Muñeca

Estrella se corrió en la boca de su tía, una diablesa golosa que se tragó todo lo que su sobrina le dio.

La noche era tan fría que se helaban hasta las cejas. Estrella estaba en la esquina de una calle bajo una farola. Lidia, una cuaretona, trajeada, pintada y enjoyada iba en su Mercedes. Detuvo el auto y bajó la ventanilla. Lidia se acercó al auto, Estrella  le dijo:

-Sube.

-Son cincuenta euros y la cama.

-Sube, pesada.

Estrella era una joven de 20 años, morena, 1,70 de estatura, de grandes ojos negros, tetas medianas y my guapa. Entró en el coche, y Lidía le dijo:

-Eres cabezota como tu madre, Estrella.

-Muñeca, ahora me llamo muñeca.

-¡Vaya tontería!

-Tus putas tienen nombres de princesas Disney. Eso si que es una tonteria.

-Mis putas conocen todas el infierno.

-Entonces conocerán al diablo.

-Conocen, la cuestión es. ¿Lo quieres conocer tú?

-¿Paga bien?

-Mejor que nadie. ¿Quieres trabajar para él?

-¿Por qué esta mañana no me quisiste dar trabajo y ahora me lo das?

-Por que aún eres virgen, y necesitamos a una virgen para un trabajo.

-¿Y cómo sabes que soy virgen?

-Mi jefe lo sabe todo.

-Pensé que tu eras la jefa.

-Tú lo has dicho, era.

-Y tu jefe es el diabo, claro.

-Sí. ¿Sabes comer un coño?

-Nunca comí uno, pero aprendo rápido.

Media hora más tarde, en un palacete...

-Voy a a hacer de ti una buena amante, Estrella. Esto es lo que le tienes que hacer a una mujer:

De pie, Lidia besó a Estrella. Le quitó el jersey. Le desabotonó la blusa, sin dejar de besarla. Se agachó y le quitó los zapatos. Se levantó y le sacó el sujetador. Delante de ella tenía unas tetas medianas con grandes areolas negras y pequeños pezones. Lamió y chupó tetas y pezones. La volvió a besar. Le bajó la falda. Se agachó. Le quitó las ligas y las medias, y le dijo:

-Siéntate en el sillón.

Estrella se sentó. Lucía chupó y masajeó los diez dedos de los pies y masajeó, besó y lamió las plantas de los pies. Le abrió las piernas con las dos manos y fue besando y lamiendo el interior de los muslos hasta que llegó a las bragas blancas. Se las quitó. Estaban mojadas. Hizo que Estrella se echara hacia atrás en el sillón de modo que su coño quedara en posición para ser comido. Pasó la lengua por el ojete. Le metió y sacó la punta de la lengua. Acarició el ojete con la yema del dedo pulgar... Pasó la punta de la lengua por el clítoris. Sintió como a Estrella el ojete le andaba para dentro y para fuera. Lamió los labios rosados. Metió y sacó la punta de la lengua en el coño. El ojete le volvía a andar para dentro y para fuera. Fue a darle el orgasmo. Le metió el dedo medio en el coño. Lo sacó, mojado, y se lo metió en el culo. Le folló el culo con el dedo un par de minutos. Luego le lamió el clítoris, suavecito al principio y a toda mecha al final. Estrella, apretando el dedo con el ojete, exclamó:

-¡¡¡Me voy a morrir!!!

Estrella se corrió en la boca de su tía, una diablesa golosa que se tragó todo lo que su sobrina le dio.

Al acabar de correrse, le dijo la tía:

-Ya estás preparada. Mañana a las seis de las tarde te irá a buscar a tu casa un coche y te llevará a hacer un trabajo.

Estrella, comenzando a recoger su ropa del piso. Reclamó lo suyo.

-Págame los 50 euros.

Lidia abrió el bolso, después la cartera, sacó dos billetes de 500 euros y se los dio.

Estrella tenía una sonrisa de oreja a oreja.

-¡¿Es por el trabajo de mañama?!

-Es un adelanto, por ese trabajo cobrarás 6000 euros, si cumples.

-Por 6000 euros hago que se corra una muerta.

-¡¡No le des ideas, cabrona, no le des ideas.

-Al diablo.

-Sí, al diablo.

-Volvamos a la realidad.  ¿Es muy fea la  vieja a la que le tengo que comer el coño?

-No es una vieja es una chica parapléjica.

-¿Para qué?

Estrella y la chica parapléjica estaban desnudas sobre una cama. La joven parecía la Bella Durmiente. Su cabello rubio le llegaba a la cintura, que era de avispa, sus caderas eran anchas, sus tetas triangulares y la mitad eran areolas. Sus pezones eran pequeños y su chocho estaba rodeado de vello rubio. Estrella besaba con lengua a la joven dormida bajo la atenta mirada de un cura, de los de sotana, de unos 70 años que hablaba en latín y de la madre de la joven, una cuarentona que llevaba puesta una túnica negra con capucha. El cura y la mujer estaban sentados dentro de un pentagrama que había sido pintado con la sangre de una cabra que sacrificaran para la ocasión, sangre que estaban bebiendo el cura y la mujer en dos cálices de plata.

Estrella le lamía, le chupaba y magreaba las tetas a la joven dormida cuando vio al cura levantarse, quitar la sotana y dejar al aire una verga que no podía ser suya por lo larga y gorda que era. La madre de la joven cogió con las dos manos aquella monstruosidad y la lamió como si fuera un gigantesco helado.

Estrella parecía estar poseída. Mirando para la verga se subió encima de la joven... Le puso el coño en la boca. Metió un dedo en el coño. Se masturbó y cuando empezó a correrse le abrió la boca y se la llenó con el flujo de su orgasmo y con la sangre de su himen roto.... Después metió su cabeza entre las piernas y comenzó a comerle el coño, al tiempo que la madre de la joven se quitaba la tunica y se ponía cuatro patas. El cura le clavó aquella tremenda verga. No sé como pudo dilatar tanto aquel coño, pues al instante le entraba y le salía como si fuera un palillo. Poco después la mujer, gritó:

-¡¡¡Gracias, amo!!!

La Bella Durmiente, comenzó a correrse y a temblar. Abrió los ojos y exclamó.

-¡¡¡Gracias, muñeca!!!

¿Continuará?

Se agradecen los comentarios buenos y malos.