Mujer infiel ante hombres alfa(Perspectiva hombre)
Una pareja feliz, un intruso, un hombre, un alfa.
Hola soy David y voy a contaros algo que me ha dejado hundido, ya que mi novia con la que llevaba cinco años de fiel e intenso noviazgo me puso los cuernos. Ella desde que la conocí siempre ha sido una mujer muy caliente y morbosa. Tiene 25 años y yo dos más que ella. Su nombre es Natalia y es espectacular, tiene unas medidas muy compensadas y un culito espectacular, el cual cada día está mejor debido al deporte que practica.
Hace un mes decidimos apuntarnos a un club de senderismo en la sierra de Madrid, en los cuales siempre conoces mucha gente interesante y motivada como nosotros con el deporte y la montaña. En el club, nada más entrar fuimos muy bien aceptados, había mucha gente joven y otros algo más mayores, entre ellos los propios monitores, todo chicos.
Allí conocimos a los monitores que cada vez que saliésemos de marcha por la montaña nos iba a guiar por ella. Entre ellos estaba Carlos, un tío de unos 35 años, el típico montañero fuerte y seguro de sí mismo. También había otros más que no interesan en este relato.
Lo inesperado que cuento pasó un día de mucho frío, el cual fuimos a hacer con todo el grupo una travesía de tres días durmiendo en diferentes albergues en la montaña. Desde el primer momento que empezamos la caminata pude observar como Carlos miraba el culo de Natalia y se pegaba mucho a ella, entablando conversaciones y haciéndola reír, insistiendo mucho más a ella que al resto de la gente, que éramos un grupo de 23 personas. A mí la verdad no me hacía mucha gracia la personalidad de ese tío…debe ser que cuando reconoces a un hombre más seguro que tu se activan tus defensas, y él lo era. Se le veía mucho desparpajo y no se cortaba en nada, a parte del buen físico que le acompañaba. Mi novia por su parte no paraba de decirme que era muy majo y que viese lo fuerte que estaba, cosa que me hacía ponerme algo celoso.
La mañana transcurrió con calma, andamos unos 15 Km y decidimos hacer un descanso para comer y recuperar las fuerzas. Natalia y yo nos sentamos juntos al lado de un árbol y sacamos la comida. Falto menos de un minuto para que Carlos se acercase a nosotros y se sentase a nuestro lado también para comer. Hablamos de varias cosas de deporte y en varias ocasiones me dijo la suerte que había tenido por estar con Natalia. Ella se reía y decía que no era para tanto. Toda esta actitud ya me estaba rallando, nunca había visto a Natalia tan receptiva con nadie, y eso que ella era una persona muy abierta y alegre.
La tarde transcurrió igual que la mañana, yo estaba más distante de ella por cómo estaban sucediendo los acontecimientos y ella lo notaba.
Sobre las 19:00 llegamos por fin a un albergue, estábamos bastante cansados de toda la travesía y después de una breve cena nos fuimos a dormir pronto ya que que al día siguiente nos despertaríamos muy temprano. La habitación era conjunta (hombres y mujeres) la típica de un albergue de montaña, en la que las camas están una al lado de la otra con el fin de que entre la mayor gente posible.
Nos dispusimos a sacar los sacos y al principio vergonzosos observamos a la gente como hacía para cambiarse. Nuestra sorpresa fue grande cuando la gente fuera de todo pudor se deshacía de su ropa hasta quedarse en ropa interior y se metían en el saco. En un momento determinado me fijé en que Natalia perdía su mirada fijamente en algo…en Carlos, el cual se había quedado en calzoncillos pudiendo demostrar que calzaba un buen paquete. Yo entre la vergüenza y el sentimiento de no poder competir con él me quité la ropa dentro del saco. Cosa diferente hizo Natalia, la cual siempre ha sido demasiado extrovertida y muy poco pudorosa (mucho más de lo que a mí me gustaría) y se puso de pie, quitándose la camiseta y dejando ver sus preciosos pechos redondos de talla 90 bajo un sujetador negro. Acto seguido se deshizo de los pantalones agachándose para quitárselos, dejando a la vista de toda la habitación su culito y coñito en pompa, el cual tapaba con un tanguita del mismo color del sujetador.
Esas cosas nunca me habían gustado de ella, porque sabía que en el fondo le gustaba provocar y sentirse deseada, pero con esa actitud hizo que muchos de los chicos allí presentes no parasen de mirarla con cara lujuriosa.
