Mundos rotos
El amor no siempre es suficiente
Amaba el tacto de su piel, el olor que manaba de su cuerpo era como una droga para sus sentidos, el café de sus ojos y esa sonrisa despreocupada que le robaba la respiración, amaba cuando se tomaban de la mano y caminaban así por la calle, esos besos inesperados que encendían la pasión en su cuerpo y en su ser, le gustaban esos abrazos y esos juegos que a cualquiera le pueden parecer tontos pero que formaban parte de su pequeño mundo, ese mundo en el que Vivian aislados de todo y de todos; esa mañana despertó y su sonrisa fue automática al notar que se encontraba acurrucada en su pecho; Esas pocas noches que se podían escapar del mundo eran las mejores, a su criterio dormir al lado de la persona que amas es lo mejor que puede suceder, se inclino hasta ella y en un gesto cariñoso beso su frente, acaricio el dorso de su cara y entrelazo sus manos, suspiró y sintió una plenitud que nunca había sentido en su vida, en ese momento supo que eso era la felicidad.
Sintió el beso en su frente y la caricia en su rostro, pero no quería revelar que estaba despierta, no quería romper ese mágico momento de sentirse segura y protegida, el momento de saber que estaba junto a la persona correcta, no quería despertar y volver a la realidad que era mas complicada que eso, sabia que tenia que enfrentarse a la realidad y estaba aplazando mucho el momento, el momento de decir adiós, el momento de explotar esa burbuja de felicidad en la que tenían meses viviendo; fingió seguir durmiendo y se apretó mas a su cuerpo, ese cuerpo que amaba con locura y que tendría que abandonar mas temprano que tarde.