Mujer de Lujo (5a y última parte)
Esta es la última parte de La naturaleza me convirtió en mujer. La cual recomiendo que leas. En esta parte final relato mi experiencia a los 18 años, cuando al fin pude decir que era ya una mujer de lujo.
Mujer de Lujo.
Continuación de mi historia (5ta y última parte).
Pasaron ya los años, ya no era mas una quinceañera sino una joven adulta de casi 18 años, estando a punto de cumplir la mayoría de edad, finalmente mi sueño se hizo realidad convirtiéndome en una bella joven, toda una mujer de lujo...
Sé que muchos se preguntan que pasó entre mis 15 y 17 años, pues en realidad no mucho. Michelle, mi novio, se tuvo que cambiar a otro país y nunca supó mi verdad, eso fue casi inmediatamente después de que cumplí mis quince años. Estuve creo, un año completemente deprimida, perdí al primer amor de mi vida, tan bello, y nunca le dije lo de mi transformación. En este tiempo comencé el bachillerato o preparatoria, pero dada mi depresión, no recuerdo mucho de este tiempo, solo que me la pasé llorando muchos días y noches en mi cama. Ya para este entonces ya había tomado la decisión de continuar mi vida como mujer, y mis papás me apoyaron en todo este tiempo, mas solo tomaba el tratamiento, iba a ver al doctor, y todo eso sin ánimo. En estos dos años mi transformación fue lenta y en silencio.
Poco a poco, los días fueron mejorando, y me fue sintiendo de mejor ánimo. Y aunque al principio iba a la escuela vistiendo mal y sin arreglarme ni nada, con el tiempo mi madre fue animándome a vestirme más juvenil, a arreglarme más, y a maquillarme mejor. Yo aún en todo este tiempo quería seguir siendo mujer, pero solamente ya no tenía la motivación y el ánimo para hacerlo. Pero día a día fue mejorando mi ánimo, y también gracias al tratamiento hormonal, mi cuerpo cada vez se afinaba más, mi piel se hacía mas suave, mi pelo se fue haciendo más lindo, mi cara sin acne ni imperfecciones, mis pechos más definidos (recuerda en la primer parte de mi historia que mis pechos crecieron repentinamente sin yo buscarlo), al igual que después de un tiempo mis caderas, piernas y cintura fueron también tomando forma. Ayudó mucho a que empecé a hacer ejercicios para "afeminar" mi cuerpo, aunque deprimida, en casa mi papá compró un mini gym para que pudiese ejercitar mi cuerpo y darle forma. Después de más de 18 meses escondida en la obscuridad de mi hogar y bajo ropas nada bonitas, decidí que era tiempo de cambiar, y todo el tratamiento, ejercicio, dieta, y descanso, finalmente rindió su fruto a mis casi 18 años de edad.
Mi papá, de quien dije anteriormente estaba muy animado con mi transformación, me tuvo una gran sorpresa meses antes de yo cumplir la mayoría de edad. Un día, en la casa, estabámos él y yo viendo TV, cuando de repente lo apagó y me dijo que quería hablar conmigo, entonces me contó que en todo este tiempo había estado muy preocupado por mí, y que se pusó a pensar en qué es lo que me haría feliz, así que como sabía que yo quería ser una mujer bella y completa, él estuvo ahorrando dinero por todo este tiempo, para pagar por una cirugía que me ayudaría a verme mucho más hermosa. En ese momento, mi papá me dijo: "la realidad es que ya eres muy hermosa, pero supose que algo de dinero para esto no te vendría mal" En ese momento mi ánimo se levantó más y me sentí mucho mejor gracias al apoyo de mi papi. "Entonces dalo por hecho, antes de que cumplas 18, tendrás tu regalo y así podrás seguir viviendo tu vida como tu siempre quisiste" me dijo él, dándome un beso en la frente y deseándome lo mejor.
Mi papás y yo fuimos a ver a un cirujano plástico, vimos las diferentes recomendaciones del doctor, él se portó muy amable, me dijo que básicamente no necesitaba nada pues gracias al tratamiento hormonal mi cuerpo estaba ya muy femenino, además de que por lo que me pasó de adolescente (ginecomastia) realmente no necesitaba ponerme nada de pechos ya que los tenía muy crecidos. Solo me recomendó reducirme un poco el busto para que fuera más conforme a mi estatura y complexión, además de hacerme unos retoques por aquí y por allá. Mas, llegó el momento de La Pregunta:
-"¿Cuándo quieres tu vaginoplastia?" Esto es remover mi miembro viril y mis testículos para modificarlos y hacerlos en forma de vagina.
Mis padres me voltearon a ver, y yo a ellos y al doctor.
-"Creo que no lo voy a hacer" Esto causó algo de sopresa en mis padres.
-"No vas a ser una mujer completa sin vagina" me insistió el doctor y la vista de mis padres.
