Mundo Paralelo 10
Julio vuelve al refugio, pero esta grave, Carlos consigue despertar al fin a Sonia; ¿Este será un Wecker o un Gerwek? Sigue leyéndolo y cada vez descubrirás mas de este enrevesado mundo, que tienes delante tuyo; el mundo es más grande de lo que puedas pensar.
Mundo Paralelo 10
Todos corrimos persiguiendo a la gente, uniéndonos a ellos ya que se dirigían hacia la puerta. Al llegar al final del trayecto, la gente se agolpaba en la puerta creando un semicírculo de personas, al menos conté unas…cuantas decenas de personas, sobre todo adultas, no más que un par de viejos y quizás diez adultos de cuarenta, todo lo demás eran familias, no creo que llegaran a la centena, ni siquiera se acercaban. González apareció por la puerta de un golpe, volando por los aires, había perdido todo su equipo excepto unas pistolas, que llevaba aun en la mano, en estado humeantes que demostraban que acababa de dispararlas, se arrastraba hacia detrás como un gusano, pulsando ambos gatillos que ya no disparaban, sin embargo afuera se escuchaban los disparos de los vigías. Estaba gravemente herido supuse, manchado de todo tipo de restos, oliendo a gloria. Basto, un segundo para que todos corrieran a socorrerle, pero por mi parte no me moví y no porque no quisiera, no. No lo hice porque vi algo horrible, una criatura humanoide con piel de color celeste, con tremendas garras, mirándome a los ojos, con sus ojos amarillos llenos de inteligencia y maldad, quizá un ápice de locura, que me puso los pelos de punta. Algunas balas de los vigías le impactaban, pero todas ellas rebotaban. Luego cuando la gente se metió en mi campo de visión, ese terrible ser que había conseguido ponerme en un estado de tensión, de miedo, de fatiga, de parálisis, desapareció, dejándome con tanta impresión, provocando que me quedara inmóvil.
La gente abrió hueco a Sindy que paso por mi lado con una camilla y el doctor, ambos me miraron, pero fui incapaz de reaccionar, ambos parecieron percatarse de mi cara, pero ninguno dijo nada.
Seguía estremecido por la visión, de ese maldito ser.
Cuando todos volvieron a sus quehaceres por orden de Fernando, este se dirigió a la enfermería, al ver eso me acerque a la puerta para observar desde ahí, pero ese ser ya no estaba y los disparos de los centinelas habían cesado.
Una mano toco mi hombro y asustado me gire dispuesto a golpearlo, pero una mano paro mi golpe, era Marcos, que había salvado a Ryoko de mi mismo.
- ¿pero que te ocurre? (Pregunto Marcos, molesto)
- ¿tú también lo has visto, verdad? (Pregunto conmocionada, Ryoko)
- ¿ver el que? (Pregunto Marcos, que no había visto nada)
- Si, lo he visto (Al decirlo, todo mi cuerpo tembló y Ryoko, se asusto un poco más, al comprobar que lo que había visto, era real)
- ¿Qué crees que era? (Pregunto curiosa a la vez que, temblorosa)
- No lo sé, pero algo peligroso (dije mirando hacia la puerta, como si fuera a aparecer otra vez)
- ¿me lo podéis describir? (Pregunto molesto Marcos, por ser el único que no lo vio)
- Descríbeselo, Ryoko (Dije sin mirarles, para ver su cara de desagrado)
- ¿y tú, adonde vas? (Pregunto él, adelantándose a ella)
- Voy a ver cómo están el cura y González (les anuncie)
- Entiendo, te esperamos aquí, queremos terminar la visita (Comento Ryoko)
- No podre ayudaros mucho, todo será nuevo para mí, también. (Avise, para que lo supieran)
- No importa, te esperamos (Volvió a decir Ryoko)
- Gracias, volveré (les comente)
- Aquí, estaremos chaval (comento Marcos, mientras se ponía a atender a Ryoko, la cual le explicaba con todo lujo de detalles, como era ese horrible ser)
Entre en la enfermería, allí estaba el doctor operando a González, ya dormido, Sindy estaba tensa y ayudaba a este en todo lo que podía. Fernando me vio entrar y se acerco a mí…
- No los molestes, de esta operación depende que González viva o muera (Me aviso Fernando, esperaba una amenaza de su parte, pero no lo hizo)
- Tranquilo, no lo hare (Dije sin mirarle y sin detenerme)
Me acerque al sacerdote, vi que seguía inconsciente, aunque tenía buen aspecto, me despreocupe un poco, pero todo lo que me despreocupe por uno, me preocupe por otro, González debía vivir, le debía dos, dos veces me había salvado y debía vivir, para que se las pudiera devolver. Además me sentía culpable, Sindy había usado su don conmigo y por eso quizás no podía salvarle o era eso o quizás, sus heridas eran tan graves, que no podría curarlas nunca. Fernando se quedo allí, esperando a que su amigo despertara, por mi parte me quede un rato, viéndolos operar con sus limitados recursos, pero poniendo toda su voluntad y su coraje en este gesto, hasta que la cosa se torno demasiado sangrienta, para mi estomago y tuve que salir de allí, por no poder soportarlo, Fernando se quedo y los demás heridos también, porque no tuvieron otra, unas cortinas cubrían dos de los tres flancos, pero el tercero, no podían cubrirlo, necesitaban luz y las lámparas no daban para tanto.
Una vez fuera, me encontré con Ryoko y Marcos, Marcos estaba blanco, casi tan blanco como el mundo en el que me recibió mi “representante divino”, Ryoko, estaba asustada, pero no tanto.
