My host father, el macho que me estrenó VIII

Descubriendo cosas nuevas ;-)

La verdad es que venir a buscarme después de las clases para ir a pegar un polvo en el bosque, se convirtió una tradición para Trey. No digo que viniera cada día, pero tres veces por semana me lo encontraba esperándome con cara de vicio y dispuesto a llevarme a cualquier rincón aislado para darme lo mío.

Aunque la primera vez que follamos en el bosque lo enculé a base de bien, Trey seguía reacio a que le petara el culo, y a pesar que a mí me encantaba hacer de pasivo con él y que me sodomizara durante horas, yo quería más, me ponía y me pone la diversidad en el sexo. Siempre he sido muy democrático y si tú me das, yo te doy.

Pero igualmente con Trey uno nunca se aburría. Sus folladas eran largas e intensas; el tío sabía imprimir el ritmo adecuado y el ángulo correcto para que el roce de su polla con mi próstata fuera continuo, consiguiendo que me corriera en cada polvo sin tocarme. Una de las cosas que más me gustaban era limpiarle el sable después de correrse, esa fuente de proteína me sentaba de maravilla y lo cierto es que en las competiciones de natación rendía mejor si hacía poco que mi semental me había dado biberón.

Con Billy no habíamos vuelto a quedar, de vez en cuando podíamos escaparnos a los lavabos del colegio y morrearnos un rato, pero su novia lo marcaba mucho y Trey me consideraba de su propiedad por lo que también me controlaba bastante. Sabía del lío que había tenido con Billy y no le hacía mucha gracia. De hecho, me había castigado con la orgía en las obras, pero ese castigo no me importaría volver a repetirlo.

Un día como cualquier otro, acabé el entreno de natación y salí de la high school esperando ver a Trey con su furgoneta. La verdad es que tenía ganas de un buen repaso. El momento duchas me había puesto a mil: una veintena de jóvenes con cuerpos fibrados y paquetazos llenos de testosterona enfundados en speedos diminutos que marcan culazos…para reventarlos a todos a golpes de polla. Pero Trey no estaba. Me extrañó, era jueves y los jueves era uno de los días fijos en los que venía para pasar un par de horas haciéndome berrear de placer.

Decidí esperar cinco minutos, pero al poco tiempo oí un claxon a mi espalda y me giré. Allí estaba Billy en su descapotable preguntándome con su sonrisa de actor de serie americana:

-Do you want a ride?-

-Te llevo?-

En inglés depende de como digas la frase le puedes dar un doble sentido. Y Billy la dijo pasándose la lengua por esos labios hechos para ser mordidos y para chupar pollas, y agarrándose el paquete que ya apuntaba maneras.

Subí al coche y me agarró el paquete con la mano que no manejaba el volante, yo hice lo mismo y sincronizados empezamos a recorrer cada uno el manubrio del otro. Sobre decir que estábamos duros, y de nuestros capullos manaba lefa que enseguida manchó tanto sus pantalones como los míos. Esa tarde prometía.

Llegamos a su casa. Ya me había dicho que sus padres estaban de viaje, así que al entrar ya estábamos morreándonos como locos, mordiendo nuestros labios, jugando con las lenguas e intercambiando saliva, mientras mis manos apretaban su culo y atraían su cuerpo hacia mí, para frotar nuestros paquetes con ganas; él mientras agarraba mi nuca con una mano para no separar nuestras bocas y con la otra hurgaba en mi bragueta agarrando mi rabo a punto de reventar.

Subimos las escaleras hasta su habitación y al llegar ya estábamos en pelotas. Billy era un queso de tío, pero esas piernacas y ese culazo me volvían loco y al llegar junto a la cama, le hice dar la vuelta, inclinarse y me lancé como un perro hambriento a trabajarme ese culazo.

Empecé mordiéndole esas nalgas duras y pasando la lengua por su raja, hasta que al final me decidí y hundí mi cara entre esas dos montañas de carne. Lamí y follé su agujero con mi lengua, mientras el gemía y agarraba mi cabeza con una mano para que no parara de hacer lo que estaba haciendo. Billy mientras se pajeaba como un loco y gemía como un cabrón, estaba disfrutando la comida de culo como nunca. Me separé de ese agujero que me traía loco y pasé mi lengua por el perineo hasta llegar a sus huevos que metí en mi boca para jugar un rato con ellos.

De sus huevos pasé a ese pollón que me tragué de una tacada. Al sentir mis labios alrededor de su tronco y como ese capullazo llegaba a mi garganta él gritó un -Oh God- que debieron oír los vecinos de la casa de enfrente. A partir de allí me dediqué a ordeñarle, saciándome con esa miel que manaba de su rabo.

No podía parar quieto: mientras sorbía y chupeteaba ese badajo, pasaba mis manos por sus abdominales de infarto y por esos pectorales que subían y bajaban al ritmo de la respiración agitada que dominaba su cuerpo.

Así estuve un buen rato hasta que me pidió que parara, que estaba a punto de correrse y que aún teníamos mucha tarde por delante. Me levanté y le comí los morros compartiendo el sabor de su rabo. Se volvió loco con ese beso. Hizo el amago de agacharse para comerme la polla pero yo quería follármelo ya.

Y eso hice, le di la vuelta y enfoqué mi polla hacia su agujero. Se la metí de una tacada. Él gritó de placer y sentí como las paredes de su culo palpitaban…se estaba corriendo con solo sentir mi polla dentro de él. Empecé a follarlo con ganas, fuerte, duro, inmisericorde. Machacaba ese culito sin piedad y él berreaba como un becerro mientras le daba la enculada del siglo.

