernas entrelazadas. La polla del chico seguía dura y yo tenía ganas de que me la metiera. Me solté de su abrazo y me puse en pompa enseñándole mi agujero. Joaquín seguía medio transpuesto y contemplaba la escena divertido. Rubén se incorporó y cogió el bote de lubricante y lo vertió abundantemente en mi trasero. Tras un masaje de dilatación, golpeó su verga contra mi agujero varias veces y después comenzó a penetrarme. Le costó algo de trabajo encontrar el camino, pero poco a poco me ensartó su tremenda verga. Empezó a bombear mi culo y a darme cachetes en las nalgas. A pesar del tamaño de la verga de mi amigo yo estaba disfrutando y le pedí a Joaquín que se acercara y me dejara chupar su polla. Rubén seguía a lo suyo y no se conformaba con moverse el, sino que me agarraba por las caderas y me movía clavándome su polla hasta el fondo. Poco después me pidió que cambiáramos de postura porque quería ver mi cara mientras me follaba. Me tumbé y apoyó mis piernas sobre sus hombros dejando mi culo absolutamente indefenso. Me volvió a penetrar y aumentó la velocidad de sus embestidas. Empecé a gemir y a gritar lo cual aumentó aún más la excitación del chaval. Tras un buen rato de castigo a mi culo, Rubén eyaculó dentro y se quedó encima mía. Joaquín se sumó, nos abrazamos los tres y nos quedamos un rato tumbados.
Aquel fue nuestro primer día en la playa. Al final de las vacaciones la polla de Rubén entraba en nuestros culos como en su casa. Prometimos a Rubén que volveríamos y Joaquín y yo proseguimos nuestros entrenamientos en el gimnasio. Allí conocimos a Víctor. Pero eso ya se los contaré otro día.
Espero que les haya gustado y que me hagan llegar su opinión.