- ¿terminaste? (pregunto ella, el era incapaz de reaccionar, por ahora)
- Termine (asentí con la cabeza)
- ¿vamos a la segunda planta? (Pregunto, aunque nos quedaba por enseñarle el sótano)
- Vamos (les hice un movimiento de cabeza, para que me siguieran)
- Vamos, Marcos (Llamo a su amigo)
- Ah, vale…voy (Contesto nervioso)
Ellos que la cosa les pillaba de lejos parecían tranquilos aunque asustados, pero por mi parte estaba a la par de preocupado, aterrado, subimos a la planta uno, aunque para nosotros era la segunda, lo primero que vimos nada más subir fue el arsenal. La puerta estaba cerrada, además era del mismo tipo que la del sótano, de acero, con una rendija para disparar o mirar sin tener que abrir, estaba cerrada para que no viéramos el interior, en la puerta había un tipo armado hasta los dientes con cara de pocos amigos y actitud defensiva, que nos miraba con desconfianza, a nosotros y a todo el que pasaba por delante de la puerta. Luego estaba la celda donde estuvimos, ahora estaba abierta y sin guardias, aunque no pudimos evitar fijarnos en el detalle de que ambos guardias nos seguían, seguro que por ordenes de Fernando, seguimos avanzando.
- Nos siguen, lo sabes, ¿no? (Pregunto Marcos, que fue el primero en darse cuenta)
- Si…es evidente (Dije)
- Hasta un niño ciego y sordo, se daría cuenta (Protesto Ryoko, que aunque la tercera en darse cuenta, también se entero)
- Quizás, no tanto (Protesto Marcos)
- Si tú lo dices… (Dijo Ryoko, claramente molesta por ser la última en darse cuenta)
Vimos un taller, donde parecía que se hacían muebles y todo tipo de trabajos a pequeña escala. Tras el taller, estaba el despacho del encargado, con su nombre y todo, pero estaba la puerta cerrada, porque obviamente, no estaba. Al menos podía pensar algo bueno de él, realmente se preocupaba por sus amigos.
Tras eso vimos en la puerta de otro sitio escrito: “Sala de ocio” esta era la sala que parecía más grande en este piso. Tenía al fondo una pequeña pantalla de cine y al menos diez sillas puestas delante. A un lado había un par de consolas que inicialmente no reconocí, con cuatro sillas delante y un par de televisores pequeños. Al otro lado, en la esquina, había una barra de bar, con un extractor de humo, tabaco, alcohol y un camarero, con ocho taburetes, además de una mesa de bar, con cuatro sillas delante, junto a una falsa chimenea. Cerca del bar, había un par de mesas con cuatro sillas, junto a una estantería con todo tipos de juegos de mesa. Una mesa de billar, dos juegos de dardos, una máquina tragaperras y al fondo, en la izquierda tres o cuatro ordenadores.
- ¡Guau!, ¿tenéis de esto por allí? (Pregunte emocionado)
- No, allí tenemos marihuana y barbacoas para los días libres (Rio Marcos)
- Entiendo, prefiero esto, la verdad (Dije con sinceridad, mientras él y solo él, seguía riendo)
- Yo también (Comunico Ryoko, rompiendo la risa de Marcos)
Tras esto, había tres cuartos con cuatro literas, con una habitación al fondo, en estos las taquillas eran dobles.
- Quizás nos metan en estas (Comente)
- No están nada mal (Dijo Ryoko)
- Lo otro es vivir apiñados, como en el cuartel, en los barracones (Explico Marcos)
- ¿Solo por curiosidad, cuantos caben en un barracón? (Pregunte a Marcos)
- Cien personas (Conteste este)
- ¿y cuántos sois? (Pregunte, temiéndome que la respuesta no sería demasiado buena)
- Quizás cuarenta y tres, contando mandos y todo (Se encogió de hombros, bajando la cabeza, intentando simular que no le importaba)
- ¿y cuántos barracones, tenéis? (Pregunte)
- Tres (Comento haciendo memoria)
- Qué triste, ¿no? (Dije apenado)
- Si… (Contesto de la misma manera)
- ¿seguimos? (Pregunto Ryoko, mirándonos a ambos)
- Sigamos (Conteste, tras ver que Marcos asentía)
Subimos a la segunda planta
Nada más entrar, nos topamos con una recepción, arriba ponía registro…
- ¿Qué es esto? (Pregunte interesado)
- Aquí se registra a todas las personas de este refugio, se les hace una tarjeta de identificación con nombre completo, edad, número de ciudadano, oficio y habitáculo. (Comento, el que está en la silla de la recepción)
- Entiendo, gracias por su explicación (Agradecí el gesto, no era muy común ver gente amable por aquí)
- De nada, si al final os quedáis, os haremos una (nos comento el)
- Gracias (Agradeció Ryoko, no estaba muy seguro de que me quedaría y Marcos, por la mirada que me hecho, tampoco)
- Disfrutad del paseo (Continuo con su amabilidad esa persona al ver que nos íbamos)
Luego a ambos lados, había tiendas, aunque la mayoría estaban cerradas, nos acercamos a la única abierta, a pesar de que la decoración era más parecida a “star wars” que otra cosa y que el que la atendía, parecía un científico loco, pelo blanco alborotado, bata manchada de todo tipo de colores y sustancias distintas, gafas dobladas, risa escabrosa, al vernos acercarnos.
