Mujer de todos 1
Una bella mujer, aparece en una población de veraneo y atrae la atención de todos. Poco después se convierte en el sueño cumplido de unos y la pesadilla de otros.
Susana llegó a aquella pequeña población costera a principios de primavera, se instalo en una bonita casa con jardín y piscina, rodeada por altos cipreses y una verja situada frente al paseo marítimo, por el que se llegaba en unos minutos a lo que era propiamente el pueblo, con sus bares, tiendas de todo tipo, colegios y demás servicios.
Es una mujer de 32 años de esas que no dejan indiferente a nadie a su paso, con algo más de 1.75 de estatura, una cabellera cobriza natural cortada a media melena, unos pechos talla cien copa “C”, un rostro bellísimo adornado con unos enormes ojos verde esmeralda, la nariz algo respingona pero muy graciosa, unas piernas perfectamente torneadas, al final de las cuales lucia un culo que era admirado por unos y envidiado por otras, y a todo eso se unía su piel canela, que hacia del todo innecesario tomar el sol.
Cuando la bonanza del clima lo permitía, se tendía junto a la piscina en una tumbona, ataviada solo con unas gafas de las que se emplean para tomar “rayos UVA”, pero solo porque el calorcillo del sol le resulta muy agradable, y de paso ayuda a que su cuerpo absorba las cremas protectoras, y así evitar que se reseque la piel cuando llegue el verano.
Una de las primeras cosas que hizo, fue encargar a un lampista de la población que instalara un par de pequeños farolillos, que proporcionaban una luz azul mortecina en la entrada de la casa, junto a otros que cumplían muy bien su cometido de iluminarla hasta la verja.
Después de unos cuantos días conociendo el pueblo y comprando lo imprescindible en diversas tiendas, una mañana entro en una especie de supermercado donde tenían de todo. Cargó el carro con cava, vinos blanco y tinto, cervezas con y sin alcohol, y licores de diversos tipos, además de latas de conserva, productos de limpieza, y añadió también cosméticos.
Cuando el dueño que era quien atendía siempre la caja vio todo aquello, mientras lo iba pasando por el lector de código de barras le preguntó, si hacia poco que estaba por allí ya que no la había visto hasta ese día.
Susana que vestía de forma muy formal, le contesto que solo hacia un par de semanas que había llegado, entonces el hombre que se llama Ramón le dijo que también repartían a domicilio, pero que hasta que comenzara la temporada de verano, lo hacia el mismo al cerrar la tienda, si le facilitaba la dirección él se lo llevaría, ya que no había ningún producto perecedero.
Luciendo una tímida sonrisa le dijo que era en “El paseo Marítimo 74”, y quedaron en que ella lo esperaría a partir de las ocho y media de la noche. Cuando se acercaba la hora Susana se preparó para la ocasión, con una ancha falda y una blusa casi transparente como únicas prendas, se dispuso a esperar al tendero que no tardó en llegar, al sonar el timbre fue rápidamente a abrir la verja.
Camino deprisa, delante del “alucinado” Ramón, que se fijo en la escasa indumentaria de la joven que lo precedió hasta la cocina. Después de vaciar las dos cajas que traía sobre la amplia mesa, Susana le ofreció tomar algo si no tenía demasiada prisa, aceptó de mil amores pues su mujer no lo esperaba hasta más tarde, ya alguna vez había surgido algo con alguna clienta y esta era un primor.
Él se creyó un conquistador al recibir la invitación, lo que no sospechaba es que pronto caería en la tela tejida por tan hábil y bella araña. Le dio a elegir lo que le apetecía tomar, tenia cava y cerveza en fresco, pero también cubitos de hielo para acompañar algo más fuerte de lo recién traído.
Ramón se decidió por un wiski y cuando Susana sirvió uno para cada uno, se sentaron en el salón a tomarlo lentamente, entonces él le preguntó si pensaba quedarse mucho tiempo, a lo que ella se encogió de hombros y añadió.
Depende mucho del tema económico, todo tiene que ver tan solo con eso.
Él ya se relamía, cuando ella le preguntó a cuanto ascendía la factura, como quitándole importancia él se arriesgó a decir.
Todo depende de como lo quieras pagar
.
