Motivación extra III
Sigue la relación madre e hijo tan especial
Desde ese día, la relación madre e hijo mejoró de nuevo, tenían más confianza, se contaban todo y Viviana se encargaba de satisfacer los placeres oníricos de su pervertido hijo, disfrutando cada vez más. Sandro no sospechaba nada, pues Viviana le atendía maravillosamente por la noche en la cama. El nivel de la libido de Viviana aumentaba cada día más. El psicólogo le dijo que era normal, debido a que aún no había liberado su tensión sexual con su hijo, pero es que ella no se sentía capaz de hacerlo. Viviana tenía una fantasía desde hace días y no dudó en cumplirla, sobre todo porque el psicólogo le pidió que por una vez se liberara para poder avanzar con su vida normal. Unos días después, viendo que Marco la seguía respetando y no pedía más de lo que ella le daba aun sabiendo lo que él deseaba, Viviana dio un paso más. Era sábado y aprovechando que Sandro estaba fuera por trabajo, Marco le pidió a media tarde a su madre que se desnudara. Ella apareció desnuda en su habitación, solo portando unos tacones, pues a Marco le daba morbo.
Viviana: Ya estoy lista, cielo – dijo colocándose frente a él sentada en una silla, abierta de piernas.
Marco: Yo también, mamá – dijo bajándose sus pantalones cortos y mostrando su erección.
Madre e hijo comenzaron su espectáculo. Marco comenzó a pajearse lentamente mientras admiraba el cuerpo desnudo y expuesto de su madre. Viviana se tocaba las tetas y se chupaba los dedos para pasarlos por sus pezones, poniéndose ambos más calientes. Marco aumentó la intensidad de su paja al ver a su madre jugar con sus tetas.
Viviana: ¿Te gusta lo que ves? – dijo susurrante y sugerente.
Marco: ¡Oh sí, mucho! – gimió.
Viviana: Pues espero que esto te guste aún más – dijo guiñándole un ojo, traviesa.
Marco no se esperaba lo que pasó a continuación. Viviana con una sensualidad innata, mientras se pellizcaba un pezón fuertemente, bajó una mano por su vientre hasta su coño y comenzó a masturbarse delante de su hijo. Eso la puso muy caliente, sentirse así de observada por él mientras su hijo se pajeaba observándola. Viviana se pasaba sus dedos por el clítoris y separaba los labios vaginales, logrando un sonido de chapoteo que puso como una moto a un sorprendido y caliente Marco.
Viviana: ¡Oh sí, estoy muy mojada, cielo! – gimió mirándole a los ojos sin dejar de masturbarse.
Marco: ¡Oh sí, mamá, sigue, sigue pajeándote conmigo, guarra! – gimió aumentando el ritmo de su paja, muy caliente.
Viviana: ¿Te gusta que la guarra de tu mami se masturbe delante de ti? – gimió provocándolo.
Marco: ¡Oh sí, mamá, mucho, eres muy guarra, masturbarte delante de tu hijo! – gimió entrando en su juego.
Viviana: ¡Oh sí, cielo, mami es muy guarra! ¡Pues espero que esto te guste! – gimió guiñándole un ojo.
Viviana, tras guiñarle el ojo a su hijo, se tocó su encharcado coño un par de veces antes de, lenta y sensualmente, meterse dos dedos dentro de su coño y comenzar a follarse con ellos. Marco se puso más cachondo, y empezó una paja más intensa, la más intensa de su vida, tener ahí a su madre desnuda, masturbándose y follándose con los dedos era muy morboso. Viviana se puso aún más caliente al sentirse observada por su hijo mientras se hacía un dedo, le daba más morbo que verlo pajearse. Ambos no aguantaron mucho.
Viviana: ¡Oh sí, me encanta que me mires, sí, estoy muy cachonda! – gemía.
Marco: ¡Oh sí, mamá, sigue que me tienes a punto! – gimió.
Viviana: ¡Yo también me voy a correr ya, cielo! ¡Oh sí, me encanta! – gimió.
Marco: ¡Oh sí, me corro, mamá, me corro, guarra! – gimió.
Viviana: ¡Oh sí, cielo, córrete en la guarra de tu mami! ¡Lléname de tu leche! – gimió.