- ¿Qué es esto y por qué, las demás están cerradas? (Pregunte, sin entender muy bien, como funcionaba el sistema)
- Es sencillo, aquí vendemos el excedente, para cuando alguien quiere tener sus propias reservas de cosas, pero…no tenemos excedente de medicinas, de ropa, de comida, de bebida, de armas, de blindajes, de accesorios, solo tenemos excedentes de “prototipos” que nadie quiere o que llevan un año en el almacén y nadie quiere probar. (Mascaba algo así como chicle, con gesto de que todo le importaba poco)
- ¿Qué clase de “prototipos”? (Pregunte fuertemente interesado)
- Bueno, todo tipo de “prototipos” tengo estas gafas de varios tipos de visiones, pero nadie sabe cuánto es su verdadero valor, porque nadie las ha probado realmente, se supone que tiene visión calorífica, visión nocturna, visión de movimiento y localizador, pero nadie sabe si funciona algo, parcialmente, correctamente o si explota. (Se acaricio la nuca, con una triste sonrisa)
- ¿podría explotar? (pregunto asustado Marcos, que en un principio, aunque no dijo nada se mostro interesado como Carlos)
- No te engaño, si (lo miro a los ojos, ajustándose las lentes)
- Así no creo que venda mucho (Se quejo Ryoko, por la abrumadora sinceridad del científico loco)
- Mmm…Me interesa, ¿a cuánto lo vende? (me acaricie el mentón, pensando ideas de para que podría usar algo que posiblemente explote)
- ¡¿estás loco?! (Pregunto Ryoko, asombrada de que quisiera comprarlo a pesar de las explicaciones del tipo)
- Si alguien las hubiera probado, te las vendería a cincuenta puntos, pero como nadie las ha probado, te las vendo a veinticinco. (negocio el científico)
- Bueno, incluso si explota es útil…ya volveré y hablaremos de ese precio, cuando sepa cuanto me dan, ¿Qué mas tiene? (mire con interés el puesto, pero todo lo tenía tapado, para que no cogieran polvo o se oxidaran con la humedad)
- Pues tengo esta pistola de energía solar (la saco de su caja y me la enseño, estaba recubierta de paneles solares, tenía en el centro una batería que estaba vacía, ya que el nivel de batería estaba al cero)
- ¡guau! Energía solar, seguro que esa sí que explota (Dijo Marco entusiasmado, y aunque no dije nada, también lo estaba)
- Puede ser (Comento sin mucho interés, aunque sorprendido por mi interés)
- ¿Cuánto? (Pregunte esperando un precio excesivo)
- Bueno, nadie sabe cuánto tarda en cargarse, nadie sabe cuántas balas dispararía, y nadie sabe cuántos disparos seguidos resistiría, así que en lugar de cien puntos, ¿qué te parecen, veinticinco puntos? (Pregunto rascándose la cabeza)
- Le gusta ese número, ¿verdad? (pregunto Ryoko, dándose cuenta del detalle que saltaba a la vista, todo lo dejaba en el mismo número)
- No…pura coincidencia (negó con la cabeza)
- ¿y que más tiene? (pregunte, más interesado que antes)
- ¿podemos seguir la visita? (pregunto Ryoko, aburrida, de que nos enseñara lo que era basura, para ella)
- Eh…bueno, vale, ¿Qué horario tiene la tienda? (Dije cabizbajo, ya que tenía que haber algo interesante)
- Bueno, suelo abrirla un rato algunas tardes, así que pasa por aquí alrededor de las seis y te enseñare todo lo que tengo. (Comento interesado, de poder tener un cliente potencial)
Seguimos hacia delante, siendo empujado tanto por Ryoko, como por Marcos, ya que esa tienda hacia que se me fueran los ojos, hacia otros cuatro o cinco artículos que veía que tenía. Luego la otra estancia que estaba detrás de todo esto, tenía una reja exterior que estaba cerrada, con un tipo dentro sentado en un despacho y afuera había un cartel que decía banco, no nos hizo falta más explicaciones, para entender para que servía esto, tenia muchísimas pequeñas taquillas, que tenían varias utilidades que desconocíamos, el tipo parecía muy tranquilo, así que pasamos de largo sin molestarle. Tras el banco había dos puertas hacia los baños públicos, al entrar vimos lo típico, algunos espejos, cuatro meaderos, seis lavabos, ocho váteres, cuatro bidés, diez duchas.
- Parece que hay dos baños mixtos (Dijo con una sonrisita pervertida Marcos)
- Eso parece, si (Dije sin mucho interés)
- Vaya…eso no me parece agradable (Protesto Ryoko, viendo el panorama)
- A mi si, estaba harto del estricto código militar (Rio divertido Marcos)
- Sera raro encontrarme a una chica aquí, cuando este meando (Me imagine la escena y sería extraño, la verdad)
- ¿raro? ¿eres un hombre? (Se quejo Marcos, molesto por mi actitud infantil)
- Si… ¿y eso que tiene que ver? (levante las manos y me las puse tras la cabeza, en sentido de que no me importaba)
- Ves, el no es un hombre, es un caballero y tu un cerdo (Bromeo, Ryoko)
- Oye, tío, pórtate, me dejas mal (Susurro Marcos, dándome con el codo en el costado, para que le prestara atención)
- Lo siento, bueno, voy a mear, tendré que acostumbrarme (Dije sin darle mayor importancia a todo esto)
- (risas) si yo también (Bromeo al ver que me sumaba al carro)
- De este me lo esperaba, pero tu acabas de perder todo el glamur que ganaste, voy al baño también (Se quejo Ryoko, mirándonos mal a ambos)
- (risas) Hablo la dama (Bromeo Marcos)
- Yo al menos lo hago en una cabina, no me saco la pija delante de una dama (dio un portazo tras decirlo, dejándonos solos meando con una cabina de separación)
- ¿eres una dama? (Rio Marcos)
- ¿tienes pija? (Pregunte con curiosidad)
- Muy graciosos (Contesto molesta)
- No, hablo en serio (Me defendí, si en mi época ya había chicas con pijas, que me lo dijo mi padre, en esta también, ¿no?)
- (risas) Eres un tipo peculiar (Me dio una torta en la espalda, sin haberse lavado las manos)
- Supongo, pero podrías lavarte las manos, antes de tocarme, ¿no? (dije medio en broma, medio en serio)
- ¿este? No se lava desde que dios perdió la sandalia (Rio Ryoko)
- ¡eh! Que yo estoy limpio (Se quejo este)
- ¿la perdió? (Dije sin maldad)
- ¿supongo? (risas) Sí que lo eres, si (Salió Ryoko del baño, pero Marcos no se lavo las manos)
Tras ir al baño, cada uno con sus necesidades, seguimos con el tour. Lo que quedaba en este piso eran dos cuartos dobles con un pasillo a otro cuarto al final y un tercer cuarto sin pasillo de dos literas, con cuatro pequeños armarios empotrados, para cada persona que viviera allí.
