Motivación en el trabajo 11

Allí jadeaba ya sin pausa. No sabía como le daba tiempo a respirar. Sentí el último espasmo de su sexo en mis dedos y entonces la oí.

Sentía como si el corazón se me hubiera parado por culpa de aguantar la respiración, como si todo mi cuerpo volviera a funcionar, la sangre volviera a fluir por mis venas, poco a poco mis pulmones iban llenandose el oxígeno que me había faltado. Estaba tan sumergida en mi que escuchaba a Judith a lo lejos riendose de mí, a pesar de tenerla cerca.

  • Ha sido culpa tuya. -comentó sin dejar de reir.

  • Lo sé. Pero esque estaba haciendo demasiado ruido... -comenté en tono protesta.

  • No hace falta que lo digas...

Traté de recuperarme lo más rápido posible, esta niña era peor que montar todos los potros del mundo. No tenía ni fuerzas para devolverle el 'favor'. Pero después de como la había dejado, era lo mínimo que podía hacer. Con el dedo índice le hice señas para que se acercara a mí. No conseguía subir a la colchoneta, cada vez que iba a pasar la pierna una ola la alejaba.

  • ¿Tienes pensado ayudarme? -dijo poniendo cara de cachorro.

  • Jajajaja, vale vale ya te ayudo. -y me acerqué a ella para darle la mano.

Subió aun con dificultad pero lo consiguió. Hice que se tumbara como al principio, ella en medio de la colchoneta. Gateé desde sus pies hasta ponerme encima de ella. La tenía entre mis piernas, y eso me excitaba, pero todavía me reía de ella. Me miraba con vergüenza, tenía las mejillas sonrojadas por culpa del sol, eso hacia que sus ojos se vieran aun mas verdes. Tan solo verle los ojos esos con tanta sensualidad se me escapó un suspiro entrecortado. Y sin esperar más empecé a besarla. Lentamente como se que le gusta... no podía resistirme a succionarle el labio inferior, al soltarlo un leve gemido de dolor se le escapó, entonces volví a cogerlo y lo mordí suavemente. Luego hice lo mismo con su lengua, empecé a succionarla, ese contacto de su lengua dentro de la mía con mis labios cogiendola me volvía loca. Empezó a removerse a la espera de que hiciera algo más, la colchoneta ya se movía suficiente por culpa de las olas como para que ella empezara a agitarse y se moviera aun más. La colchoneta nos proporcionaba muy poca intimidad, los laterales no cubrian mucho, pero a esas alturas me daba igual, si alguien nos estuviera viendo sabia perfectamente lo que estábamos haciendo. Sin moverme del sitio y como pude fui a su pecho. Esos grandes senos, con esos pezones exageradamente grandes. Tenía la tira de arriba del bikini quitada, ya que yo se la quité antes de empezar.

Ese día no se porqué tenía demasiadas ganas de morder. Le mordí bastante brusco el seno, sin morder el pezón ya que estaba dentro de mi boca. Quedó la marca de mis dientes alrededor del pezón. Seguí haciendole mordiscos, solo que cada vez más pequeños hasta llegar justo a morderle el pezón. Allí tuvo una combulsión que de poco no me tira al agua. Subí de nuevo a su boca y con mi mano derecha emprendí camino por en medio de sus senos hacia abajo, justo por en medio de las dos, sumergí mi mano braguitas sin llegar a rozarla. Posé mi dedo corazón justo en su entrada, presioné y tracé una linea desde allí hasta el clitoris. Al empezar a llegar al clitoris ella empezó a arquear su espalda, entonces presioné aun mas fuerte. Vi como presionaba la mandibula ahogando un gemido. El calor empezaba a darnos a las dos, por lo que ella estaba sudando completamente. Al menos ella conseguía silenciar sus gemidos al contrario que yo. Quise comprobar si aguantaria en silencio hasta el final, por lo que posé dos dedos más en el clitoris, empecé a trazar circulos grandes. Allí ella empezó a morderse el labio demasiado fuerte, podía ver como palidecía el labio inferior debido a la presión. Noté como sutilmente aceleraba el ritmo de sus caderas pidiendome más. Tracé circulos más pequeños y con más presión. Allí jadeó, pero aun resistia sus gemidos. Me excitaba aun mas verla reprimiendose, porque significaba que cuando se le escapaba uno era de los fuertes e irresistibles.

  • Meteme los dedos... -dijo jadeando-. Rápido... por favor...

No tardé ni un segundo en hacer lo que me pedía, los dedos que tenía en el clitoris, el índice, corazón y anular los bajé lentamente hasta su entrada. No se si estaba más mojada el agua o ella... La penetré primero con el índice, proseguí rápidamente con el corazón y luego el anular. Con un espasmo combulsionó ella y aprisiono más fuerte que nunca mis dedos, puse el pulgar en el clitoris e hice los circulos pequeños. Empezó de nuevo lentamente a aprisionar mis dedos. Allí jadeaba ya sin pausa. No sabía como le daba tiempo a respirar. Sentí el último espasmo de su sexo en mis dedos y entonces la oí. Era un gemido extraño y prolongado. Pues no había abierto la boca para gemir. Terminó mordiendose el labio de nuevo y me miró a los ojos. Esa mirada de cuando acabas de tener un orgasmo... me estremeció. Ahora si que tenía la cara roja. Yo estaba sonriendo, pues había logrado que no pudiera contener el orgasmo.

