Mucho gusto. Parte 4
Conocerte fue una casualidad, quererte no.
Yo caminaba de lado a lado sirviendo a los invitados, todos me miraban era el centro de atención, Elena no podía evitar mirarme de arriba abajo, supongo que pensaba “Yo la he tenido y ustedes no” ¿O algo así, no? Me sentía genial, grande, preciosa, opacando a todos y coqueteándole cada vez más a Elena, estaba logrando llamar su atención.
Todo iba tan bien, tan excelente, tan bien les repito, yo hablaba con todos, instalada con mis profesores, todos me tenían gran aprecio por ser el mejor promedio del colegio y por supuesto ser tan simpática con ellos. Empecé a notar el trato de mi profesor Nelson con Elena, ¿Qué demonios? Pensé, se estaban coqueteando, Elena respondía a sus cumplidos y se reían los dos, empecé a sentir que ella lo hacía para molestarme, todos se reían y decían que a Elena y a Nelson les hacía falta una pareja que deberían intentar algo, todo en burla lo sé… Pero lo estaba odiando, hasta ahí fue mágica mi noche… Todo se me derrumbo, los celos me estaban matando, deje de hablar y empecé a tratarlos a todos con indiferencia, ellos comenzaron a bailar y varías oportunidades me invitaban a bailar pero en todas dije que no, comencé a beber sin importar que mis papás estuvieran presentes, y acepte que mi profesor Santiago me sacara a bailar.
Yo lo halaba para estar cerca de Elena quien se encontraba bailando con Nelson de lo mas risueña y coqueta, comencé a acercarme más y más, explote toda mi sensualidad comencé a bailar lento, incluso creo que mi profesor Santiago fue víctima de mi seducción, comencé a notar que se ponía nervioso, Elena no paraba de verme. Todos esos viejos eran muy inmaduros, bailaban gritaban se reían con ese merengue tan viejo… Comenzaron a hacer el trencito, ustedes saben ese momento en que todos se agarran de la cintura y hacen un gusanito para recorrer toda la casa, yo no perdí una rápidamente me puse detrás de Elena, ella ni siquiera le molesto era totalmente indiferente conmigo.
¿Con que muy indiferente? Pensé, apreté su cintura lo mas que pude, acariciando toda su cintura, valga la redundancia. Elena ni siquiera parecía estar incomoda, más bien diría que estaba un poco excitada, se dejo tocar por mi mientras recorríamos el trencito y todos reían, dejamos de hacerlo y seguimos bailando, yo continuaba acercándome a ella. Logre mi objetivo en el momento que pude tome su mano y la apreté fuerte, ella respondió y se alejo, todos dejaron de bailar exhaustos para esperar la carne que preparaba mi papá, su famoso asado. El profesor Nelson y Elena seguían coqueteándose la verdad no pude más, le dije a mi mamá que estaba cansada y subí furiosa a mi cuarto.
Me quite los tacones y me senté en la cama golpeando la almohada como niña caprichosa que soy, quería gritar y decirle a Elena que era una imbécil por lo que me hacía pasar, pero no me iba a hacer la sorda muda y no expresarle mi ira, tome mi teléfono sin más precaución y le envié un texto.
“Muchísima suerte con el profesor Nelson, ha de ser increíble en la cama, así como te gustan, pensé que estabas más definida ¿Quién es la niña ahora?”.
¿Qué? No me miren así, fue un impulso estaba molesta ¿Qué esperaban? “Elena te amo, quieres subir” ¡Pues no!, no iba a hacerlo, estaba demasiado furiosa, pasaron unos 20 minutos y parece que en vez de enviarle ese mensaje le hubiese enviado el otro que les comente.
¡Por favor! ¿Quién se va a confundir con el baño y mi cuarto? Están al lado, pero es fácil de explicar. Ahí había asomado su cabeza la muy… Si… Eso, de Elena.
—Perdón, pensé que… Mirándome.
—No Elena, no es el baño. Torcí los ojos dejándolos casi en blanco .
