Muñeca sexual
La manifestacion del amor en el momento de la pasion mas fogosa de una nueva relacion
Este relato es simplemente un reflejo de lo que es un gran amor, lo siguiente sucedió hace unos meses; justamente cuando ni por mi mente pensaba que me ocurriría algo así.
Soy una chica de 22 años de edad, piel morena, digamos que se lo que mi cuerpo les provoca a los hombres, con unas piernas interminables, pero con una mirada que quisieran no dejar de admirar. En aquellos tiempos, era muy muy fría, distante, calculadora, analítica, hasta se podría decir que algo manipuladora. El sexo para mí era simplemente mecánico, aburrido; sinceramente prefería tocarme a mí misma que encontrarme con tipos engreídos con los cuales solo querían gozar de mi cuerpo, sin provocarme ni el más mínimo placer en mí.
Por azares del destino, conocí a un hombre. Cuando lo vi por primera vez la verdad no le puse ni la más mínima atención, estaba muy concentra en otras cosas, solo cruzamos algunas palabras; curiosamente le di mi número de celular, así como el me dio el suyo. Si mal no lo recuerdo esa misma noche nos mandamos un mensaje, aunque sin tanta relevancia, pero me despertó un cierto interés y tal vez un poco de curiosidad. Durante aproximadamente 2 semanas tratamos de contactarnos, aunque sin mucho éxito pues él radicaba lejos de donde yo vivía.
Hasta que por fin llego el día en que concordamos y nos citamos para vernos. La verdad no sentía nervios, no iba con muchas expectativas pues anteriormente cuando le hablaba se portaba muy distante y frio; llegue al lugar y lo vi, un hombre aproximadamente de unos 30 años de edad, cosa que me agrado pues me gustan mucho más grandes que yo, alto, piel morena, justamente como me encanta y una mirada que me intrigo, simplemente lo perfecto para mí. Me di cuenta que yo no le pase desapercibida, hablamos, hablamos y hablamos y la verdad es que me agrado demasiado. Un detalle que me falto agregar, es que usa lentes y por Dios eso me fascina, el tan solo verlos me hace imaginar querer quitárselos lentamente mientras me imaginaba besarlo. Ese día no paso a mayores, la verdad es que no intente seducirlo ni mucho menos, pero sinceramente me agrado bastante diría yo.
Recuerdo que más tarde estuvimos escribiéndonos y me di cuenta que no le era indiferente, pero como que a la vez no se atrevía a insinuarse; hasta que un día me decidí arriesgarme y me le insinué, un poquito descaradamente pero funciono y desde ese momento me correspondió. Así paso cierto tiempo entonces, nos conocimos, platicábamos y cada vez me gustaba más y más, hasta que un día mi deseo por el ya no lo podía contener y es que en verdad me encantaba cuando me tocaba, cuando me abraza, cuando sentía su cuerpo contra el mío !esos besos ¡ y debes en cuando sentía como el traviesamente al abrazarme bajaba un poco más sus manos a mi cadera, bajando un poco más todavía hasta mi trasero, cosa que me encantaba como no tienen idea, pues me imaginaba teniéndolo a el detrás mío, sujetándome mis caderas y haciéndome suya una y otra vez
Hasta que llego el día, en que por fin tendríamos ese deseo que yo anhelaba y hacía mucho tiempo que no lo experimentaba así… escena siguiente, en mi cuarto, en mi cama, el en mi cama y yo únicamente con mi ropa interior; eh de decirles que parte de mi fetichismo es verme a mí con ropa muy sexy, el simple hecho de verme así hace que me excite, después de eso empecé a provocarlo, empecé a mostrarle parte de mi cuerpo, sin mostrarle todo yo podía ver su rostro con una mirada llena de lujuria, cosa que me encantaba, me gustaba que me mirara como si quisiera comerme viva. Fui hacia mi cama donde se encontraba él, inmediatamente empezó a tocarme, de manera desesperada, brusca, fuertemente, cosa que me excitaba de sobremanera, al ser la primera vez no tenía experiencia en cómo tratar mi cuerpo y ni yo el de él, pero aun así fue muy placentero.
