Mundo Paralelo 4
El personaje finalmente llega hasta el campanario no sin dificultades de por medio, pero ahora bien equipado se dispone a cumplir su misión y se enfrenta a todo ser que intenta impedírselo y aunque se prepara los planes no siempre salen bien y acaba con su propia pistola en su cabeza, para disparar.
Mundo Paralelo 4
¡¿Pero qué coño tenía esa agua?! Bueno, ahora no importa, llego al autobús con bastante ventaja, ya que sabía todo justo como iba a pasar y podía ir con bastante menos cuidado, aunque solo un loco confiaría en algo así, solo un loco saldría en medio de un apocalipsis, para salvar a un montón de desconocidos, por el mero hecho de haberme salvado y cuidado. Entro en el autobús, cierro la puerta tras de mí y me giro para encontrarme a un hombre, vestido de militar, con una pinta horrible, que me apunta a la cabeza, con su pistola con silenciador, mi espada queda en su abdomen, por el mero hecho de girarme y la sorpresa de el arma encañonándome.
- ¡¿Quién cojones eres tú y donde está el sargento Right?!
- Yo soy…Carlos y encontré esta nota
- Sácala con cuidado
- Tranquilo, no hare nada de lo que pueda arrepentirme
- Tú, chica, mira el puto papel.
El chico estaba tenso, y no le culpo, llevo tres días en este puto infierno y ya me está pasando factura, ya quiero salir de aquí e ir llorándole a papa, por lo que me ha pasado. Una chica vestida con un kimono japonés sale de atrás de él y se nos acerca, agarra la nota con un movimiento armonioso, tajante, aunque dulce.
- No hay duda, es la letra de Right
- ¡Maldita sea!
El tipo dejo de apuntarme y le arranco la nota de las manos, para ponerse a leerla, gesto que pareció incomodar a la muchacha. Justo cuando termino de leerla…
- ¿y tú de donde sales? (pregunto la chica)
- Es una larga historia, pero para resumir ¿escucháis disparos y sonido de batalla?
- Si, algo…pero muy a lo lejos (contesto de nuevo)
- Pues salgo de ese refugio, que se defiende con uñas y dientes, ¿y vosotros?
- De la base militar independiente de fuera de la ciudad. (contesto el tipo desagradable)
- Ah, ¿eso estaba en funcionamiento?
- Sí, siempre, ¿y adónde vas? (pregunto ella con curiosidad)
- Voy a salvarles, haciendo sonar el campanario
- ¿el campanario? ¡¿estás loco?! ¡¡Mori..!! (grito el tipo, fuera de sí)
- Shh… baja el tono, si no quieres que muramos los tres. (aviso la chica)
- Maldito loco, los atraerás hacia nosotros (el tío fue a levantar la pistola, pero, mi espada lo evito)
- Disculpa, pensé que se refería a equipo militar, no a su equipo de supervivientes (me encogí de hombros con una media sonrisa)
La chica japonesa se rio, pero el militar no aflojo el gesto.
- Bueno, equipo sí que hay (comento inocentemente la chica)
- Cállate, Ryoko, no debemos dárselo a un loco que va a morir (ordeno y se quejo protestando el militar)
- He llegado hasta aquí desde el muelle, yo solo, así que no pienso morir (dije mirando a los ojos al militar, para demostrar mi seguridad de que lo conseguiría)
- Bueno, si no quieres dárselo sin garantías ¿Qué tal si nos das esa cantimplora a cambio? (negocio con su compañero la chica)
- ¡esa cantimplora es de Right! (el militar no dejaba de gritar, cosa que me preocupaba de sobre manera)
- Ya te dije…que estaba (empecé a defenderme, pero fui interrumpido)
Fui interrumpido por un golpe en la carrocería del autobús. Se acabo el descanso por el idiota gritón.
- Tomen la cantimplora, aunque yo que vosotros no bebería, denme el equipo que les sobre y estén callados, me llevare a los monstruos de aquí, volveré cuando acabe la misión. (susurre, aunque ya era para nada, poco a poco se estaban acercando mas de ellos, ante los golpes de su compañero)
- ¿por qué? (ella hablo normal como siempre)
- Toma y lárgate (El tipo me seguía echando las culpas a mí.)