Como suposé que esto no iba a llegar a ningún lado, les dije que hasta que cumpliera 20 años me la haría, que tenía miedo, entre otras cosas, traté de inventar muchas excusas para que me dejaran en paz.
-"Vamos a proceder entonces con lo que acordadamos" dijo el doctor ya satisfecho con mi respuesta. Aunque en mi interior pensaba para mí: "Esta loco si piensa que me voy a quitar mi pene, nunca lo voy a hacer..."
Pasaron las semanas, llegó el tiempo de mi cirugía, todo salío bien, y me quedé algunos días en cama en mi casa para recuperarme. La emoción de tener un cuerpo ya más refinado y super femenino me llenaba de emoción, volví a sentir lo que hacía muchos años no sentía, volví a recuperar mi ánimo, y comencé a ser la misma de antes. "Ahora es mi tiempo" pensé en ese momento, "¡ahora si voy a ser toda una mujer de lujo!" y cada día que pasaba me sentía más y más ansiosa, ahora por empezar universidad, y estrenar nueva ropa, conocer nueva gente, y por supuesto, presumir mi nuevo y mejorado cuerpo.
Y así fue, y empecé la universidad como cualquier otra chica, claro que estando yo tan orgullosa de mi cuerpo no podía ocultarlo, y aprovechaba todas las ocasiones para poder mostrarlo al mundo. Era algo así como decir en voz alta: "¡Mirénme soy una preciosura de mujer, la naturaleza me transformó en una chica siendo yo niño, pero me encanta!" Zapatos de tacón, minifaldas, blusa escotadas, vestidos apretados, jeans a la cadera, maquillaje ligero, cabello suelto, accesorios lindos, y claro una bolsa que lo combine todo, es la receta perfecta para volver locos a los hombres y ser la envidia de todas. Algunas compañeras me llamaban "La extravagante" otras "La artista," pero me gustaba mejor como me llamaban los hombres "la reina" o "la más buena." Me la pasé muy bien debo admitirlo.
Ya que no quería tener una reputación de mujer fácil, sino todo lo contrario, me hice mucho del rogar, hombres muy guapos, con dinero, carro, y porte me invitaban a salir y yo siempre decía que no. No quería que por toda la escuela anduvieran diciendo que era una cualquiera, lo cual algunos podrían pensar por la forma en que me vestía, pero al momento de conocerme se llevaban una gran sorpresa. Aunque suena mal, disfrutaba decepcionar a esos fanfarrones que teniendolo todo, no me podían tener a mí. Hubo muchísmos pretendientes, y de todo tipo, aquellos que se obsesionaban conmigo, ricos, pobres, de todo, era como una jungla donde yo era la presa y los cazadores eran miles.
Un día un chico robó mi número de teléfono, y se mantuvo hablándome sin descanso. Me convertí en su obsesión, me seguía a todas partes en la escuela, y me mandaba flores, y toda clase de regalos. Me decía que se quería casar conmigo, que me iba a comprar miles de cosas, y bueno, etc, etc. Yo siempre le decía que no y aún así me insistía más. Hasta que una vez me dijo, "te voy a dejar de molestar hasta que te vea con un hombre..." Era tanta su obsesión, que quería decirle que YO era hombre, pero no quise empezar chismes o que se volviera más loco, llegué al punto después de varios días de conseguir a un novio solo para quitarmelo de encima.
Una tarde en la escuela iba caminando hacia la salida, mi papá me iba a recoger para ir a casa, el loco obsesionado se fue detrás de mí, como viendo con quién o a dónde iba, hice una rápida vuelta a la derecha donde había una puerta de cristal para perderme de su vista, me metí por la puertas, y cuando me asomé vi que se paso de largo.
-"Uff, que descanso!" pensé yo. Pero también sabía que iba a estar ahí afuera esperando por mí. "¿Qué hago?" me dije a mi misma.
El lugar donde había entrado era la biblioteca de la escuela, sin darme cuenta me metí, esta era una biblioteca pequeña, con apenas algunas mesas, sillas, eso sí, muchos libros.
-"Ya sé, voy a buscar novio aquí" pensé para mí, sí, sé que suena raro ir a la biblioteca a buscar pareja, pero pues ya estaba desesperada.
En las mesas habían solo tres chicos sentados leyendo, y otro en la laptop. En total tenía cuatro opciones. "¿Quién podrá hacerse pasar por mi novio?" pensaba yo, así que decidí ver lo que los tres chicos estaban leyendo y así ver si podrían ser buenos fingidores. Claro es, que mi presencia en la biblioteca se dejo notar, y que estos muchachos no dejaron de verme hasta que me senté en una mesa. Uno de los chicos leía algo de cálculo, el otro traía audífonos y no sé que hacía, y él último traía un libro de fotos de lugares y países, o algo así. Me decidí por el último.