—¿Dónde es?. Me miraba con incredulidad.
En eso me levante de la cama y la mire fijamente, ella respondía a mi mirada haciendo exactamente lo mismo. Tarde casi 5 segundos en responderle.
—Pasa. Me le quedaba viendo sin pestañear.
—No. Sosteniendo la mirada.
—Por favor. Cerré los ojos y con mis manos le hacía señas de entrar.
—Esta bien.
En ese momento, entro y cerró la puerta.
—¿Le puedes poner seguro?. No la dejaba de mirar.
Ella, actuaba, puso el seguro y se acerco a mí.
—Siéntate. Le dije.
Ella se sentó y se me quedo viendo, nos mirábamos como idiotas a la cara, esperando alguna reacción pero no pasaba nada, comenzó a esquivarme observando mi cuarto diciendo “Que bonito cuarto” “Eres muy ordenada. Yo nada mas la miraba, era tierno que estuviera tan nerviosa.
—Abrázame, ¿Quieres?. Extendí mis brazos para que ella lo hiciera.
La paz, sentí la paz en ese momento, me abrazo tan fuerte que descubrí que yo no era la única que pensaba en ella y que estaba pasando un mal momento, ella también se sentía igual que yo, nos abrazamos por varios minutos hasta que ella detuvo el abrazo.
—¿Por qué?. Me dijo.
—No ibas a querer salir conmigo. Le respondí agachando mi cara.
—¿No crees que te hubiera dado una oportunidad?. Tocaba mi rostro, acariciándome la cara.
—Tu sabes que no. Le dejaba seguir, se sentía tan bien su mano en mi cara.
—Pero si eres tan linda… No debiste mentirme así. No paraba de darme caricias.
—Lo sé, perdóname. Agachaba mas la cabeza, no soporte más y comencé a llorar.
—No, no, no, no, no llores. Se acercaba a mí para abrazarme . —Tu sabes que ya te perdone, pero es difícil, nosotras no podemos tener nada.
—¿Por qué?. Le decía mientras lloraba y la apretaba fuertemente.
—Nena, eres una bebe tienes 16 yo tengo 34 casi 35, soy tu profesora de literatura, eres hija de una de mis mejores amigas, podría ir incluso presa.
—No dejaré que eso pasé. La apretaba mas y mas fuerte.
—¿Le has contado a tus amigas?.
—Para nada, no se lo he dicho a nadie. Ni siquiera tengo amigas. Encogí mis hombros.
—Nos hemos hecho tanto daño, que deberíamos dejarlo ir. Me decía al oído y escuchaba como su voz se cortaba.
—No, no, no. Dejarlo ir no. Lloraba sin reparo y la abrazaba para no dejarla moverse de ahí.
—¿Y entonces? ¿Qué vamos a hacer?. Respondía a mis apretones y me mantenía en sus brazos acariciando mi cabello.
—Lo que sea, pero te juro si te casas con Nelson llego a la boda, armo un show y hago que te metan presa. Me reí entre lagrimas.
—Si eres tonta, sabes que lo hice por molestarte ¿No?. Era mi turno, ya estabas pasadita. Se unía a la risa.
—Lo sé. Risas, mientras secaba mis lagrimas.
—Debería bajar, va a ser muy raro tanto tiempo perdida.
—Si, ve.
Me soltó y me dio un beso en la frente, se dirigió a la puerta y se detuvo un momento para verme directamente a mis ojos.
—Te quiero. Me dijo sonriendo.
—Yo también te quiero, ven acá. Le sonreí y espere que llegara hasta mi.
Le di unos cuantos besos mientras le decía al odio lo hermosa que se veía que le quería arrancar ese vestido, ella simplemente se rio y comento que estaba en la misma posición pero con más intensidad. Separamos los labios y bajo como alma que lleva el diablo por las escaleras. Espere aproximadamente una hora antes de bajar, me quite los tacones y me puse solo unas pantuflas rosadas enormes, baje y ya casi no quedaba ningún profesor por ahí, solo estaba Nelson despidiéndose y Elena hablando con mi mamá de sus aventuras en el colegio. Ellas estaban en el comedor fumando, jamás había visto a mi mamá y mucho menos a Elena fumar pero supongo que antes lo hacían y estaban recordando viejos cuentos, mi mamá la felicitaba por su excelente trabajo en el colegio, mientras yo llenaba mi vaso de agua y servía para ambas, me acerque y les di un vaso de agua a ambas.
