Mucho gusto Parte 3.

¿Has mentido terriblemente? ¿No? Bueno... ¡Jamás lo hagas!.

Muchas gracias por sus comentarios, me agrada que le guste. ¡Sigan comentando! ¡Besos chicas!.

Yo nada mas suspire y le escribí que me había levantado y que el día de ayer quería repetirlo que me encantaba todo de ella y que debíamos vernos mañana, me explico que mañana comenzaba a trabajar y yo le dije que yo también comenzaba la “universidad” por esa razón, debíamos esperar para el fin de semana de nuevo. ¿No me podía quejar o sí?. No lo hice, solo la entendí… Comencé a preparar todo lo del colegio, el uniforme y típico, la mayoría de mis amigos me llamaron para preguntarme, que si era con uniforme normal o deportivo, que si había que llevar cuadernos que si que había hecho en vacaciones y todas esas cosas, se me hizo la noche y no dejaba de escribirme con mi amor, mi mamá me llamo a cenar, y me hacía preguntas extrañas en la mesa.

—¿Estas saliendo con alguien nuevo?.

—No mamá ¿Por qué?.

—No sé, solo digo.

—Tu y tus cosas mamá.

Me levante volando de la mesa, no quería más preguntas. Tenía la leve sospecha de que mi mamá había agarrado mi teléfono, yo siempre borro los mensajes porque uno nunca sabe y más si se trata de una mujer, conociendo a mi mamá y sus dudas existenciales de que si tenía o no novio, cavia la posibilidad de que lo hubiera revisado, en vez de Elena yo coloque su nombre como Antonio, la cosa estaba grave, pero no le presté mucha atención.

La bendita rutina comenzó, 5 y 30 am, al baño, lavar mi cara, cepillarme, bañarme, ponerme el uniforme, peinarme, maquillarme solo porque era el primer día, tomar mi morral, desayunar, e irme al colegio.

Llegué al colegio y de verdad me hacía falta, lo divertido era que había entrado en promo, ya en 5to año, el último año de bachillerato, ver de nuevo a mis amigos, abrazarnos, amarnos como siempre, me sentía más feliz de lo normal y todos me decían que estaba muy cambiada que me veía mucho más hermosa yo solo pensaba “Gracias, Elena”.

Empezaron las clases, ninguna novedad, ninguna noticia, los mismos chismes de salón, niñas nulas con la cara quemada horrible por el grado de sol que llevaron en la playa, mis amigas alardeando de sus novios, Susy sentada atrás de mi insultándolas por “putas” yo riéndome de ella y así, ya había terminado la hora de ingles y teníamos por ultimo literatura, era de mis materias detestadas y ya me quería ir, había visto 6 materias ya en el día era suficiente, me aburría mucho leer, a menos que no fueran escritos de Elena claro esta, el profesor tardo como 10 minutos en llegar, todos estaban afuera del salón jugando y así, el primer día siempre se esta mas alborotadizo, yo fui como niña buena y me senté en mi puesto de adelante, me gustaba sentarme ahí, prestaba más atención a mis clases y bueno, todos empezaron a correr porque decían ahí viene ahí viene…

Entro…

No es un profesor, es una profesora.

No sé cuantas veces han sentido esta sensación de querer vomitar inmediatamente, que quedas en estado de descontrol, de ni siquiera poder pestañear, mi piel se puso más blanca de lo normal, las manos comenzaron a sudar tanto que podía exprimirlas y llenar un vaso con ellas, todos se quedaron encantados, los niños… Era una profesora hermosa, todos se quedaron mirándola pero ella solo me miraba a mí, con la misma reacción, blanca, confundida, totalmente confundida, no pudo ni pronunciar buenos días, como pudo esquivo mi mirada, yo no la dejaba de mirar horrorizada. ¿Por qué a mí?. Me repetía una y otra vez, la verdad quería salir corriendo.

—Disculpen, no sabía que eran tantos. Se reía totalmente nerviosa, era obvio que estaba que se desmayaba.

