Mountain bike

Salgo con la bici a quemar calorías y ¿a que no sabéis lo que me sucede?

He salido temprano para aprovechar el fresco de la mañana. Me he puesto la equipación completa, he cogido mi montain bike y me he lanzado a recorrer los caminos rurales que hay por los alrededores.

A causa de la pandemia hemos decidido que este año las vacaciones en vez de pasarlas en la zona costera, en un hotel lleno de gente con horas de sol y piscina, las vamos a pasar en un pueblecito de la sierra. Hemos alquilado una casita rural, cerca de pueblo por lo que mi familia puede ir a la piscina municipal o al rio cercano.

A mí lo que me encanta es coger la bicicleta, perderme varias horas pedaleando por caminos y senderos, subiendo y bajando por la montaña, sin saber que dificultades voy a encontrar ni dónde estoy.

Acabo de subir una cuesta muy pronunciada y tras una hora de esfuerzo me tomo un respiro. En una intersección del camino me detengo unos instantes para recobrar el aliento y dar un trago de agua. Aprovecho para disfrutar del paisaje, a mi espalda la montaña al frente y a mis pies un bonito valle donde el algún sitio debe estar mi casa.

Antes de continuar la marcha aprovecho para echar una meadita. Me acerco a un seto que delimita la finca donde a unos metros hay una casa con muy bien aspecto. En esta zona alta de la ladera hay varias casas de aspecto rustico aunque son modernas y bastante lujosas. Supongo que deben pertenecer a gente acomodada que tienen aquí su refugio veraniego para escapar de los calores del verano.

He buscado un rincón mas o menos discreto donde permanezco casi oculto a las miradas de quien pueda pasar por el camino. Me bajo el calzón hasta medio muslo para poder mear tranquilamente sin miedo a mojarme.

“uhmmm, que gusto”, la verdad es que tenía el depósito a tope. El chorro sale expelido hacia delante con fuerza y con abundancia provocándome una íntima satisfacción al descargar tan a gusto.

Cuando termino, me la sacudo varias veces, tiro del pellejo hacia atrás para dejar el capullo al aire, asegurándome que no queda ningún residuo que luego pueda rezumar y termine mojando el calzón.

El crujido de una rama seca al otro lado del seto me pone en alerta sobre que pueda haber alguien al otro lado. Apresuradamente me subo el calzón sintiéndome sorprendido en una acción poco adecuada.

Antes de coger la bici y salir pitando avergonzado, me detengo un momento para escuchar y tratar de averiguar quién está detrás del seto y si mi ha estado observando.

Oigo como trata de moverse con sigilo, evitando hacer ningún ruido que delate su presencia. Eso me indica que no está molesto por lo que haya podido ver, no le ha importado que mee en su valla y sí que ha estado atento a mirar como lo hacía y se siente incómodo al verse descubierto.

Todo ello me hace pensar que es alguien a quien le ha interesado mirar.

-        “Psssit…¿hay alguien ahí?”, pregunto sabiendo que si que me escucha.

Después de un denso momento de silencio, se escucha al otro lado:

-        “Si…¿Qué quieres?”, dice una voz de mujer.

-        “Nada, nada…quería saber si te ha gustado lo que has visto?

-        “jijiji… pues sí…me ha hecho mucha gracia -pillarte mientras meabas-… jijiji”, dice sin tratar de ocultar su regocijo por haberme pillado in fraganti.

-        “Te ríes porque la has visto completamente muerta y pequeñita…te puedo asegurar que eso puede mejorar” le comento pues estoy convencido que esta situación divierte bastante a la mujer de mediana edad que intuyo esta justo detrás.

-        “Si, si… no me creo nada…seguro que es mucho menos de lo que presumes”, dice con tono jocoso con clara intención de provocarme para ver mi reacción.

-        “Si quieres… podríamos comprobarlo…tengo tiempo y me puedo entretener un rato por aquí. ¿puedes verme donde estoy ahora?”, le digo para que vea que acepto su reto.

-        “Si, si, claro que te estoy viendo… hay un hueco por el que te veo; si te pones un poquito a la izquierda te veré perfecto”, dice dejando entrever que si que le gusta la idea de volver a verme el aparato.

Me coloco tal como ella me ha indicado y me cojo el paquete  para que vea que no es relleno, que hay un buen pedazo de carne, estoy convencido que eso es lo que quiere.

-        “Bájate el maillot…igual que antes…quiero ver si es verdad eso que dices…vamos…vamos anímate y deja que yo valore…”, me insiste.

Le hago caso, sin vacilar me bajo el calzón hasta justo por encima de la rodilla. No pierdo el tiempo, me la cojo con la punta de los dedos y bajo y subo el pellejo para descubrir el capullo. Enseguida se me ha puesto bastante morcillona pues la situación tiene mucho mas morbo de lo que yo creía.

Estoy frente a un seto, hablando con una mujer desconocida que ni tan siquiera se como es. Solo tengo de ella su voz que me empuja a mostrarme desnudo ante ella. Soy un hombre normal y nadie podría imaginar una cosa así de mi, pero estoy de vacaciones en un sitio donde nadie me conoce y una voz femenina muy sugerente me ha invitado a exhibirme para su íntimo disfrute.