—Gracias princesa. Decía mi mamá.
—Muchas gracias nena. Respondió Elena.
—De nada, ¿Me puedo sentar con ustedes? Es que no tengo sueño.
—¡Pero claro que si bebe!. Decía mi mama mientras me acercaba una silla.
—¿Y papá?. Preguntaba confusa.
—Afuera guardando todo lo del carbón y lo que quedó… ¿Entonces? Que me estabas diciendo Elen?.
—Pues sí, nada te cuento cuando mis papás se fueron fue un golpe muy duro, pero era de esperar que iban a hacerlo…
Siguieron hablando por horas, como si nada, hablaban de sus historias algunas eran muy cómicas que no soportaba la risa, yo solo comentaba algunas tonterías y mostraba mi cara de asombro ante lo rebelde que fue mi mamá estando con Elena, era obvio que mi mamá ni siquiera sospechaba la sexualidad de Elena pues siempre le recordaba sus novios y le preguntaba que ya tenía 35 que cuando pensaba casarse. Pasaron varias horas hasta que se hicieron las 3 de la mañana.
—¡Uy! Mira la hora Soraya, por Dios tengo que irme ya. Miraba el reloj asustada.
—¿Irte? Creo que deberías quedarte, es muy tarde es mi culpa por hablarte tantas tonterías.
—Si Profe, es muy tarde no se preocupe puede dormir en el cuarto huésped, yo se lo acomodo. La miraba sin parpadear.
—No, no, no. Es mucho abuso de mi parte, de verdad no. Yo me voy a mi casa besos a todas se cuidan. Se paro y comenzó a despedirse. —Voy a despedirme de su señor esposo y bueno, nos veremos en el colegio.
—Bueno, avísame cuando llegues.
Yo rápidamente tome mi teléfono para escribirle.
“Es demasiado tarde, quédate, te lo suplico prometo portarme bien”.
Re: “Lo siento, pero sabes que no podemos”.
Vi como se despedía de mi papá y subí a mi cuarto, estaba muerta del sueño no era de estar despierta haciendo nada a escuchar dos viejas hablar historias antiguas, pero bueno… Una de esas me mataba y por eso estaba ahí.
Comencé a ponerme mi pijama, me asome a la ventana para ver si ya Elena se había ido ¿Y adivinen qué? Estaba mi papá y mi mamá hablando con ella, me preocupe y baje corriendo a ver qué sucedía.
Entre tanta desgracia, después de más de un mes de pasar el mal rato, Dios se había apiadado de mi, les juro mi cara de felicidad fue muy obvia no sé como rayos, había pasado pero estaba agradecida con el universo.
—Tienes que quedarte, eso es señal del destino mujer. Decía mi papá.
—No, no. Qué pena de verdad yo ¡Aff!. Decía muy apenada con las manos en la cabeza.
—Yo te cambio rápido el caucho, pero tu ve a ponerte cómoda arriba, Mayita ve y arréglale la habitación a tu profesora.
—Voy papi.
Salí corriendo saltando en circulitos por toda la casa, mi sonrisa llegaba a verse seguro desde Marte, arregle su cuarto rapidito y sabía que iba a poder tenerla cerca de mí. Elena subió atrás de mi y entro al cuarto, mientras mi mamá se encerraba en su cuarto exhausta.
Era muy gracioso, Elena me miraba y se reía diciéndome “Te saliste con la tuya ¿No serias tu que me exploto el caucho” Yo me reía y le decía que era imposible, jamás había salido hasta su carro.