Natalia se subió a la cama y dándome un beso se metió dentro mi saco, juntando los dos cuerpos calientes casi al completo ya que estaba solo en braguitas. Me dio varios besos en el cuello y me insinuó que estaba muy cachonda y que podríamos hacer algo allí mismo sin que la gente se diese cuenta. Acto seguido me llevó la mano a su coñito y pude notar que estaba mucho mas hinchado que de costumbre, y sobre todo empapado. Me vino un momento de rabia a la cabeza de pensar en que habría pensado la gente al ver agacharse a Natalia y dejar ese bultito a la vista de todos, y encima así de mojado…era una puta, y no me gustaba nada eso. Le dije que se saliese de mi saco y que me dejase dormir y tuvimos una ligera discusión ya que ella decía que yo era un antiguo y que no pasaba nada, que era normal eso en esos ambientes.
Se apagó la luz y caí dormido del cansancio un rato, hasta que de nuevo sentí la mano de Natalia que me recorría el cuerpo y me susurraba a la oreja que no podía dormir, que estaba muy excitada y que quería follar como fuese. Yo que estaba medio dormido le dije que me dejase dormir y me puse en la posición contraria, mirando hacia el lado donde estaba la demás gente. Natalia estaba situada en un extremo, al final del conjunto de camas.
Entre sueño y sueño me pareció sentir un ligero golpe y como Natalia se movía y miraba para el otro lado, parecía que cuchicheaba con alguien…era sin duda Carlos.
- Carlos: Hola preciosa me dejas que duerma aquí, me ha tocado un pesado en mi lado que ronca de la hostia y no me deja dormir.
- Natalia: Bueno…si no se, esto es muy pequeño pero le digo a David que se eche más para allá.
- Carlos: no no, déjale que entramos de sobra, por ese lado de allí la gente está más apretada aún.
- Natalia: bueno vale…ha estado muy bien hoy (sin saber que decir).
- Carlos: tu sí que estás bien, no había visto nada igual en mi vida, me encanta esa forma de ser que tienes y ese cuerpazo, y ya cuando te has quitado todo y te has dejado ver…madre mía, te hubiese follado ahí mismo…
- Natalia (absorta por lo que acaba de escuchar): buu bueno gracias.
- Carlos: Lo malo es que no he podido ver tus tetas ya que la visión la tenía de tu culito…y ese coñito, madre mía que gordito lo tienes preciosa.
- Natalia: joder tío eres un poco directo no? Además soy solo de mi novio, nunca le he sido infiel y no lo seré, y menos por una noche, así que vamos a dormir ya.
- Carlos: eeeh, no te pongas así amor, te tiembla hasta la voz cuando lo veces, que pasa estas nerviosa por algo?
- Natalia: venga vamos a dormir.
- Carlos: con los piropos que te estoy echando que menos que un beso de premio no?
- Natalia: Bueno venga…
(Tengo que decir que yo no entendía que me pasaba, estaba escuchando todo eso de ese tío hacía my novia pero en vez de enfrentarme a él mi reacción fue quedarme quieto con el rabillo del ojo medio abierto, escuchando cada cosa que decían).
Natalia se medio incorporó y pude ver a oscuras como él le quito la cara y le puso la boca, cogiéndola del cuello y obligándola a besarse con más fuerza. Natalia parecía que quisiese retirase de él pero a la vez se le veía entregada, como si no pudiese hacer nada. Después de un largo beso ella le empujó y se separó de él a lo que Carlos la medio sacó del saco dejando sus pechos fuera de él. Ni corto ni perezoso se volvió a juntar a la boca de Natalia que parecía no entender lo que estaba sucediendo y empezó a acariciarle suavemente las tetas. Yo sin saber que hacer escuchaba a Natalia como se le entre cortaba la respiración y soltaba pequeños gemiditos. A Esas alturas se debería haber corrido ya unas cuantas veces. Carlos en uno de los movimientos deslizó la mano por todo su cuerpo hasta encontrar su coñito empapado, porque ella empezó a vibrar y a soltar gemidos cada vez más fuertes. Yo seguí escuchando.
- Carlos: que puta eres, mira cómo estás de mojada.
- Natalia (temblando): Carlos esto no está bien, por favor para.
- Carlos: no, esta noche eres mía y no del toli de tu novio, te voy a pegar una follada que no se te va a olvidar en la vida.
- Natalia: Por favor, para ya, no puedo más me voy a correr.
Se escuchó un gemido más fuerte que los demás y Natalia empezó a vibrar, con lo que supe que se había corrido.
- Carlos: a ver putita ahora te toca a ti (Carlos se sentó en la cama y sacó su polla fuera), chupa.