-        “Acércate un poco mas y hazte un buen pajote…me gustaría ver como lo haces delante de mi…quiero ver como crece y como te das gusto”, es la invitación que llegue del otro lado.

-        “¿Y yo que saco de todo esto?”, le pregunto al tiempo que ya he iniciado un lento sube y baja del pellejo que provoca la aparición y desaparición del capullo gordo y enrojecido.

-        “Tu hazme caso…pajeate fuerte para mi…tu esfuerzo tendrá premio”, me dice.

Le hago caso y continuo dándome un soberano meneo, al que acompaño con un leve movimiento de caderas como si estuviera enculando a una tia.

-        “así…así…lo haces muy bien…me encanta…que buena polla tienes…lastima que no la pueda coger para metérmela en la boca y vaciarla por completo.

-        “ya te lo decía yo…la tengo bien hermosa y me obedece bastante…hace lo que le pido, aguanta dura y tiesa un buen rato”, le digo mientras jugueteo amasándome el capullo con el puño.

-        “Me tienes bien mojada…estoy muy calentorra y mi chocho hace rato que no deja de sacar lechecita… ¿Quieres verlo? Si te agachas me podrás ver por un agujero que hay mas abajo.

Me acerco y me asomo. Por el hueco que me ha indicado puedo ver a medio metro el potorro de una mujer entrada en carnes. Es un chocho grande y carnoso, rodeado por abundantes pelos negros que cuando se separa los labios ofrece un aspecto rosado y brillante.

Se lo acaricia con toda la mano, dándose unas intensas friegas de arriba abajo y también en circulo sobre el clítoris, para terminar metiéndose los dos dedos medios bien profundo para acariciarse bien adentro.

-        “¿te gusta mi coño? ¿a que no está nada mal? A pesar de mi edad lo conservo en perfecto estado, lo cuido y el me da muchos ratos de placer.

-        “me gusta mucho mirar con te tocas…se me ha puesto todavía mas gorda y dura… si cabe”

-        “Déjame ver…eso no me lo quiero perder”, me dice acercándose al agujero y poniendo sus ojos delante de los míos.

-        “Mira, mira…como la tengo…¿te gusta?”

-        “Si, si…me encanta…muévete como si me estuvieses follando y menéatela hasta correte…hazlo por favor…yo te acompaño desde aquí”

-        “¿Te parece bien así?, le digo mientras me pajeo y doy picotazos al aire como si le estuviese dando a un culo en pompa.

-        “Si…siiiii… sigue…estoy mojada…me cae la lechecita por la pierna…me voy a correr…si,siiiii”

Sus palabras hacen que mi excitación también crezca hasta el máximo, se que me voy a correr enseguida por lo que le digo:

-        “si sacas la mano por el hueco te doy mi leche”

-        “Uhmmm, si…que malvado eres… échamela toda sobre la mano…me la voy a comer toda”

Con dificultades una mano se abre camino por entre las ramas y sobresale de la vegtacion con la palma hacia arriba. La tentación es insuperable, me agacho como puedo hasta que hago que mi polla se ponga encima de ella. Se cierra con cuidado y me aprieta dulcemente, después se vuelve a abrir esperando que la llene con mi leche.

Solo necesito darme unos cuantos meneos enérgicos para que mis huevos se aprieten e impulsen varias bocanadas de leche que van a aterrizar sobre la palma de su mano. La mujer espera pacientemente hasta que le digo que ya esta toda, que ya me he corrido por completo.

Cierra la mano para evitar que no caiga ni una gota y la recoge lentamente. Detras del seto se oye una exclamación de sorpresa al ver la buena cantidad de semen que ha recogido, para a continuación dejar paso a los ruidos de quien esta relamiendo el mejor manjar del mundo.

Me he quedado exhausto, tembloroso pero muy, muy satisfecho. Con la picha ya blanda y menuda no tengo ningún problema para subirme el calzón y recomponer la vestimenta.

Durante unos instantes sigo escuchando a mi misteriosa acompañante como disfruta de su ración de leche y como da gusto ella misma a ese coño tan espectacular que tiene.

Pasados unos minutos la misteriosa mujer me dice:

-        Me ha gustado mucho…si vienes mañana y me traes tanta lechecita como hoy…te hare un regalo muy especial”.

-        “Aquí estaré… me gusta mucho salir con la bici por la montaña y si tengo estas recompensas con mas motivo”, le digo emocionado.

-        “Procura venir un poco antes… antes de que la tropa se levante…así tendremos mas tiempo para nosotros”, me dice en lo que interpreto como  una cita en toda regla.

-        “Entonces …hasta mañana”

-        “Hasta mañana, guapo…ahora ten cuidado con la bajada, hay varias curvas peligrosas”

Bajo con mucho cuidado haciéndole caso, además estoy tan relajado y satisfecho que mis músculos se resisten a hacer un esfuerzo mayor al imprescindible para llevarme de regreso a casa.

Deverano.