Sin vacilar, ella se despojo de la blusa con un movimiento muy bien estudiado, y ante la sorpresa del pobre tendero se sentó a horcajadas sobre sus piernas, notando como iba creciendo la erección contra su vulva, al estar desnuda estaba mojándole la bragueta con sus jugos, comenzó a restregar sus pechos contra el torso de su acompañante.
Ramón reacciono cuando ella le estaba comiendo la boca con desespero, algo que nunca antes le había sucedido, ella se apartó un poco y con una picara sonrisa pregunto.
¿Te referías a esto, o quizás me he equivocado del todo, de ser así te pido disculpas?
Ramón ya más seguro, le replico que lo había entendido perfectamente, y que él estaba dispuesto a ayudarla a quedarse, si cada vez que se vieran ese iba a ser ese el recibimiento.
Ella no respondió, simplemente se dejo resbalar hacia atrás, ya en el suelo quedo arrodillada entre las rodillas del atónito Ramón, le separó un poco más las piernas y desabrocho el pantalón, sin apartar sus embelesadores ojos de los del tendero, que simplemente se sentía en otro mundo, cuando comenzó a lamerle la verga el solo suspiraba, la ensalivó a conciencia y trago todo lo que le fue posible en esa postura.
Entonces se levantó, Ramón la imitó sacándose del todo el pantalón así como la camisa, viendo con sorpresa que llevaba un preservativo colocado.
Susana no lo dudó, y se saco la falda quedando totalmente desnuda, entonces como si fuera algo muy habitual, le preguntó que agujero prefería, pero solo podía escoger uno.
Ramón le dijo que para esa primera vez, le apetecía mucho que le clavara los pezones en el pecho y poder contemplar sus bellas facciones, lo harían por delante y si había una próxima vez ya cambiarían.
Ella se recostó a lo largo del sofá, y fue Ramón quien se encargo de penetrarla, las embestidas eran del todo descontroladas, él la estaba “jodiendo”, ni siquiera se podía considerar follar, pero eso a Susana se la traía al pairo, tan solo deseaba que se terminara pronto, en pocos minutos y acompañado de un profundo gruñido Ramón concluyo su faena.
Se quedo unos instantes sobre ella, pero en ningún momento trato de buscarle la boca, ni hizo nada más que vivir ese sueño que lo habría sido de cualquiera, con las manos apoyadas sobre el sofá se levantó, y su primera reacción fue como de vergüenza, parecía que nunca hubiera hecho nada semejante, pero la verdad es que ya imaginaba como seria el próximo encuentro.
Después de despojarse del preservativo, que ella tomo de sus manos y guardo en una bolsita de plástico que tomo de encima de la mesita de centro, le ofreció una toallita húmeda para que se limpiara un poco, que al terminar también guardo en la misma bolsita, después ambos se vistieron y cuando estaban junto a la puerta Ramón preguntó.
¿Te volveré a ver?
Con una traviesa mirada Susana le dijo.
Siempre que te apetezca pero nunca dos días seguidos, no es necesario que sea porque me traigas algo, pero hay un pequeño detalle que quiero que veas y respetes.
Abrió la puerta y mostrándole las lamparitas azules añadió.
Si algún día vienes y las ves como ahora encendidas, no se te ocurra picar, y mucho menos rondar la casa para ver quien y cuando se va, no quiero sentirme controlada, nadie es mi dueño y estoy con quien quiero cuando quiero.
Si esto lo tienes claro, seremos amigos todo el tiempo que este aquí o que tu quieras.
Ramón asintió y no oso abrir la boca, comprendió que ella lo tenia muy claro y además él tenia su familia, con la que tenia que cumplir y disponía de poco tiempo como para ir controlando sus idas y venidas, claro que echar un rato cada vez que ella se lo permitiera, bien valía un carro de la compra como el de ese día.
Unos días después, comenzaron a llegar los primeros residentes de temporada, había gente que acudía a la playa a tomar el sol y jugar, y algunos de los más jóvenes se atrevían a meterse en el agua aun algo fría, Susana comenzó a frecuentar la playa y hacer toples como la mayoría de mujeres en la zona.
