Mujer de todos 2
Una bella mujer, aparece en una población de veraneo y atrae la atención de todos, poco después se convierte en el sueño cumplido de unos y la pesadilla de otros, pero todo tiene su final.
¿Qué tal ha ido el encuentro? Porque seguro que ha estado contigo antes de partir
.
Susana le confirmó que habían estado juntos, también la cantidad que le había dejado en el jarrón, incluso le detalló lo que habían hecho, le pareció que Esmeralda sollozaba, pero se dio cuenta que se estaba masturbando mientras la escuchaba, entonces le dijo con su melosa voz.
¿Quieres venir y te lo cuento en persona? Tenemos toda la noche si te apetece.
Antes de media hora entraba en la casa, y no salió hasta las seis de la madrugada, con cara de satisfacción y signos de fatiga, pues no habían dormido nada en toda la noche.
Eran cerca de las diez, y Susana ya estaba en la playa frente a su casa, cuando embarrancó una zodiac de la que bajó otra de las compañeras de baño, se trataba de Belén, una rubia con un físico espectacular sin llegar a las cotas de Susana, que con su cantarina voz la invitó a acompañarlos, en la lancha había otras tres personas, Carolina a quien ya conocía pues era otra de las habituales, y dos hombres que rondarían los 35~40 años pero muy atractivos.
Belén le dijo que se dirigían a una cala, a la que solo se podía acceder escalando unos treinta metros o por mar, guiñándole un ojo añadió, que allí sus chicos también harían nudismo. Encantada recogió la toalla, el cesto con la crema y demás cosas que llevaba, y ayudado por uno de los hombres subió a la lancha, se coloco donde le indicaron y en unos instantes estaban navegando hacia ese nuevo pedazo de paraíso.
Al llegar, se trataba de una cala de unos cuarenta metros de larga, por unos diez de arena hasta llegar a la pared vertical, que como había comentado Belén tendría sus buenos 30~40 metros de altura, había en la cala cuatro rocas inmensas y una u otra, les proporcionaría sombra en algún momento, de una de ellas salía un pequeño reguero de agua, era dulce y salía muy fresca.
Después de comprobar “ellos” que estaban solos y a salvo de miradas indiscretas, se desnudaron del todo y comenzaron los juegos, ellas eran perseguidas por sus chicos, que se encontraban quizás un poco cohibidos por la presencia de Susana y fue por ello que se metió en el agua, aunque no le entusiasma nadar, y menos después de la noche tan movida como había tenido.
Cuando vio desde el agua, que la dos parejas se habían instalado tras rocas separadas y que estaban follando, salió sin ser vista y ocupo un lugar desde el que no la vieran ninguno de los cuatro, de vez en cuando el aire le traía algo del “fragor” de una u otra batalla, pero no le importaba pues ella misma a pesar del cansancio, de tener a alguien cerca también estaría en ese momento involucrada en alguna.
Cuando unos y otros se metieron en el agua, para refrescarse y además limpiar los restos de lo acaecido, la vieron tendida al sol y al salir, se acercaron Belén y Carolina con cara de circunstancias, le dijeron que quizás habían sido crueles al traerla sin acompañante, de haberlo pensado antes habrían invitado a otro amigo para ella.
Con cara de sorpresa Susana les preguntó.
¿Pero no habíais dicho que eran vuestros chicos?
Y Carolina con una mirada felina respondió.
Si nuestros chicos pero no nuestros maridos, trabajan juntos y el viernes nos dijeron que tenían que ir a Madrid, a preparar una reunión muy importante para el lunes, lo que ellos no saben es que estos dos, que también trabajan con ellos y que nos presentaron en la fiesta de empresa por navidad, saben que están reunidos “con sus secretarias”.
Y añadió de corrido.
En compensación podrás escoger al que desees, ellos son los maridos de “las secretarias”, por lo que no tendrán remilgos de ningún tipo, si antes los has visto algo cortados es porque no les habíamos hablado de ti, ahora sabemos que eres de fiar, pues nos dijo ayer tarde Esmeralda lo que estabas dispuesta a hacer por ella.
A Susana solo se le ocurrió preguntar si ellos habían traído comida, ella naturalmente no, pues pensaba comer en su casa, la tranquilizaron pues los chicos habían descardo un par de neveras, no solo con bebida sino con comida de sobras para los cinco y quizás más, le invitaron a que fuera a estar con el que le apeteciera mientras ellas se encargaban de preparar la comida a la sombra del acantilado, que ya empezaba a ser suficiente.
Tomo su cesto y se acerco a donde estaban los chicos, con una sonrisa atrajo a uno hacia si que se dejo hacer, cuando los cuerpos se juntaron los pezones de ella, parecía que quisieran horadar su pecho y sus manos bajaron hasta su verga que crecía por momentos, entonces con gran maestría le coloco un condón, le preguntó su nombre y él respondió.