Le arregle su cuarto y lo deje impecable, estaba tan contenta. Me hice la que no era conmigo, me acerque la bese y le dije hasta mañana.
La tenía para mi sola toda la noche ¿Qué creen? ¿Qué me iba a portar bien?... No me conocen.
Elena:
Yo la deje hablar, justo después de la clase como lo había pensado y bueno… Ella tenía razón de no decirme que tenia 20 y que su verdadera edad era 16 ni siquiera me hubiera tomado la molestia de pagar el café, estaba tan decepcionada de ella, fue realmente un golpe duro en mi vida ¿Pero que se le puede hacer? Lo que no te mata, te hace mas fuerte ¿O no?.
Continúe con mis cosas, enfocándome en mi trabajo evite siempre mirarla a pesar de que ella trataba de resaltar, todos los profesores hablaban de ella, era impresionante y tenían toda la razón sus exámenes eran impecables, con ideas claras, sus comentarios en clase eran serios, organizados, increíble cada vez me gustaba mas pero tenía que seguir el consejo de Ana, no dejarme llevar por un gustito mi carrera y mi libertad estaba en la cuerda floja.
Y así fueron pasando las cosas, las horas, los días, hasta llegar a más de un mes de indiferencia. Pero a decir verdad siempre la extrañe, sus mensajes, sus buenas tardes, sus deseos de feliz noche, saber que estaba ahí para mi, que existía ese gusto… Pensé que era diferente, pero… No.
Dicen que un clavo saca a otro clavo ¿Lo han escuchado? Y si, es muy cierto pero la verdad, es que jamás mencionaron que el clavo que sacaba al otro era mucho más grande y más doloroso de sacar. No quería otro clavo en mi vida e iba a buscar la manera de sacarlo a los golpes.
Varios días escuche a todos los profesores hablar de el viernes y de lo que la Directora Soraya siempre organizaba mes después de empezar las clases, era una forma de agradar y de mantener conexión con todos los profesores… Soraya… Como siempre tan atenta. Yo acepte, quería divertirme la misma Soraya fue la que me hizo la invitación y cómo decirle que no.
Me puse un vestido escotado pero elegante, verde… Ese color le iba genial a mi piel, me fui directo a casa de Soraya, la cosa se veía buena ya había llegado la mayoría de profesores. Me sentí tan sola todos estaban con su pareja y yo, mas sola que nunca. Llame la atención de todos, eso me agrado, salude políticamente y me senté muy cerca de Nelson. Los veía a todos muy contentos, estaba muy agradada y cómoda entre tanto hetero que me impresiono.
¿Qué? Que mier… ¿Qué coño hace Maya aquí?.
Decepción e impresión en aumento, Maya resulto ser la hija de Soraya, muchas imágenes llegaron a mi cabeza ¡Yo a esta niña ya la conocía!. ¿Qué si el mundo es un pañuelo? Esa frase se había quedado definitivamente muy pequeña para lo que estaba sucediendo, ella… Estaba… Cómo explicarles… ¡Hermosa! Me dejo sin palabras, incluso más que el hecho de ser hija de Soraya, ¡Por dios! Se veía tan bella, estoy segura de que ella sabía que venía, la veía tan complacida con todos y coqueteándome que deje a un lado mi madurez ¿Por qué no comportarme como una niña?. Error… Grave error, empecé a coquetear con Nelson y note como Maya se estremecía de rabia, tuvimos uno que otros roces mientras bailamos los acepte, nadie nos veía ¿Y qué? Esos mojitos me estaban haciendo efecto, por cierto, estaban increíblemente deliciosos, mi sorpresa es que Maya los había preparado en su mayoría.
De repente note que Maya ya no estaba y fue casi un impulso revisar mi teléfono y ahí estaba, un mensaje de ella. ¡Maya estaba furiosa! Antes de dejar que las cosas se me salieran de control quise arreglar las cosas, note como subió las escaleras, supongo que se dirigía a su cuarto.
—Sora, ¿Me prestas el baño? Decía muy cortésmente .
—¡Claro! Pero no te lo vayas a llevar.