En eso estábamos cuando una silueta apareció en la puerta de la habitación.

-Well, well, well…my little brother is quite a bitch-

-Bien, bien, bien…mi hermanito es una puta-

Era Ryan (supe su nombre más tarde) el hermano de Billy que se estaba pasando la mano por el paquetazo abultado mientras nos miraba con cara de vicio.

Yo quise parar y sacar la polla del interior de Billy, pero al ver que Ryan se despelotaba y se dirigía hacia nosotros con el nabo en ristre pensé “De perdidos al río” y seguí enculando a mi amigo mientras su hermano le encasquetaba el cimbel hasta la garganta.

Billy estaba empalado por los dos. Cuando yo hundía el sable en su culo, Ryan lo hacía en su boca, le estaba follando la garganta a base de bien.

Ahora que tenía a Ryan delante me pude fijar bien en él: tenía unos 20 años y era un guapo de manual, con el pelo corto oscuro, la misma boca sensual de su hermano y unos ojos azules que brillaban de vicio en la penumbra de la habitación, además tenía un cuerpazo de escándalo, era alto muy cachas con los brazos y pectorales más desarrollados que había visto nunca. Era curioso porque no tenía ni un pelo en la parte del torso, pero en su vientre sí tenía vello que descendía hacia su pubis. El tío no calzaba mal de rabo, debía llegar a los 17cm y no era especialmente grueso, pero el cabrón sabía manejarlo, como pude comprobar poco después.

Me estaba dando un morbo fuera de toda medida el estar follando salvajemente con dos hermanos, pero el morbo subió aún más de nivel cuando Ryan sacó su trabuco de las fauces de su hermanito y se agachó para comerle la boca. ¡Que muerdo más cerdo le dio! Después se dedicó a darle pollazos en la cara, restregándole todo el capullo por los labios y las mejillas. Era de exposición ver a Billy tratando de atrapar el rabo de su hermano con ansia.

Cuando Ryan se cansó, vino detrás de mí y abrazándome por la espalda giró mi cara y empezó a besarme con pasión descontrolada. Introdujo uno de sus dedos en mi boca que yo lamí con gula y después lo metió en mi culo, trabajando mi agujero magistralmente para prepararlo. Cuando consideró que estaba relajado apuntó a mi ano y aprovechó uno de los movimientos de la follada para encasquetármela.

Brutal, cero dolor, sólo placer, el placer de dar y ser dado a la vez. Pegó su cuerpo al mío para darme estocadas cortas y profundas, mientras yo seguía martilleando el culo de Billy sin piedad. Estábamos sincronizados. Ryan no paraba de girar mi rostro para llenarme con su lengua mientras gemía y murmuraba cosas que yo no pillaba. Delante de mí, Billy seguía recibiendo mi rabo duro que parecía haber duplicado su tamaño por la enculada que me daba el hermano mayor. Los tres sudábamos como cerdos y gemíamos llenos de placer mientras a la vez íbamos camino de un orgasmo de antología.

Pero Ryan era un hombre imaginativo, y dándome una estocada final dijo:

-We have to punish this little bitch. Get ready little bro-

-Tenemos que castigar a esta putita. Prepárate hermanito-

Ryan me miró y me indicó con señas que los dos íbamos a follarnos a su hermano a la vez.

Yo abrí los ojos de puro morbo…una doble penetración, buah…y encima con el culazo de Billy como protagonista. Era algo a lo que no me podía negar.

Así que sin sacar mi nabo del culo de Billy, me estiré en la cama boca arriba. Billy siguió cabalgándome hasta que su hermano empujó su cuerpo hacia el mío y separando las piernas del supuesto heterazo, enfiló hacia ese ojete que yo me estaba beneficiando.

Hay que decir que Ryan lubricó su polla a base de bien, por lo que, aunque costó que el capullo cruzara la “primera barrera”, después se deslizó como si hubiera mantequilla en el culo de Billy. Os juro que la presión era impresionante, de esas que te dejan con los ojos abiertos y con la sensación de que vas a explotar de placer. Billy no gemía ni gritaba, porque su hermano lo tenía “silenciado” con un morreo igual de duro que la enculada que el pobre chaval estaba recibiendo.

Poco a poco la presión cedió y los tres nos fuimos relajando. En cuanto Ryan notó eso empezó a darle con fuerza, no tenía compasión por su hermano, lo estaba taladrando como un loco. Yo estaba quieto, entre el culo de Billy y las estocadas de su hermano no hacía falta que me moviera, el placer que estaba sintiendo me llevaba al orgasmo sin remedio.

Ryan follaba y besaba a Billy que ya empezaba a disfrutar de la doble penetración, mientras yo sentía como la leche subía por mi tronco. El hermano mayor notó como mi rabo se hinchaba y taladró aún más fuerte al pobre Billy que estaba derrengado sobre mí. Estallé como una fuente, me corrí como una bestia sin control, encharcando el culo de Billy y facilitando la tremenda follada que Ryan le estaba propinado.

Cuando terminé de correrme, Ryan alzó a su hermano en brazos y sin parar de darle estocadas lo apoyó en la pared para seguir beneficiándose él solo a Billy. Desde la cama yo miraba la poderosa espalda de Ryan y el culo en tensión. A pesar de acabar de correrme, seguía palote y es que ver a dos hermanos follando como animales, es algo que no pasa todos los días.

Continuará…