-"Oye, ¿puedo hablar contigo?" le dije en voz baja al chico. Fuimos a una salita aparte ahí en la biblioteca, donde se podía platicar usando voz normal. Aquel chico era de piel morena, alto, delgado, llevaba pantalón de vestir y camisa de vestir, estaba muy formal para ser estudiante.
-"¿Cómo estás? Me llamo Cary" le dije. Para mi sopresa no estaba nervioso y parecía no haberme visto antes.
-"Bien, me llamo Fernando" me contestó amablemente.
-"Mira tengo un problema y tal vez tú me puedas ayudar" le traté de explicar.
-"¿Qué tipo de problema?" me preguntó tranquilamente.
-"No te quiero meter en mis cosas personales, pero solo necesito que salgamos de la escuela agarrados de la mano y que cuando venga mi papá por mí me des un beso y ya" le dije así simple y llanamente. A lo que él solo guardó silencio sin decir nada.
-"Bueno, ¿me vas a ayudar o no?" le insistí vigorosamente.
-"¿Puedes repetir lo que me dijiste" me dijo ahora nerviosamente y con unos ojos que parecía que se le salían de la cara.
En ese momento entró a la biblioteca el loco obsesionado, así que yo simplemente hice lo que tenía que hacer:
-"¡Vámonos mi amor!" le dije a Fernando agarrándolo de la mano y sacándolo de la biblioteca. Mientras que el loco obsesionado solo nos miraba.
-"Mira, Fer, ya va a llegar mi papá, gracias por esperarme en la biblioteca," le dije a Fernando sin que pudiera articular palabra alguna.
Al ver que se acercaba mi papá, y que el otro loco estaba ahí solo mirándonos, le solté la mano a Fernando, tomé con mis dos manos su cara, y le di un beso en la boca.
-"Gracias, ya vinieron por mí mi amor, te quiero" me despedí de él. Mientras que mi papá pasaba por la calle frente a la escuela para recogerme, le dije adiós, y me subí en el carro con mi papá.
El loco desapareció de mi vista, aunque de repente me dio miedo que le fuera hacer algo a Fernando. Mientras Fer, solo se quedó ahí parado, como una estatua, como bajo algún encantamiento, o algo así. Pero cuando me iba pudo finalmente levantar la mano para decirme adiós. Así mi papá y yo nos fuimos a la casa.
Al día siguiente, tenía clases en la noche, la última acababa casi a las 9:30pm, a esas horas ya casi no había nadie en la escuela solo nosotros en la clase. Como era viernes, había quedado de ir con unas amigas a un bar, así que me fui muy bien arreglada, zapatitos de tacón alto, una falda cortita, pero no tan cortita, lo suficiente para enseñar mis piernas, una blusita de manguitas cortas, y un buen escote, lo suficiente como para sacar varios suspiros, pelo arregladito, maquillaje para resaltar mi rostro en la noche, ligeramente cargado, con sombras y todo eso. Y por supuesto, accesorios, anillos, aretes, y mi inseparable bolso.
Al salir de la clase y despedirme de mis compañeros me dirigí a la misma salida que el día anterior para tomar un taxi, antes de llegar a la salida, noté que la biblioteca estaba abierta, con las luces encencidas, así que por pura curiosidad entré. No se veía nadie, pensé en irme, pero seguí más en el interior, seguía sin ver a nadie, hasta que al fondo, en el mero rincón de la biblioteca, vi a Fer sentado con su laptop y audífonos, me acerque por detrás sin que me viera, para ver que estaba haciendo. Vi que estaba viendo fotos de alguien, me fue acercando y me fui dando cuenta que estaba viendo pornografía, en ese momento iba dar la vuelta para irme, pero después vi que estaba viendo pornografía transexual. Hacía mucho tiempo que no la veía, pero me di cuenta de lo que él estaba viendo.
-"¿Te gustan?" Le dije a Fernando, quien se un brinco saltó de la silla, cerrando su laptop, y poniéndose todo rojo.
-"Ah, hola, Cary... me asustate mucho, estoy trabajando aquí en la biblioteca, me toca cerrar a las 10 y por eso estoy aquí." me comentó nerviosamente.
-"No me contestaste mi pregunta," le insití yo maliciosamente.
-"Estoy haciendo una investigación," me dijo tratando de evitar el tema.
-"Entonces porque estas erecto," observé, "se notá que te gustan, sino no tuvieras ese bulto en el pantalón"
-"No le vayas a decir a nadie, si alguien se entera me despiden de mi trabajo, y se burlarían de mí... y" me pedía tristemente, cuando usando dos de mis dedos, le tapé la boca, diciendo en voz baja, "shhhh, silencio, yo no le diré a nadie si tú no dices nada..."