—Risas.
—Risas.
Me explico dónde estaba el baño y subí las escaleras justo como me había explicado.
—Mira, está arriba, subes las escaleras y derechito esta el cuarto de Mayita, bueno… Ese no, al lado esta. Me explicaba con las manos.
—Listo, gracias, voy.
¿Buena explicación no? El cuarto de Maya era justo a dónde quería llegar, llegue directo a su cuarto y ahí estaba ella, muerta de la rabia escuche como le pegaba a las almohadas, era tan gracioso que me quede 5 minutos pegando la oreja a la puerta, no aguante más y abrí la puerta fingiendo que me equivocaba de habitación, lo sé… Patética respuesta, le dije que me había equivocado por supuesto que Maya se dio cuenta de todo.
Hablamos, fue un momento tan especial hacia mucho tiempo que no vivía este momento, los abrazos más tiernos, las caricias más sinceras, los besos más dulces que había obtenido en mi vida.
Te quiero le dije, ella respondió de inmediato con toda la dulzura que la representaba, nos besamos unos minutos y baje porque había pasado ya demasiado tiempo arriba, estaba corriendo demasiados riesgos.
Baje y bueno, paso más de una hora y extrañaba su presencia por ahí, Nelson se había tomado muy en serio lo del coqueteo, no paraba de coquetearme, era verdaderamente incomoda la situación, por fin noto que no estaba respondiéndole a sus coqueteos y decidió irse, en ese momento bajo Maya, tan tierna… Con unas pantuflas gigantes rosadas se veía tan graciosa y a la vez tan dulce, todo en ella era especial como caminaba y hasta como sirvió agua para su mamá y yo que hablábamos sin parar de ocurrencias, se sentó atenta a escucharnos a ambas.
Dios santo, se nos paso el tiempo, eran ya pasadas las 3 de la mañana Soraya me insistió demasiado en quedarme pero no podía abusar de su hospitalidad, me despedí de ambas y fui a despedirme del señor Fernández, en ese momento, recibí un mensaje de Maya donde me pedía que me quedara pero le dije que no… Caminando hacia mi carro pensé ¿Por qué no quedarme? ¿Qué tiene de malo?... Es tarde… Puedo correr riesgos ¿O no?.
Necesitaba una excusa y no se por qué razón lo hice, supongo que era por todo lo que maya provocaba en mi, esa niña de verdad me hacía perder el control y la cordura de mis actos, si… Lo hice, explote adrede una llanta de mi carro, ¿Por qué lo hice? No lo sé, era la excusa perfecta para quedarme y así fue, logre quedarme en la casa de los Fernández, me iba a portar bien, pero Maya… ¡Ay Maya!, mala, esa niña realmente es mala pero como me encanta.
Maya:
Y bueno, Comenzó mi plan de acercamiento ¡Já! Espere que todos se durmieran, incluso espere que Elena lo hiciera, baje a tomar “agua” Asegurándome de que no había nada que me detuviera, subí como una ratera hasta mi cuarto para no despertar a nadie, lo pensé una y otra vez, pero en realidad quería hacerlo y me moría de ganas por besarla y estar con ella de nuevo.
Camine de nuevo como ratera hasta el cuarto de huéspedes, si ya se… Soy una mala influencia no lo intenten en casa, de verdad es peligroso pero excitante. Abrí despacio, Elena no había puesto ningún seguro, supongo que lo hizo adrede, ahí estaba ella dormida como un bebe, en ropa interior… Me puse frente a la cama sin hacer mucho ruido y comencé a quitarme toda mi pijama, toda mi ropa interior hasta quedar como Dios me trajo al mundo, indefensa, totalmente indefensa estaba Elena, me metí en su cama debajo de las cobijas y la abracé fuertemente, ella se levanto muy asustada y al verme se quedo sorprendida.
—¿Maya? ¿Pero estas loca?. Medice mientras se sentaba en la cama.
—¿Profesora Elena? Pero qué casualidad que este usted en mi cama. Me reía susurrándole.
