Mountain bike (2)

La dueña de la casa de campo sale a orientar a un ciclista extraviado

Hace unos dias publiqué la primera parte de este relato. Si no la leiste encontaras este relato mas interesante si previamente la lees.

Mis vacaciones familiares en la casita de la sierra no han podido empezar mejor. En primer día he salido a disfrutar de mi hobby preferido, rutear por caminos con mi bicicleta de montaña y he tenido una de las experiencias más morbosas de mi vida.

Una y otra vez me golpea en el cerebro la imagen de un coño espectacular de una desconocida, visto a través de un agujero en una valla, y yo haciéndome una maravillosa paja hasta depositar toda mi leche sobre la mano de la mujer. Es brutal y cada ver que lo visualizo tengo un subidón.

Sobre las cuatro de la tarde mis dos hijos se han ido a la piscina, mi esposa y yo estábamos sesteando muy plácidamente. Tras el portazo que dan al salir, nos despertamos contrariados por las formas aunque enseguida vemos que se abre una ventana de oportunidad para nuestra intimidad.

Mi esposa está bastante bien, tiene un cuerpo tirando a delgado a pesar de lo cual tiene unas lindas peritas que me gusta lamer. Es elegante y refinada, y en la cama he conseguido vencer sus reparos para hacer juntos cualquier cosa que nos apetezca, sin pudores … dentro de unos límites, claro.

Hoy es ella la que toma la iniciativa, se pega a mi y me busca. Solo lleva puesta una polera amplia que le sirve de camisón y una de sus braguitas tanga de color vino que tanto me gustan. Yo tumbado bocarriba con solo el slip a causa del calor me dejo agasajar.

- -“Podríamos aprovechar que no están los niños”, me dice pasando la mano por encima de mi paquete con intención de despertar mi deseo.

Me siento muy cómodo y dejo que lleve la iniciativa. Me gusta mucho que sea ella la que viene a por mí, aunque luego casi siempre terminamos ella debajo y yo encima dándole bien duro. La encuentro especialmente motivada al ser el principio de nuestras vacaciones, con ganas de recuperar las ocasiones perdidas en los días de rutina y trabajo habitual.

Tiene metida la mano debajo del slip, juguetea con mis huevos, y la incipiente erección. De pronto me asalta una terrible duda: ¿Se dará cuenta que el deposito esta completamente vacío, y que a pesar que llevaros un par de días sin hacer el amor, no hay nada de leche que sacar?

La corrida de esta mañana ha sido monumental, he sacado lo que había y lo que puede improvisar, ahora estoy bajo mínimos, por lo que sin duda lo notará y me hará preguntas de difícil respuesta.

- "estoy un poco cansado, no me he recuperado del palizón que me di esta mañana…la montaña era mas difícil de lo que yo esperaba”, le digo sujetándole la mano con delicadeza dando a entender que mejor aplazamos nuestro juego amoroso.

-  "No seas quejica…vamos a aprovechar ahora que no están los críos”, me dice agarrándome la polla que no pasa de la media erección.

-  “… y si lo dejamos para la noche, cuando se hayan dormido?”, digo tratando de escabullirme de su abrazo.

-  “Ahora estoy bien…vamos… anímate”, dice quitándose la polera para que pueda ver sus téticas que tanto me agradan y sus pezones tiesos mostrando su grado de excitación.

-  “Bien, lo haremos ahora…pero no estoy al 100%. Tendré que aprender a dosificarme mejor” me excuso.

Le quito la braguita y le doy un beso en el vientre, anunciándole que hoy me inclino por darle una buena lamida para responder a su invitación. Eso también me permitirá no exponerme demasiado para que no se de cuenta que esta mañana alguien se le ha adelantado.

Mi esposa tiene unas piernas relativamente delgadas, un culito con forma rectangular, pequeñito y un chochito que es una deliciosa rajita. Es muy discreto, lo mantiene bien rasurado, y más parece un corte en la entrepierna que otra cosa. Si lo tuviera que describir, diría que es el chochito de una niña pre pubertad, sin pelitos, ni labios que sobresalgan

Me gusta mucho, sobre todo cuando tras mis caricias se entreabre un poco, mostrando su interior rosado y brillante por los jugos de su vulva. Sin embargo, lo que tengo metido hoy en la cabeza es el chochazo que he visto esta mañana en mi paseo en bici.

Era un chocho grande, con voluminosos labios, abierto de par en par pudiendo albergar todos los dedos de mi mano. Los labios menores eran un colgajo oscuro de piel ondulados como el cuello de un pavo, y todo rodeado por una abundante cantidad de pelos. Quizás parezca extraño que un coño tan exagerado y distinto al que estoy acostumbrado a tener para mí, me haya impresionado tanto pero creo que ahí radica el secreto de lo que me sucedido.

Cuando a través del agujero he visto como se tocaba con toda la mano, como se metía los dedos y como los sacaba llenos de jugo, me ha parecido una visión tan morbosa y guarra que no podía dejar de meneármela con todas mis fuerzas. Luego los comentarios que me hacía, las marranadas que me ha llegado a decir, me han animado a tope y cuando me ha pedido que echara toda mi leche sobre su mano ha sido lo más.