Y en ese momento le desabroché el cinturón, y bajandole el cierre del pantalón, me bajé yo, descubriéndole un poco su pene medio erecto, me di cuenta que era enorme, así que le bajé el pantalón y el boxer de un jalón hasta los tobillos...
-"Mira nada más, ¡Qué gran sopresa!", le dije yo, "nunca imaginé que tuvieras algo así" y continué diciendo "quiero agradecerte lo que hiciste ayer por mí, Fer..." Él no pudo hacer otra cosa que apoyarse de espaldas en la mesa mientras dije esas palabras, y lentamente comencé a saborear su sexo, cual paleta de sabores, me metí una y otra vez su pene, suavemente, acariciando con mi lengua toda su largura y sus testículos, me di cuenta que continuaba creciendo y creciendo, después de un poco, llegó a su verdadero tamaño. ¡Y qué tamaño! No lo pudé medir, pero desde que fue creciendo menos y menos me cabía en mi boca, y más me tardaba en lamerlo, creo yo, más de 25cm si tenía Fer, además de estar grueso y circuncidado, al verlo totalmente erecto me excité mucho.
Fer me parecía un chico inocente e inofensivo, como pensé que nunca había tenido experiencias sexuales por la forma en que él es, decidí darle este regalo de agradecimiento. Claro que no me esperaba ver un pene tan grande y tan rico. Como hacía mucho tiempo que estaba en abstinencia, me dejé llevar por la pasión y mi excitación, mi pene ya estaba que explotaba de su escondite, mientras veía esa cosota y la metía en mi boca. En un segundo, no aguante más, me quite la blusita que traía y mi brassier, dejando al descubierto mis redondos, grandes y perfectos pechos, me puse su caliente pene entre ellos y comencé hacerle una rusa, entre que lo chupaba y acariciaba. De repente, él se pusó de pie, me invitó a pararme, y quitando las cosas de la mesa, me pidió que me acostara ahí. Teniendo mis pechos desnudos, quede acostada sobre la mesa, aunque algo fría, el se abalanzó sobre mí comiéndose mis pechos, besándome el cuello, y acariciándome la espalda. Su pene frotaba con el mío, y con tanto movimiento quedo libre, dejando ver un pequeño bultito en mi faldita. Fer lo notó, pero siguió con más y más fuerza. Me pusó de pie, me bajó la falda y mi tanga, dejando al descubierto delante de él mi pene, cual a comparación de él, era muy pequeño. Lo comenzó a acariciar, a meter en su boca, mientras que una mano acariciaba mis pechos y la otra me tocaba mis testículos. Como era la primera vez que me hacían algo así, yo solo gemía de placer, cada vez más fuerte, aquella lengua de Fer se sentía tremendamente bien. Estaba engañada, el inocente Fer sabía muy bien como complacer a una chica como yo. Yo no podía moverme de tanto placer que sentía, era demasiado para mí. Fer cada vez fue frotándome y chupándome más y más fuerte, hasta que me hizo estallar dentro de su boca.
-"¡Wow!" le dije yo con cara de satisfacción y sudando. "Tú si sabes lo que es placer, esta es otra gran sorpresa para mí..." le continué diciendo. "¿Pero tú no has terminado?" le pregunté consternada.
-"No te preocupes, me encanta verte disfrutar, dos veces tú y una yo, ¿qué te parece?" me sugirió Fer mientras se limpiaba la cara y se subía los pantalones guardando su gran instrumento.
Yo casi sin poder hablar del tremendo orgasmo que tuve, solo pudé mover mi cabeza. El agarró mi ropa, y me ayudó a ponermela de nuevo.
-"Gracias, Fer, no sé que más decir" Le dije yo, pensando que este hombre iba ser un tímido y simple ratón de biblioteca, y resulto ser un experto amante, un tigre para el amor.
-"Ve al baño para que te termines de cambiar y arreglar, yo mientras recogó y limpió todo" me dijo en voz baja.
Al salir del baño, las luces estaban apagadas y Fer esperándome en la entrada,
-"Ya son las 10pm, tenía que cerrar, ¿quieres que espere a que vengan por ti o vas a algún lado?" me preguntó con una voz encantadora y caballerosa.
-"¿Que tal si me llevas a cenar?" le sugerí yo. Caminamos un poco, y llegamos al estacionamento, para mi sopresa el tenía un carro viejo pero en buen estado, abriéndome Fer la puerta, me subí a su carro, y me fui con él.
¡Qué gran sorpresa!
Este es él último relato que publicó de mi serie. Si quieres saber más de mi me puedes buscar en FB or por email. Ya que he recibido emails de gente que quiere que le ayude a escribir sus historias, verán historias de muchas otras chicas como yo a quienes les he ayudado a escribir sus historias. Espero les guste. Besos y hasta la próxima.
No se te olvide leer mis previos relatos para que sepas más de mí...
Cary