Motivación en el trabajo 9
No pude evitar mi sonrisa de satisfacción, y no porque él me hubiera besado allí, sino porque me encantó ver la frustración de Lara.
Se estuvo mucho tiempo en mis brazos. Cuándo poco a poco se fue enderezando y se alejó de mí un paso.
─ Lo he dejado. –se le quebró la voz. En esa frase había amor escondido. Lo amaba.
─ ¿Y qué te ha hecho? –traté de sonar lo más serena posible.
─ ¿QUÉ? ¡NO! –dijo al ver como miraba su rostro–. Él es incapaz de tocarme.
Me la miré sin entender nada, tenía el labio reventado y muy cerca del ojo todo un morado que se estaba hinchando.
─ ¿Esto? Fue el potro que al limpiarle los cascos levantó una pata y me dio. –dijo al entender mis pensamientos.
No era la primera vez que veía algo así, una profesora que tuve cuando era pequeña un día del mismo modo le dio en el ojo al limpiarle las patas, realmente lo hizo sin querer, al ser verano hay moscas y se están muy inquietos. Recuerdo la imagen porque mi profesora tuvo que ir al hospital porque le dio en pleno ojo, al día siguiente parecía salida de un ring de boxeo.
─ Habrá que ponerte un poco de hielo. –murmuré al acercarme a ella para verle bien la cara.
La llevé fuera de la cuadra para tener más luz. Me estremecieron esos ojos… Ya no tenían su tonalidad zafiro, se habían transformado casi a verde por culpa del llanto. A pesar de tenerlos rojos me quedé embobada con su mirada, era como si no fueran suyos, buscaba en ellos esa tonalidad azul que se veía en el fondo de ellos, aun así ese color azul verdoso le quedaba espectacular. No sabía cómo tomarme nada, ese iba a ser un día muy largo. Moría de ganas de romper en llanto. ¿La amaba? No tenía nada claro, pero si sabía una cosa, que me torturaba pensar que lo amaba a él. Lo peor de haberlo hecho con una persona es que te puedes imaginar en todo detalle a esa persona haciéndolo con otra. Me la imaginaba con exactitud en la cama con él. Sus orgasmos resonaban en mi cabeza, empezaba a marearme. Era capaz de sentir como él la penetraba a ella. La peor parte era que a él no le ponía rostro, ¿sería tan perfecto? Un príncipe para ella… tal como se lo merece.
Si era así me echaría atrás. Quizá sería lo más duro que haría en mi vida, pero sabiendo que ella lo necesita y es feliz a su lado conseguiría acostumbrarme con el tiempo, aunque nunca lo superara.
Estaba sola, cerca del potro que le había dado el golpe. Ella había ido a ponerse hielo. No quería verla, ahora sí que deseaba que el jefe viniera ese mismo día. Cogí rápido un potro de los míos y sin mirarla le dije que me iba al campo. Lo preparé rápido y me subí. A punto de salir por la puerta trasera de la hípica me la encontré que quería venir conmigo. Conseguí deshacerme de ella diciéndole que mejor que no montara y descansara, porque aunque no fuera fuerte el golpe, fue en la cabeza y podría sufrir mareos, y aun mucho más con el calor.
Me dirige rápidamente a un campo que solo conocemos Carol y yo, es parecido a uno de carreras. Allí me puse a correr como creo que nunca lo he hecho. En ocasiones sentí que me caería, pero me daba igual, sentir ese aire recorrer mi cara, no llevaba casco, mi melena al viento, mis lágrimas de tristeza mezcladas con las que caían por la velocidad. Eso me producía rabia, impotencia. Obligaba a ir más rápido al caballo. Cuando perdí la noción del tiempo, llevaba demasiado tiempo fuera, no tendría más tiempo de montar otros caballos, solo había montado uno, me faltaban mínimo otros cuatro. Dejé de galopar porque me di cuenta que también había olvidado que era un potro lo que llevaba y no estaba acostumbrado a galopar tanto. Estaba reventado, casi no se mantenía en pie. Me puse a llorar de nuevo, sintiéndome culpable por el potro y por todo lo demás. Lo caminé un largo rato para que se relajara, ya que ellos no pueden parar de golpe. Cuándo se fue relajando me bajé y le quité la montura. Estaba chorreando el animal. Me lo llevé a la sombra para que descansáramos los dos. Eso estaba vallado por lo que podía soltar el caballo sin que se pudiera escapar. Se puso a pastar a mi lado bajo el árbol, mientras yo iba cantando.
Heart beats fast El corazón late rápido
Colors and promises colores y promesas
How to be brave ¿cómo ser valiente?
How can I love when I'm afraid to fall ¿cómo puedo querer cuando temo caer?
But watching you stand alone Pero viéndote solo
All of my doubt suddenly goes away somehow todas mis dudas de alguna manera desaparecen
One step closer un paso más cerca
I have died everyday waiting for you he muerto todos los días esperándote
Darling don't be afraid I have loved you querido, no tengas miedo de que te haya querido
For a thousand years durante mil años.
