Mujeres agradecidas

Cómo una buena acción puede ser bien recompensada.

El día de trabajo fue duro. Me di una ducha en el hotel y decidí salir a la calle a dar una vuelta y conocer los alrededores para desconectar un poco. Aún había buena luz , de manera que la ciudad y la playa invitaban a disfrutar de las vistas. Había gente en la playa que volvía a sus casas, chicos jugando y alguna mujer aprovechando los últimos rayos de sol antes de que se éste desapareciera en el horizonte .

Me quité los zapatos y los calcetines , doblé un poco los bajos del pantalón ,guardé la corbata en el bolsillo y comencé a caminar por la arena húmeda. Una ligera brisa llegaba de mar adentro y las olas rompiendo en la playa eran la combinación perfecta.

Observé que una mujer , cabello corto, negro, cuerpo normal, pechos bien puestos pero no muy grandes y una muy ligera barriguita, con un bañador negro, miraba nerviosa el mar. Miré también para encontrar la causa de su inquietud y vi que una chica nadaba ,a unos 50 metros, en dirección a la playa, muy lentamente .

Lleva demasiado tiempo intentando regresar y creo que se esta empezando a agotar- ,me dijo la mujer.

Me parece que ya esta cansada. Como no intente parar un poco puede tener problemas-, le comenté mientras buscaba con la mirada a algún socorrista.

La chica empezó a hacer gestos con los brazos indicando que estaba con problemas, de modo que no me lo pensé dos veces y me quité los pantalones y la camisa y en calzoncillos me tiré al agua que, por cierto estaba helada. Me aproximé a ella, pero antes de hacer nada me aseguré que estuviera tranquila, no fuera a ser que estuviera muy nerviosa y acabáramos los dos ahogados.

¿Cómo estas?.¿Te ves con fuerzas para llegar a la playa?-.

¡Estoy agotada!.Me he alejado demasiado y no puedo seguir, ¿podrás conmigo?- me dijo con la voz entrecortada por una respiración que denotaba su cansancio.

Me acerqué a ella y, desde atrás, le agarré de las axilas y la llevé boca arriba hacia la playa. Al llegar , la mujer que nos esperaba, nos ayudó a sacarla del agua.

¡Sandra!, ¿estas bien?. Vaya susto que me has dado. Sécate bien.-

Me fijé mejor en Sandra, una mujer de unos 28 años, pelo castaño largo, un poco delgada. Llevaba un bikini azul marino, que le marcaba muy unos pechos pequeños, redonditos y firmes, la verdad es que era muy bonita.

Sí , estoy bien, cansada, pero bien. Si no es por él no sé si hubiera llegado.

Es verdad , muchas gracias.......¿cómo te llamas?.¡Ah! y toma una toalla, que veo que te hace falta.

Me llamo Alberto......- .Terminé la conversación al darme cuenta de que mis calzoncillos se habían vuelto transparentes. Tomé la toalla y me cubrí la cintura.

  • Yo soy Carmen, gracias de nuevo por ayudarnos-

Busqué mi ropa con la mirada y descubrí que estaba repleta de arena. Mientras la recogía, Carmen se acercó a mí y comenzó a quitármela de las manos.

Se te ha puesto la ropa llena de arena. Te vas a venir con nosotras a casa y te la limpiamos-.

Pero si mi hotel no esta lejos, allí me la pueden limpiar...- pero Carmen me puso dos dedos sobre mis labios y me hizo el gesto de que no había discusión posible.

No permitiremos que te vayas así, te duchas, te limpiamos la ropa y luego si quieres te vuelves al hotel ¿ok?.- me dijo Sandra con voz de profesora sermoneando a su alumno.

Sandra y Carmen me llevaron hasta una zona residencial, repleta de casas con grandes jardines y seguridad privada. Desde luego no era mala zona. Al llegar a una gran puerta metálica negra, Carmen accionó el mando a distancia y ésta se abrió, mostrando un jardín precioso, con palmeras, sauces, un pequeño estanque....se veía que no vivían nada mal. La casa era bastante bonita. Organizada toda en una sola planta, tenía en la parte de atrás una pequeña piscina rodeada de césped y un salón inmenso que daba al jardín y a la piscina.

Sandra se fue a una habitación y Carmen me llevó a otra contigua, abrió un armario, sacó un albornoz blanco y me dijo, señalando otra puerta de la habitación:

Te puedes duchar en ese cuarto de baño. Ponte este albornoz. Estaré ahora con Sandra , pero que sepas que estas como en tu casa, ¿vale?.

Me hizo una caricia en la mejilla y se fue al cuarto de Sandra.

La ducha me sentó de maravilla. Me puse el albornoz, completamente desnudo ya que tenía la ropa para lavar, y me dirigí al salón. Al pasar por el cuarto en donde estaban Carmen y Sandra escuché que conversaban y soltaban alguna risa, pero no presté mucha atención y me dirigí al salón. Éste era bastante grande , tenía un sofá muy grande y largo, un televisor enorme y un ventanal con unas vistas al mar que me dejaron maravillado. Me quedé mirando cómo los naranjas y rojizos del cielo , con el sol ya oculto, se mezclaban con el plateado del mar y la penumbra de la noche. Aquella visión me desconectó por unos momentos del lugar en el que estaba, de tal manera que no me percaté que Sandra se acercaba tras de mí. Se apoyó con ternura sobre mi espalda y me abrazó por la cintura.

