Motivación en el trabajo 10

Me embistió con tres dedos, quizá fueron cuatro. Pero en vez de empezar a embestirme con fuerza, empezó a mover los dedos dentro de mi.

Disculpen el retraso, tuve mucha faena y problemas con el ordenador.

Esta parte va escrita por Lara.

Me quedé allí unos segundos, tratando de volver a mí misma. Estaba apoyada en una de la pared de las duchas mientras ob

servaba

al potro que me miraba con cara de hambre, porque ya habían servido la comida en las cuadras. Tomé fuerzas y me enderecé, lo llevé a su sitio, recogí el material y me fui al restaurante.

-

Que cara de cansada que traes... -dijo Oscar al verme.

  • Sí... bueno... -murmuré, estaba cansada por culpa de Lara.

Comimos con rapidez, al menos yo estaba hambrienta. Llegó la tarde y como Ricardo no me dijo nada eso significaba que hoy no llegaría, así que dormi

mos

allí. Las dos estábamos algo ausentes por la noche, apenas pasó nada entre nosotras. Al día siguiente más de lo mismo, no estábamos enfadadas pero tampoco nos sentíamos muy a gusto juntas. Era como que en el ambiente se respiraba tensión, tendríamos que hablar en

algún

momento de su novio...

Llegó Ricardo por la tarde, al terminar cada una se fue a su casa. El fin de semana estuvo bien, salimos por la noche el sábado y desconectamos mucho

ya que no fuimos juntas. Una relación tan intensa en la que te ves cada día, trabajas y vives es complicado. Prácticamente era como si viviéramos juntas, cada vez que nos quedábamos en la hípica.

El domingo al terminar las clases, ya era pasado mediodía.

  • ¿Qué

tal han ido tus clases? -dijo Lara a mis espaldas.

  • Bien, bastante bien. -respondí distraída mientras me daba la vuelta.

  • Hoy hace muy buen día... -decía mientras no apartaba ni un segundo su mirada

en mí.

  • Demasiado incluso... -dije sofocada.

  • ¿Mañana podríamos ir a la playa no?

  • Mmm

... -lo medité un poco-. Vale, así me despejo un poco de todo.

Concretamos la playa, ya que allí había varias a donde podíamos ir. Me costó bastante coger el sueño esa noche, me sentía sola en casa. Eso me hacía pensar que ella no lo estaba, que debería estar con su perfecto hombre, vete a saber haciendo que.

LARA

Esa noche me la pasé pensando en Judith. Toda ella sabía alterarme el cuerpo, mi respiración me fallaba cada vez que la veía. Y lo que es peor, quería tirármela cada vez que la veía, fuera donde fuera. Me dormí en el sofá, normalmente duerme Pablo ahora que lo hemos dejado, pero me sentía más cómoda durmiendo allí, así pensaba con claridad en Judith, sus brazos y sus manos pequeñitas que tenían un don para acariciarme.

Me desperté con energía, deseaba verla. Imaginaba que pasaríamos un gran día el la playa. Me sentía nerviosa, como una niña pequeña. Y yo ya tengo una edad para estas tonterías.

  • Buenos días

. -dijo Pablo mientras se acercaba a darme un beso.

  • Buenos días. -murmuré con pocas ganas, estaba tensa al ver que el se había acercado.

Se lo veía contento, es más lo veía con ganas de sexo. A pesar de haber roto no me extrañaría que lo intentara. Su beso en mi mejilla fue más... pasional de lo normal. Mientras me lo daba me agarró fuerte por la cintura acercándome más a él. Lo sentí... sentí ese miembro que en otras ocasiones me había vuelto loca, se lo notaba bien erecto. Eso a la vez me excitó y me produjo asco. Lo aparté con delicadeza, no quería que se alarmara y empezáramos una discusión.