Marco se levantó de la cama y se puso frente a su madre, que seguía masturbándose ahora más violentamente mientras su hijo se pajeaba furiosamente delante de su cara. Se relamió al tener su polla tan cerca. Marco explotó en una corrida bestial que dio de lleno en la cara de su madre, que se corrió como una loca al sentir la corrida de su hijo dándole en la cara y bajándole por los labios y las tetas. Cuando terminaron de correrse, Viviana se relamió los labios, ante su sorprendido hijo.
Viviana: Muy rica tu leche, cielo – dijo guiñándole un ojo, traviesa – Me has llenado con ella.
Marco: Es que me has puesto muy cachondo, mamá – dijo cayendo sobre la cama.
Viviana: Y tú a mí, cielo, y tú a mí – dijo riendo, levantándose de la silla – Esto ha sido un premio por lo bien que te has portado durante este tiempo, respetándome – dijo guiñándole un ojo.
Marco: Gracias, mamá – dijo abrazándola con cariño sin importarle mancharse con su semen.
Madre e hijo se abrazaron, desnudos, tiernamente. Luego, Viviana le dio un tierno pico en los labios a su hijo y se fue a lavar y vestir. Durante varios días la situación se tranquilizó, el psicólogo tuvo razón, pero unos días después la situación volvió a cambiar. Ella tenía otra fantasía, esta vez necesitaba sentir la polla de su hijo en su boca. Una tarde a finales de verano, Marco estaba jugando a la consola y sin que se lo pidiera, decidió Viviana darle otra sorpresa y así quitarse esas ganas que traía. Se desnudó y se colocó unos tacones, y se dirigió a la habitación de su hijo.
Viviana: ¿Puedo pasar? – dijo sugerente.
Marco: ¡Mamá! – dijo sorprendido al verla así – No te he pedido nada, estaba…
Viviana: Lo sé, pero como eres tan bueno, te portas tan bien y eres tan responsable, he decidido relajarte por mi cuenta – dijo sonriente.
Marco: Está bien mamá – dijo levantándose de la silla.
Viviana lo paró y le cogió de las manos colocándolo en el medio de la habitación. Poco a poco, ella le fue desnudando, lentamente, con sensualidad, mientras le miraba y le sonreía. Marco se dejó hacer, le estaba poniendo mucho tener así a su madre, desnudándolo. Cuando estuvo desnudo, Viviana se sentó en la cama y le llamó.
Viviana: Ven, ponte aquí, de pie – le indicó.
Marco: Vamos a manchar la cama – dijo, pero se colocó obediente dónde le dijo su madre.
Viviana: No te preocupes, eso no pasará – dijo guiñándole un ojo.
Viviana agarró con ambas manos la polla ya erecta de su hijo y comenzó a pajearla suavemente mirándole a los ojos con una sonrisa lasciva, antes de guiñarle un ojo y acercarse a su polla y comenzar a lamerla. Marco se sorprendió.
Marco: ¡Oh, joder, mamá! ¿Me vas a comer la polla? – gimió al sentir la lengua de su madre recorriendo su polla hasta sus testículos.
Viviana: Sí, cielo, mami te hará una buena mamada – dijo dándole un beso en la punta de la polla – Quiero que mi hombrecito disfrute viendo como su mami chupa su polla, tanto como su mami va a disfrutar chupártela – dijo guiñándole un ojo, lasciva.
Viviana se metió la cabeza de la polla de su hijo en la boca y comenzó a succionar, al mismo tiempo que agarraba sus testículos con una mano, acariciándolos. Marco gimió al sentir el contacto de la boca de su madre con su polla, era mejor que su fantasía. Viviana, sin dejar de mirar a su hijo a los ojos para observar su reacción, engulló poco a poco la polla de su hijo entera, hasta los testículos.
Marco: ¡Oh, sí mamá, eres la mejor! – gimió.
Viviana: ¿Te gusta, cariño? – dijo sacándose su polla de la boca y pajeándolo con suavidad - ¿Te gusta que la guarra de tu mami te coma la polla?
Marco: ¡Me encanta, mamá! – gimió mirándola a los ojos con deseo.
Viviana: ¿Quieres que mami siga? – dijo sugerente.
Marco: Sí – gimió.
Viviana: Pues tienes que pedírmelo como lo hacen los hombres – susurró.
Marco: ¿Puedes chupármela, mami? – dijo impaciente.