Empezó a besar todo mi cuerpo, pero cuando pasaba por mis senos moría de placer, no entendía que me pasaba, jamás me había pasado algo así, estaba muy mojada quería sentirlo ya dentro de mí pero, el seguía tocándome, hasta que por fin bajo mi cachetero, separo mis piernas y yo ya no podía más hasta que por fin me penetro; una oleada de placer invadió todo mi cuerpo, la sensación de su pene abriéndose paso en mi estrecha vagina, simplemente delicioso, aunque provoco un poco de dolor, pues hacía mucho tiempo que no había estado con un hombre. Sinceramente en aquella ocasión, no salió a relucir me verdadero yo pues me comporte muy sumisa, aunque lo mejor estaría por venir.
Pasó un tiempo después de eso, hasta que una ocasión habíamos tenido un largo día. Y un poco cansados nos dirigimos hacia mi casa, en esa ocasión yo traía puesto un disfraz, cosa que para mí era aún más excitante, que consistía de una minifalda muy muy corta, que con el simple hecho de agacharme podría tener una vista completa de mi trasero en ese mismo instante, ¡ayyyy! empezamos a tocarnos simplemente, podía sentir debajo de mi trajecito, como me iba mojando cada vez más y más, nos colocamos en el sillón y me senté a horcadas encima de él, todo esto sin quitar nada de mi ropa, al sentarme pude sentir toda su excitación, su pene estaba muy erecto, cosa que me provocaba que me hiciera agua la boca, yo solo quería tenerlo ¡ya ya! Sentirlo dentro de mí, que me cogiera, pues en esa noche me mostré tal y como era, quitamos rápidamente su ropa, mientras el únicamente hizo a un lado, el leotardo que llevaba debajo de la falda.
Agarro su pene y me penetro rápidamente, fue con facilidad, pues yo estaba muy mojada, empecé a moverme frenéticamente, sentí mucho placer como nunca lo había sentido, el solo tomaba mis caderas y me movía aún más, pero yo iba a mi propio ritmo, estaba sudando, mojada muy mojada, aquello era algo realmente delicioso; por primera vez un hombre me había hecho sentir mucho más que una mujer, en eso sonó el teléfono pero yo ya estaba a punto de venirme, así que no me importo y seguí, lo sujete del cabello y empecé a dar sentones una y otra vez más fuertes, mientras el agarraba mi trasero de una manera exquisita, como me encanta cuando agarra mi trasero, es como si me hiciera saber que soy suya y nada más, por fin llegó el momento no pude contenerme más empecé a gemir y gemir de placer, hasta que sentí un delicioso orgasmo venir, termine exhausta muy muy muy mojada, pero eso no sería todo esa noche, después de un rato y pudiéndonos recuperar, me quite mi traje dejando solo una pequeña ropa para dormir muy sexy, empezamos a jugar y esta vez yo sería una niña muy sumisa la cual no quería, mientras el seria como mi amo. Empezó a tocarme muy fuertemente yo no quería , insistía me movía estaba yo parada y él también me inclino dándole a mostrar todo el panorama de mi culito, me sujeto mis manos por detrás de mí espalda, yo sentía placer enorme al ser sometida y sin decirme más empezó a penetrarme fuerte una y otra vez y me decía
-¿te gusta? ¿No te gusta? No te hagas, bien que te gusta-
Y yo dije:
-No sigas, para, duele-
Pero por mis adentros, sabía que aquello me encantaba, y no paraba seguía y yo quería que me siguiera cogiendo las veces que él quisiera. En fin situaciones como estas a su lado les puedo contar muchísimas pues me ha convertido en su muñeca sexual y es algo que me encanta, lo que me pida se lo doy.
Pues ese hombre me encanta me vuelve loca y no sé cuántas veces ha logrado sacarme uno y otro y otro orgasmo y pues los dejo, hasta aquí llega mi relato, pues tan solo de recordar todo esto ya me eh mojado así que iré directo a tocarme recordando al hombre que tanto amo.