—Maya, vete a tu cuarto. Susurraba casi regañándome.
—Pues… Tienes dos opciones, una... Me sacas tú y otra… Pues…
Comencé a besarla depravadamente, ella por supuesto correspondía mis besos, me subí de inmediato a su cuerpo y al tocarme noto que estaba desnuda.
—¿Estas desnuda?. Susurraba mientras me tocaba.
—Sipi. Se lo dije al oído mientras besaba su lóbulo derecho.
—Me vas a matar de un infarto. Suspiro y soltó un muy agradable gemido.
Eran los gemidos más silenciosos que jamás escuché, era… Tan excitante, ella comenzó a responder todo lo que le hacía, me sentía realmente en la gloría ¿Podíamos estar mejor?. Nos besamos durante mucho tiempo y esta vez yo tomaba el rol de activa, le quite la parte de arriba, besándole con frenesí sus pechos, ella halaba mi cabello y mordía sus labios, me movía justo como ella lo hacía aquel día casi como si se tratase de tener órgano reproductor masculino, no la deje tocarme, la bese, bese cada parte de su cuerpo, desde su frente hasta sus pies, quite su panti y estaba tan húmeda que profano mis pensamientos, rápidamente sin más tardanza metí me lengua, ni siquiera sabía lo que estaba haciendo pero sé que le estaba encantando ¿Se imaginan? Aquí, la alumna Maya Fernández entregándole todo a su profesora de literatura ¿Excitante no?. Mientras saboreaba sus jugos, apretaba sus pechos con la máxima presión, le encantaba lo sé, sentí como se estremecía y como acababa con mi lengua adentro, fue tan excitante ese momento, aun sostenía mi cabello, ambas acabamos, pensé que no era posible eso pero si… Es muy posible y es que esta mujer me encantaba, subí hasta su torso para seguirle besando, ella me halo y se subió en mi, ¿Hola? Pasivas en acción, si justo en el lugar indicado, roles cambiados en dos segundos, abrió mis piernas y introdujo sus dedos, me miraba, su mirada ardía se mordía los labios, miraba mis pechos y se saboreaba, tenía la boca hecha agua, se subió mucho más arriba y poso su sexo muy cerca al mío, empezó a moverse, como si me penetrara ¡Dios santo! Todo fue tan perfecto, tuve múltiples orgasmos, me encantaba todo, sudamos como nunca, no parábamos de vernos mientras lo hacíamos, nos besábamos cada 5 segundos, ambas tuvimos los mejores orgasmos lo sé.
Después de terminar se retiro de mi, al ver la hora ¿Adivinen que hora era? Si… 7 de la mañana, por suerte era sábado mis papás tardarían en levantarse, a más tardar a las 8.
—Tengo que irme, mis papás se van a levantar. Le dije, teniéndola como una niña en mi pecho, mientras le acariciaba el cabello .
—Me gustaría que fuera eterno y que no tuviéramos que enfrentar una realidad.
—¿Recuerdas lo que me mostraste?. Me miro confundida.
—¿Qué cosa?.
—Tu relato, dos amantes, desierto ¿Recuerdas?. Sonrío y me dijo.
—Si, claro…
—¿Olvidemos a los demás si? Juntas, estamos en el desierto. La abrace lo más fuerte que pude.
—Te quiero.
—Yo te quiero muchísimo más, duerme.
Me beso y yo me levante de la cama, agarre mi pijama y salí desnuda de mi cuarto, me acosté tan exhausta y contenta, ni siquiera me tome la molestia de ponerme mi pijama, no me iba a bañar en semanas olía a ella y eso era la gloría ¿Saben algo? Mi profesora de literatura es muy buena dando sus clases, pero… No saben lo excelente que es dando su otra materia. —Risas—.
Se me hicieron las 11 de la mañana y mi mamá tocaba mi puerta, me levante como una bala lo primero que pensé fue ¿Elena?. Me arregle como pude, me puse mi pijama y salí.
—Buenos días princesa. Decían mis papás al son de una voz.
