Muy extraño trío

El destino me puso la dicha en bandeja, pero así como me la dío, igual me la quitó. Como la amo y cuanto la extraño... ¡CARAJO!

MUY EXTRAÑO TRÍO

El destino me puso la dicha en bandeja, pero así como me la dio, igual me la quitó. Como la amo y cuanto la extraño…………….. ¡CARAJO!

Esta historia ocurrió en Lima, Perú, a mediados de 1975, prefiero no precisar la edad de los hermanitos, solo diré que Lety recién había terminado secundaria y que Cali es tres años menor.

Lety empezaba a echar cuerpo de mujer, era muy provocativa y a pesar de su corta edad ya tenía fuera de quicio a más de uno. Su adorable carita de diosa, guardaba perfecta armonía con la sensualidad que le estaba brotando generosamente por los cuatro costados. Los muchachos del barrio, andábamos embobados con tan bella criatura y yo, vivía aferrado a la fantasía de poder poseerla algún día.

Lety en cambio nos ignoraba. Su pretendiente consentido, pertenecía a un nivel social y económico superior al nuestro. Su bien parecido galán, de unos veinte años de edad, provenía de una distinguida familia y llegaba a visitarla en un envidiable Alfa Romeo. Los padres de la chica, lo hacían pasar a la casa, con todas las formalidades y controles del caso, con la idea de cuidar que la niña llegara virgen al matrimonio.

Cali, su hermano menor, era un muchachito menudo y muy despierto, que derrochaba gracia y simpatía. Cursaba estudios en un colegio, en el que por suerte, mi hermana era su profesora de matemáticas y precisamente ese curso era su punto flaco, a diferencia de las demás asignaturas.

Por su vivacidad, era bien recibido en el grupo de los mayores, al que yo pertenecía con mis veintidós años de edad. Cuando se nos acercaba, aprovechábamos para indagar por su hermana, situación que sorteaba con picardía. Un buen día Cali, sorpresivamente me plantea un asunto delicado:

Oye flaco, yo se que ayudas a tu hermana a corregir los exámenes de matemáticas y la verdad es que solo tú puedes salvarme.

Que pasa chivolo, estas haciéndome proposiciones deshonestas, ¿no te das cuenta? – Le contesté, como sondeando el asunto.

Ya flaquito, no te hagas el malo, si no me ayudas me cago, por que fijo que desapruebo, estoy en tus manos, pide lo que quieras.

Mira chiquillo, de que puedo, puedo. No solo ayudo a mi hermana a corregir las respuestas de sus alumnos, sino que también le "tipéo" las preguntas de los exámenes, pero tú, ¿Qué podrías hacer por mí?

¿Franco?, no jodas "socio", o sea que si tú quieres, también me puedes dar las "fijas" del examen final. Puta, te pasarías "cuñadito". Bueno, para no seguir discutiendo, te aseguro que no podrás rechazar mi oferta, pero eso sí, júrame que esto será un secreto entre nosotros.

El rostro de Cali irradiaba emoción, no sabía lo que me ofrecería para el trato, pero él se veía muy seguro de poder convencerme.

Bueno chivolo, no sé que te traes entre manos, pero si es algo que me pueda convencer, desde ahora te prometo absoluta discreción. – Le respondí, con impaciencia por enterarme de su proposición.

Nada de "te prometo absoluta discreción", júrame por tu madre que no se lo contarás ni a tu sombra. – Me exigió.

Ya, está bien, te juro por mi madrecita que no se lo diré a nadie.

Lo que propuso me dejó alucinando; me ofreció dejarme ver los juegos íntimos que, según aseguró, viene sosteniendo desde hace algún tiempo con su hermana Lety. La condición consistía en garantizarle su aprobación en matemáticas y mantener en absoluta reserva el consabido secreto.