—Mi nombre, mi nombre… Es Elena Piolo ehm, y voy a verlos durante este año, soy licenciada en letras, graduada en la universidad central de Venezuela, me gustaría escuchar que nociones tienen de la materia, como les gustaría funcionar conmigo, su nombre, de donde son y cuál es su materia favorita, prometo aprenderme todos y cada unos de sus nombres, me tienen de dar unos días para eso y estamos listos.

Todos reían y se divertían con lo simpática que es Elena, yo estaba horrorizada, pensar que debía levantarme a decir mi nombre no sabía que iba a decir, fueron pasando uno por uno por orden de fila, de izquierda a derecha, pasaron todos hasta que llego mi turno.

—Ehm… Este… Aclaraba mi garganta mientras miraba al piso.

—¿Si?. Me dice Elena con un tono irritante y una ceja levantada.

—Literatura, bueno realmente no me agrada la materia, me gustaría que la clase fuera divertida, dinámica, me llamo Maya Fernández y mi materia favorita es artes.

—Gracias Maya, siéntate.

Continúo dando su clase, evadiendo en todo momento mi mirada, ni siquiera me volteaba a mirar, tuvo una fluidez excelente y todos la amaron desde un principio, su forma de expresarse y su oratoria eran únicas que enloquecía.

—Epa profe, pero nunca dijo que edad tiene. Decía un compañero de clases.

—¿Yo? Tengo 16. Se reía y en ese momento no pudo evitar no mirarme.

—Ay profe diga en serio.

—Bueno, tengo 35 años.

Todos se quedaron sorprendidos, pero obviamente hubo más sorpresa para mí.

—¿Sorprendidos? Si, a veces uno se sorprende con las edades. Les hecho un cuento, una vez conocí a alguien que tenia 16 pero aparentaba 22 y decía que tenía 22.

Todos se reían y comentaban que como iba a aparentarlos y murmuraban ella se reía con ellos mientras yo no pude evitar decirle algo.

—Si, es raro profesora, la edad no le hace justicia parece como de 28. Le dije mirándola sin pestañear.

—Si, bueno ¿Qué se le va a hacer?. ¿Tu que edad tienes?.

—Calcule. La mire subiendo la ceja recordándole cuando nos conocimos.

—Mmmm, unos 13 años.

—¿Si? Me han dicho que parezco de 20 que raro.

—Ah, me imagino que debe ser con ropa de salir, con el uniforme si te ves como una niñita.

Todos se empezaron reír y me decían la bebe yo estaba muerta de la rabia, esta tipa me había mentido 35 años… Me sentía indignada aunque imagine que ella se sentía mucho mas indignada que yo, pues… Ella solo me mintió con la edad.

Elena:

Parecía una niña de preescolar, toda emocionada por irme a trabajar, ya tenía como 3 meses sin trabajo y la verdad no me gusta estar haciendo nada, maneje hasta “El independencia” Que es el colegio donde daré clases, me encanta dar clases y tengo muchísima experiencia, este es uno de los colegios con más prestigio de Barquisimeto y me costó muchísimo entrar aquí.

Toda la mañana transcurrió como lo espere, alumnos de calidad que respondían a mis series de preguntas, me entregaron 4 secciones, 2 de 4to año y 2 de 5to año, en la mañana veía a un 5to año, primero él A y al final del día el B, todo iba excelente, me fue genial los alumnos se vieron comprometidos conmigo y tenía muchas ganas de conocer a una niñita súper buena que decían que estaba en 5to B, me pareció extraño su nombre era Maya, pero obviamente no tenía nada que ver con mi Maya, ella estaba en la Universidad y bueno, tenía la ilusión de conocerla para ver si era tan hermosa como mi Maya.

Entre al salón con la misma efervescencia con la que he actuado siempre. Fue como las piezas de domino ¿Sabes? Cuando las pones de pie y al tumbar una se tumban todas las demás, así fue, me sentí como la ultima pieza, con todas las mentiras encima de Maya, ahí estaba ella con su uniforme, con su cabello recogidito, con cara de no rompo un plato, perdí el control en todo, mi cara no fue nada normal los mire a todos asombrados, me sentí tan decepcionada… De verdad Maya me gustaba pero… ¿Por qué mentirme de esa manera?. Nos atacamos durante la clase pero sé que nadie lo noto, yo trate de actuar de la manera más natural posible.