- Esto ya es otra cosa (Comento Marcos)
- Supongo que aquí vivirán los recolectores o cazadores (Dije, suponiendo que los mejores cuartos serian para ellos)
- Supones bien amigo, encantado Jack Glaiden (Dijo un hombre corpulento, que pasaba por allí, que nos ofreció su mano)
- Carlos, pero puedes llamarme Koke (Me presente dándole la mano)
- Ryoko, pero puedes llamarme Japo (Se presento dándole la mano también, para mi sorpresa, Marcos que ya la conocía, se quedo igual)
- Marcos, pero puedes llamarme…mejor llámame Marcos (este también le dio las manos)
- Encantado y espero que el juicio, sea favorable, normalmente es un mero trámite (nos comento Jack)
- Entiendo, también lo espero, la gente parece bastante amable (Dijo Marcos)
- Por lo general lo somos (Miro a su alrededor)
- Aunque hay menos espacio, parece mejor aprovechado (Comento Ryoko)
- Si, la verdad es que a pesar de haber venido de forma apresurada, nos hemos sabido organizar bien (nos miro a los tres, sin perder detalle)
- ¿en cuántos refugios habéis estado? (Pregunte con curiosidad)
- Que yo recuerde tres, aunque creo que hubo un cuarto, cuando era muy pequeño, por esta foto, pero no reconozco donde fue (Nos enseño una foto, en un extraño sitio)
- Y la gente tiene espacio para vivir, por lo que veo (Comento Marcos)
- Si bueno, no todo el que quisiéramos (Se quejo sin tapujos Jack)
- Pero créeme, más que en el sitio del que vengo (Añadió Marcos)
- Me alegro de oír eso, espero que os quedéis los tres (Jack se despidió y entro en su cuarto)
Al conocer a Fernando casi me habían entrado ganas de irme con Ryoko y con Marcos, sin duda si González muere, es posible que me vaya con ellos, aunque sería una pena ahora que empiezo a conocer el lugar, no parece un mal sitio donde vivir, pero tener a Fernando de jefe, no me parece buena idea, pero Jack Glaiden, a pesar de su acento inglés americano, me caía bien, casi hace que cambie de idea. Subimos a la tercera planta, aunque estábamos algo cansados, por todo el camino realizado, merecía la pena, por saber donde estábamos viviendo, por entender un poco más, como funciona esto. Al subir las escaleras, lo primero que nos encontramos era la Farmacia, estaba cerrada con una verja exterior y una puerta interior, pero nadie la vigilaba, faltaba personal o eso pensamos los tres, al mirarnos sin decir nada. Toda la seguridad estaba abajo, aunque a decir verdad, las ventanas eran demasiado pequeñas como para colarse por arriba, con rejas que impedían acercarse al cristal, así que realmente, hasta la seguridad estaba bien hecha, pues todo el peligro era debajo, no arriba.
Del siguiente cuarto solo salía un ligero zumbido, estaba cerrado, aparentemente no con llave, pero ninguno se atrevió a tirar del pomo, ponía cuarto de la energía, por el ruido no era muy difícil intuir, que habría algún tipo de motor o algo así. No parecía haber mucha gente en esta planta y los que pasaban por esta planta, se quedaban poco tiempo, para coger algo de la farmacia y largarse o para entrar o salir, de la sala de energía. La siguiente era la sala de investigación, tenía una típica puerta de los hospitales de estas herméticas, a pesar de eso salía de dentro una extraña luz verde, todos nos miramos y a pesar de toda la curiosidad, que esa luz nos provocaba, ninguno de nosotros se animo a abrirla, con la escolta o la compañía no deseada, que traíamos detrás. Sin embargo, los cuatro cuartos familiares con dos salas vacías de por medio, para evitar que estuvieran cerca de estas habitaciones de riesgo, estaban en esta planta, no me paso desapercibido que las habitaciones estaban ligeramente insonorizadas, blindadas y según ponía en la pared, eran anti radiación.
Supongo que era mentira, pero que si no lo ponían, nadie querría vivir allí, por confortable que sean esas habitaciones, estas solo tenían una litera, tenían un armario, una taquilla y un armario empotrado, estaban todas al final en pequeños pasillos una frente a la otra, había cuatro. Conforme íbamos subiendo, íbamos perdiendo las ganas de hablar, ante la falta de aire en nuestros pulmones del esfuerzo de las escaleras y el cambio de vida, en la torre. Cuanto más abajo estábamos en la torre, mas vida parecía que había en esta, esta zona desde luego, estaba muerta.
- ¿quedan muchos pisos? (Protesto Ryoko)
- Creo que uno (Comente, que ya había estado una vez allí)
- Vamos entonces y terminemos con esto (Pidió Marcos)
- Vamos (Dije, decidido a terminar con esto también, ya que se estaba alargando demasiado para mi gusto)
Subimos al cuarto piso y efectivamente, ultimo de la torre. Este piso era el más pequeño que todos, se veía todo además desde las escaleras y pocas cosas habían cambiado desde la última vez que estuve aquí. Estaba el ascensor vigía, que supuse daba al quinto vigía y el que más veía, por su altura, el cuarto del sénior sin puerta, pero con un guardia frente a la entrada que la ultima vez no estaba, una habitación guardada por el mismo hombre, que solo ponía prohibido el paso y tres cuartos, con la puerta cerrada, en la puerta ponía cuarto de matrimonio, no hacía falta ver mucho mas.