Viviana: Así no se pide, cariño, ¡sé un hombre y pídemelo, ordénamelo! – dijo dándole un lametón a la punta de su polla para calentarlo más y que se soltara.
Marco: ¡He dicho que me comas la polla, puta! – dijo cachondo perdido, agarrando la cabeza de su madre y haciendo que se la tragara entera su polla - ¡Oh sí, así, sigue!
Viviana: ¡Mmmmhhhggg! – gemía mientras su hijo le agarraba de la cabeza y le obligaba a comerle la polla.
Marco: ¡Oh sí, chúpamela mami, oh sí, joder, eres una buena chupa pollas, que bien lo haces, sí, me vuelves loco! – gemía.
Viviana se dejaba usar por su hijo, que excitado y torpe usaba su boca como si de un coño se tratase incrustando su polla una y otra vez hasta su garganta. Luego de unos segundos intensos, Marco aflojó el agarre sobre la cabeza de su madre y Viviana aprovechó para hacerle una buena mamada. Viviana empezó a subir y bajar su boca sobre el rabo de su hijo, ansiosa, succionando con fuerza y llegando incluso a darle pequeños mordiscos, haciéndole gemir. Luego de un par de minutos, en los que Viviana le mamó la polla con ansia a su hijo, se sacó la polla de su boca, para respirar.
Viviana: Vamos cariño, la puta de mami quiere que le folles la boquita – susurró sugerente con lujuria y morbo.
Marco: Pues prepárate que te voy a dar una buena follada de boca – dijo agarrándose su polla con una mano y colocándola enfrente de su madre.
Viviana: Qué bien suena eso, cariño, folla la boquita a mami, usa la boca de la puta de tu mami – dijo en plan putón.
Viviana abrió la boca delante de la polla de su hijo y él le metió su polla entera hasta la garganta, comenzando una torpe follada al principio, pero con más ritmo luego, mientras ella le agarraba del culo a su hijo, se lo amasaba, atrayéndola hacia ella. Marco le agarraba de la cabeza, follándole la boca con ímpetu. Luego de unos minutos, Marco no aguantaba más, se iba a correr y le sacó la polla de la boca a su madre.
Viviana: ¿Qué pasa? – dijo cogiendo aire.
Marco: Me voy a correr, mamá – dijo agarrando su polla.
Viviana: No te preocupes, sigue follándome la boca hasta que te corras – dijo morbosa, quitándole las manos a su hijo de su polla y volviéndola a engullir.
Marco, sorprendido y morboso, siguió follándole la boca a su madre, con lujuria. Viviana se dejaba follar la boca atrayéndole aún más para no desperdiciar su corrida. Marco no tardó en correrse.
Marco: ¡Oh sí, me corro, mamá, me corro, sí toma leche, puta guarra, sí, me corro en tu boca, putón! – gemía.
Viviana: ¡Mmmmmhhhhgggggg! – gemía recibiendo la descarga de semen de su hijo.
Marco se corrió abundantemente y como un animal en la boca de su madre, quién recibía la descarga de leche de su hijo en la boca, recogiendo gota a gota, borbotón a borbotón, todo lo que echaba. Cuando Marco se corrió cayó sentado en su silla del escritorio. Viviana, como ya lo había hablado con su marido, dejó caer una parte de la corrida de su hijo a sus tetas y se la restregó con lujuria mientras le miraba con deseo. Luego, y ante la mirada sorprendida de Marco, le enseñó su boca con el resto de su corrida y se la tragó sin dejar de mirarle, con gula y mucho morbo. Notó el sabor más dulce que la de su marido.
Viviana: ¿Te ha gustado tu nuevo regalo? – dijo sensual mientras se terminaba de restregar la corrida de su hijo por las tetas.
Marco: ¡Mucho! No me lo esperaba – dijo contento.
Viviana: A partir de ahora y siempre que lo desees, mami te hará una buena mamada – dijo sonriente.
Marco: Perdón por llamarte puta y todo eso, fue la excitación – dijo disculpándose.
Viviana: No te preocupes, eso es lo que me siento con todo esto, mi lívido ha subido bastante desde que empezamos con esto, pero me gusta, sinceramente – dijo divertida y morbosa.
Marco: ¿Estás cachonda? – dijo curioso.
Viviana: Mucho – confesó morbosa.
Marco: ¿Vas a masturbarte? – dijo curioso.