La verdad, quería una explicación y por eso al terminar la clase guarde las cosas con la mayor lentitud para poder hablar con Maya.

De tener una explicación todo, quería saberla.

Maya:

La clase fue más tediosa de lo que pensé, me odiaba, odiaba todo en ese instante quería de verdad salir corriendo, pero no me podía ir sin antes hablar con ella, explicarle todo y reclamarle por también haberme mentido aunque ¿Con que excusa le iba a reclamar? Si yo me lleve el premio óscar en mentiras piadositas este año.

Todos comenzaron a retirarse y yo arreglaba todas mis cosas con lentitud, Susy no dejaba de preguntarme que me pasaba, y se me acercaba mucho a preguntarme, abrazarme y decirme que necesitábamos hablar, Elena obviamente nos estaba observando y era bastante incomodo, yo nada mas le pedía que me dejara sola que no quería hablar con nadie, a los minutos ella se fue, pero aun quedaban niñas estúpidas hablando con Elena.

—Profesora, ¿puedo hablar algo muy personal con usted?.

—¿Dígame?.

—Son cuestiones que me impedirán este año, asistir regularmente a clases, problemas familiares usted sabe.

—Niñas, hablamos en la otra clase ¿Les parece? Voy a hablar con esta alumna un segundo . Decía la profe.

—Vale profe, nos vemos

—Chao profe un placer.

—Nos vemos.

Decían todas las obsoletas horribles nulas de mi salón.

—Ahora dígame señorita Fernández que se le ofrece.

—Elena, perdón.

—¿Disculpe?. Me miro con un poco de ira mientras cerraba su maletín.

—Profesora Elena. Corregí.

—Así esta mejor Señorita Fernández.

—Profesora, me ha pasado algo muy personal y deseo hablarlo con usted.

—¿Si? Cuénteme, que la tiene nerviosa señorita.

—Resulta que, me ha gustado mucho una persona… Es mayor, no pensé en las consecuencias, aunque me mintió también con su edad, se que la que fallo fui yo, es que… No quería perderla tan rápido supongo que tuvimos las mismas razones para mentir, yo quería decirle la verdad Profe, lo juro… Pero no encontré el momento y no quería arruinar las poquitas horas que pasamos juntos, resulta que le mentí. ¿Pero sabe que es lo extraño?.

—¿Qué?. Miraba hacia el fondo del salón casi llorando.

—Que no me arrepiento de haberle mentido, porque sé que si no lo hubiera hecho ella no se hubiera tomado la molestia de querer tener algo bonito conmigo, que esa impresión sirvió para que me fuera conociendo y ¿Sabe que profesora? Yo soy una buena persona, soy buena estudiante tengo 16 años, vivo con mis papás, no tengo carro, pero si suelen prestármelo, estudiare medicina cuando me gradué porque es lo que me gusta y esas son cosas que me gustaría que esa persona supiera de mi y he querido decírselas a usted. Se lo decía mientras me corrían las lágrimas.

— ¿Tiene algo más que decir señorita?

—Sí.

—Dígame entonces.

—Usted cree… ¿Qué esa persona logre perdonarme?

—La verdad, yo en el lugar de esa persona, no me atrevería a perdonarle porque es una mentira muy grave, inmadura y absurda. Tiene sus puntos, usted tiene razón en varias partes, esa persona jamás hubiera tenido la molestia de conocerla al saber su verdadera edad, esa persona se sintió muy bien con usted de seguro y es probable que necesite mucho tiempo, pero usted debe saber que en las condiciones que hoy se encuentra, son imposibles las formas de verse y tratarse como antes.

—Lo sé, ¿le puede decir a esa persona que me perdone?

—Lo haré.

— ¿Puede hacer un esfuerzo para que lo haga más rápido?

—No lo creo.

—Hasta la próxima clase Profesora.