Desayuné y me dirige a la playa, que Judith ya estaba allí. Le contesté por el mensaje que llegaría en nada. Había cogido un flotador hinchable alargado que es como una cama de matrimonio. Al aparcar el coche, tuve suerte porque había un sitio libre delante de la playa. Al ser lunes la gente trabajaba y no había mucho movimiento. Judith se acercó a mi al ver el coche.

Se había puesto un vestidito azul corto playero

, le remarcaba mucho su cintura. Al ser tan estrechita le hacía un tipo de escándalo. El pecho, no era muy escotado, podías ver sutilmente la línea en medio de sus pechos. Me dieron ganas de meter allí la lengua... Limpié mis pervertidos pensamientos y salí del coche. Al acercase a darme dos besos, hice con ella lo que Pablo me hizo esa mañana. La presioné contra mí, sintiendo su pierna en mi zona íntima, y yo haciendo lo mismo con ella. Eso si que me excito a mas no poder. Menos mal que íbamos al agua, porque si no se me vería demasiado mojada en alguna zona...

Se rio

de mi al ver el flotador.

  • Yo he traído gafas de bucear para las dos. -dijo muy alegre.

La sonrisa de esta niña me volvía loca, su labio de abajo era gordito y carnoso, el de arriba era bastante finito pero detallado a la perfección. Si te fijabas bien tenía una peca que apenas se veía si no te acercabas y la buscabas era muy pequeña y de poco color, pero la hacía muy particular.

Llevaba

las gafas de sol, por lo que podía observarla sin que se diera cuenta.

Me encantaba... se pon

ía nerviosa al no verme los ojos, se removía y trataba de no mirarme. Echaba en falta que me observara con esa mirada... sus ojos eran de los mas curiosos que he visto, la forma del ojo la hacía terriblemente sensual y el color era entre castaño y verdoso, tirando mas a verde. Pero realmente lo que te dejaba sin aliento era como te miraba, con ojos penetrantes, como si vieran lo que hay dentro de mí.

Nos metimos en la playa, yo llevaba un pareo, por lo que nada mas deshacer el nudo y ya solo llevaba el

bikini azul.

Ella después de poner la toalla se quitó lentamente el vestido, como si estuviera haciendo un striptease a alguien. Tenía sensualidad en todos sus movimientos. Tuve que contenerme mucho, llevaba el bikini azul como el vestido. La tenía de espaldas a mí, por la parte de atrás era un poco tanga. Me desquiciaba, pensé que no debería haberla invitado a la playa. Sería una gran tortura para mí.

Nos tumbamos en las toallas, me quité las gafas para que no me quedara marca. Ella se puso boca arriba, en cambio yo boca abajo. Así la observaba con facilidad. Miré a otro lado a ver si había mucha gente y cuando gire de nuevo la cabeza hacia ella mi corazón se paró. No pude más que tener un exagerado suspiro. Se esta

ba deshaciendo la parte de arriba del bikini. Lo hacía lentamente, cada paso que daba me tensaba y excitaba toda yo. Cuando finalmente arqueó un poco la espalda y tiró del bikini. Presioné mis labios entre ellos. No sabía que hacer, así si que no podría estar todo el día. Cuando me pidió que le pusiera crema ya fue la gota que tiró el vaso. Me senté ahorcajadas sobre ella. Puse crema en mis manos y se la esparcí por todo el cuerpo, primero cuello, hombros, brazos, pechos. Al pecho no le puse mucha. Luego bajé un poco de su cuerpo y le puse en la barriga y piernas. Ella hizo lo mismo conmigo, que manos tenía. Eran perfectas para masajes relajantes. Al rato así no podía más, la calor del sol, la excitación que traía desde la mañana y con ella así me daría algo.

  • Tengo mucha calor. -comenté mientras me levantaba-. Me voy al agua.

  • Espera que te acompaño. -dijo poniéndose el bikini.

Menos mal que se lo puso, me llega a seguir sin él y la violo en la orilla. Vi como cogía las gafas de bucear. Nos metimos en el agua y yo empecé a bucear primero, a ver si así me desconcentraba de ella más rápido.