Me acerque al vigilante de la habitación del sénior e intente saber si podía pasar
- Buenas, me gustaría ver al sénior, ¿se puede pasar? (Pedí con educación)
- Buenas, lo siento pero no, el sénior está descansando, para mañana al alba, hacer tres juicios de entrada. (Se excuso el tipo)
- ¿juicios de entrada? (Pregunte molesto)
- Si, gente nueva como vosotros, el decide, tras un pequeño juicio, si os quedáis o no. (el tipo nos miro con indiferencia, como si no fuéramos personas)
- Entiendo, gracias. (Dije amargado de esta situación)
- ¿y ahora, que? (Pregunto Marcos)
- Ahora a bajar (Conteste)
- Puf (Se quejo Ryoko)
- No te quejes, bajar siempre es más fácil que subir (Le dije con una sonrisa, que me costaba poner)
- Si, tienes razón. (Suspiro Ryoko)
- Venga, vamos chicos (Les dije a ambos)
- Vamos (Asintió Marcos)
Y empezamos el descenso por las escaleras esta vez con menos vueltas, nos encontramos con nuestros perseguidores de frente, que nos siguieron con disimulo de nuevo, vamos, de una forma total y absolutamente descarada. Llegamos mucho más rápido a la planta baja, aunque nos ganamos alguna mirada de reproche de gente, a la que casi atropellamos, quizá no fue tan buena idea bajar tan rápidamente, la próxima vez, seremos más cuidadosos con la gente.
Habíamos visto la torre entera, sin embargo, estaba enojado, no me dejaron ver al sénior, con una excusa tonta, sigo sin saber porque sospechaban de nosotros, así que tras todo este recorrido, nos entra hambre y sueño ha sido un día tranquilo pero agotador, estas escaleras son geniales para entrenarse. Vamos los tres a la enfermería, nada más entrar Fernando viene hacia nosotros tres, pero Sindy se le adelanta y se pone a llorar sobre mi hombro derecho, Fernando al verlo se resigna a hablar con los otros dos y me deja en paz, por algo motivo que desconozco, aunque lo imagino, que le tiene miedo a Sindy, pues es una mujer de armas tomar.
Tras un rato llorándome en el hombro en el que tan solo me dedico a abrazarla en silencio, me susurra al oído, mientras que veo que estamos solos con el médico y los heridos, Fernando y los otros se han ido.
- ¿Podemos hablar a solas? (Me suplica)
- Sí, claro, guíame. (Le hago la señal, que ella me dirija, ya que ignoro, donde podríamos ir, para estar a solas)
Asintió y me dio la mano como Sonia en las ultimas escaleras de la casa de los espejos y me llevo a la lavandería, donde aunque era un sitio tan pequeño que era claustrofóbico, estábamos solos completamente. Tras unos momentos en silencio, en la que ella, lloriqueaba sin soltarme la mano…
- ¿Cómo esta? (Pregunto preocupado)
- Se muere (niega con la cabeza, mirando hacia abajo)
- ¿por qué? (Pregunto cabreado, no puede morirse, no al menos hasta que lo conozca y le devuelva los favores)
- Nos faltan materiales para tratarle (se toca la frente sudorosa)
- ¿y por qué no lo curas tú? (recordando, lo que hizo por mi)
- Me gustaría hacerlo, aunque sé que no viviría para contarlo, pero no estoy segura de que así se salve, siquiera. (me miro desde abajo, haciendo su mirada más oscura todavía)
- Entiendo, ¿y si voy a por materiales? (me ofrezco, en algún lugar, tiene que haberlos)
- No volverías vivo, fuiste a seiscientos metros de aquí y por poco no lo cuentas, eso está a tres kilómetros. (Me señala hacia el sentido contrario de adonde fui)
- ¿tres kilómetros, adonde te refieres, al hospital? (Pregunto pensando en lo que hay por allí)
- No queda otra, las farmacias de la zona están saqueadas y los hospitales (Me avisa, señalando al centro, donde estamos)
- Da igual, no puedo quedarme quieto, mientras mi amigo muere (niego con la cabeza, no puedo permitirlo)
- ¿tu amigo? No importa, ya le has salvado (Pregunta sorprendida y me dice una mentira piadosa para que me sienta mejor)
- Sí, mi amigo, ¿Qué ya le he salvado? No he hecho nada (Me quejo, sin creer sus palabras falsas y vacías)
- Si no fuera por la caja que trajiste ya estaría muerto, así que ya hiciste todo lo que podías por el (intenta calmarme, poniendo una mano en mi pecho, pero la quito molesto)
- Iré, nadie me lo podrá impedir, solo o acompañado, pero iré (Me niego a aceptarlo, González, no debe ni puede morir, es el mejor, eso dijo Fernando)
- ¡No lo entiendes! (Me grito, pensando que me amilanaría como a los demás)
- ¡Lo entiendo perfectamente! (Le devolví el grito, intentando gritar más que ella)
- ¡No, no lo entiendes! Necesitamos que te entrenes, si ya eres bueno sin entrenamiento, necesitamos que te entrenes, así podrás ayudar más al refugio. (Intenta sujetarme)
- …si hace falta me escapare (Intento soltarme pero no lo consigo)
- Si lo haces, me encargare yo misma de que no vuelvas a entrar en este refugio, jamás, con o sin medicinas, ¿me entendiste? (me clava el dedo en el pecho, disgustada)
- … (las lagrimas corren por mi cara, igual que las suyas)
- Si se muere, no te lo perdonare nunca (Me quejo, lloriqueando como el niño que soy)
- Ni yo, me lo perdonaría nunca, si te murieras tú. (Me advierte, llorando de nuevo, a pesar de ser una mujer adulta)