—Hasta la próxima Señorita Fernández.

Decepción, si… Así me sentía pero no por la reacción de Elena, decepcionada de mi, de lo que había logrado mintiéndole, no gane nada lo perdí todo, pero les cuento… Así no terminaron mis ocurrencias.

Se lo han de imaginar, luego de ese día descubrí que no iba a poder arreglar las cosas tan rápido aunque deseaba eternamente que todo pasara veloz y que pudiéramos sanar todo para estar juntas ¿Juntas? Si, aun cabía en mi cabeza la posibilidad de estar juntas y pasar un domingo como aquel que les relate.

La verdad, es que cada día la sentí más y más distante, Elena me prestaba muy poca intención, ante mis ojos la perdía sabiendo que todo lo había causado yo misma, después de ese día jamás recibí algún texto de ella, les juro lo espere con muchísimas ansias. Preferí callarlo todo y no contárselo a mis amigas, ni siquiera a Susy y no por lo antes mencionado, era más la obligación que tenía de proteger a Elena y su estadía en el colegio, es que imagínense no puedo ser una alumna normal que se enamoro de su profesora de literatura, tengo que ser, una niña que fue por primera vez a una disto de ambiente, conoció a una mujer, tuvo sexo con esa mujer, le encanto esa mujer, pero para completar es su profesora y no solo eso… Esa niña es hija de la directora del colegio y lo peor del caso es que Elena aun no lo sabía, o al menos eso suponía.

Me di por vencida de una vez por todas, ¿Qué más me quedaba? Elena ni siquiera volteaba a verme en clases, ni atendía a mis respuestas que con todo respeto hacía ustedes eran excelentes, soy muy buena humildemente. Ella me esquivaba todos los lunes y miércoles que la veía, cada vez más linda… Todos mis amigos y amigas comentaban lo hermosa y sexy que era que no parecía que tuviera 34 años casi a cumplir 35, me enrojecía escucharlas hablar de lo hermosa que era, me ponía de putas mi día.

—Marico, ¿Te imaginas? ¡Uuuy! Tener sexo con la profe en el salón. Decía Susy muy agrandada.

—Risas.

—   ¡Si! Debe ser lo máximo, que tipa tan bella chico. Mónica acotando comentarios.

—¡Ustedes son demasiado lesbianas dejen de hablar de la profe ella es chévere!. Decía Blanca una amiga nueva que conocimos.

—Estoy de acuerdo contigo. Acoté, mirándolas a todas con desprecio.

—¿Qué te pasa últimamente marica? Susy mirándome desconcertada a la cara.

—   ¿Qué me pasa? ¿A qué te refieres?. Respondiendo con indiferencia.

—   No sé, has estado muchos días extraña creo que necesitas descansar.

—   ¿Descansar? ¿Qué te sucede? Respondí con un tono alterado.

—   Cálmate webón. Me intentaba abrazar Susy.

—   ¿Me puedes dejar en paz? Y ya dejen de hablar así de la profesora Elena, se van a meter en un problema. Le hacía a un lado su abrazo.

—   ¿Qué? ¿Le vas a decir a la directora?. Respondía Susy con un tono de burla.

—   Muérete marica.

Me alejé de ellas escuchando sus risas de burla, todo se me había complicado, no quería estar con mis amigas, no podía compartir domingos en familia, no quería hablar con ningún chico ¿Justo no creen? Si, ese era el precio que debía pagar, mientras tanto a Elena le iba fenomenal, todos le aplaudían su trabajo, incluso a las 3 semanas de clases mi mamá al dar una charla estudiantil resalto su trabajo delante de todo el alumnado. ¿Qué pensé? ¿Quieren saberlo? Básico, comencé a estudiar más que nunca, a explotar mi talento, mis notas comenzaron a subir brutalmente, todos los profesores estaban impresionados y cada día examen, defensa o exposición que presente era objeto de apreciación y ejemplo para mis compañeros.