He oído tras la valla como se relamía la mano llena de mi lefa, como gemía como una perra mientras se metía media mano en el coño. No tiene un cuerpo joven y bonito, ni tampoco bien cuidado…aún asi me ha puesto como un toro y todavía no me lo he quitado de la cabeza.

Estos pensamientos siguen dando vueltas por mi cabeza al tiempo que le como el chochito a mi esposa. Aunque el suyo es todo delicado y sutil, mientras me lo como, sueño que en mi boca tengo el imponente coño de mi desconocida anfitriona. Me imagino que mis mejillas se mojan con sus flujos y que me meto en la boca su enorme clítoris para chuparlo como si fuera un caramelo.

Mientras yo lo como y lo lamo pensando que es el otro el que tengo delante, mi esposa está disfrutando de mi afán desmedido por llenarme la boca de tan rico manjar. He conseguido que se corra con mis caricias y lametones, gime y me sujeta la cabeza para mantenerme amorrado a su entrepierna.

Ella está convencida que mi apasionamiento es resultado de la tranquilidad de las vacaciones y las ganas que nos tenemos atrasadas. Nunca podrá imaginar que lo que ha pasado es que me he comido virtualmente el coño más jugoso y enorme de mi vida, siendo ella el delicado vehículo que me ha conducido.

Una vez que se ha quedado satisfecha no he tenido dificultad en disimular, distrayendo su atención y alejando la posibilidad de que quiera que la llene con mi leche. Se duerme plácidamente a mi costado y yo no dejo de pensar que mañana me levantaré temprano para ir al encuentro de coño que tanto me ha impresionado.

A la mañana siguiente me enfundo el maillot, me pongo el casco, tomo la montain bike y me dirijo montaña arriba pedaleando con ritmo y con las hormonas disparadas por todo el cuerpo.

Me acerco a la valla hasta que identifico por donde sale la voz que me llama con insistencia.

- “Hola guapo…has vuelto…me alegro mucho, ya me estoy poniendo como una perra… “, una avalancha de preguntas salen por una pequeña abertura en la pared que nos separa.

Estoy nervioso e impaciente por ver que pasa hoy. Quiero volver a tener ese chocho enorme delante, ver como se lo manosea, como se humedece y quizás como se corre delante de mi.

El resto de la familia todavía duerme y me explica que se siente recluida en una casa tan grande y apartada de la ciudad. Que donde vive habitualmente tiene mucha “vida social” que tiene varios amantes y que dos dos meses que pasan en la sierra los vive como un retiro forzoso muy difícil de llevar.

Por suerte he aparecido yo para darle  un poco de aliciente y alegría. Me confiesa que con excusa de salir a fumar, cada día sale varias veces  al jardín, pasea bordeando la valla y se comunica via whatsapp con alguno de sus amantes.

- “Camina unos veinte metros hacia la derecha, encontraras una especie de rincón donde el seto es menos tupido. Alli te espero…está un poco mas escondido y podremos estar mejor”, me dice con cierto apremio.

Cojo la bici por el manillar y me encamino hacia donde me dice. Al llegar veo que tiene razón, el rincón queda mucho mas protegido de miradas indiscretas y nos podemos ver y tocar fácilmente. En cuanto dejo la bici apoyada y me acerco al seto, allí me espera y en cuanto distingue mi figura se levanta la falda para enseñarme la buena mata de pelo de su entrepierna.

- “¿Te gusta mi coño? Así..natural, peludito…suave y jugoso”

-  “Siiii, me gusta… ya estoy palote…. Si me quieres ver…aquí la tienes”, le digo con ganas de que diga que quiere ver como la tengo hoy.

-  “Primero te enseño mi coño, estoy orgullosa de él…se ha comido mas pollas de las que puedas imaginar…es insaciable…yo lo cuido…lo acaricio y el me devuelve ricos orgasmos”. “mira como se traga las pollas”, me dice mientras se introduce los cinco dedos puestos como si fuera a coger una pizca de sal.

-   “¿ya estas emplamado?, ven…acércate que quiero comerte la polla como nadie lo ha hecho en tu puta vida”, “vas a saber como la señora Remedios chupa una polla hasta dejarla escurrida”.

No dudo ni un instante en acercarme a la valla, con el pantalón en los tobillos, las manos apoyadas en las nalgas y la polla apuntando al frente con una excitación desconocida para mi.Entre las hojas aparece un boca abierta que aspira a ser rellenada con mi pedazo de carne. Me la cojo y dirijo la punta hasta que tropieza con el labio superior y la nariz.

Como un animal agazapado para cazar, esa boca reacciona súbitamente, me la atrapa y la engulle. A continuación siento como succiona, tirando de mi capullo hacia dentro como si lo quisiera tragar.

Uhmmm, que sensación tan fuerte y placentera. Parece que me lo quiera arrancar del troncho a base de sorber y sober. Cuando ya creo que no puedo aguantar mas…afloja y me rodea la punta con su lengua. Esta caracolea, me frota el borde, la puntita y la zona del frenillo.