El tipo apresuradamente me paso un fusil con silenciador, una pistola con silenciador y la chica me dio un kevlar, quería darme el resto del blindaje, pero el tipo le y me metió prisa para que me largara, ya que los golpes empezaban a afectar a la estructura exterior del autobús y no tardarían en romper los cristales, dejándolos a la intemperie. Me puse el kevlar, me colgué el fusil con la correa en el cuerpo y agarre la pistola con silenciador en la mano, guardando la espada.
Justo antes de salir…
- Porque es lo que se debe hacer (conteste, sintiéndome un héroe chulo por un segundo)
Salí, del autobús corriendo tras disparar cuerpo a cuerpo a dos que estaban en la puerta, cayeron al suelo, esquive a dos que cayeron desde el techo y ellos cerraron la puerta tras de mí. Una de dos o yo era el más afortunado del mundo o esta gente era nueva por aquí, debía salvarlos también, ahora corrí hasta el edificio evitando a los que podía evitar, me agachaba cuando saltaban, saltaba cuando me alcanzaban y por ultimo daba un rodeo, cuando los tenia de frente, pronto atravesé la carretera y llegue al edificio abandonado, el monstruo que le tire un tiro en la cabeza seguía muerto y eso me alivio en parte.
Nada más girar la esquina…
- Me refería a porque no debería de beber, será idiota (gruño Ryoko)
- Al menos, se los ha llevado a todos con el (y al fin se dejo caer, había estado resistiendo en pie, para que el chico con pinta extraña no los viera flaquear)
- ¡Marcos! (Grito la japonesa asustada, mientras que acomodaba su cabeza sobre sus rodillas)
- No grites tú ahora… (el tipo sonrió débilmente)
- Guarda silencio, por favor…(pidió la japonesa, con algunas lagrimas en la cara)
- Lo que tú digas, mi amor. (y Marcos, fue cerrando los ojos, poco a poco)
Tras pasar la esquina.
Mi velocidad ya no era la que era, estaba cansado, sudoroso y hambriento, además de que empezaba a tener sueño, pero, muchas vidas dependían de mi, demasiadas para mi gusto, incluso la mía. Ahora ya no podía rendirme, y ahora que estoy medianamente bien equipado, no debía perder. Ya estaba a unos escasos cinco minutos de la iglesia, empecé a pasar por una calle estrecha y al final, vi que no me seguía ninguno, había conseguido perderlos, al fin. Empecé a caminar lentamente, mirando hacia todas partes, hasta que llegue a un cruce y me detuve a mirar con cautela. Por la derecha no había nada y cuando estaba empezando a extrañarme de que todo esto estuviera tan libre, al mirar hacia la izquierda, lo comprendí, todo. Vi muchos cadáveres de los normales, quemados, con partes de su cuerpo desintegradas y una bola con piernas en el camino, no se movía, pero parecía peligrosa. Cogí la pistola dispuesto a acribillarla a balazos, pero lo pensé mejor, me había hecho un favor, había liberado el camino y además no era un enfrentamiento directo, podía esquivarlo fácilmente, pase la calle sigilosamente, lo logre. Me asome para ver si me había oído o me seguía y lo que vi me dejo helado, era un ojo con patas, este podía verme, no tenía necesidad de oírme, de hecho no tenia orejas, me escondí rápidamente y seguí mi camino, me encontré con alguno de camino, pero al ir silenciosamente pase desapercibido, además iban en camino de mis amigos, pronto no la contarían, por lo visto, ese mataba cualquier cosa que se moviera y tenía ventaja sobre ellos, ya que él, no se movía mucho, según parecía.