Una mañana vio a un grupo de mujeres, que la miraban mientras seguían andando por la arena, una de ellas le preguntó si las quería acompañar, diciéndole que en una cala cercana hacían nudismo entre semana, se levantó y con sus bártulos camino junto a ellas, al llegar miraban a Susana con gran interés porque la encontraban muy bella. Una tal Esmeralda que parecía la guía del grupo le preguntó al rato de estar tumbadas al sol.
¿No tienes pareja? Siempre te vemos sola, y la verdad con tu cuerpo creo que eres un peligro para nosotras, a nuestros chicos en cuando te conozcan seguro que les gustaras.
No te lo tomes a mal porque es solo una broma
, sinceramente si alguno te cambiara por alguna de nosotras, demostraría ser muy listo y nosotras muy tontas por no saber retenerlos.
Susana le contestó.
Tranquilas, en este momento solo me importan los hombres por el sexo, y aunque quizás me interpretéis mal prefiero decirlo claramente, si alguna de vosotras ve tontear a su pareja conmigo que no sufra, porque nunca pasará de ser un simple tonteo, no quiero nada serio con ninguno ahora, espero que mi actitud no os moleste.
Fue Esmeralda quien comenzó a reír y las demás la imitaron. Al rato decidieron marchar, pasaba del mediodía y el sol era demasiado fuerte ya, entonces Susana les preguntó si les apetecía tomar una copa o un refresco ya que ella vivía muy cerca, todas rehusaron la oferta, pero un brillo en los ojos de Esmeralda atrajo su atención.
A la mañana siguiente, fue temprano a comprar algunas cosas que no necesitaba con urgencia, tan solo lo hizo para poder recorrer las diferentes tiendas evitando la de Ramón, por fin su paseo dio los frutos deseados y coincidió con Esmeralda, a quien después de saludar le espeto sin nada de tacto.
¿De que querías hablarme ayer? Sé que no te quedaste a tomar algo por no quedar mal con tus amigas, pero no tengo inconveniente en que vengas cuando te apetezca, tan solo llámame para que te esté esperando.
Dicho esto, le dio una tarjeta donde se podía leer tan solo, “Susana” y un número de móvil.
Esmeralda, un tanto sorprendida al principio reacciono enseguida, diciéndole que ese mediodía, sí se quedaría en su casa y hablarían si no le importaba, Susana le dijo que de acuerdo, dando media vuelta se fue calle adelante.
Como el día anterior fueron juntas hasta la cala, y de regreso Esmeralda se excuso con sus amigas diciendo que necesitaba ir al baño, y aceptaba el ofrecimiento de Susana, las demás siguieron y ellas dos cruzaron la verja, cuando después de abrir la puerta de la casa, Susana encendió las lamparillas azules Esmeralda la miro sorprendida y esta le dijo que ya le contaría.
Dentro del fresco salón, Susana preguntó que le apetecía tomar, y Esmeralda le dijo que algo fuerte pero si podía ser fuera mejor. Sirvió dos wiskis con hielo y salieron a la piscina, instaladas bajo un parasol con una mirada inquisitiva Susana espero a que Esmeralda después de un largo trago comenzara a hablar.
Veras, creo que lo que comentaste el otro día lo decías en serio, es por lo que me atrevo a contarte lo que a mis amigas no puedo, son buena gente pero muy conservadora.
Mi chico y yo tenemos una relación un tanto peculiar, pero no creas que es nada disparatado, simplemente disfrutamos del sexo en casi todas sus expresiones, hemos acudido a clubs swingers juntos, y algunas otras cosas como por ejemplo tener sexo en la misma habitación, intercambiados con otras personas independientemente del sexo, también hemos participado de alguna orgia con todas las consecuencias.
Incluso hemos tenido experiencias fuera de la pareja, pero siempre dentro de un marco de confianza.
De un tiempo a esta parte sé categóricamente que me oculta cosas y eso no se lo pienso consentir. Con conocimiento previo podemos hacer lo que queramos, y si surge algo estando lejos el uno del otro después nos lo contamos, pero el esta incumpliendo el trato.
En ese punto parecía que iba a llorar, pero se sobrepuso dando otro largo trago y prosiguió.