Dionisio
, se dio la vuelta y atrajo al otro tipo mientras se recostaba en el pecho del primero, que no dudo en comenzar a acariciarle los pechos.
El segundo, mientras Susana le comía literalmente la boca, también fue equipado con el correspondiente preservativo, y al ser interrogado por su nombre dijo.
Emilio
, tomando a uno con cada mano comenzó a caminar hacia el agua, estaba claro lo que pretendía y ellos se lo iban a dar.
En unos instantes estaba con el agua a la altura de los pezones, las piernas enroscadas a la cintura de Dionisio y sus brazos rodeaban su cuello, mientras Emilio lentamente sujetándola por las nalgas la ensartaba en la verga de su amigo, dejándola al fondo es cuando comenzó él a empujar suave pero firmemente, hasta conseguir pasar el anillo anal con su glande enfundado, ahí es cuando comenzó el carrusel, subía y bajaba al ritmo que marcaban sus compañeros de juego.
Cuando las chicas se acercaron para avisar que la comida ya estaba, le envidia las corroía y solo deseaban ocupar su lugar, sin estar del todo seguras de poder soportar las embestidas de los dos a un tiempo, pero pronto se percataron de que no era la primera vez para ninguno de los tres.
Con un profundo suspiro entre un concierto de jadeos, Susana alcanzo su primer verdadero orgasmo desde que había llegado, tan solo se rindió esperando que la destrozaran del todo aquel par de sátiros, que sabían muy bien como hacerla gozar y que continuaron con su tarea, hasta que primero Emilio y poco después Dionisio llegaron también a su merecido orgasmo. Lo único que lamentaba Susana era tener que hacerles emplear condón, pero de un tiempo a esta parte lo hacia siempre así ya que ninguno de sus amantes era fijo.
Poco después cuando salían del agua, los chicos la ayudaron hasta que fueron ellas quienes se hicieron cargo de su maltrecho pero satisfecho cuerpo, que de momento dejaron sobre una toalla, para que se secara un poco y de paso descansara, entre tanto ellos se habían despojado de los condones y estaban enjuagándose en el agua.
Cuando al rato comenzaron a comer, fue Carolina la que preguntó si “eso” se veían capaces de hacerlo también con ellas, seria la primera vez pero les gustaría intentarlo, ellos sonrientes afirmaron, pero con la condición de que fuera algo del todo privado como lo había sido con Susana, primero lo harían con quien ellas mismas decidieran y al rato seria con la otra.
Después de comer, ellas recogieron un poco todo lo que había por allí, mientras ellos se tumbaron en sendas sombras para hacer una corta siesta, entre tanto Belén y Carolina interrogaban a Susana.
¿Es cierto que eso es el sumun del sexo?
Si claro, yo diría que es quizás lo mejor que te pueden hacer, aparte de una doble penetración en seco por la vagina, pero eso es ya para verdaderos expertos.
¿Crees que siendo la primera vez lo disfrutaremos como tu?
Si habéis tenido sexo anal antes seguro que sí, además que con preservativo siempre es mucho más cómodo y se corre menos riesgo de que se produzca alguna fisura importante.
Entonces la que preguntó fue Susana.
¿Cómo lo hacéis, para que vuestras respectivas parejas no se enteren de estos asuntos, esto es un pueblo y la gente habla aunque no tenga demasiados indicios, salir juntos por ejemplo?
Fue Belén quien le respondió con cierta picardía en sus palabras.
Salimos por separado, ellos antes con la lancha, y nosotras paseando por el paseo marítimo, cuando hemos visto que no había nadie a la vista, detrás de la lonja hay un pedazo pequeño de arena, allí se han acercado a recogernos y nos hemos separado de la costa, hasta que te hemos visto sola frente a tu casa.
De vuelta quizás nos dejen en la calita donde hacemos nudismo, o frente a tu casa según veamos si hay gente o no en la playa al regresar, pero antes nos toca a nosotras probar ese manjar que tu ya has gozado y ver si también nos gusta.
Susana les propuso.
De regreso podemos parar en mi casa un rato y tomar algo, después ellos que se vayan y nosotras regresaremos juntas al pueblo y así nos paseamos un poco y hacemos un poco de ejercicio.
Eso les arranco verdaderas carcajadas que despertaron a los chicos, que pronto comenzaron su agradable tarea con Belén, como ellas mismas habían acordado y con los condones que les proporcionó Susana, al rato oyeron el escandalo que armo Belén que al parecer tenia orgasmos muy y muy ruidosos.
Salieron los tres del agua y los chicos tomaron un refresco de cola, pues dijeron que la cafeína es un estimulante, es cierto que quita algo el sueño, pero no sabia nadie si lo combinaron con alguna otra cosa, porque cuando comenzaron con Carolina, las dos se dedicaron a espiarlos y le daban con tal vigor e intensidad como si hiciera semanas que no echaran un polvo.