Al llegar a la plaza, había un árbol muy raro, de color verde fosforito entero, que casi brillaba, pero parecía medio muerto, pero por suerte, no había ninguno mas por la zona, la mayoría de los que escuchaban estarían en el muelle, atacando a mis amigos. Las puertas de la iglesia laterales estaban cerradas, las principales y las del campanario, estaban abiertas de par en par, tuve la tentación de entrar en el campanario directamente, para terminar al fin con todo esto, pero vi un cuerpo inerte tirado sobre el altar. Me empecé a acercar por curiosidad, nada más poner un pie en la iglesia, me cae un rayo desde arriba y electricidad salió de las paredes, atravesando mi cuerpo. Por un momento me siento muy mal y caigo de rodillas, pero luego me siento muy bien, incluso parezco recargado de energía, mi primer impulso es volver a salir, pero me retengo, necesito saber quién es el que está tirado sobre el altar y saber que le pasa, doy otro paso y me cubro por si me cae el rayo de nuevo, pero no ocurre nada. Nada más poner los primeros pies en la iglesia, me siento a salvo, aunque en el fondo se que no lo estoy, es como si hubiera pasado una barrera, me doy la vuelta y la puerta está abierta, pero no se ve nada, solo luz, una luz blanca, hoy me están pasando cosas muy raras y si no entendía nada antes, cada vez entiendo menos. Me acerque con cautela casi rezando para que fuera uno de mis amigos, pero al llegar cerca de él, veo que no lo es. Justo al tocar el cuerpo, una luz brota del altar, una luz blanca, pronto me vi en medio de la luz, el símbolo que el viejo había sacado hablando latín, brillo en mi mano de nuevo, mientras que escuchaba los cantos celestiales de fondo, que escuche en la casa de los espejos mientras que Pedro hacia su maldito ritual y acaba marcado en el altar. La luz es absorbida por mi cuerpo paulatinamente, pronto desapareció la luz y el símbolo queda marcado en mi mano, pero va desapareciendo poco a poco y la sensación de estar a salvo, desaparece con él. Con la mano que estoy tocando el cadáver averiguo, que parece estar en el mismo estado que Sonia y como esperaba, no paso nada.
Estaban pasando tantas cosas raras, que por un segundo me sentí Wecker, aunque quizás Sindy tuviera razón, quizá, solamente sería un: Gerwek. El cadáver, estaba parado en el tiempo como Sonia, me lo cargue en el hombro no muy seguro de lo que hacía, pero de algún modo, no podía dejarlo aquí. Si me había dejado de sentir a salvo seria por algo. Empecé a andar y para mi sorpresa, de detrás del altar, se levanto un tipo vestido de cura.
- ¿adónde va con el cuerpo?
- ¿sacerdote? ¿pero está usted vivo?
- Claro hombre, esta es la casa de dios, nada me puede pasar, aquí dentro.
- ¿y que come?
- Aquí dentro no necesito beber ni comer, dios me ha otorgado una barrera ma… (se quedo mirando atónito a la puerta, que ahora que la miraba reflejaba el árbol junto a la plaza exterior)
- Voy a hacer sonar, el campanario
- ¿estás loco, con qué objetivo? ¿Y qué has hecho con la barrera mágica?
- Nada…que yo sepa, no tengo tiempo para explicárselo, pero, venga conmigo si quiere vivir.
- ¿y para que se lleva a ese pobre hombre?
- Para salvarlo, también.
- No sirve de nada, he estado rezando por él, desde que apareció, pero no funciono
- Eso es porque necesita un Wecker, ahora Shhh, ni un ruido, si quiere vivir.
- Tú, eres el experto, me pongo en tus manos.
Me reí por dentro de su comentario, si yo era el experto de los dos, estábamos jodidos.
El sacerdote con el gesto cabizbajo, me fue siguiendo con las dos manos metidas en sus mangas unidas, salimos, y en silencio vimos como algunos monstruos rondaban por la zona a la lejanía, por las calles a la lejanía y algunos tejados un poco más cercanos, el religioso, me lo señalo con la cabeza, como si no los hubiera visto ya, por mi cuenta, al menos intentaba ayudar. Le hice un signo con el dedo de silencio, aunque no creí que hiciera falta recordárselo, pero el asintió con la cabeza y entramos en la puerta del campanario, comenzamos a subir escaleras, eran escaleras de caracol, con paradas en algunas plantas, las paredes y las escaleras estaban hechas de piedra maciza, el resto de las habitaciones de piedra, pero no maciza, adornadas con paredes, suelos y techos, más modernos, cada piso tenia ventanas y balcones, eso era un punto débil claro, iba buscando una salida de emergencia, un sitio defendible y además tuvimos que hacer un par de paradas, ya que estaba cargando a un «muerto» era difícil y pesado. Finalmente llegamos a la cima, por el camino había visto el garaje en la planta baja con un coche, una sala de reuniones, un despacho, unas oficinas y por último, en el campanario, había una casa, una, que hacía mucho tiempo, había sido abandonada.