Para mi asombro Natalia lejos de echarse atrás se incorporó un poco más y agarró fuerte la polla de Carlos, empezando a lamer el capullo y cada vez tragándosela más. Pasaron tres minutos, en los que se podía oír la fuerte respiración de Carlos y se corrió, llenando toda la boquita de mi novia de su leche.
- Carlos: date la vuelta que te voy a follar pero bien zorra.
Yo ya no podía más, a la vez que impasible estaba hasta excitado con la situación, el amor de mi vida me la estaba pegando con un semental, pero al oír eso decidí reaccionar para que se acabase sin que se diesen cuenta de que había presenciado todo.
- Yo: Natalia paso algo?
- Natalia (muy nerviosa): no no no amor que Carlos va a dormir aquí porque en su lado están roncando.
- Yo: vale pero ven aquí que te quiero sentir cerca.
- Carlos (cuchicheando a Natalia): esto no termina aquí puta, te vas e enterar bien de lo que es follar.
Dormimos los tres…
Al día siguiente nos despertamos pronto, yo no daba crédito a lo que había pasado esa noche y al parecer Natalia tampoco, tenía la cara desencajada y parecía que no se lo terminaba de creer. No dijimos nada, solamente nos vestimos y fuimos a desayunar con el resto del grupo a la cafetería. Al pasar por el pasillo vi a Carlos que sonreía con una sonrisa picarona a Natalia, ella le miraba nerviosa.
El día transcurrió como el anterior, mucho andar y algunas paradas a comer y descansar. Llegamos al siguiente albergue sobre las 20:00, era casi idéntico al anterior, todo el mundo junto. La diferencia es que en este sí que había tiempo para hacer otras cosas ya que al día siguiente era la última etapa del camino y tendríamos que despertar mas tarde. Casi todo el mundo se apresuró a coger la toalla e ir a ducharse, ya que el día anterior no habíamos tenido tiempo y el ambiente olía realmente mal. Natalia y yo, que no habíamos hablado mucho durante el trayecto, decidimos esperar e ir cuando todo el mundo se hubiese duchado ya que había una cola increíble. Le dije a Natalia que me iba a hablar por teléfono y cogí la toalla para ir a la ducha mas tarde.
Pasaron diez minutos en los cuales hable por teléfono con un par de amigos y sin pasar por la habitación me fui directo al baño, observe que las duchas, que eran dos, estaban ya libres y me dispuse a entrar en una, la de la izquierda. Mientras que me duchaba pensaba en todo lo pasado y como podría haber tenido una reacción así, no hacer nada viendo lo que estaba sucediendo. Las duchas eran las típicas metidas en una cabina, en las que la separación entre ambas deja ver por debajo medio metro del otro lado y por encima con un ligero salto ves la otra ducha. De repente oí una voz femenina que hablaba con otra chica que estaba en el baño y le indicaba donde estaban las duchas. Eran Natalia sin duda. Escuché el sonido de la puerta abrirse y como se cerró tras entrar en ella, no iba a decir nada ya que pensaba darle un susto por la parte de arriba. Cuando de repente oigo de nuevo la puerta abrirse y cerrarse, me asomo ligeramente viendo a Natalia solamente en braguitas, lo último que le quedaba quitarse para empezar a ducharse, y a Carlos…otra vez no! pienso.
- Natalia (muy nerviosa y con voz entrecortada): joder que susto me has dado, vete de aquí, déjame en paz que ayer se nos piró.
- Carlos (poniendo su dedo sobre la boca de Natalia): cállate zorrita que he venido a follarte, te dije por la noche que no se acababa ahí.
- Natalia: Por…
Carlos le dio la vuelta cogiéndola de la cintura y le obligó a ponerse incorporada, casi a cuatro patas. Yo desde arriba podía ver el tremendo bulto del coñito de Natalia que volvía a estar muy mojado, hasta el punto que se veía una gota deslizarse desde sus braguitas pierna abajo.
Él se agachó y acercó su boca a su coño, respirando fuerte y lamiendo lo mojado encima de las braguitas, las cuales cada vez se veían mas empapadas. Natalia solo miraba para abajo sin articular palabra, jadeando cada vez más fuerte.
- Natalia: Carlos para por favor, esto no está bien, amo a David…
- Carlos: y yo te amo a ti preciosa.
