Mundo de chat

- Yo no busco sexo – dijo ella - A mi tampoco me interesa – contestó él A los 5 días estaban hablando de donde se encontraban los besos mas ardientes, de cual era la caricia mas cercana y entre frase y frase el alma se les incendió en deseo. Él inventó para ella una fantasía y ella le regalo un trozo de su intimidad...

MUNDO DE CHAT

Yo no busco sexo – dijo ella

A mi tampoco me interesa – contestó él

A los 5 días estaban hablando de donde se encontraban los besos mas ardientes, de cual era la caricia mas cercana y entre frase y frase el alma se les incendió en deseo.

Él inventó para ella una fantasía y ella le regalo un trozo de su intimidad.

La presentación del principio quedó hecha pedazos, como un espejo roto, y en cada cristal se dibujo la soledad de ella y el dolor de él.

En medio de un orgasmo ahogado a través de la línea telefónica él escucho su frase.

Basta, necesito carne – y se dio cuenta que era el límite.

En un contacto por cámara en Internet, ella intuyó sus ojos de distancia, su mirada de bruma, su alma de dolor y se enteró que hay cosas que es mejor dejar en intención.

Y así se quedaron.

Ella con su duende perdido, él con su imagen de sueños.

Pedazos de una historia que nunca lo fue y que sin haberlo sido sin embargo perpetúa su dolor, su búsqueda y sus signos, en un tiempo posmoderno donde las soledades se acentúan. Las necesidades se repiten; el amor, el dolor y la distancia se te encarnan en el alma. Las ansías siguen siendo las mismas. Cambian los terrenos y los puentes. Se moldean a tu mano los caminos pero, en definitiva, la sed de ser feliz, de sentirse reconocido, siguen siendo. Siguen poniendo la marca. Siguen ahí alimentados por el inconformismo, por la traición a uno mismo y la necesidad de mas.

Siempre mas.

Ella, laura, Aurelia o Federica. No importa el nombre, seguirá buscando la utopía convertida en realidad. Esa que descubre en la que pasa abrigada por la mirada del vecino. En otros ojos colgados de otras sonrisas.

Puertas adentro pondrá huella sobre huella, buscando los rincones de la casa que aún no fueron suyos. Paso a paso dejará caer las barreras de su lógica y en sus manos pondrá los instintos escondidos.

Sus dedos se recibirán de amantes recorriendo cada poro de su piel. Sentirá sus pezones endurecerse y su mente les pondrá encima los dientes que rascan, que muerden, que chupan. Una boca que busca su cuello, una lengua que enreda el aliento en la suya.

Su pasión desenfrenada, atada a unos días sin carne ni cueros que la cubran, que la muevan, que la penetren. Locura que se desata en la pared de su cuarto y, en un toque de snobismo se retrata en su cámara de video. Al fin y al cabo estos tiempos de hoy con su parafernalia tecnológica solo tienen de distinto a los de ayer la distancia. Los kilómetros se vuelven espuma, niebla. Uno no entiende muy bien si estando lejos estamos cerca; porque a veces cuando mas cerca estamos nos sentimos tan separados!

Olegaria, Antonella, Maria de las Nieves, Soledad. Siente en su espalda la pared fría de su dormitorio, y carga en ella el peso de sus ganas, su realidad se va por un momento y sus manos bajan, suben. Penetran en la húmeda cueva de su ser y se despierta puro instinto. Hembra en celo se libera en la locura de sus gemidos y queda agónica, ahogada, retratada en su locura de erotismo.

Vuela a ciegas en un tiempo de vacío sin sentido. Con todos los sentidos sensibles. Insensible a la realidad.

Sabe que seguirá buscando y quizás comparta con el duende perdido la locura erótica del momento. Sabe lo que quiere pero quizás alguna vez lo remplace por alguna fantasía que intentará hacer realidad. Como aquella del trío que tan mal le salió. Sentirse penetrada por dos hombres a la vez no fue lo que esperaba. Los hombres equivocados y su necesidad de amor le jugaron en contra.

No importa, seguirá probando, seguirá buscando.

Al otro lado de esta historia sin historia, el duende sigue perdido. Perdido en su bruma, en su alma de nostalgia, en su búsqueda de mas. Guardará como cada noche en su mochila de niebla los mejores besos, las mejores caricias, la mejor frase.

Perderá en su frustración de siempre la nunca conseguida historia de su vida. Contradicción y lógica, dualidad que choca con su pasión, con sus ganas de aventura. Con algún que otro intento fallido de inventar relatos que despierten a princesas y descubran a príncipes. Que desaten los nudos que aprisionan los sueños. Duende perdido de alas de viento. Intenta volar y se queda en la playa esperando la brisa que le de el impulso. El mar le moja los pies y después de las olas solo le queda la espuma y la sal. La espuma le tapa las heridas. La sal le escalda el corazón.

Unos y otros volverán a encontrarse en este universo místico, irreal. Mundo de sueños que a veces se convierten en realidad. Planetas mutantes que unos días son barras de bar y otros cuartos de amar. Por semanas se convierten en desiertos de soledad y de un día para otro cambian a mar de compañías. Cadena evolutiva del género epistolar desvirtuado por la materia pendiente del amante inconcluso, del paso de baile, de las reuniones de antaño.

Mundo evolutivo.

Mundo de Chat.

Jorge

jomicef@hotmail.com