Lo que te voy a plantear te puede sonar raro, pero por favor no te ofendas y si no te parece oportuno simplemente olvídalo, pero me gustaría seguir contando con tu amistad. Lo que me gustaría es propiciar que te entre y comprobar si me avisa o simplemente arremete como “el semental” que se considera.
Esta claro que llegado el caso me seria igual que hubiera o no sexo si a ti te apetece, tanto si es con mi conocimiento como si no, y además te prometo no montar ninguna escena que te involucre, tan solo quiero una escusa para poder apartarlo sin sentir remordimientos, caso de que me mienta de una forma tan flagrante.
Con una gran sonrisa en los labios Susana la tranquilizó diciéndole.
Hazlo como quieras, imagino que siendo tu una “Esmeralda” el no será un “Quasimodo”, y por tanto será un reto asumible estar con él, eso es algo que si puedo hacer sin problemas, y además si tienes la precaución de no ponerme en evidencia, es algo que puedes dar por hecho.
Y ahora te contaré lo de los farolillos azules, como puedes imaginar “vivo del sexo”, pero no me considero una puta al huso, más bien soy una artista que goza con su arte. Los farolillos son para comunicar a “mis amantes” que estoy ocupada y que no me molesten, esto no rige para ti y puedes venir a mi casa siempre que quieras, claro que es muy posible que tengas que esperar a que termine.
¿
Ves eso que parece una cabaña
? Me contó quien me alquilo la casa, que la hizo construir un escritor y la empleaba para trabajar. Cuando estaba inspirado se pasaba semanas enteras en ella, consta tan solo de un salón, una pequeña cocina y un baño, además de un único dormitorio. Ahí es donde me esperarás, si algún día llegas y ves las luces encendidas, siempre esta abierta y al entrar se enciende un testigo en MI salón.
Llego el fin de semana, y mientras Susana tomaba el sol frente a su casa, vio aproximarse a Esmeralda con un tipo alto y con un buen físico, al llegar a su altura los presentó y así supo que se llama Agustín, entonces la invito a acompañarlos hasta la cala ya que sus amigas no vendrían.
Allí se despojaron de la poca tela que conservaban y se tumbaron sobre las toallas, Agustín se fue a nadar un poco y al regresar siguió con el bañador puesto, pero se le notaba una buena erección.
Susana se coloco bocabajo y Esmeralda la imito, esta poco después le pidió a Agustín que le pusiera algo de crema, después de recrearse extendiendo la crema por todos los rincones a los que pudo llegar, seco sus manos en una pequeña toalla y se disponía a tomar el sol cuando Esmeralda le dijo.
Vaya tío más desconsiderado, ¿Has preguntado a Susana si necesita algo de crema? Yo creo que si a pesar de que tiene un buen color de piel.
Un tanto perplejo, Agustín miro a Susana quien con un gesto agradeció la ocurrencia de su amiga, él se acercó y después de esparcir la crema por la espalda, eludiendo la parte de pechos que asomaban al estar chafados contra la toalla y los glúteos, siguió por la parte externa de las piernas, cuando se apartó, fue Esmeralda quien levantándose tomo el frasco de crema de sus manos y le dijo.
¿Ya no recuerdas como se pone la crema? Así es como me las has puesto a mi ¿Por qué a ella no?
Y comenzó a acariciarle parte de las tetas, el culo y el interior de las piernas llegando muy arriba, tanto que noto la excitación que había provocado en Susana.
Charlaron amigablemente, después del momento incomodo que pasó Agustín, surgió el tema del tiempo que ella estaría en la zona, y como es natural ella insistió en que solo se trataba de algo económico, ya que se encontraba muy bien allí.
Pasado el mediodía emprendieron el retorno, Susana les ofreció parar en su casa para tomar algo, pero fue Agustín quien dijo de seguir, aduciendo que habían encargado paella en un restaurante junto al puerto. Marcharon y hasta las nueve de la noche no comenzó la verdadera función, apareció Agustín con el pretexto de unas llaves del coche que no encontraba.
Susana sin inmutarse y después de encender los farolillos azules le hizo pasar, ya en el salón preguntó.
¿Sabe Esmeralda que estas aquí? Porque imagino lo que realmente quieres de mí. Pero no te apures porque no eres el único que quiere ayudarme, a que me quede más tiempo por estas tierras.