Carlos deslizaba la lengua por el tanguita mojado de arriba abajo, disfrutando de los jugos de mi novia, la cual nunca en toda nuestra relación recuerdo haberla visto tan cachonda. Le deslizó la braguita a un lado y salió el hinchado coñito sonrosado y delicioso de Natalia, el cual estaba abierto de par en par, vibrante de deseo. Metió un dedo dentro y comenzó a moverlo cada vez más rápido, Natalia intentaba no gemir pero no podía, cada vez más fuerte hasta que vibró y salió disparado un chorro al pecho de Carlos. Se había corrido y de qué forma, estaba claro que ese hombre le hacía sentir cosas que yo nunca habría imaginado. Carlos le volvió a lamer el coñito y se puso de pie. Él había entrado con una toalla enroscada a la cintura, la cual había dejado en la puerta nada más entrar. Era increíble, tenía un miembro que podría medir 20 cm así a ojo, yo mirando desde arriba pasaba vergüenza de mi y comprendí que nunca sería igual para Natalia. Carlos cogió a Natalia, que aún vibraba del anterior orgasmo y le bajó las braguitas, la empujó contra la pared y agachada en posición de perrito colocó su polla erecta delante de su coño, el cual no hizo resistencia alguna tras la primera embestida, la cual entró bien dentro. Natalia soltó un fuerte gemido que se pudo oír lejos. Menos mal que no había nadie en las duchas. Siguió bombeando cada vez más rápido y ya Natalia sí que no se podía contener, gemía como una puta. Una vez más yo estaba paralizado viendo como se follaban a mi novia. Veía como cada vez que Carlos se separaba del culo de Natalia en cada embestida éste estaba cada vez mas mojado de los flujos que ella iba soltando, estaba verdaderamente entregada a él, tanto que Carlos metió las últimas sacudidas fuertes.
- Carlos: te gusta eh puta?
- Natalia: estoy muy cachonda, no pares.
- Carlos: quien lo iba a decir.
- Natalia: me voy a volver a correr.
- Carlos: yo me corro ya.
- Natalia: sacalaaa!
Carlos no la sacó y se corrió dentro de ella, que dio un grito aún más fuerte que el anterior, los dos se corrían a la vez. Carlos la sacó y dio la vuelta Natalia, ella le miraba con vergüenza y deseo a la vez. Él la levantó y la apoyo en la pared, se puso debajo y la dejó caer hasta que su miembro se coló otra vez dentro de ella.
- Carlos: ahora te toca ti.
- Natalia: me corro, me corro…
Natalia era ahora la que cabalgaba como una loca encima de Carlos, que zorra, me estaba poniendo los cuernos y no hacía nada para evitarlo. Cabalgó un buen rato hasta que Carlos se volvió a correr otra vez dentro de ella, la bajó al suelo y la obligó a ponerse de rodillas.
- Carlos: limpia mi polla, que esto lo has hecho tu.
Natalia accedió y como una loca le limpió su enorme polla. Carlos la echó para atrás y le dio un beso en la frente.
- Carlos: que buena zorrita eres, que suerte tiene el toli de tu novio, lo has hecho muy bien.
Salió por la puerta y la dejó de rodillas, pensativa, sin saber que hacer ella se puso de pie y se quedó pensando, cogió la ducha y se enjabonó. Yo me quedé mirándola un instante con ojos tristes, me bajé de donde estaba apoyado y me fui rápido al cuarto, allí la esperaría.
Tardó un rato y vino algo decaída, como si algo me tuviese que contar, le pregunté que si todo estaba bien y ella dijo que sí, qué donde me había metido todo ese tiempo y qué me había estado buscando. Yo no hice ni dije nada, teníamos hasta ese momento tanta confianza que esperaba que ella me dijese lo que estaba pasando.
Cenamos casi como desconocidos y rápido nos volvimos a ir a dormir, era la última noche y la gente se le veía más amena, haciendo más bromas y con pocas ganas de dormir, pero sobre las 2 de la madrugada ya se escuchaban ronquidos. Yo pensaba y pensaba en mi actitud y en cómo no había partido la cara ese tío y dejado ya a mi novia ahí mismo, pero no podía, estaba completamente bloqueado. Miré hacia la cama de Carlos y él no estaba, tampoco otro monitor, Jesús, muy amigo de él y del mismo estilo. Me dormí, hasta que me di la vuelta unas horas más tarde y palpe el hueco de Natalia; ella no estaba. Me empecé a poner nervioso y me fui sin hacer ruido al pasillo por si hubiese ido al baño, pero allí no estaba, seguí andando un poco más adelante y vi una puerta entre abierta de cuya habitación salía luz…y gemidos, más gemidos, me temí lo peor. Me asomé y lo que vi fue lo que hizo que ya no pudiese más. Natalia estaba a cuatro patas, con el tanguita puesto pero echado para un lado, chupándole la polla a Carlos, pero esta vez quien se la metía fuertemente era Jesús, otro musculoso de la montaña, otro tío contra el que yo no podría competir.
Esta vez me di la vuelta y me fui a dormir, todo lo nuestro al día siguiente acabó.