Ambos nos dimos la vuelta, molestos, enfadados, furiosos, cada uno cruzado de brazos, mirando hacia el sitio contrario al que miraba, el otro. Pensaba marcharme de allí, pero al dar el primer paso, me agarro por detrás atrayéndome hacia ella y me suplico lloriqueando con voz suplicante: “Quédate conmigo, por favor”. Entonces no tuve más remedio que asentir y dejarme llevar, nos abrazamos aunque enfadados, como si fuera el último abrazo de nuestras vidas. Y claramente, en este mundo podía serlo en cualquier momento, nada podía impedir que muriéramos, algún día cercano. Fuimos al comedor, agarrados el uno al otro, al llegar, me sorprendió que no muchos nos miraban, cada uno estaba a lo suyo, sin levantar mucho la cabeza, parecían deprimidos, miraban mas a Fernando, sentado con los dos nuevos, que a mí con Sindy. Me fije mejor en el sistema…
Lista de comida ( Almuerzo )
«Sobras de ayer: 0 puntos (una mezcla de comida, sin ton, ni son)»
«Surtido de verduras: 1 punto (una mezcla de verduras)»
«Cualquier tipo de salsa: 1 punto (Kétchup, Mostaza, Mayonesa, Aliño, Tomate, no había muchas pero algo había)»
«Pieza de fruta: 1 punto (Te la daban al azar, según vi desde la cola, nadie elegía fruta)»
«Patatas fritas / cocidas: 1 punto (Patatas hacían de los dos tipos, aunque las cantidades eran limitadas)»
«Filete de carne: 3 puntos (de esto era de lo que menos había)»
«Vaso de agua: 1 punto (Había una garrafa de veinticinco litros de agua, medio llena)»
«Botella pequeña de agua: 2 puntos (Había cuatro o cinco, botellas pequeñas de agua, vacías)»
«Vaso de refresco: 2 puntos (Había un par de botellas de dos litros, medio vacías, una de Termo-cola y otra de Ice-fanta)»
«Vaso de cerveza: 3 puntos (había un grifo de cerveza pequeño en la barra)»
«Vaso de vino: 3 puntos (había otro de vino tinto, pequeño en la barra)»
«Vaso de champán abierto: 4 puntos (Había botellas a medio beber, con el corcho puesto de nuevo, pero ya abiertas)»
«Vaso de alcohol: 5 puntos (Había algunas botellas de garrafón, tras la mesa de dependientes)»
Sindy eligió para ambos, un vaso de agua, un filete de carne, patatas cocidas, pues fritas ya no quedaban, una pieza de fruta, a mi me toco un plátano y a ella una manzana, además del surtido de verdura, compro un sobre de aliño, que íbamos a compartir. Pago por todo quince puntos, la persona encargada de atender, cogió el cheque que ella le entrego y le hizo otro cheque, con el precio de lo que había pagado restado, le entrego la mitad del cheque y la otra mitad se lo quedo él.
- Te los devolveré (Dije sintiéndome culpable por deberle algo tan importante como la subsistencia, como los puntos)
- No te preocupes, esto es mi regalo de bienvenida (Me sonrió con dificultad)
- Gracias (Dije poniendo una sonrisa culpable)
- No hay de que bobo (Me acaricio la cara, haciéndome erizar el cabello)
Al poco recogimos nuestro pedido, con buena pinta y nos sentamos solos a comer, Fernando estaba con los otros dos, mas tarde los dos guardias se sentaron con los otros dos, me fije en su comida sobra de ayer, eso sí, con dos vasos de agua, como imaginaba.
- Maldito Fernando (Gruñí casi en silencio)
- ¿Qué te pasa, con él? (Agarro la mano que estaba apretando, para que la suavizara)
- Mira lo que les ha puesto a los nuevos, al menos los invito a agua (Dije lleno de furia)
- No los invito…es el protocolo, fue aprobado por el consejo cuando llegamos aquí, lo siento no puedo hacer nada por ellos (se quejo mirando hacia abajo)
- ¿por qué lo sientes? (Pregunto extrañado)
- … (Pero ella no contesta, se la ve afectada)
- Entiendo, que no quieras hablar (intento ser comprensivo con ella)
- Todos trabajan para conseguir puntos, sino habría mucha gente sin ganas de hacer nada y todos absolutamente todos, debemos contribuir de algún modo. (Empieza a explicarme)
- También lo pienso, ¿en cuánto más o menos, oscilan los sueldos? (Pregunto con curiosidad)
- Depende, de en que trabajes, si tu trabajo es relajado son cuatro puntos al día, libras el domingo ganando ese día dos puntos, unos treinta puntos a la semana. (Explico intentando ser breve)
- Apenas se pueden permitir nada (Me queje)
- Bueno, no tienen todos los días para un filete, pero si ahorran tienen para un buen domingo, un filete de vez en cuando, agua y comer todos los días, además una vez a la semana, tienen derecho a un ticket con una comida completa y trabajan ocho horas, cada hora extra se paga a un punto extra por hora… (Intento convencerme sin mucho éxito)
- ¿y por qué hacéis eso? (Pregunte molesto con el sistema)
- Bueno, los recursos son limitados, casi puedo decirte, que vivimos al día. (Explico, contándome que las cosas estaban peor de lo que parecía)
- ¿y los demás? (Entonces quería saber el resto del sistema)
- Los de actividad media, ganan seis puntos al día, tienen domingo y medio sábado libre, el sábado ganan cuatro y el domingo tres, así que ganan a la semana treinta y siete, estos viven mejor, pero tampoco mucho mejor, reciben un ticket de actividad gratuita los domingos y un ticket de comida para dos a la semana. (continuo explicando)
- Son como una clase media, ¿no? (pregunte, participando en la conversación)
- Algo así, luego están los que su trabajo es duro, pero libran sábado y domingo, ganan ocho por día, ganan ocho por sábado y domingo, en total cuarenta, la clase alta…ganan un ticket de rebaja en las tiendas acumulativo hasta cierto limite a la semana, un cupón de actividad gratis los domingos y cuatro comidas de un día a la semana, completa. (Explico todas las clases sociales, de esta nueva vida)
- Entiendo, así nadie se muere y somos productivos (explique mi conclusión de todo esto)
- Exacto (Dijo satisfecha)
