Mundo Paralelo
¿Qué niño no sueña con la magia o con otros mundos que explorar? pero tal y como está el mundo, no se debe jugar con lo que no se conoce y no te puedes fiar de nadie, de nadie. ¿Qué les pasara a nuestros protagonistas? si quieres saberlo, tendrás que leerlo.
Mundo Paralelo
Me levante como cada mañana para ir al colegio la verdad es que iba porque era obligatorio, no por otra cosa, yo tenía otros sueños ser policía, y luchar contra el mal, de hecho solía soñarlo en clase, cuando estaba dormido.
Pero esta vez a primera hora resulto que había faltado el profesor, así que, nos reunimos por grupos de amigos, yo me junte con Francisco, era amigo mío desde el año pasado cuando me defendí de él, siendo el único que le planto cara al chulito de clase, me gane su respeto. Por otro lado, Jaime mi amigo de la infancia, que era el empollón de clase, además del superdotado.
Adán que lo conocimos hace dos años, era el más lanzado de todos nosotros y por último, Sonia. El centro de nuestro grupo, pues todos y cada uno de nosotros nos manteníamos en el grupo, por ella. La mayoría quizás estábamos enamorados de ella, otros solo queríamos comprobar si los rumores sobre ella eran ciertos, pero hasta ahora, no lo parecían.
Y aunque no solía venir a clase, Pedro, un chico freak muy introvertido, muy suyo, que era la última adquisición de nuestro grupo.
- Mirad lo que conseguido, chicos.
Pedro, tiro sobre la mesa un libro, que levanto algo de polvo que nos hizo toser a todos, cuando el polvo se quito todos nos fijamos en el libro. Tenía extraños símbolos, se titulaba “Nevo Tera” y además se sentó, sin decir nada al respecto.
- ¿Qué es?
Pregunto Sonia con curiosidad, provocando que a todos nos aumentara repentinamente el interés.
- Es un libro de magia de otro mundo
Pedro parecía animarse mucho al hablar de eso, si no hubiéramos tenido entre once, doce y trece años, ninguno nos hubiéramos creído tal cosa, pero a nuestra edad era lógico pensar, que la magia de otros mundos podía existir. Pero cuando lo íbamos a tocar Pedro lo quito de la mesa negando con la cabeza con algo de recelo y diciendo: “este libro es un libro mágico, así que hay que verlo en un sitio mágico, quien quiera verlo, que venga a la casa abandonada, esta tarde” Todos quedamos en que iríamos, desde que Sonia dijo que iría.
Era la primera vez que Pedro organizaba algo, después de seis meses que lo conocíamos, con alguien del grupo y conseguía que fuera alguien, pero lo más raro, es que iba Sonia y por lo tanto, íbamos todos, así que esto, sellaba nuestra amistad. Francisco fue el segundo que dijo que iría, la primera evidentemente fue Sonia, luego Adán, luego yo y al decir que iba yo, Jaime aun no muy seguro, dijo que iba también.
El resto de clases fue normal, aunque todos teníamos un nerviosismo tal que se podía cortar con un cuchillo, todos estábamos ansiosos por saber que pondría en el libro y que podríamos hacer con él. Así fueron pasando las horas lentamente, casi sin pasar, hasta que al fin termino el martirio con la señal del sonido de la campana.
Todos nos pusimos camino a nuestras casas con mucho esfuerzo, soñando e inventando sobre qué pasaría después con el libro.
Estaba claro que cada uno de nosotros teníamos una fantasía muy distinta, algunos quizá disparatada sobre el libro. Sonia pensaba que el libro nos abriría una puerta a un mundo lleno de flores de todos los tamaños y colores, además de cosas bonitas, muy rosa todo.
Francisco, se imaginaba más que el libro convertiría este mundo en ruinas, dejándonos vivos solo a nosotros y que tendríamos que luchar contra monstruos horribles para sobrevivir, pero otorgándonos poderes sobrenaturales a todos, sobre todo a él, ya que siendo el más fuerte, se lo merecía más, sin duda una peligrosa y loca imaginación sobre lo que hacia el libro.
Adán pensaba que el mundo se iba a convertir en una vorágine de amor, que todas las mujeres iban a estar bajo sus órdenes, que iba a tener a Sonia y a varias más, me pareció entender.