I'll love you for a thousand more te querré por otros mil más.
Cuando estoy a punto de cantar la siguiente parte oigo una voz que se apresura a cantarla antes que yo. Una voz varonil, realmente canta hermoso. Lo veo a él, a ese hombre de rubios cabellos vestido con un sombrero vaquero, que oscurece esos ojos verdes. Lleva consigo un cubo y al lado una botella de agua. Se acerca a mí cantándome, nunca antes lo había oído cantar, pero tiene una voz que te acelera los latidos. Justo la estrofa que dice él queda perfecta.
Time stands still El tiempo permanece detenido
Beauty in all she is belleza en todo lo que ella es
I will be brave seré valiente
I will not let anything take away no dejaré que nada se lleve
What's standing in front of me lo que está delante de mí
Every breath cada respiración
Every hour has come to this cada hora que ha llegado a esto
One step closer un paso más cerca.
En ese momento, nada más terminar esa última frase, vi como esos ojos verdes desaparecían y se cerraban. Como esos labios se acercaban a mí, realmente me puse nerviosa, no sabía si por molestia o porque me gustara lo que estaba pasando. Cuando su aliento se posó sobre mi rostro, volvió a abrir esos ojos, tener esa mirada tan cerca me hizo cerrar los míos a la espera de su beso. Lo hizo, me beso. Creo que jamás alguien me ha besado con tal ternura, llevaba una dulzura ese beso en el que entendí que él llevaba tiempo enamorado de mí. Ese hombre que solo estaba en verano, vivía en el campo con su tío cerca de la hípica. El resto del año vivía en Texas en su rancho. Se separó un poco de mí, me acariciaba el labio con el pulgar mientras tenía cogida mi barbilla. Volvió a depositarme un beso en los labios, solo que este fue pequeño pero igual de dulce. Me tenía embobada, no conseguía despertar de este sueño o pesadilla. Realmente era el hombre perfecto, de carácter masculino pero muy dulce, y hermoso físicamente. Pero le faltaba algo… Ese algo que sólo una mujer me dará, que en concreto Lara me sabía dar perfectamente.
Aun así me sentía bien, conseguía ruborizarme y sentirme deseada. Se acercó al potro que monté yo, y le dio el cubo en el cual sirvió agua.
─ Tiene buen potencial esta hermosura de potro. No hay más que ver todo lo que ha aguantado… -dijo intercambiando la mirada del recorrido que había hecho a mí.
─ Sí… he disfrutado tanto que me olvidado de él. –dije ruborizándome.
Veía como lo acariciaba mientras el caballo bebía, confirmé lo que pensaba, era el hombre perfecto… Pero con la chica equivocada me repliqué a mí misma. Está claro que una aventura con él podría tener, pero jamás lo podría amar… Una cosa es el sexo y otra es hacer el amor, y para mí los hombres son para tener sexo y nada más. Aun así el me erizaba la piel, era realmente hermoso. Debería salir en alguna revista de modelos.
─ Vuelvo enseguida. –dijo con su perfecta voz.
Apareció al poco tiempo, con un caballo a su lado, preparado para montarse.
─ Venga sube al tuyo. –dijo con una sonrisa amable.
Menos mal que el potro que llevaba estaba castrado, si no de lo contrario habría ido directo a por el que llevaba el ya que estaba suelto. El caballo era una yegua, parecía perfecta para él. Ella era del mismo color que el pelo de él, un rubio oscuro.
Preparé al potro de nuevo y me subí. Fuimos tranquilamente de vuelta a la hípica, andando sin necesidad de hacer correr a los caballos. Él me contaba que todo en Texas era maravilloso, que debería ir algún día. Sabía que me encantaría ir allí, ver ese sitio tan vaquero como me gusta.
Entramos a la hípica, él se bajó y des preparó la yegua. Yo me fui al otro lado donde había preparado al potro. Allí me encontré a Lara. Su rostro estaba completamente enfadado. No podía verle los ojos, llevaba las gafas de sol.
─ ¿¡Eres consciente!? –dijo chillando cabreada–. ¿¡De lo asustada que estaba!? ¡Creí que te había pasado algo! –realmente estaba asustada todavía.
─ ¡Perdón! Perdí la noción del tiempo. –dije tratando de calmarla.
─ ¿Se puede saber que has hecho? –replicó aun enfadada.
─ Hacía mucho calor y el caballo estaba cansado. Por lo que me bajé para dejarlo descansar un rato. –dije en tono frío.
─ ¡Dios mío! ¿De dónde salió ese bombón? Me han temblado las piernas nada más verlo. –comentó Lorena a mis espaldas.
─ Mierda… -dije en un tono inaudible, se me olvidó que Eric estaba aquí.