Viviana: Seguramente – contestó con una sonrisa lujuriosa.
Marco: Pues ya que tú me alivias a mí, si tú quieres, yo te puedo aliviar a ti – dijo nervioso.
Viviana: ¿Cómo? – dijo sorprendida.
Marco: Que, si tú quieres, y en agradecimiento a todo lo que haces por mí, te como el coño o te masturbo si quieres – dijo nervioso.
Viviana: ¿Lo dices en serio? – dijo morbosa.
Marco: Completamente – dijo decidido al ver la mirada de lujuria de su madre.
Viviana: Pues a qué esperas – dijo echándose para atrás en la cama y abriéndose bien de piernas, mostrando su coño.
Marco se colocó de rodillas a un lado de la cama, quedando de frente al coño de su madre. Como había visto en las películas porno, agarró ambas piernas de su madre con cada mano, llegando al culo, acariciándola, antes de darle un lametón a su coño, notando el sabor salado y la humedad que contenía. Viviana gimió, observándole.
Viviana: ¡Oh! ¿Te gusta? ¿Lo has hecho alguna vez? – gimió morbosa.
Marco: Me gusta el sabor salado, nunca lo he hecho – dijo morboso.
Viviana: No te preocupes, mami te enseñara – dijo sonriendo – Me encanta ser tu primera mujer para todo – dijo riendo – Ahora vamos al lio – dijo lujuriosa – Primero acaricia con los dedos mi coño.
Marco: ¿Así? – dijo acariciándola suavemente de arriba abajo su húmedo coño.
Viviana: ¡Sí, así, pasa tu lengua lentamente, sí! – gemía.
Marco le empezó a pasar la lengua, de arriba abajo, suavemente. Viviana le guiaba poco a poco, de menos a más, según aumentara su calentura y su hijo adquiriera pericia. Poco a poco los gemidos de Viviana eran más fuertes, cosa que envalentonó a Marco que comenzó a pasarle la lengua más fuerte.
Viviana: ¡Oh sí, cariño, cómeme el coño, cómete el coño de mami, así, lámemelo, pasa tu lengua por mi coño mojado, oh sí! – gemía - ¡Muérdeme despacio aquí! – gimió señalando su clítoris - ¡Oh sí, me encanta, sí, no pares, mami está chorreando!
Marco hacia caso a su madre, ya envalentonado por los gemidos de su madre, cada vez más altos, eran casi grititos de placer. Viviana sentía mucho morbo, estaba abierta de piernas, con su hijo comiéndole el coño, y con la leche de su hijo en las tetas y su sabor en la boca. Estaba muy cachonda y no tardó mucho en correrse en la boca de su hijo.
Viviana: ¡Oh sí, cariño, sigue así, no pares, cómele el coño a la puta de tu mami, sí, haz que mami se corra, sí, sí, me voy a correr en la boca de mi hijo, sí, soy una puta, soy una puta, sí, me corro, me corro, sí, sí! – gritaba de placer.
Viviana cogió la cabeza de su hijo y le apretó contra su coño, mientras se corría, morbosa, en la boca de su hijo, que recibía la corrida de su madre con ansia, feliz de proporcionar tanto placer a su madre. Cuando Viviana se corrió cayó exhausta, pero a los pocos minutos se sentó en la cama, sonriente. Miró a su hijo que la miraba orgulloso.
Marco: ¿Te ha gustado? – dijo curioso.
Viviana: Mucho, cariño – dijo levantándose y abrazándole, amorosa – Has hecho correrse a mami, muy bien – le alabó – Con la práctica lo harás mejor.
Marco: ¿Quieres decir que puedo volver a comerte el coño? – dijo sorprendido.
Viviana: Siempre que quieras – dijo divertida – Igual que me pides que te haga una paja o te la coma, puedes pedirme comerme el coño – dijo traviesa – Mami no se va a negar.
Madre e hijo se quedaron reposando, morbosos y orgullosos de sus avances. Luego por la noche, cuando Sandro volvió a casa, Viviana lo acorraló en el baño aprovechando que su retoño había salido con unos amigos. Sandro se iba a duchar cuando su amada mujer apareció en su espalda.
Viviana: Amor, creo que te sobra ropa – dijo tocando su polla por encima del pantalón corto con deseo.