Jaime el más realista sin duda, pensé que ese libro seria una estafa o un espiritismo raro y que imagináramos lo que quisiéramos, que no se cumpliría, por no decir que casi se atrevió a jurar que no pasaría nada, pero no llego a atreverse, aun tenía una pequeña duda y no quiso jugársela.
Pedro pensaba que íbamos a hacer algo así como una ouija mágica conectando, en lugar de espiritualmente, mágicamente con otro mundo, en el que existía la magia en lugar que la tecnología, que todo a nuestro alrededor empezaría a volar sobre nuestras cabezas y que podríamos elegir si acabar en nuestro mundo o en el otro, el se imaginaba que nos íbamos a conectar a través de una puerta o un teléfono, y yo, creía que si abría una puerta, seria a través de los espejos, siempre me habían aterrado sobre todo al pasar delante de ellos, por la noche y precisamente adónde íbamos le decían la casa de los espejos.
Llegamos a casa, hicimos la tarea, al menos el que las hacía, yo vi “Dragón Ball” y otras series del mismo tipo, llego la hora de la merienda y tras merendar, quedamos por teléfono, para cuando empezara a oscurecer, a las 8, teníamos dos horas enteras para investigar los misterios del libro y de la casa, antes de tener que volver a casa.
Cuando llegue con Jaime ya estaban Adán y Pedro, por otro lado Francisco fue de los últimos en llegar y Sonia la ultima, si alguno tenía dudas se le quitaron viéndola venir con el uniforme escolar. Jaime trajo la biblia por si acaso, Francisco una navaja, Adán una botella de agua, Sonia se trajo así misma que no es poco, porque se la notaba asustada, Pedro agarraba fuertemente su libro como si alguien se lo fuera a quitar o se fuera a escapar solo y yo solo traje mi mochila.
Todos nos colamos por una abertura que alguien había abierto desde dentro en la puerta del garaje, veíamos gracias a la luz que el agujero dejaba entrar en la instancia, y los agujeros del techo, la mayoría del techo se había caído y estaba en el suelo en forma de escombros. Sonia que entro primero junto a Francisco que iba delante, paso a segundo lugar nada mas haber entrado con Adán que los seguía, Pedro iba en el centro y por ultimo entramos Jaime y yo, en ese orden.
- Subamos hasta arriba del todo
Todos asentimos nerviosos, no sé qué pensaban los demás, pero yo creía firmemente que Pedro solo intentaba que pasáramos un buen rato y hacerlo más interesante. Adentro solo se escuchaban nuestras pisadas sobre los escombros, el garaje, se conectaba con la casa, por una pared de ladrillos reventada desde dentro y maderas arrancadas a patadas desde fuera, pasamos alzando las piernas por encima, por la abertura de la puerta, que yacía tirada en el suelo.
En este sitio aun entraba algo de luz por ventanales altos, aunque comenzaba a haber algunas pequeñas zonas delimitadas con penumbra. Tampoco habíamos venido a investigar la casa, así que nos dirigimos directamente a la gigantesca, estropeada, escalera de madera, después de todo, en el resto de la casa solo habría muebles rotos, cosas clavadas en la pared y grietas de gran tamaño.
Subimos por la escalera hasta el segundo piso, por donde Sonia retrocedió hasta Pedro. La oscuridad empezaba a tener más territorio que la luz, todos miramos a Pedro, pidiéndole que fuera aquí y no más arriba. Pero el negó con la cabeza y añadió:
- No, tiene que ser arriba, subamos.
Casi todo el mundo había entrado en la primera planta, algunos llegaban hasta esta, pero pocos habían subido hasta la tercera planta y menos aun a la mítica: “sala de los espejos”. Pero todo eso eran rumores que nadie había comprobado por supuesto, movidos por la curiosidad a pesar del miedo, investigamos un poco para relajarnos, comprobamos que estaba prácticamente vacía, aunque para ser sincero, no entramos en los sitios oscuros que no eran pocos, miramos desde fuera, pero es que, realmente a pesar de ir en grupo, teníamos miedo.
Tras un rato más tranquilos, empezamos el camino de subida.