- Luego están las fuerzas de defensa, son los únicos que NO libran el domingo, libran dos medios días y un día completo, alternativo, estos ganan diez los días enteros, seis los medios días y cuatro el día que libran entero, ganan sesenta y seis a la semana. Tienen derecho a unas vacaciones por estrés de tres días, sin perder sus días libres si quiere esa semana, ganando cinco al día, cada mes. Sin contar que cuando salen heridos siguen cobrando seis al día y tienen derecho salvo en estado de ataque a sus tres días de vacaciones, si lo han gastado ese mes, solo a uno. Para ellos la sala de ocio es gratis, además de que día que trabajen, una de sus comidas es gratis y cualquier cosa excepto alcohol de beber, es gratis. (Añadió a la ecuación el ejercito como algo separado de los demás, tipo estamento)
- ¿y eso, un salto muy grande, no? (Proteste, por la diferencia de clases, de la gente que defendía el lugar y la gente que vivía en el)
- ¿sabes, Lo difícil que es conseguir que una persona acostumbrada a las cuatro paredes que le protegen, se haga defensor? (Me pregunto, desarmando mis quejas al completo)
- Entiendo (Agache pensando en lo difícil que se había vuelto todo)
- Y luego están los recolectores cazadores, los recolectores solamente y los cazadores solamente. Solo por salir del refugio ganan doce al día, mas extra por lo que traigan, tienen que salir cinco veces a la semana para nosotros, puede salir una vez para ellos, los otros dos días tienen que entrenar una vez por la mañana y otra por la tarde, ganando seis puntos esos días, salga o no salga. Setenta y dos a la semana, con derecho a quedarse una cosa de las que traiga, todo día que salgan desayunan y cenan, fuerte. Los días que no salgan, el agua les está incluida en el precio. ¿alguna duda? (luego me explico lo que para mí era la gente más importante)
- Si, ¿cuánto ganan las enfermeras, los médicos, el sénior y Fernando? (Pero tenía curiosidad, de ver lo que cobraban tanto ella, como los mandamases de allí)
- El sénior, no gana nada. Pero todo lo que quiera y se pueda, se le da, aunque no pide mucho. Fernando gana como un defensor mas, se anulo el mismo el sueldo extra de encargado, pero al ser el líder de ellos, gana once en lugar de diez todos los días, aparte de extras porque no descansa, por mi parte…Trabajo todo el día y no descanso más que para comer o dormir, y me llaman con cualquier urgencia, así que gano veinticuatro puntos al día, el doctor creo que gana unos treinta (Explico, habiéndomelo explicado todo o casi todo de los sueldos del refugio)
- Vamos que los más ricos del refugio sois tu y el médico, ¿no? (Pregunte con una sonrisita traviesa)
- No te creas, a veces tenemos que comprar productos que escasean en la farmacia, nosotros mismos. (Se quejo, aprovechando para contarme algo que les pasaba tanto al médico como a ella)
- Pero, que cruel (Me queje)
- Quizás, fue idea de Fernando (Me miro disgustada)
- Como no, no podía ser de otro (La mire enfadado)
- No le odies, tiene sus motivos (suspiro antes de decir esto, como si le costara)
- Tal vez, pero lo quiero lejos de mi (dije sin mirarla)
- No será fácil, esto no es muy grande (Rio bromeando)
- Eso me temo, quizás esto no sea bastante grande para los dos (Avise susurrando)
- ¿Qué susurras? (Pregunto interesada)
- Nada (negué con la voz, aun sin mirarla)
- Por nada, se empieza (dijo preocupada)
- … (Pero no podía mentirle a la cara, no después de todo lo que hacía por mí, así que cerré la boca, para evitar tener que hacerlo)
- ¿dormimos juntos, hoy? (Pregunto de repente)
- ¿Qué? (Pregunte casi asustado)
- Bueno, pensé que preferirías dormir conmigo, que en la celda con ellos, ese es su sitio, hasta que les asignen cuarto, si pasan el juicio. (comento con seriedad, al no esperar que me asustara por su proposición)
- Entiendo, si, lo prefiero. (Dije agarrando su mano)
- ¿estaba buena la cena? (Me pregunto con una sonrisa naciente, nuevamente)
- Si, muy rica ¿y ahora que hago con esto? (Pregunte señalando la bandeja y las sobras)
- Déjalo aquí, el servicio de limpieza, se encarga (comento con la misma sonrisa)
- Ah vale, casi me siento mal (mirando que todos hacían lo mismo)
- Pues, ¿vamos? (pregunto, tirando de mi mano)
- Vamos (dije empezando a sonreír)
Salimos cogidos de la mano, subimos todas las escaleras hasta arriba y me enseño su habitación, en la última planta. Por el camino una vez pasamos el primer piso donde se ubicaba la celda, iba arrepintiéndome de mi decisión, subir esas mortales escaleras otra vez, era horrible. Al contrario del cuarto que me podía esperar de una chica, en su cuarto, aparte de tres cerraduras, había posters, de películas de acción, de guerra, de militares, parecía casi obsesionada con eso y siete armas colgadas en la pared frontal. Una cama de matrimonio, un baño privado propio, un vestidor medio vacío, y un armario empotrado vacio. Estaba pintada con las paredes como si fuera un tanque militar, en un campo verde con el cielo azul y el techo, eran las estrellas, además de la luna, el suelo tenía losas, evitando el suelo piedra del resto del lugar. La habitación carecía de luces, tenía dos mesillas de noche, una a cada lado y una pequeña ventanita circular, que apuntaba mas al cielo que hacia otra parte, era hermética así que no se podía abrir y la propia roca, la cubría de golpes exteriores, ya que estaba ubicada en un pequeño boquete, entre los bordes de inmensas piedras, con lo que estaba construido el refugio, tenía dos mesillas de noche, una a cada lado, pero encima de ellas, solo pude reconocer la pistola que llevaba cuando entre, con su silenciador.