Sandro: No soy al único – dijo sorprendido metiéndole mano por debajo del sujetador agarrando sus tetas y haciéndola gemir – Últimamente estás más juguetona.
Viviana: Sí – gimió en su oído – Estoy más cachonda desde que escucho a nuestro hijo pajearse – mintió morbosa para ver su reacción – Alguna zorrita está calentando a nuestro hijo.
Sandro: ¿Te da morbo pensar que una guarrilla está calentando a tu propio hijo? – dijo divertido y morboso.
Viviana: Sí – mintió morbosa, pues lo que realmente le daba morbo era saber que era ella misma la causante de sus erecciones.
Sandro: Pues entonces vamos a jugar a un juego – dijo acercando su erección a su coño con la ropa puesta.
Viviana: ¿Cuál? – gimió.
Sandro: Usa mi polla como si fuera la de nuestro hijo, puta – ordenó pellizcando su pezón.
Viviana: Como mi amo ordene – gimió, morbosa.
A Viviana le encantaba comerle la polla a su marido, le encantaba sentir lo dura que se la ponía en su boca. Sin dejar de mirarle a los ojos para provocarlo, empezó a agarrar su polla por encima del pantalón mientras se lo bajaba. Sandro se dejaba hacer. Viviana sacó la polla erecta de su marido y, tras mirarle traviesa, le dio un lametón de abajo a arriba. Viviana comenzaba a meterse su polla en su boca, haciéndolo gemir.
Sandro: ¡Oh sí, puta, trágate toda mi polla! – gemía – Seguro que esa putita se tragaría la polla de tu hijo.
Viviana morbosa pensando en lo que le decía su amado Sandro, comenzaba a engullir su polla hasta la garganta, entera, para después sacarla y repetir la acción, cómo a él le encantaba, como ella adoraba hacérselo, pero imaginando que era a su hijo al que se lo hacía. El morbo la ganaba, la calentura que llevaba era enorme. Sandro no le quitaba los ojos de encima mientras ella cada vez engullía con más ansia la polla de su amado mientras comenzaba a acariciarle los testículos.
Sandro: ¡Oh sí, puta, me encanta como me comes la polla, sigue! ¡Eres la mejor chupa pollas! – gemía – Esa putita no sabrá qué hacer con la polla de tu hijo, deberías enseñarla.
Viviana seguía con la mamada que le daba a Sandro cuando de repente sintió la presión que le hacía Sandro a su cabeza, como la sujetaba y sabía lo que venía. Sandro, agarró de la cabeza a Viviana para, sin preámbulo, empezar a follarle la boca.
Sandro: ¡Seguro que lo que quiere tu hijo es hacerle esto a esa putita! – gimió.
Viviana se dejaba hacer encantada por su amado, morbosa y cachonda perdida. Sandro estuvo follándole la boca a Viviana unos pocos minutos, haciéndola jadear, gemir y suspirar de placer mientras recibía en su garganta la verga de su amado, cuando Sandro le dijo que no tardaría en correrse.
Sandro: ¡Me encanta follarte esa boquita, puta, me voy a correr! – gimió - ¡Trágatelo todo, puta, toma mi leche!
Sandro se corrió como un animal en la boca y garganta de su amada esposa, que recibía entre gemidos de placer la descarga de leche de su amado, sorprendida y morbosa, se corrió junto con su amado. Luego de terminar de ambos, Viviana limpió con su lengua la verga de su amado, sin dejar de morarle a los ojos y enseñándole su boca vacía. Ambos se relajaron un poco.
Sandro: ¡Caray! Te has puesto como una moto – rio divertido.
Viviana: Es que es imaginármelo y me da mucho morbo – reconoció – Además, tengo que satisfacer bien a mi hombre para que no se busque otra putita.
Sandro: Contigo tengo suficiente, amor – dijo tierno y amoroso, besándola.
Viviana: Te amo, mi rey – se abrazó enternecida y culpable.
Sandro: Y yo a ti, nena – dijo tierno – Vamos a la cama que te voy a dejar escocida hoy – dijo azotándola.
Viviana: Lo estoy deseando, amor – gimió.
Ambos se pasaron la noche teniendo sexo y demostrándose su amor. Marco los espió cuando llegó, sigiloso, y se masturbó viéndolos. Viviana encontró a la mañana siguiente los restos de semen en la puerta de la habitación. Se calentó, morbosa, intuyendo lo que había pasado.