Al principio, aún incrédulo, le mostré mi extrañeza, pensé que Cali estaba fantaseando, pero él insistió en demostrar lo contrario para convencerme y procedió a relatar su emocionante historia, logrando capturar mi total atención. Empezó diciendo:

Mi hermana Lety es muy ardiente y los encuentros con su enamorado no hacen más que sobreexcitarla. Cuando se quedan solos en la sala, él la manosea por debajo del vestido y le mama las tetas. Cuando ella está excitada y se siente a punto de aflojar, recuerda los consejos de mamá y busca algún pretexto para ir a su dormitorio, donde yo la espero, sabiendo que en algún momento llegará muy cachonda, a pedirme que le mame el clítoris. Mientras lo hago, intenta contarme lo que estaban haciendo, entre gemidos y con palabras recortadas que nunca logro comprender. Una vez que le saco el polvo con la lengua, "al toque" nomás, en menos de tres minutos, regresa bien calmadita a la sala a seguir embromando a su confiado prometido.

Cali entró en una serie de detalles morbosos. Me contó que cuando Lety se saca el calzón ya lo tiene muy mojado, luego se sienta a filo de catre y arquea el cuerpo hacia atrás, mientras separa los muslos de par en par. Él arrodillado sobre un almohadón, disfruta estimulando oralmente el erecto clítoris de su hermana y que después de hacerla llegar al orgasmo, no le queda más que masturbarse, imaginando una copulación incestuosa.

Para poder observar tal faena, a través de la ventana del dormitorio de Lety, precisaba incursionar a un terreno sin construir, contiguo a la casa de ellos. Tenía que mantenerme a la expectativa, mientras el prometido acariciaba a la damita, esperando que en cualquier momento ella fuera al encuentro de su hermano menor, a saciar su apetito sexual. Yo entraba al terreno baldío, escalando el cerco exterior y desde el muro del tragaluz, podía ver toda la acción, con total comodidad y sin ser descubierto.

Me rompía la cabeza pensando como participar de tan excitantes sesiones, con la ventaja de ser mayor que ellos y poder manejar la situación.

No se me ocurrió mejor idea que aconsejar a Cali, que sin detener la estimulación oral y anticipándose al orgasmo de su hermana, la desflore con el dedo, aprovechando su estado de perturbación. Cali, demostró ser un alumno aprovechado y cumplió mis indicaciones. Pude ver a Lety cuando era penetrada por el dedo de su hermano, ella solo dio un pequeño alarido y asimiló el hecho, ante un incontenible orgasmo que le nubló la razón.

Desde aquel día empezó a prosperar el asunto, le di una pequeña clase de sexología a mi pupilo y le expliqué como excitarle a su hermana el punto "G"; le recomendé que usara la yema de sus dos dedos mas ágiles para lograr resultados espectaculares. Y Cali así lo hizo, en el momento preciso empezó con el erógeno masaje en la zona indicada, Lety no tardó mucho en llegar al orgasmo con intermitentes chorritos de eyaculación, que bañaron el rostro de mí sorprendido alumno, que no tardaría mucho en enterarse que ese, no sería su único motivo de asombro. Cuando le dije:

Oye "cuñadito", creo que tú y tu hermana van ha tener graves problemas para explicarle a sus padres como es que Lety perdió el himen. ¿No te parece, "socio"?

Completamente alterado trató de incriminarme, pero lo convencí que mas le convenía aliarse conmigo, en vez de tenerme como adversario. Le demostré que no podía probar nada en mi contra, que el incesto cometido por ellos es algo muy grave y como si eso fuera poco, además desaprobaría matemáticas. En cambio, si me apoyaba, yo me comprometía a hacerlo culear con su hermana. Cuando estuvo dispuesto a escuchar, lo persuadí que llevara a Lety a un desolado olivar cercano, al que acuden algunas parejas y que le anticipara que yo tenía conocimiento de sus pecados.