Si las escaleras de abajo estaban mal, estas estaban a punto de caerse, algunos trozos ya lo habían hecho y no digamos el techo que por algunas partes obstruía casi completamente la escalera y habría que pasar a cuatro patas por esos sitios. La idea inicial fue ir de dos en dos pero las escaleras crujían mucho, así que tuvimos que ir en fila de a uno, porque nadie se atrevía a subirlas él solo, ni siquiera Francisco, aunque no lo reconociera.
Íbamos en este orden de subida: Francisco, Adán, Pedro, Sonia, Jaime y yo.
Pero pronto Pedro bastante ansioso, adelanto a Adán, la chica, dejo pasar a Jaime y prácticamente, nos dimos la mano, lo que nos dio valor a los dos, para seguir subiendo, sobre todo porque a veces por la escalera, le veía la ropa interior.
Subimos la escalera teniendo algún susto.
Francisco que era el más mayor y el más pesado de todos, hizo ceder una parte de la escalera y por poco se cae. Adán que tropezó con escombros y al caer al suelo, tembló la escalera entera, además que estuvo a punto de caer al vacío. Pedro que iba mirando hacia delante, piso a Adán sin querer, según él. Jaime producto del pánico, tiro a Sonia por la barandilla que cedió y estuvo a punto de tirarme a mí por las escaleras, pero gracias a tener agarrada a Sonia de la mano y a que no perdí el equilibrio, nos salve a los tres, porque Jaime, podría haberse caído si seguía corriendo en un terreno tan irregular, hacia detrás, al subir a Sonia, se me agarro del brazo, vi como los demás me miraban con cierta envidia, excepto Pedro.
Al llegar a la tercera planta, estábamos en la única parte que entraba luz de la planta, todo lo demás estaba en penumbra, todo estaba en ruinas, boquetes por todos lados, techos cedidos, paredes rajadas, una decoración un tanto escabrosa, con algunos cuadros y espejos, un tanto extraños. Pero nosotros jadeábamos por el miedo, algunos de rodilla, otros apoyados en la pared, excepto Pedro que miraba el libro cerrado.
- Chicos, volvámonos, que le den al libro (Suplico Adán)
- ¿Cómo puedes decir eso? (Protesto Pedro)
- Nos vamos a matar por un libro (Añadió Adán)
- Vuélvete tu si quieres, yo no retrocederé nunca (Dijo Francisco, haciéndose el gallito)
- Yo me volvía (Se unió a él, Jaime)
- Yo quiero saber, si vienes conmigo, voy (Contesto Sonia, tras echarme una mirada)
- Voy (Seguramente, si Sonia no hubiera dicho eso, me hubiera ido con ellos)
- Volveos si queréis, vosotros os lo perdéis (Pedro se dirigió hacia las escaleras de mármol, sin mirar atrás)
- ¿Qué es eso? (Dijo Jaime, señalando hacia un lado)
- ¿el qué? (Pregunto Sonia, temblando de miedo)
- No me importa, sigamos (Pedro se encogió de hombros, mirándonos de reojo)
- Me ha parecido ver algo en el espejo (Explico Jaime)
Un escalofrió recorrió mi espalda al oír eso y no quise mirar, con algunas sombras que se movían a nuestras espaldas, nos dispusimos a subir por las escaleras de mármol, aunque la mayoría pensamos lo lógico, que le estábamos jodiendo el momento a una pareja o a alguien que estaba metiéndose cosas prohibidas. Las escaleras de mármol estaban “mírame y no me toques”, estas las subimos de uno a uno, ya que, si se veía el final, primero subió Pedro, luego Francisco, luego Adán, luego Jaime, luego tuve que entrelazar mi mano a la de Sonia y arriesgarnos a subir juntos, porque estaba inmóvil y temblona, se negaba a subir sola, ni a quedarse abajo sola.
En la última planta estaba todo en ruinas, casi todas las habitaciones estaban enterradas en escombros, todo estaba en oscuridad, solo unas rendijas de luz que entraban desde una puerta cerrada, que nos mostraban delante unas escaleras de hierro bastante oxidadas que daban a la única puerta que estaba en pie en toda la casa, a parte de la principal y la del garaje. La puerta tenía un color verde extraño sobre el marrón que prevalecía en toda la casa, tuvimos cuidado ya que todo el suelo de la planta crujía y algunas partes más que otras, así que avanzamos con extrema cautela, Sonia no me soltaba la mano y Jaime era empujado por mí otra mano.