Me tumbé a su lado, por lo que el inflable se tambaleó. Miré alrededor.

  • ¡Joder! -exclamé sin pensar.

  • ¿Qué pasa? -dijo asustada.

  • Nos emos alejado muchísimo...

Giramos a ver la playa y estabamos muy lejos. Nos pusimos rápido los bikinis y empezamos a nadar hacia la orilla con la colchoneta. Llegamos rápido porque íbamos medio subidas a la colchoneta remando con los pies.

JUDITH

Al llegar a casa ese día estaba rebentada. Habíamos tenido un día diferente, como de vacaciones en las que parece que te hayas ido a la otra parte del mundo y haces todas las locuras posibles. Sentía diferente nuestra relación después de eso.

Pero al contrario, cada vez nos fuimos enfriando más. Pasaban los días y ella cada vez estaba más rara. Estaba inquieta, siempre mirando el telefono y con prisas por llegar a su casa. Yo no la agoviaba y la dejaba tranquila. Una tarde de viernes al terminar las clases y recoger material yo me dirige al restaurante. Desde dentro veías la entrada de la hípica, desde fuera no veías quien había dentro del bar por lo que podía espiar perfectamente. Lara se dirijo al párquing de la entrada, se iba sin despedirse... Desde aquel día en la playa no lo habíamos vuelto a hacer, los días siguientes aveces nos dábamos un beso ya algun roce pequeño pero sin ir a más. Habían pasado varias semanas, pero ese día la veía diferente. Más radiante, a comparación de esas semanas que había estado triste.

Desde el bar vi a un hombre moreno bajar de un coche. Me tensé al no saber quien era.

  • Mira... el novio. -dijo Oscar mirando a ver donde miraba yo-. Hacía tiempo no lo veía.

Fruncí el ceño sin darme cuenta. Estaba cabreada. Pero todo cabreo era poco hasta que vi como se dieron un buen beso... De no ser porque era ella hasta podría decirse que excitaba a cualquiera como se besaron. Luego se fue sin más con él.

Tantas cosas pasaron por mi cabeza esa noche, me removía en la cama sin parar. En alguna ocasión pensé que podría haber vuelto con el, pero lo descartaba rápido. Por eso estaba triste... lo hechaba de menos... realmente lo ama a él.

Pasaron más días, ahora era yo la triste, en cambio ella seguía algo triste pero se la notaba en parte alegre cuando se iba a casa o recibia una llamada. A mi no me había dicho nada de que habían vuelto... Cada vez me la cruzaba menos, ni la miraba a la cara. Le decía lo necesario sobre tema clases o potros. Llegó otro viernes, se había duchado en la hípica e iba arregladísima. Se la veía hermosa. Se me inundaron un poco los ojos de lágrimas al deducir con quien iria a un sitio tan elegante... Se había rizado un poco la parte de alante del cabello, la ralla interior de los ojos le hacia una mirada mas sensual con esos ojos azules zafiro, o como yo le llamo Husky. Llevaba un vestido de tela fina ceñido al cuerpo de color magenta, le faltaba un palmo para llegar hasta la rodilla. Luego llevaba unos tacones negros que le estilizaban aun mas la figura. Me fui al bar antes de seguir observándola más. Pedí un cubata a Oscar y disfruté un poco de la música que pusieron para bailar. Gracias a la borrachera que cogí me pude dormir, si no me habría pasado la noche pensando en ella. Al día siguiente por la mañana llegué muy pronto a pesar de ir con resaca y haber dormido poco. Estaba tomandome un café en el bar cuando llegó. Aunque no llegó sola, pero el novio se quedó en el coche y ella vino hacia nosotros. Yo me hice la loca como que no había visto nada. Ella al verme se puso exageradamente nerviosa. Para colmo a los pocos minutos entró el famoso novio... por fin lo veía de cerca. No era muy guapo la verdad, era el típico hombre que no es feo pero tampoco guapo. Tenía ojos bastante oscuros y el pelo bastante más corto de lo habitual en un hombre. El estaba completamente feliz. Vi que hablaban ella y el pero no escuchaba nada, hablaban flojo y muy cerca. De reojo me miraba a veces Lara para ver mis reacciones. Pero no fue hasta que se me paró el corazón cuando reaccioné. Fue cuando vi que el se despedía de ella. Obviamente ella no se había dejado besar en la boca, lo disimuló bien. Lo que me mató fue cuando el le cogió la mano y la beso justo... donde el día anterior no había nada y ahora estaba ocupado. ¡Llevaba un ANILLO! Se habían comprometido. Se casaría con él...