¡Vaya forma de chupar!. La desconocida es realmente una experta, lo hace de maravilla y sabe como tratar con su boca una polla impaciente como la mia. Si la dejo continuar me va a sacar hasta el tuétano de los huesos.

- “deja, deja….para..paraaaaa”, le grito tratando de echarme hacia atrás para liberarme de su bocado.

La mujer no cede y me sigue sorbiendo con ganas el capullo que tiene bien atrapado dentro de la boca. Después de insistir una y otra vez en mi petición, dando tirones hacia atrás, se compadece de mi y me suelta.

- “Acaso no quieres correrte en mi boca…crei que era lo que querias…No me dirás que no la chupo bien…todos los hombres que han pasado por mi han quedado mas que satisfechos”, me dice un tanto sorprendida por mi actitud evasiva.

-    “Si, siii…me gusta…me gusta mucho….pero antes de correrme quiero que me des tu coño”

-    “Que quieres decir?...¿no pensaras follar por el agujero?....jejeje…es muy pequeño y mi chomino necesita mucho mas espacio.

-    “Dejame que te meta mano…quiero cogértelo…mojarme la mano con tu leche… y meter los dedos bien adentro.

-    “Uhmmm, me parece que ya se lo que quieres y lo que podemos hacer”

-    “Anda unos diez metros, hasta llegar a la puerta de entrada y allí me esperas. Yo voy enseguida”

Sigo sus indicaciones y llego a una puerta de tres o cuatro metros con una verja hasta media altura compuesta por barrotes metálicos verticales separados unos veinte centímetros entre si.

Me situo en el lado exterior esperando a que la desconodida se presente. Levanto la mirada y veo que justo enfrente está la casa que dispone de amplios ventanales orientados hacia la puerta. No me imagino que esta posición sea mínimamente discreta para poder hacer algo.

Por fin aparece la mujer y se sitúa junto a mi al otro lado de la verja. Hasta ahora solo le había visto parte del vientre, las piernas y un pubis que me ha cautivado. Tiene un chocho muy carnoso y lleno de pelos. Este aspecto semi salvaje contrasta con el resto del cuerpo. La misteriosa mujer resulta ser muy guapa y elegante. Debe rozar tener mas de cincuenta años, pero tiene un aspecto muy cuidado, el típico de una mujer de nivel adquisitivo alto, posiblemente con buena posición social.

- “Anda…ven aquí… pasa la mano y tócame este coño que tanto te ha gustado”, me dice con una medio sonrisa maliciosa, sabiendo que me dejado desconcertado.

-    “No te preocupes… desde la casa solo nos verán juntos…sin saber lo que hacemos o decimos…estando yo de espaldas no se imaginaran nada.

-    “Si preguntan les diré que te estaba dando indicaciones pues te habías extraviado por los caminos de alrededor del pueblo”.

-    “Saca la mano y tócame el coño como desees”

Con cierta timidez y sigilo paso la mano entre los barrotes, la mujer se arremanga un poco la falda y me deja el camino libre. El primer contacto con su vulva es extraordinario, está caliente y humeda. Percibo sus labios menores colgando, blandos, delicados…y sobre todo muy tierno.

Le meto mano a gusto, pasnado el dedo por la raja y palpando su enorme clítoris. Parece una alubia gigante, cuando los rozo con la yema de mis dedos ella ve estrellas de colores.

Pongo dos dedos juntos y se los meto. Mejor lo hago con tres….Pongo los cuatro dedos unidos formando una cuña y los dirijo hacia dentro. Mi secreta cómplice culea levemente para hacer presión y ayudarme a meter mis dedos en su coño.

Me mira, se agarra a la parte superior de la valla para afirmarse mejor en la postura y comienza a balancearse adelante y atrás. La estoy follando con la mano y ella lo disfruta como una perra, sin dejar de sacar lechecita que le corre piernas abajo.

- “Sigue sigue…me vas a hacer correr… aquí de pie…y a la vista de todo el mundo…vaya, vaya con el ciclista…que buena mano tiene”, dice entre gemido y gemido.

Yo sigo con el masaje de su labios, pasando toda la mano sobre la raja, o metiendo los dedos todo lo que puedo para darle gusto. Después de unos minutos de frote intenso, pone los ojos en blanco y deja ir un alarido de placer que debe haberse escuchado hasta dentro de la casa.

Se queda cabizbaja disfrutando de su corrida durante unos instantes, luego levanta la cabeza y me dice:

- “hacia tiempo que no me corría así…eres un puto degenerado…pero me encanta que me traten como una perra y sobre todo, me pierde que mi coño sea deseado”

-     "¿Vendrás mañana otra vez?, me pregunta.

-     "Si claro, claro… mañana a la misma hora”, le dijo fuera de mi antes de que se de la vuelta y se encamine hacia la casa.

Me dispongo a volver a casa con la bicicleta cuando me doy cuenta que tengo una mancha de un plamo en el pantalón. Me he corrido sin darme cuenta. Tendré que decir que he tenido una urgencia encima del sillín y que no he dirigido bien la evacuación…cosa de ciclistas.

Deverano.