Llegaron puntuales y se sentaron en la banca indicada por mí. A Lety se le notaba nerviosa, lo primero que hice fue tranquilizarla diciéndole que no tenía de que preocuparse, que yo sabía guardar los secretos de mis amigas, especialmente el de ella, por que la conocía desde bebita. Que solo quería presenciar lo que hacía con su hermano, que eso no le afectaría y que así el secreto quedaría muy bien guardado entre los tres. Ella no rechazó mi propuesta, se limitó a pedirme que no la delate con sus padres. Yo la abracé y deje que apoye su cabeza sobre mi hombro, mientras le decía:

Niña mía, debes reconocer que tienes muy buena suerte.

Al contrario, me siento desafortunada por haberme metido en este problema. – Me respondió.

No criatura, te equivocas. Imagínate lo que estuvieras pasado si en vez de descubrirte yo, que soy tu amigo, hubieras caído en manos de alguien que quisiera hacerte daño. La perdida de la virginidad, que de por si es reprobada, en tu caso sería lo de menos…. Tú bien sabes lo que significa el incesto, ¿Verdad?, más comprometedor para ti, siendo varios años mayor que tu hermanito, todos te culparían por pervertirlo. – La trataba de intimidar, mientras la manoseaba por debajo del vestido, sin que ella opusiera resistencia.

La consolé y la besé tiernamente en los labios, cuando mi mano logró posarse sobre su sexo, por encima del calzón, Lety comenzó a agitarse y a ofrecer ligera resistencia, ahí comprendí que mis caricias estaban logrando su cometido. Me parecía mentira poder tocar en esa forma, a quién hasta hace unos días atrás, representaba para mí un sueño imposible.

No temas reinita mía, solo te quiero hacer gozar sin penetrarte, yo no te voy a pedir ser el primero en tu vida, no aspiro a tanto. – Le dije, metiéndole la lengua entre los labios y logrando arrancarle un prometedor suspiro.

Mientras Cali controlaba que no hubieran extraños en las inmediaciones, yo proseguía con la estimulación manual, logrando inclusive, que en un momento de debilidad, me agarre el miembro en plena erección; no la quise presionar demasiado, para dejarla que vaya tomando confianza.

Cuando nos despedimos, yo tenía los dedos impregnados de su lubricación vaginal y me quedé un buen rato en el parque olfateando extasiado el íntimo aroma de mi amada. Antes de retirarme del lugar, me auto gratifique con un caudaloso orgasmo y lo disfruté a ojos cerrados, imaginándo que estaba haciendo mía a la mujer de mis mas alucinantes sueños.

Flaco, creo que le has gustado a mi hermana, por que apenas llegamos a la casa, me jaló a su cuarto y me hizo lamerla hasta sacarle el polvo. Me dijo que tú la habías chapado más rico que su enamorado. – Me informó Cali, al encontrarnos al día siguiente y sus palabras me sonaron a música celestial.

Lety tuvo más de tres sesiones con su enamorado, pero no se presentó, permaneció en la sala con su afortunado galán. Yo esperé impaciente en mi acostumbrado emplazamiento, igualmente Cali estuvo todo el tiempo aguardando en el dormitorio la llegada de la anhelada damita, pero nada, no acudió a la sobreentendida cita.

De todos modos había que perseverar, no quedaba otra opción, tarde o temprano el temperamento ardiente de la adorable criatura, le impondría las exigencias de la carne y se vería impulsada a venir hacia nosotros.

Así fue, nunca lo olvidaré, un sábado por la tarde los padres tuvieron que asistir a una boda familiar y Cali quedó al cuidado de su hermana, mientras el enamorado estuviera de visita.

Era una fría tarde invernal y empezó una ligera llovizna, le pedí a Cali que abriera la ventana y que me dejara entrar al dormitorio. Me mantuve oculto en el closet, añorando que en esta oportunidad Lety decida venir y así fue, esta vez ella acudió sumamente conmocionada.

¿Cali?…, Cali siii, ¿ya estas aquí?, que bueno, ya ven, chúpame rico, ven y hazme, ya hazme…, ya hazme rico ¡huevón!...., ¿que esperas? – Demandaba, intentando sacarse el húmedo calzón, torpemente.