─ ¿Quién? –preguntó Lara al ver mi cara.
─ Ese chico vaquero que ha entrado a pedirme agua. Dice que viene contigo Judith…
Quise morir en ese momento, mi corazón se salía de su sitio.
─ Ahá… -murmuró Lara.
Entendí lo que estaba pensando, que esa era la razón por la cual llegaba tan tarde. Pensé que nada podía ir peor aún. Pero así fue cuando oí que Eric venía hacia mí. Allí mi corazón dio un vuelco, se retorció en su sitio. Creí que me desmayaría. Lara estaba enfadada, realmente enfadada. Pero aun así de cabreada ella pareció deslumbrarse por la belleza del chico… Se quitó hasta las gafas para observarlo. Ese gesto me cabreó demasiado. Ahora yo iba con el ceño fruncido, como una niña de mala gana que observa a sus padres que la han castigado. Ella seguía algo cabreada pero su mirada había vuelto a ser sensual, esos ojos tan claros volvían a vivir. Mi mandíbula estaba completamente apretada, no soportaba verla así coqueteando sin si quiera decir nada. En cambio él pareció no verla, no desviaba ni un segundo su mirada que estaba posada en mí. Él estaba igual de seductor que ella, solo que él lo estaba conmigo y ella con él.
Él se acercó a mí y me susurró en el oído uno de los versos de la canción.
I will be brave seré valiente
I will not let anything take away no dejaré que nada se lleve
What's standing in front of me lo que está delante de mí.
Ese acto hizo que me temblaran las rodillas. Me dio uno de sus dulces besos, solo que lo hizo en mi mejilla para despedirse, luego se fue dándonos la espalda. No pude evitar mi sonrisa de satisfacción, y no porque él me hubiera besado allí, sino porque me encantó ver la frustración de Lara. No sabía si era porque él no le había hecho caso o porque yo había estado con él. Pero sé que sentía celos y eso hacía que mi corazón reviviera.
Era casi la hora de comer, por lo que le pedí a Lorena antes que se fuera hacia el bar la comida, regresé para des preparar el caballo. Cuando fui a darle una ducha fría para que se recuperara bien el potro. Cerré el grifo para luego secar el caballo. Esas manos de mujer me cogieron bruscamente por detrás, amarrando su cuerpo al mío.
─ Más te vale que ESTO. –gemí, su mano presionó bruscamente en mi sexo–. No lo haya tocado.
─ No… -respondí débilmente–. No lo ha hecho…
Eso pareció calmarla y aún con más brusquedad se metió dentro de mis pantalones, sus pechos enganchados a mi espalda y su mano en mi entrepierna. Quería volverme loca pero ni a eso me estaba dando tiempo.
─ Más vale que esto no sea por él… -comentó cabreada al sentir mi humedad en sus dedos.
Eso pareció cabrearla de nuevo, su respiración sonaba fuerte y entrecortada. No parecía ella. Y aun con más fuerza y brusquedad me embistió de golpe. Un jadeó exageradamente fuerte salió de mi garganta. Se retiraba y entraba en mí muy lentamente con dos dedos. Sólo que lo hacía fuerte, parecía querer apretarme por dentro de tal manera de hacerme daño. Pero al contrario, eso me estaba volviendo loca, sentía como mi cuerpo me abandonaba, como el ser primitivo que todos llevamos dentro de apoderaba de mí. Mi cuerpo estaba demasiado excitado, por lo que duré demasiado poco en cuando ella empezó a hacer vibrar su mano dentro de mí. Su mano presionando el clítoris y sus dedos dentro de mí, todo a la vez empezó a vibrar, hacía movimientos bruscos. Su otra mano fue a mi boca. Mordía sus dedos mientras me acariciaba la boca por dentro. Su otra mano intensificó la brusquedad. Todo ese día era brusco, inhumano, recordando al ser de las cavernas que todos tenemos dentro. Gemía sin ninguna vergüenza, me daba igual si mis gemidos llegaban hasta el restaurante. Mordía con más fuerza su mano mientras mi garganta se contraía produciendo gemidos que no podía controlar. Sentí como nunca antes como mi orgasmo me arrasaba lentamente, como poco a poco, muy lentamente salían mis fluidos, primero cubriendo sus dedos. La vibración de ella hacía que siguieran saliendo sin parar. Agarré con fuerza su mano, esa vibración acabaría conmigo. Presione con fuerza mi mano contra la suya para que mi último fluido pudiera salir. Me dolía la parte de abajo donde está la lengua, debido a sus dedos clavándose en mi boca mientras los había mordido. Trataba de respirar con tranquilidad, quería relajar mi cuerpo que estaba alterado sin poder dejar de temblar. Mi barriga era incapaz de dejar de tener espasmos. Mientras ella se separó de mí y con toda la naturalidad, como si nada hubiera pasado.
─ Te espero en el bar. –dijo contenta mientras me guiñaba un ojo.