La casa tenía dos entradas, las escaleras que no se podía cerrar puerta alguna y la trampilla que daba a la campana, que no estaba seguro, pero me parecía que uno se esos seres, no cabían por ahí, metí al chico en el armario, mientras que veía un pequeño salón con un par de sofa, una ventanita pequeña circular por donde tampoco cabía uno de ellos, una pequeña cocina, además de un baño, que tenia la puerta cerrada y el sacerdote, se me quedo mirando, esperando a que le dijera que íbamos a hacer en leves susurros…le comente mis ideas.
- Vamos a taponar las escaleras, para evitar que suban mientras que usamos la campana.
- ¿Crees que será suficiente?
- No (negué con la cabeza) pero nos hará ganar tiempo
Empezamos a poner muebles sobre las escaleras, vi que cogía muebles que cabrían por el boquete lo cual sería nuestra muerte, así que justo antes de que los lanzara, se lo comente.
- Primero, muebles que cubran el boquete, no podemos permitirnos, hacer ruido alguno, antes de la campana.
- Ah, lo siento. (dejo el mueble que estaba cargando y cogió otra cosa)
La mayoría de muebles los cargue yo, quizás esto nos daría unos cinco minutos, nos sentamos un minuto a descansar y entonces me puse en pie, dispuesto a subir las escaleras de mano, para ir a la campana.
- ¿adónde vas?
- A hacer sonar la campana
- Déjamelo a mí, ¿Cuántas veces quieres que suene?
- Doce veces
- ¡¿Doce?! ¿estás loco?
- Shhh…creo que es lo suficiente para que esos monstruos, abandonen cualquier otro ruido y vengan hacia aquí.
- ¿planeas atraer sobre nosotros a todos los monstruos de la ciudad?
- Eso mismo planeo
- No es por nada…tu querrás morir aquí, pero a mí eso no me hace ilusión.
- Es simple, cuando acabes tu trabajo, metete en el armario, yo me encargare de ellos, mientras pueda y cuando no pueda, huiré o me ocultare en algún lugar.
- Suerte, y que dios te bendiga
- Suerte a ti también
El cura, empezó a subir por las escaleras de mano, mientras que el hacia eso, comprobé, cuantas balas tenia, ocho de la pistola con silenciador, tres de la pistola sin silenciador, veinte flechas del arco, veintitrés balas del fusil con silenciador y mi fiel amiga la espada, deje las armas sobre una encimera al frente de las escaleras, contra la pared para evitar que cualquier mueble que saliera disparado hacia arriba me golpeara, acabando de golpe con mis posibilidades de salir con vida de esta. Comprobé si podía tensar el arco con las manos, me di cuenta que no, solo podía con la boca, pero mi puntería se resentiría. Deje la nevera abierta y vacía, por si tenía que ocultarme en algún lugar ese sitio parecía, un buen sitio y por ultimo deje, la espada a mano apoyada en la encimera. Agarre el rifle y el cura, empezó a bajar con una cuerda en la mano, se colgó de la cuerda y sonó el primer toque de campana, me pareció oír gritos y chillidos muy a lo lejos, el cura me miraba con cara de asustado, pero solo recibió de mi parte una sonrisa nerviosa a sus ojos debería parecer un suicida, sonó el segundo toque de campana, poco a poco, los sonidos se iban acercando e iban surgiendo nuevos más lejos y otros más cercanos. Tercer toque de campana y algunos ruidos sonaron ya en la plaza, mientras que sonaba el cuarto toque de campana, las manos del cura empezaron a resentirse, mientras que yo me asomaba a la plaza para ver el terrible espectáculo.