Tengo la firme creencia que Sonia no había vuelto a abrazarse a mí, para no poner mucho peso en un mismo sitio.
Francisco iba provocando que partes del suelo se cayeran bajo sus pies, así que en un momento dado Adán se dio la vuelta.
- ¿adónde vas? (Pregunto Pedro)
- Paso de esta mierda, me voy solo o acompañado
- Da igual, continuemos, no lo necesitamos (Animo Pedro fríamente)
A pesar de todo, movidos por una curiosidad extraña y rodeados de peculiares ruidos irreconocibles, provenientes de la oscuridad, pero que situamos a que eran ruidos de que la estructura, estaba sufriendo, empezamos a subir la escalera que crujieron mucho, incluso más que el suelo mientras subíamos y cuando termine de subir, porque Francisco me dio la mano, las escaleras hicieron un primer “¡Crack!” y se partieron quedando descolgadas, una vez Francisco me subió, dándome dos golpecitos en la espalda, todos miramos la escalera, sabiendo que no podríamos bajar por ahí.
- Bien hecho Francisco, sino no podríamos haber hecho el ritual que pretendía (Anuncio Pedro con mas frialdad todavía)
- Ya, por eso lo hice (Se excuso Francisco)
- Gracias, supongo (Le agradecí, ya que sabía que él no lo había hecho por eso, pero tenía que mantener las formas)
- Menos mal que estas bien (Me abrazo Jaime)
- Yo también me alegro, que haría yo aquí, sin ti (Cuando Jaime, me soltó, ella me abrazo y me susurro esto en el oído)
Todos seguimos viendo el camino de vuelta, pensando que no podríamos volver por ahí.
- Tranquilos, saldremos por otro lado (Comunico Pedro)
Creo que si la escalera hubiera estado bien, hubiera sido Jaime el que bajara por allí mismo, gritándole a Adán que le esperara, ya que lucía blanco de miedo, la puerta verde estaba cerrada con un candado, así que estábamos atrapados en una sobre planta sobre la pared, sin salida.
- ¿y ahora qué? (Pregunto Francisco)
- Pártela (Ordeno Pedro)
- ¿y si hecho la casa abajo? (Protesto)
Viendo el estado de la casa, no me extrañaría.
- Tranquilo, no eres tan fuerte, aun (Lo dijo en modo de burla y como prometiendo una recompensa por parte del libro)
- Vale, voy (Dijo convencido)
Tipico de un chico grande pero falto de madurez cargo con todas sus fuerzas contra la puerta, haciendo que la puerta se descolgara de su marco, quedando enganchada al candado, haciéndolo caer al tropezar con la puerta y aterrizando en la azotea que parecía de otra época, con gárgolas, el sitio estaba muy sucio, más que lo demás, pero al menos no tenía un estado tan lamentable como el resto de la casa.
Había una habitación que parecía ajena al paso del tiempo y tenia formas de las estrellas, el sol y la luna tallada en piedra. La puerta estaba tapada tan solo por una cortina, Pedro sonrió de una manera un tanto extraña y dijo:
- Seguidme, total, ya no tenéis otro camino (Su tono había cambiado y la risa tras terminar de hablar, me puso los pelos de punta)
Francisco se estaba levantando del suelo, le ofrecí mi mano y me la rechazo de un manotazo, nos miro, me sonrió, se encogió de hombros mientras dijo: “ya no hay vuelta atrás” y se llevo a rastras a Jaime que lloriqueaba y gritaba: “no, no, no, yo no quiero entrar ahí”.
Sonia temblaba entera y se aferraba fuertemente a mi brazo, intente avanzar pero estaba anclada al suelo.
- ¿vamos?
Negó con la cabeza
- ¿por qué?
- Tengo miedo
- Me quede por ti, ven conmigo, confía en mi
Ella dudo y asintió, pero sus piernas no se movían, estaba paralizada de miedo.