Cuando estaba buceando me la encontré de cara. Mi airé explotó de mi boca y salió de mi formando una estampida de burbujas. Tuve que salir a coger aire. Aún me reía, me causó demasiada gracia verla así con las gafas,

ya que cuando me la encontré puso la boca en forma de pez y se puso

bizca

.

Buceamos lo que me pareció que debió ser una hora y media o así. Jugábamos a perseguirnos, hacer carreras y pasar por debajo de las olas.

  • Trae dame las gafas, vamos a por el flotador.

Le cogí las gafas y las dejé en la toalla, luego cogí el flotador. Lo llevé hasta ella. Se subió en plan

T

itanic

, mientras me observaba desde arriba. Me cogió las manos imitando la película.

  • Me temo que la historia no terminará así.  -le guiñé un ojo.

Luego volqué el flotador y cayó al agua.

  • ¡Que mala eres! -dijo en broma.

  • Puedo ser aun peor. -susurré acercándome a ella.

Ella estaba de espaldas al flotador, pero tenía un brazo apoyado en él para que no se escapara. La cogí fuerte contra mí, ese beso tan húmedo y salado del agua me terminó de

encender. La subí al flotador y luego me subí yo. Nos pusimos en la parte del medio, yo encima de ella. Los lados del flotador estaban levantados, por lo que nos garantizaban un poco de intimidad, aunque muy poca. La besaba con fuerza, quería calmarme pero el ansia acumulada y el deseo no me lo permitían. Luchaba contra mí pero con eso solo conseguía prender más fuerte mi llama. Le mordí fuerte el labio de abajo. Gimió y con sus piernas rodeándome me clavó los tob

illos acercándome más a ella. El movimiento de las olas nos movía sutilmente, provocando un suave roce en nuestras zonas... no lo soportaba más. Le deshice la parte de arriba del bikini, solo el nudo del cuello, el otro no. Lo r

etire para abajo y dejé libres sus pechos.

Eran un poco más grandes que los míos, eso hacía que quisiera tocarlos constantemente. Como ya había previsto fui lista en no poner mucha crema en ellos, porque si no ahora quedaría un poco. Sin más lo succioné, tuvo una especie de convulsión que me hizo pensar que volcaríamos.

  • No puedo... -dije apartándome de ella.

Su cara se transformó en fastidio, no quería que la dejara así. Yo tampoco quería pero estaba tan excitada que no podía continuar encendiéndola a ella. Antes necesitaba apagarme un poco a mí. Me miraba confundida deseando que

continu

ara

.

  • Estoy demasiado... -comenté dando a entender lo siguiente.

Ella lo captó de inmediato. Se sentó y bajo al agua. Se va...

Pero para mi sorpresa se puso a mis pies, tiró de mi hasta quedar mis pies al agua hasta mis rodillas. Entendí lo que iba a hacer. Necesitaba rapidez, ya que al mínimo roce ya me abandonaría. Me observaba con esos ojos... me encantaba correrme bajo esa mirada intensa. Vi que llevaba su mano a la boca, succionó con ganas sus dedos. Gemí tan solo imaginarme que me haría con ellos

. Ella sonrió.

c El resto no lo movía, solo lo que tenía dentro. Movía mi cadera a la espera de velocidad, cuando venían olas producían un pequeño movimiento en su mano que me desquiciaba. La manera en que me tocaba por dentro... no tenía palabras. Se acercaba lentamente y arrasadoramente mi orgasmo. Sin esperar más empezó a lamer desde donde estaban sus dedos hasta mi clítoris. Gemía como una loca. No quería que nadie nos oyera pero no podía controlarlo. Por ello contuve la respiración. Empezó la vibración en mis piernas, luego mi barriga empezó a temblar también. Toda yo convulsionaba, finalmente me quedé petrificada con los músculos marcados en las piernas por la tensión. Tenía la sangre en la cabeza, me explotarían las venas de la cabeza.

Y por fin... respiré.