Cali excitado y sin pronunciar palabra, la ayudaba en su cometido. Ella sentadita al filo de la cama, tirando el cuerpo hacia atrás, con los ojos cerrados y separando bien los muslos, exigía urgente atención.

¿Ya?, ya, ay así….., que rico, chúpame así, si, ay así papito, lame así, ay que rico, lámeme así, ay si asííííí.

Cali fue quien inició la acción, pero a una señal mía me cedió su lugar y Lety no se resistió, ó talvez, ya lo esperaba; por que no hizo nada por impedir mi participación activa, solo se dispuso a sentir y se aflojó para seguir gozando, mientras exhalaba un profundo gemido de aprobación.

Ayyyyy……….. ¿tú?………, ay ¿Tú me vas a chupar?, ayyyyy, ¿que me haces?, ay depravado, tú si que me vas a matar…..., ayyyyy.

No quise utilizar los dedos para separar su íntimo bello y dejar libre su rebosante rajadura, me deleité haciéndolo solo con la lengua, la repasé varias veces por los costados hasta dejarla prolijamente "peinadita", luego aspiré profundamente y le dije, con voz grave:

Así madrecita, bate, si……, bate rico el culo. Uyyyyy, que aroma tan deliciosa, así quiero sentirte, hueles a hembra en celo, mami que rica, así te quiero, bien golosa.

Separé sus carnosos labios genitales, utilizando solo la lengua en estado de pesada flacidez, le dibuje círculos en la entrada vaginal en un morboso intercambio de babas. Lety convulsionaba, agitaba las caderas con frenesí, histéricamente, su respiración sonaba a la de una endemoniada y al tope de su deliciosa vulva lucía un erecto clítoris de considerable dimensión, yo nunca había visto uno tan prominente.

Ayyyyy..…………., la yemita……….……, chúpame la yemita, ¿si?, pásame la lengua por ahí, siiiii…., siiiii, lame ahí animal degenerado, asííííí, si……., asííííí, ayyyyy…….., me muero, que rico, ayyyyy.

Aunque mi deseo era prolongar su placentera agonía antes de hacerla llegar al orgasmo, la tentación fue superior a mi control y no pude evitar comerle, lamerle, chuparle y besarle, la yemita clitorial, mientras le decía lo mucho que me gustaba. Lety entre gemidos de placer logró un intenso clímax que la sacudió de cuerpo entero. Sin dejar de chuparla, intenté introducirle el dedo en la vagina para estimularle el punto "G", pero en el intento pude notar que no había sido desflorada, se trataba de uno de esos raros casos de himen complaciente.

La elasticidad de su membrana no me permitió más que aproximarme a tan sensible zona erógena, sin hacerle daño. Solo bastó acariciarla con la yema de uno de mis dedos y otro gran orgasmo se encadenó con el anterior.

Lety no se calmaba, todavía seguía ganosa y alterada, pero su enamorado aún se encontraba esperándola en la sala. Le sugerí tímidamente que lo despachara, pero la niña se había engolosinado y no admitía interrupción alguna. Cali por propia iniciativa tuvo que ir al salón, para contarle un "tango" al incauto mancebo, quien se retiró deseando pronta mejoría a su supuestamente acontecida adoración.

Cuando Cali regresó, me encontró completamente desnudo tendido en la cama con Lety sobre mí, en posición de estimulación oral simultánea. La niña se deleitaba chupándome la viril erección, nunca lo había hecho antes pero tenía vocación innata. Así ubicado, quedaba en inmejorable postura para registrar las pulsaciones anales de la conmocionada niña, en cada uno de sus orgasmos. Me extasiaba masajeándole el ano con la lengua y con la yema de los dedos, al compás de aquella erótica danza del esfínter, por momentos aprovechaba para dilatarlo con ligeras penetraciones dactilares.

Lety se manifestaba entusiastamente receptiva y colaboradora, estaba gozando el encuentro intensamente, yo tenía el rostro bañado de sus continuas e intermitentes poluciones eyaculatorias. A la niña se le habían relajado hasta las orejas, al tener tan distendidos los músculos genitales, a tal punto que parecía querer comerme los dedos con el orificio anal.

