Movida en los vestuarios del gym

Después de ver como jugaban al Hockey mis alumnos. Me di una ducha...

Como ya sabéis por otros relatos, soy profesor de E.F.

Esta historia ocurrió mientras estábamos practicando hockey en la pista del centro.

Al aire libre, a finales del mes de mayo, estaba con el curso más avanzado, los más mayores. Ya dominaban bastante bien el juego del hockey y les gustaba jugar, aun con el calor que hacía aquel día en la pista.

Yo, como de costumbre, me limitaba a observar desde fuera de la pista, con mi silbato en la boca para controlar el juego. Aunque tengo que reconocer que me gustaba más fijarme en las chicas. Chicas que en ese curso estaban comprendidas entre los 18 y los 19 años.

Yolanda era pelirroja y una delantera descomunal, tanto que al correr me hipnotizaba con ese movimiento de pechos tan espectacular. Lo malo es que por detrás no valía para mucho, poco culo y mal repartido.

Vero era muy finilla, apenas si tenía tetas, pero todo lo debía de tener bien durito, pues era la que más deporte hacía. Fibrosa y con cara de vicio, dominaba incluso sobre el juego de muchos chicos.

Elena era muy guapa, pero era demasiado sosa para el deporte, siempre que le tiraban la bola, solo le faltaba quitarse o dejarla pasar.

Pero sin duda alguna, la mejor de todas era una chica venezolana de 18 años. Laura. Mediría 1,75 más o menos. De piel morena y fina, pelo castaño claro. Tenía los ojos claros, labios carnosos y sonrisa espectacular. De pecho debería usar una 95 y sus caderas y su cintura dejaban atónito a cualquier hombre, por no hablar de sus piernas, largas, preciosas, impresionantes. Su culo no podía ser mejor, un trasero subidito para arriba, bien formado y de los mejores que he visto.

Era mi preferida, no solo por su gran belleza y su cuerpo descomunal, sino porque también a ella parecía gustarle yo. Siempre atendía muy bien a mis explicaciones, me miraba fijamente a los ojos y se tocaba los labios con el dedo índice. Siempre que había que arrimarse a mí para hacer algo, a ella no le importaba, incluso gozaba con ello.

Cuando enseñaba algún apunte o libreta, ella se arrimaba tanto a mí que posaba sus pechos en mi cuerpo y se paraba disfrutando del roce. Yo, claro está, no me movía para disfrutar igualmente de la situación, aunque me costaba concentrarme. Por una parte tenía que pensar en explicar, por otra disfrutar del roce y sentir lo máximo posible y la peor era la de controlar mi miembro para que no se alarmase demasiado.

En otras ocasiones, pasaba muy cerca de mí y se topaba conmigo, me volvía a tocar con sus pechos, incluso si yo estaba parado me rozaba con su mano mi culo disimuladamente.

Yo ya había soñado con ella en multitud de sueños húmedos y me masturbaba habitualmente pensando en que me la follaba, en que me chupaba la polla a escondidas y todo tipo de fantasías.

En fin, pues aquella tarde no se me olvida fácilmente. Tras acabar el partido todos fueron a los vestuarios para ducharse y cambiarse de ropa. Yo hice lo mismo, pues había sudado y no me gustaba montar así en el coche.

Como en la mayoría de veces que me duchaba, siempre dejaba abierto mi vestuario, pues nadie se atrevía a entrar allí. Pero aquel día no fue así.

Mientras me duchaba, no paraba de pensar en Laura y en su cuerpo, como se movía, como me miraba, como jugaba conmigo con su mirada, y claro, empecé a tocarme la polla.

Aunque solo mi pensamiento bastó para levantar mi enorme polla, el agua y mi mano hicieron que se pusiera aún más dura. Empecé a masturbarme muy lentamente, disfrutando de cada movimiento con excitación. Con los ojos cerrados sentía caer el agua por mi todo mi cuerpo atlético desnudo y con mi mano, subía y bajaba alrededor de mi gran polla.

Concentrado en mi Laura y en mi masturbación cuando quise darme cuenta, noté algo raro. Como una sensación rara. Una presencia. Dejé de hacerlo, abrí los ojos y miré hacia la puerta. Allí había alguien, pero con el vaho del agua no adivinaba a ver quién era. Sin moverme del sitio por no resbalar pregunté, pero no hubo respuesta. Volví a preguntar, pero nada.