Agustín, vio como ella se despojaba de la única prenda que la cubría, una batita de estar por casa que aparto con un pie mientras comenzaba a besarlo, al tiempo que iba desabotonándole la camisa, abandono la boca para bajar besando su cuerpo, soltó el cinturón mientras él se despojaba de la camisa, arrodillada en el suelo hizo lo que mejor se le da, ensalivarle la verga y después colocarle el preservativo que él nunca llego a saber de donde salió.
En esta ocasión no preguntó y dejo que él eligiera por donde continuar, en este caso Agustín demostró que estaba acostumbrado a tratar con diversos tipos de mujer, le acaricio los pechos sin machacarlos, y después de hacerle sexo oral, cuando consideró que ella estaba ya lista, la coloco doblada sobre el respaldo del sofá, y desde detrás suyo de una certera estocada, le fue metiendo la polla en la mojada vagina que la recibió de mil amores.
El sexo con él fue mucho más placentero que con Ramón, pero al rato, cuando noto que Agustín estaba cercano al final, tubo que fingir un orgasmo y lo hizo tan bien, que cuando él explotó se creyó el semental irresistible que siempre se había considerado. Quedaron los dos amontonados unos instantes antes de que él se retirase, cuando lo hizo fue ella quien le saco el condón, y lo guardó en una bolsita de plástico que convenientemente había sobre la mesita de centro.
Se arrodillo frente a él y le limpió los restos que habían quedado, simplemente porque le apeteció hacerlo, ya que disponía de toallitas húmedas que en este caso NO quiso emplear, cuando se dio por satisfecha se levantó y fue a lavarse la boca, al regresar Agustín ya estaba vestido y fue cuando ella repitió la pregunta.
¿Sabe Esmeralda que estas aquí?
Naturalmente él le respondió que no, y añadió que suponía que ella no le diría nada, pues de otro modo no podrían verse otra vez, le había dicho que tenia que desplazarse hasta la capital, porque había olvidado el ordenador y tenia que terminar algo durante el fin de semana, y en realidad había dejado el coche en la calle de atrás, y el ordenador estaba en el maletero.
A continuación le preguntó donde tenía un jarrón vacío. Cuando ella le indicó uno que había sobre un mueble junto a la entrada, él introdujo algo dentro y le hizo un guiño a ella. Cuando le preguntó cuando se podrían ver otra vez, ella le explico las sencillas normas.
Nunca dos días seguidos.
Respetar lo de las lámparas azules.
No acosarla ni esperar, para conocer a quien estuviera dentro.
Y no es necesario que me des nada, es cierto que acepto regalos, pero tan solo regalos nunca pagos.
Al salir Agustín, reparó en los farolillos azules a los que ella había hecho mención.
Al comprobar lo que había dejado en el jarrón, vio que eran 300€, algo del todo exagerado si se comparaba con lo que cobraba una profesional que físicamente se le pareciera, pero claro ella no se consideraba una profesional, ni eso era un pago, tan solo se trataba de un regalo y de paso de un avance en su amistad con Esmeralda.
Dejó los farolillos encendidos, pues no quería recibir a Ramón si es que se le ocurría aparecer.
Cuando se disponía a cenar sonó el móvil, se trataba de Esmeralda que había recibido a su vez una llamada desde su casa en la ciudad, diciéndole Agustín que había encontrado transito y se le había hecho muy tarde, dormiría en casa y ya regresaría el domingo a primera hora. Entonces preguntó a Susana.
¿Qué tal ha ido el encuentro? Porque seguro que ha estado contigo antes de partir
.
Susana le confirmó que habían estado juntos, también la cantidad que le había dejado en el jarrón, incluso le detalló lo que habían hecho, le pareció que Esmeralda sollozaba, pero se dio cuenta que se estaba masturbando mientras la escuchaba, entonces le dijo con su melosa voz.
¿Quieres venir y te lo cuento en persona? Tenemos toda la noche si te apetece.
Antes de media hora entraba en la casa, y no salió hasta las seis de la madrugada, con cara de satisfacción y signos de fatiga, pues no habían dormido nada en toda la noche.
Continuara.