Comencé a apartarme de todos mis amigos, perdiéndome de infinidades de reuniones de promo esas que son llenas de alcohol, música y demás, donde consigues tu amor de colegio ¿Pero para qué? Yo ya lo tenía o lo había tenido, era mi Profesora de literatura y de verdad no quería mas rollos en mi vida.

—   Mi amor ¿Vas a venir a comer? Mi mamá pegada a la puerta del cuarto.

—   No mami, tranquila estoy estudiando.

—   Pero bebe, llevas horas en eso.

—   Mamá es en serio, no quiero comer. Respondí con un tonito elevado.

—   ¿Me dejas pasar? Replicaba cariñosamente.

—   Adelante.

Mi mamá entro dulcemente y mientras veía lo que escribía que era un ensayo me hablaba diciéndome que qué me pasaba que por qué ya no salía con mis amigas, que si había tenido un problema con ellas o con algún noviecito, sus palabras me retumbaban yo simplemente le dije que estaba concentrada en lograr mi objetivo, elevar mis notas para estudiar medicina, para quedar en UCLA que es una universidad muy buena aquí en Venezuela pero cuesta muchísimo entrar, ella entendió mi orden y más preocupada de lo normal salió de mi habitación.

Pasaron aproximadamente 3 horas y esta vez era mi papá el que venía a llenarme la cabeza de palabras cursis, yo de verdad, no tenía descanso.

—   Es viernes ¿Sabes? Guiñándome un ojo.

—   Si papá ¿Crees que no se me los días de la semana?.

—¡Uy! Pero que muchachita tan grosera. Se reía mientras me abrazaba, es tan tierno.

—   Te compré algo que te va a encantar.

Abrió unas bolsas que llevaba y me las entrego, sin mucho apuro y con cara de no darme importancia lo abrí ¡Wow! Qué hermoso, un short beige alto, quería un short así desde hace mucho tiempo, lo compro con una franelita roja hermosa, mi papá conocía muy bien mis gustos. Para mi sorpresa había combinado todo con unos tacones rojos realmente espectaculares, de plataforma de unos 18 centímetros con tacón grueso, yo lo abrace y estaba tan susceptible que empecé a llorar.

—   Ya princesa ¿Qué te ha pasado? Me apretaba con sus fuertes brazos.

—   Nada papá, eres tan… No podía ni hablar estaba colapsada en llanto.

—   ¿Lindo, peluchito, consentido, agradable, simpático y por sobretodo atractivo? Se reía y me sobaba mi hombro.

—   Si y peludito. Lloraba mientras reía.

—   Si, si lo sé a tu mamá le encanta.

—   ¡Papaaa!... Me reía.

Risas.

—   Papi y a todas estas ¿Para dónde me vas a llevar con eso?.

—   A pues hoy tu mamá tiene una cena.

—   ¿Profesores? Pregunte confusa.

—   Si, tu sabes que a ella le encanta llenar la casa de licenciados.

—   Si. Risas. Bueno, entonces me daré un baño y me pondré linda para mis profesores que los veo todo-o-o-o-o-s  los días.

—   Será, yo me pondré lindo para tu mamá, bueno… Mas risas.

¿Qué ser tan hermoso verdad? Usualmente,  se ha escuchado que las personas con alteraciones en su sexualidad “Según” tienen una familia con pocos valores, desordenada pero… ¿Ustedes creen que mi familia es desordenada? ¡Vamos, es perfecta! Cosas que la sociedad dice para justificar su homofobia de mierda.

Está bien, me emocione yo sabía que existía la posibilidad de ver a Elena entre los profesores mas porque sabía que mi mamá y ella eran buenas amigas y era mi mami la que le había dado el trabajo porque son, “Viejas amigas” se conocen desde hace algún tiempo ¿Qué les parece? Probablemente ya la había visto en algunas ocasiones, incluso mi mamá me comento que habíamos ido a la playa con ellas, en repetidas ocasiones fuimos a cenar con su familia porque son amigas desde el colegio ¿Pueden creerlo?