No me quedó más remedio que salir a ver. Así que lentamente y con mucho cuidado para no resbalarme empecé a caminar hacia la puerta. Entre el vapor de agua empezaba a dibujarse una silueta de mujer. - ¿Quién es? – Volví a preguntar, y esta vez sí que escuché un tímido – yo –

En el acto me di cuenta que era la voz de Laura. Entonces ella se acercó hacia mí con la cabeza agachada mirando al suelo hasta que lentamente subió la mirada y se quedó fija mirando mi polla que ya empezaba a bajarse del susto. Su cara era de incredulidad y asombro al mismo tiempo. Entonces habló con ese acento tan gracioso y bonito que tenía: – ¡Ala, que pedazo de polla tiene!, es enorme –

Yo le dije que qué hacía en mis vestuarios, que no era lugar para los alumnos. Ella me contestó que tenía que preguntarme una cosa y que no era su intención entrar sin avisar. Pero estaba sorprendida, hipnotizada, atónita y no paraba de mirar mi polla con cara de timidez paro a la vez de deseo y lujuria. Fue entonces cuando me dijo – profe tienes una polla enorme, ¿me dejas que te la coma? Nunca he probado en mi boca una polla tan grande y lo estoy deseando-.

Yo tampoco sabía que decir. Aunque aquella situación la había soñado miles de veces, en aquel momento me quedé parado sin saber que decir y sin reaccionar. Entonces al verme así, Laura se fue acercando poco a poco hasta mí y con cuidado se arrodillo en el suelo. Mi polla ya estaba relajada por la situación tan extraña que estaba viviendo, pero ella sin mediar palabra se la llevó a la boca a la primera.

Ufff, eso fue una sensación estupenda, su boca húmeda y calentita sentida en mi polla con sumo cuidado. Al momento noté como crecía en su boca y se ponía dura. Laura siguió con la boca parada en mi polla pero empezó a menear la lengua. Yo sentía sus labios, su lengua, su saliva, su calor… mi siguiente reacción fue la de agarrar su cabeza con las dos manos y empezar a follar su boca con cuidado. Era una sensación que jamás había experimentado. La Diosa de mis sueños eróticos me la estaba chupando y yo gozaba cada segundo de aquella situación. Ella me miraba a los ojos con ganas de más y me agarró con las manos del culo para que la introdujera más hondo. Ella estaba disfrutando tanto como yo de aquella situación.

Se movía y no paraba, podía observar como la metía y la sacaba de su boca para darle unos lametazos que me mataban. También que se comía mis cojones mirándome a los ojos y tocándome todo el cuerpo. Mmm era delicioso, fantástico, había deseado follarme a esa chica siempre y la tenia ahí solo para mí.

Luego, se paro y comenzó a desabrochase la blusa lentamente mientras sonreía con una mirada picara típica de ella. Dejo salir sus ricos senos, grandes y de pezones claros, tomo mi mano poniéndola en sus pechos y dijo:

  • ¿No los desea tocar o qué?- . Yo atónito a dicha frase le dije – no había deseado algo tanto en mi vida- y la cogí tocándole suavemente sus senos. Mientras, con su mano me tocaba la polla y, de vez en cuando, pasaba la cabeza de ésta por su coño sin meterlo. UFF estaba húmeda, y me volví loco sabiendo que debajo de su falda no llevaba nada, que venía preparada para hacer algo en los vestuarios.

Comencé a besarla fuertemente quitándole toda la ropa de una vez, sintiendo su enorme culo con mis manos que tanto había deseado tocar. Entonces nos metimos en la ducha. Empezó a mojarse, se veía tan sensual. Mi polla estaba a punto de explotar y lista para follarse ese coño.

Ella sabía lo que quería porque tomo mi mano, la puso en su coño y al oído me dijo: - toque profe que esto es suyo- Ohhhh tanto tiempo esperé para eso. Comencé a rozar los labios de su coño suavemente mientras veía su cara de placer. Su coño era grande, gordito, le hacía honor a las caderas que tenía. Metí dos dedos rápidamente, mientras sus jugos se corrían por mi mano, y su gemir suave y deseoso en mi oído:- profe más…, más…- . Metí 3 dedos, ooooohh, se puso como loca. Empecé a follarla duro con los dedos mientras mi Laura abría más las piernas y se tocaba con una mano el clítoris; con otra se sujetaba a la pared para no resbalarse.