No iba a preguntar por Elena, creo que iba a sonar raro, pasaron varios minutos mientras mi mamá charlaba con mi papá de su fiesta de anoche, yo nada mas reía internamente, porque la que más había disfrutado era yo.
¡Que hermosura!. Sonaron las escaleras y ahí venía ella, tocándose la cabeza, con una cara de vergüenza que no se la quitaba nadie.
—¡Profe, buenos días!. Reía mi mamá.
—Se le pegaron las cobijas. Acotaba mi papá.
Yo, yo simplemente reía sin hacer añadidura de comentarios.
—Que pena, de verdad… Que verg.. Interrumpe mi mamá.
—Descuida, yo también me acabo de levantar, desperté como a las 10 ni desayuno se hizo hoy, siéntate, ya casi va a estar la comida.
—Cómo amaneciste. Me pregunta, mientras me mira ¿Me hasta tuteando frente a mis papás?.
—Excelente y ¿tú?. Le sonreí.
—Increíble, ese cuarto es demasiado cómodo. Me miraba mientras se seguía tocando la cabeza, soltando un bostezo.
—¿Si te arreglo bien Maya el cuarto?. Preguntaba mi mamá.
—¿Qué si lo arreglo bien? ¡Excelente! Debería dejar de estudiar y trabajar en un hotel. Se reía.
—Risas—
—Yo se lo he dicho. Continuaba mi mamá.
—Si, será. Cruzaba mis brazos mirando hacia arriba.
—Mentira nena, eres muy inteligente ¿Qué quieres estudiar?. ¡¿Qué?! Esto era un sueño, me trataba realmente dulce.
—Pues, medicina o… Psicología. Agache la mirada y empecé a reír.
—¿Psicología? Siempre quise estudiar eso. Acompañaba mi risa.
—Vas a estudiar medicina. Acotaba mi mamá.
—Soraya-a-a. Intervenía mi papá.
—¿Qué?. Respondía mientras resolvía la sopa .
—Ella va a estudiar lo que quiera.
—Si… Y lo que quiere es ser doctora ¿O no princesa?. Me miraba mientras se reía.
—Tu sabes que es así mami.
Jugamos un rato sobre que podría estudiar, Elena estaba pasada de graciosa, me parecía tan tierno, comentaba que podía ser montadora de caballos, yo moría de risa y mi mamá también, pero la verdad es que a mí me causaba mas risa ¿Entienden? Caballos… Yo… Ella.. Yo, encima de ella. ¿Si? Perfecto, no más detalles, me dele llevar.
La comida por fin estuvo lista, moría de hambre el día anterior no había comido nada, comí tan rápido que repetí otro plato, arriba de la mesa era un mundo de risas, diversión, cuentos de infancia, pero… Debajo de la mesa se desataba la lujuria, la pasión y el deseo que sentíamos la una por la otra, mientras mis papás estaban concentrados en contar la historia de cómo se conocieron, ambas teníamos una mano debajo del mantel, teníamos las manos agarradas como dos carajitas. ¿No es lindo? Todo parecía estar genial.
—Soraya, que rico cocinas. Decía Elena.
—Ay muchas gracias, pero Mayita cocina mejor.
—¿Ah sí?. Me miraba .
—Si. Asistía mi mamá.
—Bueno, tienen que invitarme cuando Mayita cocine.
—¡Si, yo me encargo!.
—¡Yo no voy a lavar los platos ese día!. Gritaba mi papá mientras lavaba los platos en la cocina.
—Risas—.
—¿Por qué?. Se tapaba la boca Elena aguantando la risa.
—Maya, hace un arroz y termina ensuciando la licuadora ¿Cómo? Créeme no lo sabemos . Mi mama lo decía a carcajadas.
Todos reíamos, era increíble esa sensación, como si se tratase de que mi novio estuviese ahí para hacerme quedar mal.
—Bueno, basta. Dije riéndome . —Mami, me quedaré en casa de Susy hoy.
—¿Y eso?. Pregunto confusa . —Pensé que habían peleado.