En un acto de valor desmesurado, la abrace, la cogí en brazos y le susurre en su oído: “confía en mí, yo te protegeré”
Ella se abrazo con brazos y piernas a mí, aun temblando y cerrando los ojos contra mi hombro, mientras susurraba palabras al viento, para convencerme de que no entrara en esa sala. Pero ya que habíamos llegado hasta aquí y no teníamos salida, ya que estaba tan cerca me sentía atraído por lo desconocido, por la idea, de que habría allí dentro, que haría ese libro en esa sala específicamente. Si yo hubiera estado solo, no hubiera entrado, pero, estaba con mis amigos casi al completo, así que entre.
Así que entre, desplazando las cortinas y pasando sobre la puerta de hierro, que estaba tirada en el suelo, era una sala que no tenía más que un círculo mágico dibujado en el suelo en el centro justo de la instancia, solté a Sonia, que ya lucia más tranquila, el libro brillaba abierto con una tenue luz azul, que iluminaba levemente la sala, en las paredes y sobre todo en el techo, estaba lleno de espejos.
Algunos rajados, otros destrozados, algunos descolgados, otros mostraban una imagen turbia seguramente producto de la suciedad o del tipo de cristal, un par de ellos, solo captaban oscuridad, pocos lucían intactos y mostraban nuestra imagen. Solo uno había en el techo justo en el centro, donde estaba Pedro con el libro, que era distinto, que solo mostraba el libro, sin luz y el símbolo mágico sobre el que estaba apoyado, pero no aparecía nuestra imagen.
Pedro examinaba el libro calladamente, bastante concentrado en lo que leía, mientras tanto Francisco solo a Jaime, que seguía llorando sin moverse, pero mirando para todas partes, Francisco se movía por la sala tan tranquilo, ajeno al miedo, yo intentaba despegar a Sonia de mi, sin mucho éxito, pero atento a la sala, alerta.
La sala estaba en perfecto estado, no limpia porque estaba llena de polvo, pero quitando algunos cristales rotos, de los espejos, no estaba en ruinas, por dentro estaba decorada con madera recordando bastante a las típicas películas de terror, americanas.
De fondo se oía una extraña música celestial en un volumen bajito que no sabíamos de donde salía y nos moviéramos por donde nos moviéramos de la sala, no ubicábamos lo que la producía, como si saliera de ninguna parte.
- Venid aquí
Todos lo rodeamos de pie, Sonia que ya estaba más tranquila y Jaime, también se acercaron por su propio pie, pero Sonia sin soltarme la mano.
- Sentaos en circulo y daos las manos
Todos lo hicimos mirándonos con las típicas sonrisitas
- Ahora concentraos en lo que queréis que pase, gracias a la magia
Pedro se puso a decir palabras en latín, Sonia me dio la mano de una forma diferente enlazando sus dedos conmigo, mientras Pedro cada vez alzaba mas el volumen de sus palabras, lo preocupante de todo esto, es que la música, aumento de volumen, conforme el, lo hacía, nuestra cara cambio a una de asombro, pero luego volvimos a las bromas.
La sala comenzó a temblar, la música se alzo hasta convertirse en un ruido ensordecedor que acallaba los ya gritos de Pedro, la luz solar de la cortina aparecía y desaparecía, los espejos se descolgaron de la pared y empezaron a dar vueltas al principio lentas y danzantes a nuestro alrededor, luego rápidas y chocando entre ellos algunos, partiéndose en mil pedazos, llenando todo a nuestro alrededor de cristales, pero sin llegar a tocarnos a nosotros, nuestras sonrisitas se volvieron muecas de terror, pero Pedro estaba fuera de sí, como embrujado, sus ojos brillaban ahora con un tono azulado llameante, acorde al del libro y de su aliento salía un vapor rojo. Nosotros intentamos movernos pero nuestros cuerpos, no nos respondían, un círculo azul con rayitos rojos zigzagueantes, nos rodeo a todos girando sobre sí mismo y todo el polvo de la habitación empezó a llenarla, asfixiándonos, poco a poco, fuimos perdiendo el conocimiento, uno a uno, por falta de aire. Lo último que vi es que Pedro recobraba su consciencia, se levantaba, se dirigía hacia la cortina sin mirar atrás y tras echarnos una última mirada rápida a todos tirados en el suelo, sonreía, dijo algo que no alcance a oír y salió de la habitación, dejándonos allí, tras eso se me nublo la vista y caí en un sueño muy pesado.