Mujercita
El despertar de su cuerpo es el inicio de la vida sexual.
Una jovencita experimenta emociones de placer en su cuerpo al ver a sus padres desnudos, descubre como estimularse y disfrutar de sus orgasmos; ahora Sandra de 25 años nos relata cómo inició su experiencia
La relación con mis papás ha sido muy íntima desde que era una niña, les tengo la confianza para platicarles todo. A la edad de 10 años todavía me gustaba dormir con ellos cada vez que se podía, siendo mi lugar preferido al lado de mi papá vestida con una pijama en tiempo de frío o un corpiño y una pantaleta en tiempo de calor, me abrazaba por la espalda poniendo su mano sobre mi pecho; algunas veces llegué a sentir su miembro duro en mis pompis, en otras ocasiones ví como mis papás se acostaban sin ropa situándose mi papá encima de mi mamá y empujándola fuerte con la pelvis, a veces lo hacia despacio y a veces rápido, dando mi mamá gritos y gemidos. No sé si hacían esto para que yo los viera o pensaban que me quedaba dormida después de estar viendo televisión. Cuando nos bañábamos lo hacíamos los tres desnudos siendo ahí donde conocí la diferencia entre el cuerpo de un hombre y el de una mujer, me daba curiosidad los senos de mi mamá y el área velluda de sus partes, de mi papá, era su miembro que me parecía grande y sus bolas colgando entre las piernas. Esto me incitó a que me dieran ganas de tocarles sus partes sexuales, inclinándome más por tocar los genitales de mi papá.
Un día se me ocurrió hacerlo decidiendo que sería en la próxima ocasión en la que durmiera con ellos. Antes de ir a la cama me puse un corpiño que hacia ver mis tetas como dos montañitas pequeñas y un bikini, para que mi mamá no me reprendiera por la ropa que traía me puse una playera y un short, que me quitaría cuando estuviéramos acostados. Nos fuimos a la cama los tres, yo al lado de mi papá, estuvimos viendo televisión y platicando, después les dí un besito de buenas noches, mi papá me abrazó por la espalda con su mano en mi pecho, esperé a estar segura de que estaba dormido, me quité la playera y el short, poniendo su mano sobre un seno, deslicé mi mano hasta llegar al miembro de él y sobre la ropa empecé a tocarlo, se le sentía aguadito y pequeño, yo quería sentirlo duro y largo como cuando lo sentí en mis pompis; como me emocioné más de lo que había calculado, me quité el corpiño y le puse la mano sobre mi seno ayudándole con mi mano a que lo apretara suavemente mientras continuaba yo tocando su miembro, tenía miedo de que se despertara; pero pensé que solo podrían pasar dos cosas, una sería que le encantaría lo que estaba haciendo o la otra que se enojaría conmigo, no dejándome dormir más con ellos. Minutos después de darme placer me ganó el sueño, me vestí y me quedé dormida; al día siguiente me arreglé y seguí con mi actividad normal. Disfruté lo que había experimentado y ansiaba volverlo a hacer, veía a mi papá con ojos de un amor diferente; hice esto varias veces más durante algunos meses.
Cumplí trece años advirtiéndose la madurez en mi cuerpo, había cambiado mucho, mis senos eran unas bolas pequeñas de tamaño regular por lo que tuve que usar sostén, mis caderas eran más anchas, tenía vellosidad en las axilas y en mi conchita, los labios mayores eran gruesos y mis piernas tomaron bonita forma, mi comportamiento era más femenino. Por un dolor que me dió en el bajo vientre me quedé en cama toda la mañana, mi mamá pensó que se trataba del inicio de mis periodos menstruales, me llevó un té caliente para aprovechar la ocasión y hablar del tema; me preguntó que molestias tenía, le dije los síntomas, ella se sentó en la cama y me recargué en su pecho, y me dijo
-No te preocupes mi amor por lo que sientes, es muy probable que sean los síntomas previos a tu primer sangrado, te vas a sentir rara, pero de ahí en más no te va a suceder nada, es probable que en el primer día de sangrado no te des cuenta y en los siguientes días vas a seguir normal, procura asearte bien para que no te irrité ni te incomodé la humedad, te voy a dar este paquete de toallas femeninas delgadas para que te pongas una y prevenir que te vayas a manchar la ropa, quédate descansando
Me quedé dormida como dos hora y al despertar me llevé la sorpresa de que tenía húmeda mi conchita, fuí al baño, me revisé la pantaleta y en efecto la toalla estaba manchada de sangre, me cambié de toalla y le dije a mi mamá que ya me había bajado, por la expresión en su cara parecía que estaba gustosa por el acontecimiento, y me dijo
-te felicito mi amor, haz dejado de ser una niña para convertirte en una mujer, puedes confiar en mí como hasta ahora-
A la hora de comida llegó mi papá y mi mamá le platicó lo sucedido, como estaba medio dormida para no despertarme se acostó a mi lado y me abrazo, lo sentí y me volteé hacia él quedando cara a cara, le pregunté ya sabes lo que me pasó- y él con una sonrisa afirmó que sí, moviendo su cabeza, le pedí que me abrazara y así me dormí. Pasaron algunas semanas después de mi primera regla y deseaba volver a hacer con mi papá lo que me provocaba placer, pero ahora era como una necesidad de descanso para mi cuerpo y la atracción que sentía por él. Me llegó la segunda menstruación, al terminarla dejé pasar algunos días para después intentar convencerlos sutilmente de que me permitieran dormir en su cama, ocurriendo esto un fin de semana que estuvimos viendo una película en la noche
Estaba emocionada porque me decidí a aprovechar el momento para tocarle su pene sin ropa, no sabia como lo haría pero hoy llegaría a algo más íntimo. Se quedaron dormidos y me volteé para quedar de frente a mi papá, esperé unos instantes, lo besé en la boca, no hubo reacción, así que bajé mis manos hasta tocar su pene; como mi intención era tocárselo sin ropa, le separé un poco la trusa de su abdomen y metí la mano hasta llegar a su pene, cuando lo toqué un calor intenso invadió mi cuerpo, su miembro era aguadito y la piel suave, mi corazón latía rápido, estaba excitada; se lo acaricié despacio, le descubrí la cabecita del pene y se la empecé a frotar, después con la yema del dedo le hice lo mismo en la punta donde esta el agujerito, su pene empezó a crecer y a ponerse duro, seguí acariciándolo hasta que se parara todo, y como lo tenia hacia arriba, ya parado lo lograba tocar más cómodamente, se lo acaricié por más tiempo y el sentírselo me provocó que me excitara mucho más, tenia sensaciones en mi conchita a demás de lo mojado, quería juntar mi sexo, con el de él para sentirlo, pero no quería que se despertara; con mi mano me froté mi sexo sintiendo más placer, pero aún estaba congestionada de mi vientre, necesitaba desahogarme, saqué la mano de su trusa y como no aguanté más, me quité el short y junté lo más que pude mi sexo a su pene, gocé un poco más al sentirlo parado en mi sexo, pero no alcazaba a satisfacerme, no lograba hacer más, disfruté lo más que pude y opté por dormir, no concilié el sueño por lo excitada y del dolor en mi vientre congestionado, casi para amanecer dormí un poco, pero no lo suficiente.