Aflojó el nudo del albornoz y metió su mano para acariciarme el pecho . Me giré hacia ella, únicamente llevaba una camisa negra , medio abotonada. Le tomé del cuello y la besé levemente los labios, primero rozando mi lengua por sus bordes y luego penetrándola en su boca buscando el roce de la suya. Mi verga estaba completamente empalmada y Sandra me la presionaba con su cuerpo, colocándolo de manera que sus braguitas se hundían cada vez mas en su sexo a cada roce conmigo. Su lengua serpenteaba cada vez más rápido y sus manos empujaban mi trasero para que nuestros cuerpos estuvieran aún más unidos.

La respiración de Sandra se hacía cada vez más fuerte, su cuerpo se tensaba más y más por la excitación y mi verga notaba ya cómo la humedad de su sexo traspasaba sus braguitas. Nos movimos lentamente hacia el sofá del salón. Me despojó del albornoz, dejándome desnudo frente a ella, yo le desabotoné la camisa, pero decidí no quitársela y dejárla abierta sobre su cuerpo. Con la llema de los dedos, acaricié sus pezones, duritos y suaves, seguí con la piel de sus pechos , siempre con una suavidad extrema, como si tocara cristal, a lo que Sandra respondía cerrando los ojos, inclinando levemente su cabeza hacia atrás y a un lado y esbozando una leve sonrisa.Seguí mi recorrido por sus caderas, metí mis manos bajo el elástico de sus braguitas y las fui deslizando lentamente hacia abajo. Según me agachaba, le besaba y lamía su cuello, sus pezones, su pecho, su ombligo.

Con las braguitas en sus tobillos, me encontraba de rodillas frente a su pubis, estrecho, pelo negro muy cortito, y le comencé a pasar mi nariz por él, presionando intencionadamente sobre los bordes de su hendidura, y lamiendo sus labios externos con la punta de mi lengua. Sandra me revolvía el pelo con sus dos manos , sus piernas se abrieron levemente buscando facilitarme el juego. La lengua fue abriendo camino por sus labios, hasta encontrar su clítoris, duro, húmedo, y rozar con la punta toda su superficie, despacio, muy despacio provocado en ella gemidos cada vez más profundos. Formé una O con mis labios he hice una ligera ventosa sobre el clítoris, a la vez que con el rostro presionaba toda su pelvis. Sus piernas flaqueaban, estaba cerca del orgasmo, así que me detuve y la tumbé sobre el sofá. Jugué de nuevo con ella, de manera que con la punta de mi verga le acaricié los labios de su vagina, sin penetrarla aún, pero realizando la presión suficiente sobre su cítoris y amagando la entrada en su sexo. Sandra estaba ya por estallar, sus caderas se agitaban a cada pasada de mi verga, sus manos presionaban sus pechos y revolvían su cabello.

Inesperadamente , apareció Carmen a nuestro lado, sin pronunciar palabra, con expresión excitada. Nos besamos larga y profundamente, depués se colocó de rodillas tras de mí y me besó la espalda. Se inclinó ligeramente , me agarro la polla desde atrás y continuó con el juego con Sandra, a la vez que me acariciaba los huevos con su brazo. Un ligero tirón de su mano me indicó que Carmen deseaba que penetrara a Sandra. Mi polla entró en su vagina, totalmente chorreando fluidos y comencé el bombeo,pero lentamente, continuando con mi particular tortura.

Carmen empezó a acariciarme el ano con sus dedos empapados en saliba y aquello me puso aún más caliente. Sandra cerró su vagina y aprisionó mi polla. Decidió ser ella la me manejaba mi verga y movió su cuerpo en círculos,.Carmen me seguía con su masaje, sin meter los dedos, solamente con el roce de la llema de sus dedos ya era más que suficiente para que finalmente descargara toda mi leche dentro de Sandra, quién instantes después, al sentir el calor de mis semen y mi presión sobre su vulva se corrió arqueando el cuerpo y gimiendo entrecortadamente.

Me tumbé de espaldas sobre el sillón y aprovechando que Carmen estaba de rodillas, me coloqué bajo sus pelvis. Tenía el sexo con un pequeño penacho de pelo al inicio de su rajita. Le pasé la lengua como perro lamiendo un manjar y endurecí mi lengua para adentrarme en su sexo. Sandra empezó a lamerme la polla y a tragarse mi semen mezclado con sus fluidos. Aquello me puso la verga como una piedra, por un lado me comía el sexo de Carmen y por otro Sandra me devoraba la polla . Esta vez, Sandra se tomó la venganza y me fue succionando la verga lentamente, primero succionaba fuerte, después lento y a continuación me lamía el capullo con toda la lengua, en círculos.

Los flujos de Carmen me recorrían por el cuello y su cuerpo se balanceaba a cada pasada de mi lengua. Le hice la ventosa sobre su clítoris y un nuevo chorro de flujo me llegó a la garganta a la vez que Carmen daba pequeños gritos . Sandra cambió, se colocó sobre mí y se metió la polla en la vagina. Comenzó a mover el cuerpo a un lado y a otro y a aprisionarme la verga en cada embestida. Los jadeos de Carmen y Sandra comenzaron a entrecortarse por. Sandra se agitaba cada vez más rápido, gemía, temblaba, su vagina se contraía cada vez más rápido lo que me hizo descargar mi semen dentro de ella y que el chapoteo de su sexo nos excitara más aún. Carmen se corrió en mi boca, derramándome su néctar por la garganta y el cuello , Sandra se puso aún más caliente con el ruido del chapoteo y se corrió estirando su cuerpo y gimiendo fuertemente.

Quedamos exhaustos sobre el sofá, el olor a semen y flujos era intenso. Carmen sugirió una buena ducha....a tres.