Cuando vieron que el cuello de Carolina se venció hacia un lado, Belén iba a meterse en el agua pensando que había sucedido algo malo, pero Susana que conocía de sobras esa sensación, la sujeto del bazo y le dijo que era el efecto del mejor orgasmo que habría tenido nunca y que solo se trataba de un desmayo transitorio sin más consecuencias.
Pasaron el resto de la tarde, comentando las sensaciones vividas como si de un partido de futbol se tratase, cada uno daba su opinión y fue Emilio quien pregunto a bocajarro a Susana.
¿Cuándo fue tu primera vez de algo así? Porque estaba convencido que eso solo lo hacían mujeres muy selectas y en situaciones muy favorables.
Susana sin amilanarse le dijo.
Que ella era una mujer selecta, y que como habían podido comprobar ellas también, pero que el merito real era de ellos, que habían sabido estar a la altura de las circunstancias.
Todos rieron y en cuanto embarcaron para regresar, les comentó lo hablado con las chicas de desembarcar frente a su casa y si les parecía bien entrar a tomar una copa, de momento quedaron de acuerdo, pero cuando llegaron cerca vieron a un grupo de gente que continuaba en la playa, por lo que recularon un poco y las desembarcaron en la cala nudista.
Ellos partieron directamente hacia el puerto y ellas caminaron hasta la casa de Susana, donde tomaron una copa y después de charlar un rato siguieron camino del pueblo, al llegar fueron directamente a una heladería donde coincidieron con Esmeralda, mientras las otras charlaban con otras amigas, ella le conto a Susana que Agustín había regresado a mediodía, pero habían tenido una bronca muy grande.
Una amiga común la había llamado, agradeciéndole la asistencia de su chico a su fiesta de cumpleaños, en ausencia de su propio marido por motivos de trabajo, y que lamentaba mucho que una indisposición transitoria la hubiera privado de asistir, habían tenido que avisar a otra amiga para poder hacer un trio, que como bien sabe a ella tanto le encanta, pero quedaba pendiente “otro” para cuando estuviera recuperada del todo.
Esmeralda continuo diciendo que cuando le peguntó a él como había ido el viaje, y si había habido alguna incidencia, “olvido” comentarle nada al respecto, y cuando fue ella quien se lo recriminó, le dijo que no quería sentirse espiado ni sofocado por una relación tan férrea, dejándola con la palabra en la boca y saliendo por la puerta, en este momento desconocía su paradero.
Llegaron por fin las otras, y las cuatro tomaron unas copas de helado, al terminarlas Susana regresaba a su casa y por el camino encontró sentados en un banco a Dionisio y Emilio, que le preguntaron si la podían acompañar y tomar esa copa que le habían ofrecido antes.
Susana aceptó a condición de que ni se les ocurriera quedarse a pasar la noche, eso no le gustaba pues le podía dar mala fama ante los demás vecinos.
Rieron todos y dando un paseo pues no tenían prisa llegaron a su casa, al entrar Susana encendió los farolillos azules y les conto que era un a señal de “ocupada” sirvió unas copas de cava y tuvieron una velada muy animada, en la que se fueron turnando para satisfacerla plenamente.
En uno de los descansos charlaron de algunas cosas, y como no, preguntaron cuanto tiempo se quedaría y la respuesta, fue la misma que había dado a todos los que la habían formulado antes. Susana no se sorprendió cuando Dionisio comentó, que ellos disponían de cuenta de gastos, una cantidad fija sin justificantes y además todas las facturas de hotel restaurantes o viajes que presentaran.
Cuando cerca de las tres de la madrugada se despidieron, después de besarlos a ambos ella los acompaño a la puerta, Emilio le hizo una seña y ella con la cabeza señalo el jarrón, donde él deposito algo y salieron, ella dejo encendidos los farolillos azules y antes de ir a dormir vio con alegría que eran otros 500€.
Recordó la cara que pusieron cuando les recitó las normas para futuros encuentros, además de pedirles que la avisaran de algún modo si iban a venir juntos, pero ellos las aceptaron de buen grado y con una sonrisa
Nunca dos días seguidos.
Respetar lo de las lámparas azules.
No acosarla ni esperar, para conocer a quien estuviera dentro.
Y no era necesario que le dieran nada, si que aceptaba regalos, pero tan solo regalos nunca pagos.
Realmente había tenido suerte al elegir precisamente ese pueblo, es lo que pensaba camino de su habitación donde esperaba descansar, después de una jornada muy ajetreada y al tiempo tan placentera.