Ver a esos monstruos salir de las calles corriendo y gritando, saltar de los tejados, cayendo de rodillas, para salir corriendo hacia nosotros, saltar desde las ventanas, chocando con cualquier obstáculo que hubiera en la plaza, para salir corriendo entre nosotros, todos venían hacia nosotros, quizá sería demasiado optimista, pensar que sobreviviríamos a esto, si conseguía salvar a mis compañeros valdría la pena o quizás con suerte, todo esto sería un sueño y como en la esquina del edificio, despertare antes de morir, de la pesadilla...en la casa de los espejos, con todos mis amigos. Quinto toque de campana, ya escucho la campana recibir golpes, rezo para que aguante, mientras agarro el rifle con ambas manos, me apoyo en la pared y en la mesa para dispararlo contra lo primero que aparezca en la sala, Sexto toque de campana, escucho al religioso quejarse de dolor, séptimo toque de campana, escucho como algunos trepan por las paredes, otros se asoman por las trampilla, pero están más atentos por buscar a alguien en la campana y chillando de manera horrible, como jamás los he escuchado de dolor y sufrimiento, cuando suena la campana, pero algunos empiezan a subir por las escaleras,
Octavo toque de campana, el religioso está llorando, no sé si de miedo o de dolor, quizá de ambas, se agarra al fin a las escaleras de mano con las piernas, los siguientes toques de campana, serán más suaves, pero no importa, seguramente el refugio este a salvo, las demás campanas solo son para asegurarnos y es un mensaje particular, que solo entenderán los del refugio, que me conocen, mi edad. Noveno toque de campana, entre toque de campana y toque, se nota como la campana es bastante golpeada, la ventana a mi derecha se parte y uno de ellos intenta colarse sin éxito, al principio me asusto, pero al ver que no me llega de ninguna manera, vuelvo a centrarme en la trampilla y los muebles que taponan las escaleras. Decimo toque de campana, aunque se escuchan pasos por todos lados, se sigue escuchando como un ejército de ellos, viene hacia nosotros. Onceavo Toque de campana, el cura está deseando terminar, ve demasiado movimiento en la trampilla de su gusto, los muebles no paran de recibir impactos, pero por ahora aguantan. Doceavo toque de campana, antes de que suelte la campana, algo jala de la cuerda y hace que el cura se golpee la cabeza, contra el techo, podría ser peor, podría haber salido por la trampilla y jamás volvería a verlo, está tirado en el suelo agarrándose la cabeza, está sangrando, va a ir al armario y se mete en el armario, justo antes de que los muebles empiezan a caer a los lados, mientras que los que están debajo del todo comienzan a partirse y los de en medio, salen por los aires.
La campana sigue siendo golpeada, aturdiendo a los que entran uno a uno en la habitación, dándome tiempo a apuntarles con el rifle y empezar a contar las muertes, el primero cae sin dificultad hacia delante con un tiro en la cabeza, el segundo cae hacia abajo nada más salir, retrasando y derribando a los que venían detrás de él tras otro disparo certero, disparo al tercero cuando sale trepando y al cuarto que salta hacia mí, consiguiendo pararlo en el aire, mientras que suspiro, aliviado, el quinto sube y se queda quieto y agachado, como si me estuviera buscando, mientras que el sexto sube, mato al quinto hiriendo al sexto en el pecho. Sube el séptimo, le vuelo la cabeza, este cae hacia su izquierda, sube el octavo, mientras que el sexto agarra al séptimo y lo pone como escudo, disparo al octavo y como el sexto al avanzar hacia mí, me ciega, gasto un par de balas intentando adivinar dónde está su cabeza, lo consigo y veo que ya han subido, el noveno, el decimo y el onceavo, gasto una bala en el noveno, el decimo se vuelve loco y arremete contra mí, consigo pararlo a medio camino, ya ha subido el doceavo y el onceavo salta hacia mí, le disparo en el aire, deteniéndolo, pero a este le doy en el cuerpo, tengo que rematarlo, disparo de nuevo contra él, mientras tanto ya ha subido el treceavo y el catorceavo, el doceavo le disparo y se agacha justo cuando iba a volarle la cabeza, disparo de nuevo cuando va por media sala, pero no le acierto en la cabeza, justo cuando va a llegar adonde estoy, le acierto por los pelos en la cabeza.
