Mujer caliente
acostada en la cama pense la ultima vez que me cojio mi esposo...
No podia resistirlo mas. Tumbada en la cama pense en la ultima vez que el me habia poseido. El era un hombre hombre, alto, fuerte, excelente en la cama y en cualquier fuera el rincon donde le gozaras.. Me habia poseido una noche de martes, aun no se como empezamos ya que el simplemente habia venido a visitarme amistosamente. El caso es que en esa misma cama donde yo reposaba estaba el, empujandome como si fuera una muñequita. Y ahora estaba sola, con los pezones endurecidos por el recuerdo, y la mano deslizandose hacia mi entrepierna, que ya empezaba a arder. La pasion que el habia puesto en poseerme la puse yo en acariciar mi humeda almejita, que se abria de par en par ansiosa a recibir a mis dedos tal y como habia recibido a su duro pene aquella noche. Las yemas de mis dedos acariciaban freneticamente mi clitoris, y la otra mano tocaba mis pechos, en mi mente el recuerdo de casi casi la misma sensacion, estar el chupandome los pezoncitos y su polla frotandose contra mi clitoris... Empecé a gemir casi sin darme cuenta, y casi sin darme cuenta tambien mis dedos empezaron a hundirse en mi vagina, humeda y caliente como nunca lo habia estado, mientras mi espalda se encrespaba y mis pechos se movian al ritmo de mis pequeñas embestidas con esos dos dedos. Mi clitoris iba a estallar. Casi me lo imaginaba, rojo, turgente, grande, hinchado y triunfal, tal y como el lo habia descrito despues de haberse fijado en el, mientras me poseia de rodillas, mis piernas sobre sus hombros.
Un calido y abundante chorro de flujo se deslizo por mis dedos, que separe rapidamente para, tras ponerme a cuatro patas, introducirlos por mi culito. . exactamente igual que el habia hecho!. Nunca podria olvidar la sensacion de aquella preciosa polla metiendose por el culo, desvirgandome por atras. esa mezcla de dolor y placer intensos. pero los dedos no eran suficientes. En la mesita de noche reposaba la cena ultima, y eso me dio la idea de correr, desnudisima, sudorosa, mojadisima hasta la cocina y agarrar cualquier cosa cilindrica , gorda, dura, como su ardiente pene.
Me decante por un calabacin aun pequeño y hermoso, y, sin poder resistir el aguantar volver a la habitacion, empece a follarme con la fruta , esta vez primero por el culito, al que el grosor del vegetal le hizo bastante dañito, pero que al adaptarse me hizo chillar gemidos altos y placenteros. Recordaba su polla penetrando en mi ano, sus manos en mis tetas y... empece a chorrear, mi almejita pedia mas, mas que los tres dedos que la poseian en ese momento, al mismo tiempo que el culito era casi roto por el calabacin. saque este y empece a hacerlo entrar en mi coñito humedo y gozoso.
Alcanze el orgasmo mas intenso de todas las veces que hasta entonces me habia masturbado (el mas intenso fue, sin duda, el multiple. . el que tuve al follar con el aquella noche), aquel dia en la cocina. El vino dias despues, a visitarme y cenar de nuevo; por supuesto tambien a follarme pasional e irremediablemente despues, . . otro dia contare la historia de aquel triunfal polvo justo despues de cenar un delicioso calabacin en salsa.