La mañana siguiente se despertó tarde, se preparó un buen desayuno y desistió de ir a la playa, prefirió quedarse junto a la piscina tomando un mojito, preparó una coctelera llena, quizás para cuatro vasos y pensó en tomarlos a lo largo del día, poco después de instalarse desnuda junto a la piscina, escuchando una música agradable y con uno de sus libros preferidos oyó que llamaban.
Se puso una bata por encima y fue a abrir, se trataba de Agustín, le hizo pasar hasta la piscina donde se saco la bata, le ofreció una bebida que rápidamente aceptó, y con cara de haberse pasado toda la noche de juerga le dijo.
Creo que ya que soy el jefe de mi empresa puedo hacer lo que quiera, y te voy a hacer una oferta que no podrás rechazar, quiero contratarte como lo que quieras, tu misma te pondrás el sueldo, tendremos un piso para nosotros dos, pero estarás disponible solo para mi, tendrás libertad para amueblarlo como desees, y podrás dedicar todo el tiempo que tengas libre para lo que quieras.
Susana lo miró con desdén y le dijo.
Ya tuve un amo, y cuando por fin pude librarme de él me prometí a mi misma que nunca más pasaría por ello. No existe el suficiente dinero para comprarme. Si, soy una puta porque vivo de mi cuerpo y del sexo, pero yo elijo siempre a quien le permito que me goce. No serás tu quien me esclavice otra vez. Por tu cara veo que no me crees, mira.
Y fue cuando acercándole a la cara uno de los pezones y después el otro, le mostro las pequeñas cicatrices de haber llevado aros en ellos, después empujándolo por los hombros le hizo agacharse lo suficiente, para poder mostrarle unas marcas similares en el clítoris. Con la cara desencajada porque la situación se le escapaba de las manos, Agustín oyó como ella le decía.
Vete, vete y no te quiero ver nunca más, es cierto que de momento no me has hecho más que una propuesta, pero ahora ya no quiero estar nunca más contigo, además Esmeralda es mi amiga y si a ella que tiene plena independencia económica la traicionas así, que no harías conmigo que dependería exclusivamente de ti.
Dicho esto se coloco la bata otra vez y casi a empujones lo acompaño a la puerta.
Agustín estaba del todo desconcertado, cuando se vio en la acera del paseo marítimo y comprendió que no todo se puede comprar con dinero, comenzó a andar olvidando incluso que tenía el coche aparcado frente a su puerta.
Fueron pasando los días, y fueron muchas las visitas que Susana recibió de sus “amigos”, el tendero la llamaba para preguntarle que necesitaba, solía acudir los miércoles a llevarle el encargo y de paso a cobrarse la factura, sus amigos Dionisio y Emilio, organizaron una fiesta de hombres donde era la única invitada.
Después de un gang bang donde todos lo pasaron de fabula, le presentaron formalmente a otros dos ejecutivos de la empresa, que pronto se convirtieron también en sus benefactores, se trataba de los esposos de Belén y Carolina, a quienes no les molestó lo más minimo que me vieran, pues mientras alguno de ellos estaba conmigo, alguna de ellas estaba con “su chico” ya que sus esposas habían decidido conocer Ibiza ese verano.
De ese modo y con las visitas de Esmeralda el verano tocaba a su fin, cuando se disponía a dar la temporada por terminada, preparó una comida con sus amigas, a la que no faltaron ninguna de las tres, Esmeralda Belén y Carolina, y quedaron en verse en la capital cuando tuvieran oportunidad, a media tarde marcharon juntas las cuatro hasta el pueblo y en la heladería pasaron un buen rato y allí se despidieron.
La única que al rato se presentó en su casa fue Esmeralda, que en la puerta y con cara de suplica le preguntó.
¿Realmente te volveré a ver algún día?
Susana la hizo pasar, y tras encender los farolillos le demostró que su relación era diferente, nunca le había admitido ningún regalo y había algo más que sexo. Susana ya rendida quedo abrazada a su amiga murmurando.
¿Porque has tardado tanto en aparecer?
Nunca pensé que lo diría pero te necesito. No es por tu dinero, este verano he “ahorrado” mas de 48.000€, y tengo de sobras para terminar de montar la tienda de la que te he hablado tantas veces. Es que me gustaría dejar esta vida y dedicarme solo a alguien como tu.
Esmeralda acaricio sus bellas facciones y beso sus ojos con ternura, entonces le contó que en realidad todo había terminado con Agustín hacia ya tiempo, solo que ninguno de los dos quería reconocerlo, ahora ya estaba todo claro gracias a ella, incluso le había llamado para decirle que del piso que compartían en la capital, ya había sacado todas sus cosas, solo quedaba el tema de la cuenta conjunta y eso se podía solucionar cuando ella regresara.
Ese fue el principio, de algo que resultó ser muy diferente a lo que ambas habían vivido en el pasado.
Una vida plena y feliz, sin necesidad de nadie más.