Mujer de dos caras (IV)

La orgía continúa aunque con menos participantes. Todo se comparte y se degusta.

El domingo por la mañana, tarde, nos fuimos despertando, los cinco estirados en la cama de Carmen, yo tenía mi cuerpo molido, mi vagina estaba muy irritada y mi culo me dolía todavía bastante después de haber tenido dentro la enorme polla de Jorge.

La que parecía no tener límite era Carmen, metida debajo de las sabanas chupaba la polla de Eduardo que sin llegar a ponerse a tope la tenía "Morcillona" y le cabía toda dentro de la boca de Carmen. Carlota, tan dolorida como yo, me acariciaba los pechos suavemente y pasaba la lengua por los pezones, me estaba volviendo a excitar y en aquel momento me apetecía más aquellas caricias que la orgía salvaje de la noche anterior. Juan, viendo el estado de nuestros cuerpos se levantó y fue a la bolsa de deporte a buscar un linimento para aliviarnos sobre todo nuestros culos. Nos pusieron a Carlota, Eduardo y a mí con el culo en pompa, estaban rojos de la irritación; poniendo la pomada en sus dedos, Juan empezó a ponerla primero en mi ano, fue pasando los dedos, era como una vaselina, casi sin darse cuenta alguno se metía un poquito para adentro, con la intención de que quedara bien embadurnado, me estaba excitando otra vez, pequeños gemidos delataban mi estado, Carmen hacía lo mismo con el culo de Carlota con una mano y con el de Eduardo con la otra; empecé a acariciarme mi clítoris suavemente, los sabios dedos de Juan ya entraban y salían con facilidad de mi ano, que realmente con aquella pomada estaba notando muy aliviado. Parecía que volveríamos a empezar la fiesta, pero ahora nos apetecía algo más tranquilo, Carmen se estiró a mi lado y cogiéndome de la cabeza empezó a besarme, yo acariciaba sus pechos y estirándome del todo a su lado di a entender a Juan que me apetecía estar con ella, entendiendo nuestros deseos, los otros tres se fueron de la habitación y nos dejaron solas, fui bajando con mi lengua por el cuello hasta llegar a sus pezones que mordiéndolos un poco enseguida se pusieron erectos y duros, mis dedos ya hurgaban su vagina, ella también acariciaba mis pechos con gran dulzura, (parecía mentira que una mujer como aquella, tan salvaje con el sexo, pudiera ser tan tierna) me susurraba al oído palabras que me sorprendían, hablaban más de amor que de sexo, me llamaba cariño, mi amor, era la primera vez aquel fin de semana que en lugar de follar, hacía el amor.

Volvimos a besarnos, ahora era ella la que bajando la cabeza chupaba mis tetas, siguió bajando hasta mi vulva, sus dedos se volvieron a meter en mi cavidad vaginal acompañados con su lengua, me estremecía de gusto notando como mi clítoris era absorbido por su boca, lo chupaba como un pequeño pene y me hacia disfrutar muchísimo, me corrí entre espasmos mientras ella se bebía mis jugos ávidamente, con la boca llena de ellos volvió a subir y me besó, mi lengua notaba mis jugos calientes en su boca, nos separamos e intercalamos nuestras piernas de manera que nuestros coños quedaron unidos, comenzamos a movernos, parecía que habían hecho una ventosa, a cada movimiento Carmen suspiraba ruidosamente, aceleró el ritmo, era evidente que iba a correrse, me cogía por la mano y el muslo, cuando se corrió abundantemente clavó sus uñas en mi nalga, me había marcado como suya, las mismas marcas se las vi a Carlota el día que nos lo hicimos con Eduardo. Yo también me volví a correr, me dio la sensación de que sus flujos se metían directamente dentro de mi almeja y eso me hizo perder el control y correrme también con gran cantidad de líquidos. Quedamos las dos en silencio, mientras oíamos los ruidos inequívocos que venían de la sala contigua; Juan, Carlota y Eduardo no habían estado perdiendo el tiempo.

Nos levantamos y entreabriendo un poco la puerta los vimos, en aquel momento Carlota y Juan chupaban a la vez la polla de Eduardo, mientras Juan tenia metido en dedo en el culo de Carlota, esta lo masturbaba. Me llevé una sorpresa cuando Eduardo se incorporó un poco y pude ver como tenía incrustado en el culo el enorme consolador de la noche anterior, le entraba completamente y si no se hubiera movido, no lo hubiera visto. Los días anteriores hubiera cortado con Eduardo si me hubiera puesto pegas al frenesí sexual de las ultimas semanas, ahora viéndolo completamente integrado a una libertad sexual como la que estábamos viviendo me hubiera fastidiado perderlo, incluso viéndolo en aquel momento no pude resistir la tentación de acercarme a los tres y sin pedir permiso a las dos chupones me senté encima de él y metiéndome su polla comencé a cabalgarlo; él me cogía las nalgas e imprimía un ritmo rápido, la noche anterior fue el único que no me folló, y que caray, era mi novio, así que me cogió con muchas ganas, con el aliciente del consolador que le martilleaba el culo, se corrió dentro mío, noté su leche como resbalaba por mis piernas a la vez que yo también explotaba en un orgasmo magnifico.

Carlota y Juan que se habían quedado sin juguete que chupar y poniéndose a cuatro patas, Carlota recibía la polla de Juan alternativamente entre su almeja y su culo, mientras él la cogía por los pechos y apretándolos la hacía gemir en una mezcla de placer y dolor, de vez en cuando le azotaba las nalgas y llamándole zorra le gritaba que no parara y que era su putita, a lo que ella respondía que sí y que hiciera con ella lo que quisiera, por fin de un golpe de cadera Juan se corrió dentro de ella a la vez que ella también llegaba al clímax. Quedaron los dos estirados en el suelo, mientras yo, todavía ensartada en Eduardo notaba la sensación de que su polla se aflojara dentro de mí.

Carmen había quedado aparte, masturbándose mirándonos y llegando al orgasmo casi a la vez que Carlota y Juan. Después de unos minutos para recuperarnos, Carmen se levantó y dijo:

  • Vamos a la playa

      • De acuerdo -dijimos todos al unísono
      • Venga, y a la vuelta veremos si era cierto eso que decía Carlota de que hiciera Juan con ella lo que quisiera.
      • Qué haremos -dijo Carlota
      • A la vuelta, cariño, lo sabrás a la vuelta
    • (CONTINUARA)
  • -

A diferencia de la primera parte, éste y los siguientes capítulos de esta historia son fruto de mi imaginación, de hecho la idea me la dio Xandra aprovechando alguna de sus vivencias, pero sin tener relación con su aventura con Carlota. Si os gusta o queréis comentarme algo o darme alguna idea para continuar el relato os lo agradecería.

Carles

Carles15@hotmail.com