Al rato, después de gemir como loca y morderse los labios de lujuria, se pone de espaldas a mí, mostrando su delicioso trasero mojado por el agua de la ducha. Comencé a follarme ese culo con los dedos, su cara de dolor era exquisita, a veces se volvía y me miraba para cruzar mi mirada con la de ella, a veces le daba cachetes en el culo, ufff con semejante culo ¿Quién no lo haría?

En fin, todo iba bien, divino, pero faltaba algo para que todo fuera perfecto y era follármela, darle con todas mis fuerzas, para que viera quien era su profesor. Así que la tome por el cabello y la voltee hacia mí, note sus senos duros de la excitación, eso hizo que mi polla se pusiera más dura que de costumbre. La monte encima de mí, sosteniéndose ella entre la pared y mis piernas para no caerse.

Comencé a meter mi caliente polla en su húmedo coño. Su cara cambio, le dolió un poco pero al momento su cara de gusto se hizo presente. Se agarraba a mi cabello, y me besaba con desesperación. Gritaba y gemía como loca, decía una y otra vez: -mmmm, que polla más rica, no pare profe-. Esas palabras me enloquecían y cada vez que las escuchaba metía mi polla más fuerte para escucharla gemir más y más.

De repente, con su mano me dijo: -Ya. Ahora me toca a mí-. Se bajo y me hizo sentarme en el suelo de la ducha, se la metió suavemente en su culo y comenzó a moverse. Uff, como movía esas caderas, era algo único, delicioso, se movía y contraía de una manera asombrosa. Mientras, se tocaba los senos y gemía una y otra vez.

Mi polla estaba a punto de explotar con tantos movimientos asombrosos, llenos de lujuria y excitación, quería más y más, pero mi polla ya no podía más, quería correrme. Ella lo notó, porque se paró y con su mano también me hizo pararme, se puso de espaldas a mí teniéndome acorralado. Detrás de mi quedaba la pared. Se introdujo lentamente mi polla en su coño, que mas húmedo no podía estar de tanta excitación, esta vez comenzó a moverse como perra, se movía y se escuchaba los golpes de mis cojones en su culo. Ahí mismo sentí que ella se corría. Uuuuff, ummmmmm, aaahhhh, sus gritos eran de escándalo, casi se oían a leguas. Entonces los jugos calientitos saliendo de su coño, empezaron a llenar toda mi polla.

Con tal situación yo tampoco podía aguantarme más y fríamente pensé en sacarla y correrme en su boca. Pero ella lo notó y cuando la intente sacar no me dejó, me sujetó muy fuerte con sus manos sobre mi culo y me dijo, - noo, sigue, córrete dentro por favor-.

Que divino fue ese momento corriéndome dentro de ese coño. Mi cuerpo se movía sólo y se retorcía de placer en cada sacudida. Me estuve corriendo más de lo habitual, hasta que poco a poco mi ritmo fue bajando exhausto por el cansancio hasta que le solté mi última gota de semen.

Una vez terminado, me quedé agotado pero dentro de ella, que se había puesto de pie para que le agarrara los pechos y la besase girándose. Yo no quería sacarla de aquel agujero tan divino así que la sujeté fuerte mientras le daba un mordisco en el cuello.

Al momento empecé a sentir que mi polla se relajaba un poco e iba notando como el semen empezaba a chorrear por mis huevos y por sus piernas. Pero ella estaba contenta por ello, pasaba su mano por sus piernas, y pringaba la leche que tenía en ellas, y comenzó a chupar sus dedos hasta que no dejó nada.

Luego nos duchamos, ya que era tarde, podían sospechar y meternos los dos en problemas.

En un momento, ella se había ido. Al ir al coche, para irme a casa, metí la mano en el bolsillo para coger la llave y noté que había algo. Era una nota que decía: - Fue divino profe, que polla tiene, lo espero mañana en su despacho, besos.-

Pero eso es otra historia.