Me bañe, me puse cremas, me arregle como nunca, me maquille hermosa mente, seque y planche mi cabello, utilice unas pestañas postizas y unas extensiones de cabello que hace tiempo no usaba, realmente me veía hermosa ¿Pueden imaginárselo? Una gigantona como yo de 1.79 montada en unos tacones de 18 cm, con unas espectaculares extensiones y con la ropa que mi papá recién me había comprado, me puse un buen perfume y baje a ayudarle a mi mamá.

—¡Wow, la niña se dio cuenta que es viernes! ¿Te vas de rumba?. Me decía mi mamá con la cara rebosada de felicidad.

—Nope, mi papi me invito a tu celebración ya que tu no me invitas. Agache mis hombros mientras probaba de uno de los cocteles que estaba preparando.

—¡Hey, hey, caca! Eso es para los invitados. Me golpea la mano mientras reía.

—¡Mamá! Sabes que me encantan los mojitos, dame uno, dame, dame, dame. Forcejeábamos entre las dos, hasta que me dejo agarrar uno.

—Deberías ayudarme mejor.

—¿Y tú crees que a que baje señora madre?. Le di un besito en la mejilla.

Comencé a ayudar a mi mami en la cocina, a pasarle las cosas con las que preparaba los tragos, al mismo tiempo iba a ayudar a mi papá con la leña ¿Qué les digo? Soy súper multifuncional, poco a poco empezaron a llegar los profesores, todos muy elegantes con sus esposas y esposos las profesoras. La mayoría ya estaban casados y con hijos excepto Elena, yo pasaba, los saludaba y le daba los tragos. Le pedí a mi mamá que se sentara a hablar con ellos que yo me iba a encargar de servirles a todos.

Cada vez que pasaba, notaba como a los profesores se les salían los ojos mirándome, era obvio que me veía bien, uno que otro me comentaba decentemente lo hermosa que me veía yo acotaba con un gracias usted también profe, me movía de lado a lado muy atenta con mis invitados, todos se reían de cuentos viejos sobre el colegio, sobre hazañas de algunos de los alumnos, también comentaban mi desempeño y como había aumentado, mi mamá se enorgullecía escuchándolos hablar.

Pasaron unas horas y pensé que Elena no iba a llegar pero justo sirviendo un trago a mi profesor de educación física, que estaba más cerca de la acera, porque la reunión fue afuera al aire libre… Justo en ese momento veo llegar la camioneta de Elena, casi se me caen las extensiones y las pestañas les juro… Se me iba a doblar el tacón iba a quedar descalificada de inmediato, obviamente estoy exagerando, primero muerta que mal arreglada. Llego, se bajo con un vestido escotado verde, les juro… El verde es su color, muy pero muy maquillada con el cabello recogido y unos aretes dorados con unos tacones dorados hermosos, todos sus accesorios de oro, estaba más radiante que nunca. Yo corrí a la cocina asegurando que no me viera aun, escuchaba como le silbaban todos y ella reía y hacía sus bromas como siempre.

Comencé a preparar su trago, el mejor mojito que pude hacer en mi vida, me quedo exquisito es que si ustedes lo hubieran probado, tenía la perfecta preparación, me acerque lentamente, y la mire ¡Jajaja! Tenían que haber visto su cara, era como si hubiese visto a un fantasma, pero un fantasma muy sexy. Se me quedo mirando fijamente, tratando de seguir lo que estaba diciendo con congruencia, le di el trago y sentí que no pudo evitar preguntar.

—¿Señorita Fernández, usted aquí? Me miraba totalmente sorprendida.

—Buenas noches profe, bienvenida. Le sonreía coquetamente.

—¿No sabías?. Le decía mi profesor de ingles, Nelson que estaba a su lado derecho.

—Risas .

—¿No sabía qué?. Bebía su trago manifestando un descontrol muy evidente.

—¡Mayita es hija de Soraya ! Le soltó Nelson la flecha, directo a la cabeza le disparó.

—¿En serio? No, no lo sabía. Su cara de impresión era de miedo.

—Pero si son igualitas, bellas las dos. Decía mi profesor de Biología Santiago. Con todo respeto don. Se refería a mi papá.

—Risas.

—Si, se parecen. Añadió sin pestañear.