Cali se había ensalivado la mano y se estaba masturbando muy cerca de nosotros y pensé que había llegado el momento de cumplirle lo prometido, después de todos los meritos acumulados, bien se lo merecía mi pupilo. Comparando las dimensiones y proporciones, no me cabía duda, que Cali podría encular a su hermana, satisfactoriamente y sin dificultad alguna.

Estiré una mano y jalé a Cali hasta ubicarlo detrás de su hermana, el mozalbete puso sus rodillas a los lados de mi cabeza, con los testes cerca a mi frente, posición que me brindó el gozo de registrar visualmente toda la acción, Lety fuera de sí, intuía la enculada y manifestaba su complacencia, quebrando la cintura y empinando el culo:

¿Si?, ¿me la va a meter?, ¿no me va a doler?, ayyyyy que me quema, si, que rico me quema, yaaaaa, ayyyyy siiiii, culéame papi, siiiii, culéame asííííí. - Y mientras Lety batía las caderas, Cali la seguía en un mete y saca, deleitando mis oídos con el chasquido de la carne.

Pude disfrutar desde la empitonada, que dejaba vislumbrar una fácil abotonadura, pues el generoso culo de Lety estaba "diseñado" para admitir mayores tallas, y finalmente, no perdí detalle de la ansiada inserción, que se produjo con total beneplácito. Lety literalmente engulló la pieza genital de su hermanito, sin dificultad alguna, no obstante de ser esta, su primera vez.

Definitivamente, ese fue mi día de gloria, por que dio inicio a un romance pasional de lo más intenso y extraño, nuestra relación continuó tal como había comenzado, es decir con la participación de Cali, a quien en ningún momento se nos ocurrió excluir.

En los siguiente encuentros, intercambié posiciones con Cali y era yo quien enculaba a Lety, después de una concienzuda preparación de su delicioso orificio anal. En aquellas oportunidades era Cali el que tenía mis testículos casi pegados a la frente, al tiempo que registraba visualmente la enculada y saboreaba con gula la genitalidad de su pasional hermana, además de recibir los chorritos eyaculatorios, a los que ya nos tenía acostumbrados.

También nos ingeniamos posiciones en las que estando Lety enculada por uno de los dos, el otro le mamaba las tetas y la encañonaba por el orificio delantero, solo metiéndole el cabezón en la entradita de la vagina y dejando afuera el resto del órgano viril, así sacábamos provecho del juego que nos permitía la gran elasticidad de su membrana virginal. Con la empitonada le forzábamos ligeramente el himen, pero siempre controlándonos y cuidando de no rompérselo.

Luego de un período de engolosinamiento sexual de nuestro heterodoxo trío, Lety tuvo que abandonarnos. Los padres se encargaron de hacer los arreglos necesarios para la boda y nuestra amada se casó con su respetuoso enamorado, quién nunca sospechó de las furibundas encamadas que nos habíamos despachado con su prometida. Lety llegó "pura y casta" al matrimonio, con himen y todo y finalmente la perdimos, al establecer su residencia en Madrid, debido a que su suegro, fue transferido a un nuevo cargo diplomático y decidieron cargar también con los recién casados.

Después de un buen tiempo, mi "cuñadito" y yo, pasamos largas noches de nostalgia y melancolía, en las que entre copas, lágrimas, tangos, boleros y rancheras, añorábamos los favores de la siempre amada Lety, nuestra entrañable y deliciosa diosa del amor. A Cali lo quiero como a un hermanito menor y hasta ahora, después de tantos años, nos seguimos reuniendo ocasionalmente y cuando lo hacemos, ya se podrán imaginar de lo que hablamos, a quién recordamos, y al compás de que canciones nos emborrachamos.

Y…………………….……. ¿Nuestra Lety, nos recordará en igual forma?

Como la amo y cuanto la extraño…………………………….. ¡CARAJO!

OCTOPUSI.