Cuando miro a los otros dos, veo al treceavo y al catorceavo, que cada uno viene hacia mi desde lados contrarios de la sala y sale un quinceavo, saltando directamente al techo. Disparo con rapidez al treceavo y luego al catorceavo, aniquilándolos, cuando voy a disparar al otro, veo que están saliendo el dieciseisavo y el diecisieteavo, además de que al quinceavo lo tengo encima. Le disparo y cae sobre el mueble, reventándolo en pedazos, a parte del ruido que ha hecho descubriendo mi posición, lo maldigo ya que ha desperdigado mis pistolas y ha tirado mi espada al suelo dificultándome, acceder a ella. Ahora vienen los tres directos hacia mí, sin titubear en absoluto. Pego tres tiros rápidos sin apuntar, derribándolos y luego otros tres tiros certeros rematándolos, cuando está subiendo el número dieciochoavo, Me pongo de rodillas, para aumentar mi precisión y disparo certeramente a su cabeza, antes de que salga. Cuando sale el numero diecinueve, disparo con el rifle y suena el sonido característico de cargador vacio, me muerdo los labios tenso y nervioso, ruedo por el suelo, tirando el fusil en dirección contraria, para coger una de las dos pistolas al azar, sin mirarla si quiera la agarro y disparo lo más preciso que puedo contra el numero diecinueveavo, la bala le da en el cuerpo, me agacho aunque no tengo tiempo para esto, aumentara mi precisión y la pistola es más rápida, pero le falta precisión o seré yo que tengo mala puntería.
Disparo rápidamente a los tres que hay subidos arriba, gracias al cielo he cogido la pistola que no hace ruido, sube otro mas y le pego un tiro en la cabeza, este derriba a algunos y uno mosqueado lo lanza hacia arriba, haciéndolo chocar contra el techo y rebotar, cuando está subiendo, recibe el golpe del otro y lo escucho rodar por las escaleras, me da unos segundos para respirar, acto seguido me lanzan los dos cadáveres, adonde creen que estoy, pero fallan, porque no estoy allí, sale otro y lo mato, este cae a la izquierda y el siguiente lo lanza a otro lado de la sala, falla, pero si siguen así, me encontraran, es espeluznante, pero estos seres tienen algún tipo de inteligencia, le devuelvo el tiro matándolo, otro sube y antes de que pueda lanzarme otro cadáver lo mato de otro tiro en la cabeza, por ultimo suben dos a la vez, le disparo al de la izquierda que cae hacia abajo, llevándose al otro con él, ruedan ambos por la carretera y empiezo a pensar en sobrevivir, voy a buscar la espada, ya que soy consciente de que no me quedaran muchas balas, al acercarme por la espada, veo las estrellas, el quinceavo el que supuestamente estaba muerto, no lo estaba, me acaba de dar un puñetazo que mataría a cualquiera, con tanta fuerza que acabo de salir volando contra la pared y el techo, mi vista se nubla, sino fuera por el kevlar, ya estaría muerto, miro hacia el boquete aun no sube ninguno y él se está levantando, le apunto y le disparo con la pistola en cuanto se me aclara la vista, pero suena el característico sonido de que no tenia munición, escupo sangre y sonrió, el salta hacia mí, pero yo me dejo resbalar por el suelo y recojo la espada, lo suficientemente rápido, para cortarle medio hombro al volver a saltar sobre mí, salgo volando contra la otra pared, cuando estoy a punto de rendirme, al ver que se acerca inexorablemente y que mi cuerpo apenas si me responde, mi mano toca la otra pistola, por casualidad…La apunto hacia mi cabeza, pensando que mejor morir de un tiro, que a golpes, este último golpe estoy casi seguro que me ha roto algo, si no varias cosas al mismo tiempo, aun no vuelven a llegar a arriba, pero los escucho subir, ha sido divertido y he matado a muchos, pero me despido de todos mentalmente, aunque matara a este con la pistola, no me siento con fuerzas de llegar a la nevera, lo que más siento es romper mi promesa con la japonesa y el militar…