Nace una putita
Mi amiga pierde las formas de chica tímida
No me pasó a mí, me lo contó una amiga. Lleva poco tiempo viviendo en una gran ciudad española y empezaba a sentirse sola. A medida que pasaba el tiempo apenas salía, y eso le fue agobiando. No conocía a nadie allí. Salía con un par de amigos, pero nada que le enganchara. Ni siquiera con los que iban llegando. Tonteó con un compi de la oficina pero no llegó a nada serio. Fue entonces cuando se lió.
Fue entonces cuando uno de los nuevos chicos le envió el WhatsApp que le hizo clic. Pronto vendría a nuestra tierra a pasar las vacaciones. Pero algo hizo que ella no estuviera dispuesta a esperar. Nunca me supo explicar qué le hizo decir si. Pero cuando vio el mensaje que decía "hola, casi no nos conocemos, pero estoy cerca de tu barrio y tengo que hacer tiempo. Subo y te echo un polvo?", mi amiga Sofía le respondió con un "sí" tan directo como la pregunta.
Cuando le abrió la puerta, ella le habló muy cariñosamente. No quería que fuese una cita propia de burdeles. Pero mientras no le dio tiempo ni a decir casa que él le preguntó dónde estaba la cama o si prefería el sofá.
-En la cama, estaremos más cómodos
-Como quieras
Entonces se bajó la cremallera y sacó la polla a relucir. Se la señaló y le hizo gesto de que la chupara. Ella nuevamente se acercó en plan gatita, pero en cuanto se la metió en la boca sacó el móvil y se puso a manejarlo
-¿vas a grabarme? no se lo enseñaras a tus amigos, no? Será para ti solo, espero
-no no, estoy contestando WhatsApps. Tú sigue chupando, que te veo con ganas. Ya estoy contigo
-es que está muy rica, ¿me vas a dar lechita?
-Te la vas a dar tú misma si sigues chupando, de verdad que respondo y ahora estoy contigo
Ella estaba flipando. Aunque siguió lamiendo sin parar. Mientras por su cabeza se veía como una auténtica puta de carretera cualquiera. Intercambiable. Pero allí seguía. Le estaba gustando esa sensación y cada vez chupaba más rápido. Y con más ganas. Y cada vez necesitaba más frotarse el coñito con algo, pero lo que más quería no pensaba sacarlo de la boca aún.
Cuando soltó el móvil, el tio se la agarró y empezó a golpearle el la cara pollazos. Mientras le decía que se fuera sacando el pantalón, las braguitas, sujetador... Ella empezó a hacerlo rápido, pero ralentizó el proceso en cuanto pensó cuanto le gustaba esa humillación de pollazos en la cara. Cuando al fin acabó, él le dio la vuelta y empezó a perforar el culo. Por ahí era inexperta, pero le encantaba. Los gritos de gusto le impedían oír que el tipo seguía callado. Ella estaba en la luna y el solo jadeaba del esfuerzo. Ni le mencionaba, ni le animaba, ni le llamaba puta, que era como le trataba y como estaba disfrutando de sentirse. De hecho estaba deseando tanto que se lo llamara que se lo pidió. Pero él no hizo caso.
De repente, la sacó de donde la tenía. Le volvió a dar la vuelta, se la metió en la boca y le pidió que se la limpiara.
-por si no te has limpiado bien al hacer caca, cariño. No querrás mierda en esa rajita
Ella la dejó reluciente. Aunque ese agujero no tenía otro rastro que el que dejó la polla al salir. Otra cosa no, pero limpia es un rato. Aunque sintió las ganas de chuparla como si fuera una espada embarrada. Y en cuanto acabó, se la sacó, la abrió de piernas y otra vez a recibir empujones. La posición tradicional es la que menos cachonda le puso, pero estaba deseando que vendría después.
Pero para su sorpresa, de repente la sacó del coño, le apuntó a la cara, expulsó una corrida densa como natillas y le dijo que en cuanto pudiera (él, evidentemente) volvería. Y le dejó 50 euros encima.
-Comprate algo para la próxima vez
-todo eso de cuando puedas o próxima vez, dependerá de los dos, ¿no?
-mírame a la polla y dime que no habrá
Ella se la quedó mirando y no dijo nada. Él tampoco. Se marchó y dejó la puerta abierta para que tuviera que ir ella como estaba a hacerlo. Como vivía en un primero sin ascensor, fue rápida, tapándose el coñito legado y secándose la carita de leche. Cuando cogió el picaporte pasaba una familia. Ya supo que sería la puta del edificio hasta que se fuera.