En eso, Elena soltó mi mano, ¿Estaba celosa? Pues así parecía.
—Ya nos reconciliamos. Comente.
—Ah perfecto ¿A qué hora te llevo?.
Le di un codazo a Elena, quién al parecer no captaba mi idea.
—Pues… No sé, te aviso en un momento le escribiré.
Agarré mi teléfono y le envié un mensaje a la lenta de Elena ¿Cómo estúpida, no?.
“¿Por qué serás tan lenta? Susy y yo no nos hablamos desde hace tiempo, me quedaré contigo y no es opción decir no ¡Tú! Me llevaras a la casa de “Susy” ¿Entiendes?”.
Re: Me había puesto celosa :(
“Lo note, eres demasiado estúpida”
Re: Ya lo reparo, dile a tu mamá la hora que te vas a bañar y te vas ahorita.
—Ohm, mami Susy dijo que ahorita, porque veré una película con las muchachas.
—¿Ahorita? ¡Ay, pero tengo que hacer unas cosas antes!.
—¡Mamá-a-a-a-a!. Le digo desesperada.
—No, no te preocupes Soraya, ya mi carro está bien, yo la llevo no te preocupes.
—¿En serio?. Le decía mi mamá.
—Por supuesto, no tengo nada que hacer y no hay ningún problema.
—¡Ay! De verdad muchísimas gracias.
—No hay de que, gracias a ustedes por dejar quedarme aquí.
—Te puedes quedar cuando quieras. Respondió mi mamá.
Salí corriendo a bañarme, de inmediato, Elena también lo hizo pero con mas precaución. Salimos casi al mismo tiempo del baño, me vestí muy informal porque “Iba a casa de Susy” Y Elena se puso de nuevo el vestido verde, se le veía tan sexy…
Me despedí de mi mamá y salimos, nos montamos en su carro y nos reímos ambas.
—Estamos locas. Decía Elena mientras prendía su carro riéndose.
—Si. Me reía sin parar.
Arrancamos, y le pedí que paráramos en un supermercado porque le iba a preparar algo rico de cenar.
—¿Cenar ?. Me dijo. —¿Cómo puedes pensar en comida? Acabamos de comer. Se ríe.
—Si, sí, yo sé. Pero más tarde nos va a dar hambre duh. Hice muecas con mi boca.
—Tienes razón, bueno, ahorita paramos en uno cerca de mi apartamento.
¿Qué? Pero si no podía evitarlo, ese vestido se le veía demasiado bien. Ya, dejen de reírse, si… Ya sé a veces me paso, pero note que los vidrios estaban tan ahumados, y que los semáforos tardaban tanto que… Bueno si, lo hice ¿Y qué?.
Comencé a tocar su pierna mientras ella manejaba, Elena solo me miro y sonrió cosa que me dejo continuar, levante su vestido mientras echaba mi asiento hacia atrás, comencé a penetrarla paradas en el semáforo, esta mujer se muerde los labios de una manera tan sexy que provoca quedársele viendo todo día hacerlo, gemía como loca, y justo pasando al siguiente semáforo, freno de golpe, puso luces intermitentes para tener tranquilamente su orgasmo, fue tan gracioso es como un… “Un momento señores conductores, no… No es con mi vehículo soy yo… Tuve un orgasmo un segundo” He visto que la gente se para en la mitad de la calle por contestar una llamada ¿Pero por un orgasmo? No, eso no lo había visto. ¿Gracioso no?... Nos reímos las dos por varios minutos y sostuvo mi mano mientras manejaba, llegamos al apartamento, me dijo que esperara en el carro que se iba a cambiar rápidin.
Bajo con el cabello recogido, unos jeans rotos y una franela ancha de rayitas con escote en la espalda, con unos tenis blancos y unos lentes de sol. Se veía tan natural y hermosa que no pude evitar admirarla mientras manejaba, bajo el vidrio y prendió un cigarro.
—Eres tan hermosa.
—No mas que tu. Me miro y sonrió.