- ¿esa es mi pistola? (Pregunte, con curiosidad)
- Si, la cogí para que no te la quitaran, pero es tuya (me guiño el ojo a la vez que me respondía)
- La dejare aquí, imagino que no puedo deambular por ahí con eso (comente, pensando en sus palabras y la incómoda situación en la que me encontraba)
- No, todavía no (negó con la cabeza, aunque su voz era suficiente para mí)
- ¿me la guardaras? (pedí haciendo un puchero)
- Claro, sin problemas (rio por mi gesto)
- Bonito hogar (felicite, era el más decorado que vi hoy)
- Ah, sí. Lástima, estoy poco por aquí (Dijo quitándole interés al asunto)
- Una pena (Admití)
- Sí, pero el refugio me necesita (dijo con sus ojos lacrimógenos de nuevo)
- ¿y para que esas armas? (pregunte, señalando la pared, mas por cambiar de tema, ya que veía que la afectaba, que por otra cosa)
- El francotirador lo compre en las tiendas hace poco, el fusil y la escopeta de combate, eran míos, igual que las dos pistolas y el revólver, el machete fue un regalo. (explico, como siempre que le hacia una pregunta)
- ¿un regalo de quien? ¿antes? (Pregunte con curiosidad, ahora sí, tremendamente curioso)
- Largas historias, bueno te resumiré una, antes de venir a este refugio era recolectora cazadora (explicando, muy resumidamente lo que quería contarme)
- ¿y qué paso? (Pregunte embargado por un sentimiento, que no parecía poderse definir con exactitud, ya que no lo había sentido nunca)
- Paso que nos aniquilaron a todos y me prometí a mi misma no salir nunca más allá fuera (sus lagrimas caían por sus mejillas)
- ¿y, estas bien? (Pregunte preocupado)
- Por ahora he cumplido, el sistema de puntos se puso por mí, porque me negaba a trabajar y entonces un día, lo pusieron, así me obligaron a hacerlo. Por eso me hice enfermera (Me explico su historia, enterneciéndome)
- Entiendo, vamos a dormir, estoy muerto, ¿hablamos más mañana? (Esboce, mientras me estiraba y bostezaba)
- Si…claro…hablamos mañana (dijo ella bostezando también)
Se empezó a desnudar sentada, pero se quedo dormida en el proceso, justo antes de terminar. Termine de hacerlo, a la vez que con mi propia ropa, hice lo mismo. La acosté, la tape, metiéndome en la cama con ella y tras contemplarla un poco, dándome cuenta de que era más bella todavía de lo que pensaba, de que estaba total y absolutamente agotada, estaba triste y que no parecía para nada feliz. Pero sin darme cuenta, progresivamente me fui quedando dormido, los ojos se me fueron cerrando, la respiración calmando y abrazado a ella, me dormí plácidamente.
Al poco, llamaron a la puerta, ignoro cuanto tiempo había pasado realmente, quizás una hora, quizás dos, quizás tres, quien sabe pero no creo que más de cuatro horas.
- Sindy, soy el doctor, González ha empeorado, te necesito (Dijo la voz del doctor, bastante apurada)
- Voy… (contesto, totalmente agotada)
- Quédate aquí (Me pidió hablando bajito)
- No, voy contigo, quiero ver como esta Sonia (Me negué, necesitaba ir a ver a Sonia, tenía una ansiedad imperiosa de verla)
- ¿Sonia? (Pregunto sin saber a quién me refería)
- Sonia, la chica Tajata que traje (Explique)
- Estará igual (Por un momento me pareció que suspiraba aliviada)
- Ya pero necesito verla…para quedarme tranquilo (La mire suplicante)
- Está bien, toma la llave del sótano, pero no te la he dado (levanto las manos, para hacerme entender que no tenía nada que ver)
- Vale (Le sonreí y le di un beso en el cachete, antes de que se fuera)
- …por cierto, no te escapes por favor (Ella se ruborizo sin mirarme)
- No lo hare (estaba siendo sincero, al menos por ahora, no podía escapar)
- Gracias (dijo en la puerta de la habitación)
- Gracias a ti (Agradecí)
Sindy se vistió apresuradamente y también lo hice, ambos nos mirábamos en silencio, por mi parte había curiosidad, por la suya, no llegue a descifrar su cara más allá del agotamiento, tenía una terrible mezcla de sensaciones. Sindy salió antes de la habitación y me dejo una llave, para que cerrara su casa al salir y la abriera después, lo que ella no sabía es que no pensaba volver a subir sin ella. Baje hasta el sótano, lo abrí con disimulo, aunque no había nadie por allí y me metí dentro, entre la oscuridad me di cuenta que no había sido una gran idea meterme aquí a oscuras sin linterna, pero fui siguiendo el camino que recordaba prácticamente a ciegas y me puse a buscar entre los ataúdes, hasta que di con ella, afuera estaba lloviendo, a pesar del grosor del muro y de la tierra que nos rodeaba, escuchaba la tormenta.
- Hola Sonia, te he echado de menos, he conocido a gente maravillosa, sobre todo González y Sindy, odio a Fernando, estoy pensando seriamente largarme de aquí, pero…no puedo cagar contigo y luchar con esas cosas, ¿tu como estas? Ojala pudiera revivirte (La mire, pero ella no hizo gesto alguno)
De repente al tocarla, mis piernas flaquearon, caí de rodillas junto a ella. Empecé a sentir una extraña sensación en lo más profundo de mi interior, como si el centro de mi cuerpo se encendiera. Me sentí total y absolutamente electrificado, tenía muchas ganas de revivirla. En ese momento sentí como de mis manos salía una extraña energía que se escapaba de mí, como si estuviera en mi cuerpo latente y ahora se hubiera despertado. Y con un grito aterrador, me desplome sobre ella, al notar como un rayo, había atravesado mi cuerpo de lado a lado.